El Bienio Progresista (1854-1868): Revolución y Cambios en España

BIENIO PROGRESISTA (1854-1868)

Junio de 1854, O’Donnell y Dulce decidían iniciar un pronunciamiento en Madrid en contra del gobierno (La Vicalvarada).

1ª FASE: Las fuerzas sublevadas no encontraron el apoyo que se esperaba en Madrid y decidieron retirarse hacia el sur.

En Manzanares, Serrano se unió a la sublevación y convenció para dar al pronunciamiento un giro hacia el progresismo, entonces se redactó el “EL MANIFIESTO DE MANZANARES”. La sublevación militar se transformará en una revolución popular y progresista. En distintas ciudades, se constituían Juntas revolucionarias, que pedían Cortes Constituyentes, el sufragio universal masculino y la ampliación de las libertades.

2ª FASE: La reina solo le quedaba una opción: formar un gobierno por la principal figura del progresismo, ESPARTERO, y con O’Donnell de ministro de guerra. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes para elaborar una nueva Constitución. Donde surgió un nuevo partido: la Unión Liberal cuyo líder era O’Donnell, era un partido de centro. Tras las elecciones se impuso en el gobierno una coalición entre unionistas y progresistas. Como Partido Demócrata en 1849, estos defendían el sufragio universal masculino y políticas populares. Estas Cortes desempeñaron un importante papel en lo político y en lo económico.

  • La Constitución de 1856, recogía los principios progresistas como, la soberanía nacional, amplia declaración de derechos, vuelta de la Milicia Nacional, alcaldes elegidos por los vecinos, unas Cortes bicamerales, libertad de prensa y libertad religiosa… Pero no llegó a ser aprobada.
  • La ley de desamortización general civil y eclesiástica de 1855, llamada de Madoz. Se pusieron en venta los bienes municipales. Su finalidad era pagar la deuda del Estado y financiar obras públicas. Supuso privar a los ayuntamientos de recursos económicos (bienes de propios). La burguesía fue la gran beneficiada. Afectó también a la Iglesia.
  • La ley General de Ferrocarriles. Facilitó la inversión de capital extranjero a la constitución de grandes compañías ferroviarias para la construcción y explotación de la red ferroviaria.
  • La ley de Bancos de emisión y de Sociedades de crédito. Movilización de los capitales para financiar la construcción de las líneas ferroviarias. Se derrumbó por la falta de entendimientos entre progresistas y unionistas.

La carencia del pan provocó motines de subsistencias, lo que provocó que Espartero dimitiera. Entonces la reina, llamó a O’Donnell para formar gobierno. Mientras tanto los diputados progresistas y demócratas, no tuvieron más remedio que abandonar la cámara cuando iniciaban el cañoneo al edificio, esto porque se quedaron atrincherados.

LA VUELTA AL MODERANTISMO (1856-1868)

En los últimos años del reinado de Isabel II se turna, la Unión Liberal (O’Donnell) y los moderados (Narváez). El período se caracteriza por la vuelta a las instituciones de la década moderada.

Se pueden diferenciar dos períodos:

La Unión Liberal (1856-63). Suprimieron la Milicia Nacional, disolvieron las Cortes y restablecieron la Constitución de 1845. La reina decidió destituir a O’Donnell para formar un gobierno por Narváez. Era la vuelta al moderantismo, se decidió restablecer la Constitución de 1845. Narváez dimite y vuelve O’Donnell. Su larga duración de cuatro años y medio, se conoce como “gobierno largo de O’Donnell”. Esta etapa coincidió con una etapa de crecimiento económico, consecuencia de la red ferroviaria, de la mecanización de la industria textil y el incremento en las ventas de tierras, esto permitió ampliar los ingresos del Estado.

La aprobación de la ley de Instrucción Pública, debida a Claudio Moyano, y que regulaba el sistema educativo en tres etapas: primaria, segunda enseñanza y enseñanza superior. Destacar también la política exterior con la intervención de militares en Marruecos, en Conchinchina y en México. La figura principal de esta etapa fue O’Donnell.

Los últimos gobiernos moderados (1863-1868). Figura más destacada Narváez.

A la crisis final del reinado contribuyó la misma corona, empeñada en contar solo con gobiernos moderados. A los progresistas solo les quedaba la vía de la conspiración.

El gobierno añadía más críticas al actuar con extrema dureza, el catedrático Emilio Castelar fue expedientado tras escribir criticando a la reina. Una manifestación de estudiantes acaba con 11 muertos y 193 heridos, se la conoce como “noche de San Daniel”.

Los progresistas, liderados por Juan Prim confiaban en el pronunciamiento como única salida. Los sargentos de artillería del cuartel de San Gil (Madrid) se amotinaron y al querer hacerse con el mismo se enfrentaron a sus oficiales, dando lugar a una gran carnicería. El gobierno de O’Donnell respondió con una fuerte represión, fusilando a sus participantes, acusados de sublevación. La reina aplicó el adiós a O’Donnell para volver a Narváez.

En 1866 se firmaba el pacto de Ostende para conseguir destronar a Isabel II y convocar unas Cortes elegidas por sufragio universal. Los unionistas, bajo la dirección del general Serrano se unían al pacto. Y González Bravo, sucediendo a Narváez. La sublevación estalla, denominada “la Gloriosa”, ésta trajo consigo la caída de Isabel II, y la apertura de una nueva etapa política de signo democrático, EL SEXENIO DEMOCRATICO.

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