Comentario de texto el regimen de la restauracion

Tema  7

La restauración  del inicio  a la crisis  de 1898

1._ Los hechos políticos (1875-1898)

El 29  de diciembre  de 1874  el general Martínez Campos encabezo un alzamiento  en Sagunto  y proclamo  rey  a Alfonso  XII,  y el general Serrano , presidente del gobierno fue  desautorizado  y se exilió.

Al día  siguiente  del golpe, se formó en Madrid  un gobierno provisional  presidido  por Cánovas del Castillo. Este  ya gozaba de la confianza  de Alfonso XII, a quien  había  ayudado redactar  el Manifiesto  de Sandhurst  en el que se exponían  los principios del futuro  régimen de restauración .

El 9 de  enero de 1875  el joven rey  entró en España. La dinastía  bubónica  acababa  de ser restaurada. Los ejes  políticos  esenciales  que marcan  la primera  fase  de la restauración  son el fin  de la guerra carlista, el establecimiento de bipartidismo, la alternancia en el poder  y la política exterior

  • El final  de la guerra  carlista

La primera acción política  del nuevo rey  fue desplazarse  al norte  de  la Península  para dirigir  la guerra  contra los que habían  empezado 3 años  antes. La llamada  Tercera Guerra Carlista (1872-187), se desarrolló  en Cataluña, País Vasco y Navarra.

Durante la contienda , don C arlos  llegó  a establece r un gobierno  estable en Estella y dispuso de  poderes contingentes  que le proporcionaron algunas victorias  como las de  Montejurra,  Abárzuza, y Lácar, aunque  fracasó  en los intentos  de ocupación  de grandes ciudades como Bilbao y Pamplona.

Mientras Alfonso XII  se dirigía hasta la zona  del conflicto, ofreció  una amplia  amnistía. Uno  de los antiguos  líderes  del carlismo, el general  Cabrera  aceptó la amnistía y también  dirigió un manifiesto  a las tropas carlista, en el que invitaban aponer fin  a una guerra

Alfonso  XII correspondió al gesto de cabera  reconociéndole todos  los títulos, pero  el conflicto   no se resolvió hasta marzo de 1876, fecha en el que Carlos VII, paso con sus tropas  a Francia.

Los carlistas ya no volvieron a levantarse  en armas, aunque su pensamiento se mantuvo vivo. A partir  de su derrota militar, los  carlistas comenzaron a participar  en la vida política  y se situaron en la extrema derecha del arco parlamentario.

En Cataluña  finalizada la guerra, evolucionaron  hacia posturas autonomistas  defendidas de una manera militante. Los elementos  del ideario  carlista  y uniformitas  de los gobiernos liberales, y la defensa  de los fueros, esta ideario  también  se mantuvo vivo  en  el País vasco y en Navarra.

Cánovas  aprovechó   el fin de la guerra  para derogar  aspectos esenciales de los fueros  vasconavarros,   aumentando  la intervención  del Estado en la administración del País Vasco  y de Navarra, y se estableció el servicio militar obligatorio y los  gastos   de la hacienda  estatal  llamado Concierto Estatal

  • El bipartidismo

Cánovas  del castillo  impulsó  un régimen  bipartidista  inspirado  en el modelo inglés, con el fin de acabar con las tensiones que había  marcado la política  del país a lo largo del siglo XIX, su intención era crear dos grandes partidos políticos que pudieran unir  diferentes criterios, siempre  y cuando  se ajustaran a la legalidad. Esto  significaba dejar fuera del sistema   a las organizaciones  políticas que  no aceptaran la monarquía  restaurada  y la dinastía borbónica. Los  partidos que  dominaron  la escena política  durante la restauración  fueron el Conservador  y  el Liberal,  que representaban respectivamente a la derecha  y a la izquierda dentro  del pensamiento liberal.

Cánovas lideró  el Partido Liberal    Conservador, conocido como Partido Conservador  que estaba formado por personas  procedentes del antiguo Partido Moderado, de la Unión Liberal y de un sector  del Partido Progresista. El Partido Conservador  también obtuvo pronto la adhesión  del episcopado y de buena parte  del catolicismo no radical  

Sagasta lideró el Partido Liberal Fusionista, llamado después Partido Liberal, en el que se integraron  sectores  demócratas radicales  y del republicanismo  moderado recibió  la influencia y el apoyo  de los profesionales liberales como de los comerciantes, los banqueros  y los militares.

 El partido  conservador  había  ganado  las elecciones y, bajo  su hegemonía  se redacto  la nueva constitución  de 1876, la vida política  del país  se baso en la alternancia  pacifica  de los dos grandes partidos.

El bipartidismo  se consolido  tras la muerte  prematura de Alfonso XII  en 1885, sin sucesión, estando la Reyna embarazada. Los  dos partidos políticos acordaron  el turno político  para garantizar   la estabilidad  del régimen. En  un supuesto  acuerdo  conocido como Pacto de El Prado.  Cánovas  demostró su  habilidad política presentando  un nuevo gobierno a su rival Sagasta. El 17 de mayo  de 1886  nacía Alfonso XIII.

  • La regencia  de María  Cristina

A la muerte de  Alfonso XII  fue designada regente  durante la minoría de edad  del futuro Alfonso XIII la esposa del rey  fallecido, María Cristina.

El primer  turno político  de la regencia  fue de signo liberal. Durante  estos cinco años, los liberales, presididos por Sagasta, desarrollaron  una intensa actividad  legislativa, que culmino con la Ley  de Jurados y especialmente con la Ley  de Sufragio  universal (1890), por la que se ampliaba el derecho  a voto  a los varones  mayores de 25 años, no por ello  aumentó  la democratización  de la política  española, ya que  las elecciones  continuaron  bajo control  de los caciques  y del Ministerio  de la Gobernación.

A partir  de 1890, el  turno de los dos grandes partidos  se realizó  por períodos cortos.  

1.4. La política  exterior

 El  reconocimiento  que las potencias   extranjeras  y el conservador  papa Pío IX  dieron  al nuevo  régimen  y a la monarquía  los legitimó ante los sectores  católicos españoles.

Otro éxito fue  la pacificación  de cuba,  poco después de que  en España  estallara la Revolución de  1868, había comenzado una guerra   de liberación  que había empezado  con el llamado grito de Yara. El general Martínez  Campos  fue enviado  a la colonia  caribeña con el encargo  de combatir  a los rebeldes  y  de negociar  un acuerdo  con ellos. El 12  de febrero  de 1868  se firmó la Paz  de Zanjón, en virtud de la cual  se concedía  a los cubanos  los mismos  derechos que los  españoles  con lo que llego la tranquilidad a la isla.

  • El  Sistema  político: la teoría  y la práctica

La restauración  consolidó el ciclo  de la Revolución Liberal, con la aprobación  progresista  de una serie  de leyes  que se habían propuesto por primera vez  el Sexenio durante  la Restauración  fue posible la planificación   de los diversos sectores  dirigentes  de la sociedad, se llego al pacto con la iglesia y, por primera vez  en el siglo XIX, el Ejercito  se mantuvo  alejado del juego político.

  • El ideario  de Cánovas

Cánovas  fue un hombre práctico  en la política  y confiaba mas en el éxito  concreto de las ideas que en la pureza  de los planteamientos, y creyó que principios como la patria, la monarquía, la dinastía histórica, la libertad, la propiedad y el gobierno  conjunto del rey  con las cortes  eran incuestionables, por lo que  tenían que formar  parte de la constitución. En consecuencia sostenía que los sectores  que no los aceptaran  no podían tener  cabida  en el sistema. Pero, salvo  estos fundamentos, las demás cuestiones  del Estado si podían ser objeto  de debate político. Gracias  a esta actitud  el nuevo régimen  consiguió aglutinar  a la mayor parte  de la clase política.

2.2. La constitución  de 1876

A pesar  de que  los conservadores tenían mayoría cedieron con frecuencia  a las propuestas  de la oposición. El resultado  fue que, aparte  de los principios de Cánovas consideraba básicos, como la  monarquía borbónica  o la legislación conjunta del rey  con las cortes, los principales temas ideológicos en los que se oponía  los dos partidos dinásticos, conservadores y liberales, fueron  objeto de negociación.

Las divergencias más importantes  se centraron   en el concepto de soberanía, el sistema electoral, los conservadores proponían  el sufragio censitario, los liberales  defendía el sufragio universal masculino, y  la confesionalidad  del Estado.

Algunas  de estas  divergencias  se solucionaron  mediante una redacción esquemática  de los artículos  que  dejaba su concreción para leyes posteriores. De esta forma, cada gobierno  podría adoptar  la formulación  que mejor se adecuara a su ideología. Un ejemplo es el artículo 27  que hace referencia  a la elección  al Congreso  de los Diputados.

En cuanto a la religión  se llegó  a una solución  de tolerancia mutua. Por una parte, el Estado  se declaraba confesional y se obligaba  a mantener el culto  católico y por otra parte, los liberales conseguían  la libertad  de conciencia.

Muchos de los  contenidos expresados  en la constitución de 1876  ya se encontraban  en la de 1869, y  en algunos  no se introdujo ninguna modificación. las diferencias fundamentales  radicaban en el papel  y en las atribuciones  que se adjuntaban   a la monarquía y así  el rey  era el jefe  del Gobierno  con protestad  para elegir  a los ministros, y presentar  propuestas  de ley  a las cortes y además tenía derecho de veto.

2.3. La práctica: legislación y caciquismo

La restauración  supuso  el retorno  a la sociedad  liberal moderna, pero  con nuevas  formas  de conducir  la política. Se trataba de evitar  los enfrentamientos. Ello  había exigido  reconciliar   a todos los monárquicos, garantizar el sometimiento  del Ejercito  a la autoridad  civil, conseguir el acercamiento  de la iglesia, la confianza de la alta burguesía, pero esa confianza solo se conseguiría  si los gobiernos  de la restauración  garantizaban  la estabilidad. Todos los esfuerzos  del sistema canovista  había ido en esa dirección  y eso reflejó  en las medidas  legislativas, tendentes a potenciar  la estabilidad, y en el descartado control  de los resultados  electorales  que garantizó la permanencia  en el poder  de los dos partidos  que encargaban la política  de la Restauración.

 Con la Constitución  de 1876, cada gobierno pudo legislar  de acuerdo  con sus ideas, pero manteniendo  cierto respeto   hacia la obra  que había realizado anteriormente  el adversario. Los gobiernos conservadores aprobaron la  Ley Electoral  de 1878 de carácter censitario, los gobiernos  liberales legislaron  sobre la libertad  de reunión  y de expresión.

La Ley  de Prensa   es la que instauraba  los judíos  con jurado (1888), el Código Civil, la Ley  Electoral  de sufragio universal masculino (1890).

Durante  el periodo de la restauración, independientemente  del tipo  de sufragio, las elecciones  nuca fueron  transparentes. El mecanismo  político  era siempre el mismo: si  un presidente del gobierno  se veía  obligado  a dimitir,  el rey encargaba la formación de un nuevo  Gobierno  al líder  de la oposición, quien disolvía las Cortes y convocaba  unas elecciones  que siempre  ganaba  por mayoría  absoluta, ya que  las  organizaba desde el Ministerio de la Gobernación con la  colaboración de los alcaldes, los gobernadores civiles y los caciques  de los pueblos  y de las ciudades.

La España  oficial  se divorciaba cada vez  más  de la España real y el sistema se desprestigió por la práctica  del falseamiento  electoral  y del caciquismo. Este  fue el instrumento  que permitió   a la clase política estrechar las relaciones  con los grupos  sociales y económicos  dominantes y dominar el  sistema político. El turno  en el poder  entre liberales  y conservadores  aseguró  una tranquila continuidad   de la restauración  a pesar  de la violación  sistemática del sistema electoral y la decadencia del republicanismo  después  de la frustrante  experiencia  de la primera Republica que lo empujaron a la marginación política. El cambio  del partido  político en el Gobierno  implicaba el cese  de gran número  de funcionarios adeptos  al Gobierno saliente  que se convertía en los llamados  cesantes

  • Los  nacionales periféricos

El liberalismo  español del siglo XIX  se había  basado en una  idea  centralista del Estado  y de la nación. Incluso  entre los  demócratas  y republicanos  predominaba  el sentido centralista, sin embargo, los carlistas propugnaban una idea de España  como unión  de territorios  manteniendo sus fueros  y los federales  dentro del republicanismo, tenía  una idea de España  como unión  de estados libremente  asociados. El sistema  de la restauración  consagro el  centralismo.

 En esta situación, movimientos de recuperación  cultural  y lingüística  adquirieron poco a poco  tintes políticos. Surgieron así, los regionalismos  como movimientos que reclamaban  formas de autogobierno   en los territorios  con lengua propia y  señas  de identidad  y tradiciones peculiares  y arraigadas. País Vasco, Cataluña  y Galicia su base social fue  la pequeña burguesía, el campesinado  y sectores  del clero.

3.1. El regionalismo    y el nacionalismo Catalán

Ya desde 1830  fue surgiendo un movimiento  cultural: la Renaixença, que  abarcaba   diferentes  campos   de la actividad  intelectual. En torno a este   movimiento  se fueron  concitando apareciendo  aspiraciones sociales muy diversas. Estas aspiraciones  fueron conocidas  regionales como el regionalismo, nacionalismo o catalanismo.

 El carlismo  y el federalismo  también están  en los  orígenes del catalismo. Los carlistas  aspiraban  a la recuperación  de instituciones  tradicionales. Los  federales  fueron mayoritarios  en las elecciones  de 1869.

 Tras  la caída de la República, en 1874, y la derrota  del carlismo  en 1876 se desarrollo  un regionalismo  prenacionalista de Valentí Almirall.

    Almirall  fue el creador   del catalanismo  moderno, de orientación federalista, para  superar  y unificar  las distintas posiciones  de la burguesía, defendía  el respeto  y el fomento  de las  costumbres tradicionales  de las comarcas forales  frente a  la división  artificial  en provincias, para que Cataluña  recobrara  su personalidad  fundó  en 1882 el centre  de Catalá, organización  patriótica  que estuviera  por encima  de los partidos  y que  uniera   a la burguesía  federal  con la conservadora.

 En 1887, los conservadores   fundaron  la Liga de Catalunya  y, con motivo  de los Juegos Florales  en la Exposición  Universal de Barcelona presentaron a la reina  regente, María Cristina  u programa regionalista  que mantenía  al mismo tiempo  la fidelidad  a la monarquía y  la búsqueda de una amplia autonomía.

En 1891, el Centre  y la liga, gracias a  las gestiones  de Prat de la Riba, se fundaron  en la Unión  Catalanista. En su primera asamblea   de 1892  se redactaron  las Bases  de Manresa  para la constitución  regional  catalana.

3.2. Los inicios del nacionalismo Vasco

Surgió  a partir  de la defensa  de los  fueros  y sus bases eran, sobre  todo el clero, el campesinado y la pequeña burguesía. La abolición  de los fueros  en 1876  genero una sensación de derrota  y de idealización  del pasado, que llevo  a mantener  como reivindicación  la recuperación  integra de los fueros. Los perdedores  de la guerra soñaban  con un País  Vasco agrario , contrario al fenómeno urbano  y su industria, para quienes  la defensa de los fueros  totales  equivalía  a defender  la esencia  de lo vasco. Sus enemigos  eran el gobierno  liberal  español  y la inmigración.

 El propulsar Sabino Arana  recogió y reformuló estas ideas   que flotaban  en la sociedad: para  un pueblo diferente  (de raza  y,  sobre todo  de  lenguas distintas)

Recuperar los fueros  totales era recuperar la plena soberanía  lo cual significaba independencia. El  lema  era Dios  y Ley Vieja. Este primer nacionalismo  es pues tradicionalista  e integrista católico, y contrario a la industrialización, al liberalismo, al socialismo y a España.

 El 31  de julio  de 1895  se fundó  el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con una  declaración  antiespañola. Pero  el partido  no evolucionó  mientras  se  apoyó solamente  en la pequeña burguesía  bilbaína. Con  el ingreso  del naviero  De la Sota  en 1898, el PNV  amplio sus bases  hacia una  burguesía  más moderna e industrial.

Apareció, entonces  la tensión interna entre  los defensores de la independencia  y los que buscaban, como objetivo más viable, la autonomía  dentro del Estado  Español.

 Estos últimos  con dinero  se impusieron  en el control  del PNV  y se  acomodaron a  una  estrategia autonomista, A partir  de entonces  el PNV   comenzó   tener ciertos éxitos  en las elecciones  municipales y de este modo   se configuraron  dentro del PNV  dos tendencias  que  se mantendrían  en el futuro: la de una dirección reivindicativa  ante el gobierno  central  y la de unas bases  independentistas  que apoyaban  la política  moderada  de su dirección, pero   cultivaban la aspiración final  a la  soberanía   y a la independencia.

3.3. Otras  expresiones nacionalistas

En Galicia, las bases  del nacionalismo  se encuentran  en el resurgimiento  de la lengua  literaria. Escritores  como Rosalía de Castro y Manuel  Murguía.

En 1889, Brañas publicó El regionalismo, como primera  teorización  sobre el problema. En 1890  se creó  finalmente  el embrión  político  del galleguismo  en la Liga Regionalista Gallega. Sin embargo   este movimiento  tuvo un lento desarrollo.

 En otros  territorios, como Andalucía y en Valencia, surgieron  también  corrientes  poco  organizadas y de escasa  presencia  política.

TEMA 9 

La restauración. Crisis  política y social (1898-1931)

1. El desastre  de 1898 y la crisis  de la Restauración

El problema de la restauración intentó   resolver los problemas de España llevando a cabo  lo que se denomina  la revolución desde arriba. Pero  este proyecto  fracaso  porque los sectores   representados en el poder  no quisieron   renunciar a los privilegios políticos  ni admitieron ninguna reforma  fiscal.

E l fracaso  político  de la  restauración  se puede dividir  en cuatro grandes   etapas  de 1902  a 1907 (crisis del poder  civil  y el auge del militarismo), 1907-1912(crisis del llamado pacto  de El Pardo ),1912-1918( la gran crisis del 917) y, de1918 a 1923(descomposición  del sistema y golpe  de Estado de Primo de Rivera).

  • Los problemas  de España

Al inicio del siglo XX, España presentaba cuatro grandes problemas.  En primer lugar, el retraso  económico  y cultural respecto al resto de Europa.  El injusto  reparto  de la riqueza   propiciaba  las reivindicaciones  del movimiento  obrero  y de los jornaleros  del  campo,  en una sociedad  cada vez  más radicalizada  y dividida

 En segundo lugar, la existencia  de un régimen  político  corrupto, en  el que  las instituciones  no representaban al  pueblo, ya que  las   elecciones  eran manipuladas, aunque  recibía el nombre de  democracia, la alteración  de los partidos  dinásticos  en el poder  era artificial.

El tercer problema  era la existencia  de un  ejército  herido  en su orgullo  por la derrota  en Cuba, con un  material  anticuado  y un exceso  de mandos  que lo hacían  poco operativo  

Por último, los militares  percibían  los nacionalismos periféricos  como  una amenaza  de disgregación  para su  concepto  de patria.

1.2. El impacto  del desastre

L a perdida   de las colonias  españolas  de ultramar  en 1898 no  fue  un hecho  aislado  en Europa, otros países  vivieron situaciones  similares.

Francia, por ejemplo, tuvo que  capitular ante Reino Unido  en  Fashoda. Pero, a diferencia  de la francesa, la sociedad española  vivió la perdida  de las colonias  como una catástrofe.  De  ahí  que este  hecho   se conociera como un término que no admite  matices: el desastre.

 En realidad, el fin del imperio  español  no supuso ninguna catástrofe nacional:  el régimen monárquico  continuo; los partidos dinásticos siguieron alternándose en el poder a  pesar de la aparición paulatina de nuevos partido opuestos al sistema, los republicanos, los socialistas; y las hacienda pública consiguió cierto equilibrio después de los grandes gastos que había supuesto la guerra colonial.

El impacto de los sucesos de 1898 significo el inicio de una nueva crisis paulatina del poder del estado, que se caracterizo por la división interna de los partidos y por la inestabilidad política. Entre 1901 y 1923 se produjeron en 32 cambios en la presidencia del gobierno.

Además, el sistema de la restauración tuvo que hacer frente a la oposición política e ideológica del movimiento obrero de las clases medias. Este sector social asimilo las críticas que lanzaron contra la corrupción política los intelectuales de la generación del 98, que constituyeron la base del renacimiento del movimiento republicano.

En este contexto se difundieron los valores ideológicos del regeneracionismo cuyo máximo impulsor fue Joaquín Costa. Pero el mensaje regeneracionista era ambiguo y carecía de propuestas alternativas.

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