Conceptos Clave de la Historia de España: Visigodos, Al-Ándalus y la Reconquista

I. Hispania Visigoda y Romanización

Concilio y Concilios de Toledo

Concilio: Asamblea de obispos en la Iglesia católica. En la España visigoda era el órgano de gobierno eclesiástico, que se reunía periódicamente, convocado por el rey, para legislar sobre asuntos civiles y religiosos. Participaban en él obispos y nobles del Aula Regia o del Oficio Palatino.

Concilios de Toledo: Asambleas territoriales de los obispos cristianos para tratar asuntos eclesiásticos, celebradas en Toledo, la capital del reino visigodo. Desde la época de Constantino, estas reuniones contaron con presencia del poder político. El rey era el convocante y se iniciaban con el Tomo Regio o discurso breve en el que se exponían los temas a tratar. Al final, el rey confirmaba las conclusiones. Se diferenciaban de las Cortes del reino porque en ellos solo participaban eclesiásticos y el rey, sin representación de otras fuerzas del reino. Se convocaban cuando había un asunto importante y se celebraron entre los siglos IV y VIII. Destaca el III Concilio de Toledo (589), fundamental por la conversión de Recaredo al cristianismo católico.

Romanización

Proceso de aculturación que experimentaron las diversas regiones conquistadas por Roma, mediante el cual dichos territorios incorporaron los modos de organización político-sociales, las costumbres y las formas culturales emanadas de Roma o adoptadas por ella. Las sociedades indígenas prerromanas adoptaron la cultura romana, representada por la lengua latina, la organización territorial centrada en la ciudad y la provincia, las instituciones políticas romanas, el derecho y su aplicación social, y la religión.

Como agentes fundamentales de la romanización actuaron: los ejércitos y las guarniciones asentadas en diversos puntos del territorio peninsular, la instauración del sistema administrativo y judicial romano, la recaudación de tributos, la presencia de comerciantes y administradores de bienes del Estado, y la instalación de colonos romanos. El proceso no fue homogéneo, siendo las áreas del sur peninsular y mediterráneas las primeras y más afectadas. La romanización se completó en tiempos de Augusto (siglo I d.C.), cuando la práctica totalidad de la Península se encontró integrada en el modo de vida característico del mundo romano.

Recaredo

Rey de los visigodos. Hijo de Leovigildo, le sucedió en 586 (siglo VI). Se convirtió al catolicismo para contrarrestar el poder de la aristocracia arriana y contar con el apoyo de los hispanorromanos, mayoritariamente católicos. En el año 589 convocó el III Concilio de Toledo, en el que abjuró del arrianismo, se convirtió al cristianismo y decidió devolver a la Iglesia católica parte de los bienes confiscados durante la etapa arriana. Este acto selló la unidad religiosa del reino, entre visigodos e hispanorromanos, lo que fue fundamental para la consolidación del Reino Visigodo de Hispania. Con la conversión al cristianismo se aseguró el apoyo de la poderosa aristocracia hispanorromana y de la Iglesia católica. Con Recaredo se inició una política de discriminación contra los judíos que fue endureciéndose con los monarcas siguientes.

Invasiones Bárbaras

También conocidas como invasiones germánicas, fueron desplazamientos masivos de diferentes pueblos de Asia y Europa entre los siglos III y VI d.C. que provocaron la caída del Imperio Romano de Occidente y el inicio de la Edad Media.

II. Al-Ándalus: Emirato, Califato y Taifas

Emirato de Córdoba

Tras la conquista musulmana, la Península Ibérica se convirtió en un Emirato Dependiente (716-756) del Califato Omeya de Damasco. En el año 750, la dinastía Omeya fue derrocada por los Abasíes, que trasladaron la capital a Bagdad. Abderramán I, último miembro de la dinastía Omeya, después de escapar de la persecución de los Abasíes, logró establecer su autoridad en la Península Ibérica, donde se autoproclamó emir de Córdoba, instaurando un gobierno independiente: el Emirato de Córdoba (756-929). La capital se situó en Córdoba. Durante su mandato, Abderramán I estableció un sistema político y administrativo que permitió un gobierno eficiente y una gran estabilidad. En esta etapa se produjo un auge de la cultura, desarrollo de la ciencia y tolerancia religiosa, y se impulsó la construcción de la Mezquita de Córdoba.

Taifas

Pequeños territorios en que se dividió el Califato de Córdoba entre 1031 y 1090. Los reinos de taifas gozaron de prosperidad económica y cultural; por ejemplo, en las taifas de Sevilla y Zaragoza se construyeron importantes palacios como la Aljafería. Frente al esplendor cultural, encontramos la debilidad política y militar que les impedía resistir con firmeza a los ataques cristianos, viéndose obligados a pagar tributos (parias) a los reyes cristianos a cambio de treguas. Aunque la etapa de los primeros reinos de Taifas se extiende entre 1031 y 1090, el término también se utiliza para referirse a los diferentes Estados andalusíes que se formaron tras las crisis de los imperios almorávide y almohade (segundas y terceras taifas, respectivamente). En árabe, taifa significa facción.

Abderramán III: Primer Califa de Córdoba

Primer califa de Córdoba. Se autoproclamó califa en 929, rompiendo sus lazos de dependencia religiosa con el Califato Abasí de Bagdad. Acabó con todas las sublevaciones de Al-Ándalus, como la de Omar Ibn Hafsun. Su califato marcó el inicio del predominio musulmán sobre los reinos cristianos. En el año 931 ocupó Tánger, Melilla y Ceuta, y extendió su autoridad sobre los bereberes. Su estado centralizado se apoyó en una saneada hacienda, gracias al desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio. Convirtió Córdoba en la ciudad más importante de esta parte del mundo.

III. La Reconquista y la Baja Edad Media

La Mesta (Honrado Concejo de)

Asociación de ganaderos de la Corona de Castilla, nacida en la segunda mitad del siglo XIII (fundada en 1273 por Alfonso X; perduró hasta el año 1836) para defender los intereses relacionados con la actividad del ganado ovino trashumante. Dicha institución está ligada al desarrollo de la ganadería ovina, la cual proporcionaba una materia prima fundamental para la industria textil: la lana.

El ganado se dirigía en el verano a las montañas del Norte, es decir, a los «agostaderos», y en el invierno a los pastos del Sur, los «invernaderos», desplazándose por las cañadas. En el siglo XIII ya se habían configurado cuatro grandes cañadas:

  • La Leonesa
  • La Segoviana
  • La Soriana
  • La Conquense

El conjunto del ganado trashumante constituía la cabaña real, la cual se dividía en cuadrillas, que se correspondían con las regiones de León, Segovia, Soria y Cuenca, y a cuyo frente se hallaban los alcaldes de cuadrillas. Por encima de esos oficiales se hallaban los alcaldes entregadores. Al frente de la Mesta se encontraba el alcalde entregador mayor, elegido por el rey entre los miembros de la alta nobleza. La Mesta celebraba inicialmente tres reuniones al año, aunque posteriormente se limitó a dos, una al Sur y otra al Norte del Sistema Central.

El ganado ovino se incrementó notablemente en los últimos siglos medievales, época en la que se desarrolló un importante comercio de exportación de lana hacia Flandes, que beneficiaba a la nobleza, propietaria de la mayor parte de los rebaños, y a la monarquía, pues la Corona obtenía importantes ingresos procedentes del montazgo (impuesto por el paso de montes) y de los impuestos procedentes de ese comercio de la lana. Desde finales del siglo XVI se produjo un declive de dicho comercio, y con él de la Mesta. Su desaparición definitiva tuvo lugar en el siglo XIX.

Conflicto de la Remensa

En Cataluña, se conocía como payeses de remensa a campesinos unidos por vínculos de dependencia a los señores feudales, adscritos a la tierra (no podían abandonar los mansos sin indemnizar al señor con un precio de redención o remensa), sujetos a gravámenes, prestaciones y servicios como los malos usos, lo que les convertía en verdaderos siervos.

Los conflictos de la remensa fueron dos revueltas campesinas protagonizadas por los payeses o campesinos de remensa contra todos esos abusos señoriales que comenzaron en Cataluña en 1462 y 1484, respectivamente. Primero, el rey Alfonso V apoyó sus demandas frente a la nobleza mediante la aprobación de la Sentencia Interlocutoria en 1455, donde se suprimían los malos usos, lo que agravó el conflicto al negarse los señores a renunciar a sus privilegios. Más tarde, Fernando el Católico puso fin al conflicto en 1486 con la Sentencia Arbitral de Guadalupe, que abolió definitivamente los malos usos y permitió a los campesinos conseguir su libertad a cambio del pago de una indemnización a los señores feudales. Su importancia radica en que fue uno de los primeros movimientos organizados liderados por campesinos, que debilitó el régimen señorial, afianzó el poder de la monarquía y terminó con un cruento conflicto.

Compromiso de Caspe (1412)

Martín el Humano, rey de Aragón, murió sin sucesión y sin haberla determinado en 1410. En la Corona de Aragón no existía ninguna norma escrita sobre la sucesión, que se basaba en la costumbre, dentro de la cual era determinante el testamento real. Los súbditos de la Corona resolvieron este asunto mediante una fórmula diplomática que evitó las habituales guerras fratricidas: el llamado Compromiso de Caspe. En esta localidad zaragozana se reunieron tres representantes de cada reino y entre los nueve decidieron en 1412 que el sucesor fuera Fernando de Trastámara, uno de los seis pretendientes. Optaron por la línea masculina y el grado más próximo. Fernando era sobrino del rey difunto. La solución tuvo otros elementos a tener en cuenta: el apoyo decidido del Papa Benedicto XIII y, sobre todo, el poder fáctico que representaba Fernando, que era Regente de Castilla. No obstante, además de la legitimidad, la solución se basó en el derecho y no en la guerra.

Camino de Santiago

En el año 813, un ermitaño descubrió en el Campus Stellae de Galicia una rica tumba, que se atribuyó al apóstol Santiago. En ese tiempo, el reino astur con Alfonso II (791-842) vio gran utilidad en la promoción del cristianismo, a lo que podía contribuir mucho la noticia del sepulcro de Santiago. Muy pronto la imagen del apóstol Santiago se convirtió en símbolo en la lucha contra los musulmanes, lo que daría lugar a la imagen de Santiago Matamoros, que para los más crédulos consistía en la aparición del apóstol al frente de las tropas en la Reconquista. Por otra parte, la costumbre medieval de hacer peregrinaciones como gesto de penitencia favoreció el inicio de esas peregrinaciones hacia el Campus Stellae, que enseguida se hizo famoso en toda Europa. Así nació el Camino de Santiago, una vía a la que los reyes astures y leoneses llenaron de privilegios. Fueron asentándose entonces gentes de todos los oficios a lo largo de ella y se convirtió en un centro económico y cultural para toda Europa y especialmente para la Península Ibérica. La ruta jacobea ha pervivido hasta nuestros días, adaptándose a los tiempos y convirtiéndose actualmente en una importante vía turística.

Escuela de Traductores de Toledo

Al conquistar Alfonso VI la ciudad de Toledo en 1085, se congregaron allí hombres de ciencia, cristianos, judíos y árabes, para traducir al latín obras escritas en árabe. Fue una época espléndida, caracterizada por la convivencia cultural. El gran impulsor de la escuela toledana fue Alfonso X el Sabio (1221-1284), cuyo reinado contribuyó, además, a la formación de la lengua castellana al sustituir el latín en las traducciones.

Batalla de las Navas de Tolosa

En el municipio de Las Navas de Tolosa, en Jaén, Sierra Morena, tuvo lugar el 16 de julio de 1212 una batalla en la que los cristianos derrotaron a los almohades. El avance musulmán había obligado a los cristianos a unirse y Alfonso VIII de Castilla recibió la ayuda de los reinos de Navarra y Aragón, aunque no del reino de León. Consiguieron, además, que el Papa Inocencio III impulsase la creación de un ejército de cruzados, que reunió a 70.000 hombres, mandados por el obispo de Burdeos. Pronto hubo desavenencias con los europeos, al prohibirles Alfonso que se entregasen al saqueo, y se retiraron. No obstante, los cristianos lograron derrotar a los almohades, que perdieron definitivamente su influencia en Al-Ándalus. Las tropas cristianas ya no encontraron en adelante resistencia significativa entre los musulmanes.

Alfonso VI

(1040 – 1109) Rey de León (1065-1109) y de Castilla (1072-1109). Segundo hijo de Fernando I y de su esposa Sancha. En el reparto hecho por su padre en 1063, Alfonso recibió León y las parias del reino moro de Toledo, lo que dio lugar a la hostilidad de su hermano Sancho, que había heredado Castilla y las parias de Zaragoza. Esta rivalidad originó dos encuentros bélicos: el de Llantada (1068) y el de Golpejera (1072), que acabó con el triunfo de Sancho y el destronamiento y destierro del rey leonés. La muerte de Sancho, en el cerco de Zamora, reinstauró a Alfonso en el trono de León y en el de Galicia, del que anteriormente había sido desposeído su hermano García; y, aunque con disgusto de sus nuevos vasallos, fue recibido igualmente como soberano de Castilla, después del juramento exculpatorio que prestó en Santa Gadea de Burgos. Durante el segundo período de su reinado (1072-1085) se apoderó de La Rioja, consiguió el homenaje feudal de Sancho Ramírez de Aragón y de Pamplona y emprendió la conquista de Toledo, ocupada en mayo de 1085, después de largo asedio. Sin embargo, los nuevos invasores musulmanes, los almorávides, lo derrotaron en Sagrajas, cerca de Badajoz.

Consecuencias inmediatas del desastre fueron una pérdida de la influencia que el rey castellano ejercía sobre los reinos de taifas y su reconciliación con el Cid, que se hallaba al servicio del rey moro de Zaragoza, y a quien su antiguo señor le encargó la ocupación y defensa del Levante peninsular, labor que Rodrigo Díaz llevó a cabo con gran éxito ocupando Valencia (1094). De 1086 a 1109 transcurrieron veintitrés años de fracasos de Alfonso frente a los almorávides; en Uclés (1108) perdió a Sancho, su único hijo varón, y al año siguiente, murió el monarca en Toledo. Durante su reinado penetró por el Camino de Santiago la influencia francesa, que se manifestó en la implantación de la liturgia romana y en la adopción de la letra francesa.

Fernando III el Santo

Rey de Castilla (1217-1252) y de León (1230-1252). Hijo de Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla, fue educado en la corte leonesa hasta que, al morir inesperadamente Enrique I de Castilla (1217), su tío, y al recaer en su madre, Berenguela, los derechos sucesorios, Fernando se trasladó a Castilla, donde consiguió ser reconocido como rey de Castilla, pese a la oposición inicial de su padre. A la muerte de su padre, Alfonso IX de León (1230), fue reconocido como monarca de León, con lo que se cerraban setenta y tres años de separación entre Castilla y León, que quedaron definitivamente unidas. Impulsó la Reconquista en el valle del Guadalquivir: Úbeda (1233), Chiclana (1235) y Córdoba (1236), Murcia (1243). En 1244 negoció con Jaime I de Aragón en Almizra la frontera entre los reinos de Castilla y Aragón. Tras la conquista de Arjona (1244) y de Jaén (1246) decidió atacar Sevilla, ciudad que capituló el 23 de noviembre de 1248. Repartió enormes extensiones de las tierras conquistadas entre las órdenes militares, los obispos y sus familiares, y fomentó la repoblación con gentes de las comarcas pobres del norte. Con esto facilitó la concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos. Fue canonizado en 1671.

Jaime I el Conquistador

(1208-1276) Rey de Aragón (1213-1276), de Mallorca (1229-1276) y de Valencia (1239-1276). Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier. La muerte de Pedro II en la batalla de Muret (12 de septiembre de 1213) le convirtió en rey de Aragón bajo la custodia y formación del gran maestre del Temple en el castillo de Monzón. En 1227, Jaime I inició su gobierno personal. En septiembre de 1229 emprendió la campaña de la conquista de Mallorca. Sometió como tributaria la isla de Menorca, en poder musulmán. Poco después inició la campaña de conquista del Reino de Valencia con la toma de Burriana y Peñíscola (1233). Valencia cayó en 1238. Campañas posteriores permitieron completar la conquista del Reino (Xàtiva, 1244; Biar, 1245), después de firmar con el infante Alfonso de Castilla (en nombre de su padre Fernando III de Castilla) el Tratado de Almizra (1244) para evitar futuras disputas por la Reconquista entre los reinos de Aragón y Castilla. Por este acuerdo, Valencia quedaría en manos de Aragón y Alicante y Murcia en las de Castilla. De esta manera, el Reino de Murcia, conquistado por las armas, fue entregado a Castilla (1266). Los últimos años de su reinado transcurrieron en medio de violentas rebeliones nobiliarias. Se le atribuye la inspiración y paternidad de su crónica autobiográfica, el Llibre dels Feits. Fue también el artífice de la redacción del Llibre del Consolat de Mar, el primer códice catalán de costumbres marítimas. Promovió profundas reformas monetarias, un crecimiento espectacular de las relaciones comerciales, la introducción del Derecho Común, la estructuración de las Cortes a partir de 1217 y el desarrollo de los municipios (creación del Consell de Cent de Barcelona, 1274).

IV. Los Reyes Católicos y el Inicio de la Edad Moderna

Capitulaciones de Santa Fe

Acuerdos firmados por Cristóbal Colón e Isabel I de Castilla el 17 de abril de 1492 para la expedición a las Indias. Colón recibía los cargos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas, así como el 10 por 100 de los beneficios que se obtuviesen. Las prerrogativas fueron aumentadas posteriormente y se hicieron hereditarios los títulos.

Inquisición o Tribunal del Santo Oficio

Tribunal eclesiástico creado por el papado en el siglo XIII con la finalidad de combatir cualquier herejía o disidencia doctrinal. En España, este organismo eclesiástico fue creado el 1 de noviembre de 1478, cuando el papa Sixto IV promulgó la bula Exigit Sincerae Devotionis, con la que autorizaba a Isabel y Fernando a investir inquisidores para investigar y perseguir los errores y desviaciones de la fe y, sobre todo, combatir a los falsos conversos. Se trataba de una institución al servicio de la Corona, cuyos miembros eran nombrados por los monarcas, que servía para garantizar la unidad religiosa y moral del territorio. El proceso, con torturas si era preciso, terminaba con la absolución o condena. Las condenas eran públicas y se celebraban en el llamado Auto de Fe. La Inquisición fue abolida por las Cortes de Cádiz (1813), pero Fernando VII la restauró, terminando por desaparecer definitivamente con un decreto de 15 de julio de 1834.

Tratado de Alcáçovas

El Tratado de Alcáçovas, de 4 de septiembre de 1479, puso fin a la guerra civil castellana por la sucesión de Enrique IV, entre Isabel y Juana, la Beltraneja, en la que también estuvo presente Portugal. El Tratado, además de reconocer a Isabel y Fernando como reyes de Castilla, de la renuncia de Juana a los derechos al trono y del acuerdo del casamiento de Isabel, primogénita castellana, con el príncipe heredero de Portugal, puso fin al conflicto entre Castilla y Portugal en el Atlántico. Castilla se reservó el dominio de Canarias y reconoció a Portugal el derecho a su expansión por Azores, Cabo Verde y Madeira, así como al sur de Canarias y en la costa del reino de Fez. El descubrimiento de América alteraría este equilibrio.

Tratado de Tordesillas

El descubrimiento de América rompió el equilibrio acordado con el Tratado de Alcáçovas (1479), que distribuía entre portugueses y castellanos los territorios conocidos en el Atlántico, las islas y las costas africanas. Para resolver la nueva situación se produjo un encuentro de representantes de ambos reinos en Tordesillas, que entre el 8 de mayo y el 7 de junio de 1494 llegaron al acuerdo conocido como Tratado de Tordesillas. Eran en realidad dos acuerdos: el primero y más conocido trata de la partición oceánica, que se sitúa en el meridiano localizado a 370 leguas al oeste de Cabo Verde; el segundo, trata del territorio africano y apenas modifica los acuerdos anteriores: Castilla se reserva Melilla y Cazaza en el estrecho, el derecho de pesca hasta el cabo Bojador y Río de Oro; Portugal se reserva el reino de Fez y todo lo existente en el sur de Canarias. Este tratado es el origen de las posesiones portuguesas en América, el Brasil.

Expulsión de los Judíos

La Inquisición solo perseguía las desviaciones dentro del cristianismo. Podía actuar contra los conversos, pero no contra los judíos. Por eso, el 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos decretaron que los judíos deberían convertirse al cristianismo o abandonar España en el plazo de 4 meses. Las causas de esta decisión son difíciles de comprender teniendo en cuenta que los judíos habían apoyado a la monarquía económicamente. Podría ser, tal como explica el decreto de expulsión, para evitar que los judíos influyesen en los conversos y los arrastrasen a judaizar, y por el deseo de los monarcas de una conversión masiva. Las consecuencias fueron muy negativas: pérdida cuantitativa de población, pérdida cualitativa dado que se trataba de un grupo que desempeñaba actividades económicas de gran utilidad (médicos, artesanos, prestamistas), y se generó en la población una mentalidad antiburguesa de rechazo a actividades comerciales que se consideraban propias de los judíos.

Juana I la Loca

(1479 – 1555) Reina de Castilla (1504-1555). Hija de los Reyes Católicos, en 1496 contrajo matrimonio con el archiduque Felipe el Hermoso, primogénito de Maximiliano I. Juana se convirtió en heredera de las coronas de Castilla y Aragón. Establecida con Felipe en Flandes, al morir Isabel la Católica (1504), fue proclamada reina de Castilla y León. Si bien Felipe reclamó el trono con el apoyo de Francia y de los nobles castellanos, las Cortes de Toro (1505) aprobaron el testamento de la reina y su padre Fernando ejerció como regente. A la muerte de Felipe (1506), la leyenda sostiene que Juana perdió la razón, dejó a Cisneros como regente, y se retiró a Tordesillas (1509). En 1516, recibió de su padre la herencia de los estados aragoneses, cuyo gobierno fue encomendado a su hijo Carlos, que al año siguiente obtuvo licencia de su madre para gobernar en Castilla. Sus hijos Carlos y Fernando fueron emperadores; Leonor fue reina de Portugal y Francia; Isabel, de Dinamarca; María, de Hungría; y Catalina, de Portugal.

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