El Frente Popular (1936)
El año 1936 marcó un punto de inflexión en la historia de España, caracterizado por una profunda polarización política y social que culminaría en el estallido de la Guerra Civil.
La Polarización Electoral
Las fuerzas de izquierda formaron una gran coalición que incluía a los republicanos reformistas, el PSOE y los comunistas, dando origen al Frente Popular. Su programa se centró en la amnistía para los encarcelados por la Revolución de Octubre de 1934 y la aplicación de la legislación reformista suspendida por la coalición radical-cedista. La CNT, aunque no participó en el pacto, tampoco pidió la abstención.
Por otro lado, las derechas configuraron distintas coaliciones, las «candidaturas antimarxistas», que incluían a la CEDA, monárquicos y tradicionalistas (agrupados en el Bloque Nacional), y en algunas provincias, a los radicales y a la Lliga Catalana. Para las derechas, estas elecciones representaban la oportunidad de alcanzar una mayoría suficiente para gobernar sin ataduras e implantar un régimen católico, autoritario y centralista.
Resultados Electorales de Febrero de 1936
Las elecciones fueron ganadas por el Frente Popular, que obtuvo el 48% de los votos, mientras que las derechas consiguieron el 46.5% de los sufragios. El PSOE y la CEDA formaron las principales minorías parlamentarias, aunque los republicanos (Manuel Azaña y Diego Martínez Barrio, junto a la izquierda catalana) sumaban más de 160 diputados.
De acuerdo con lo firmado en el programa del Frente Popular, el nuevo gobierno quedó formado solo por republicanos (Izquierda Republicana y Unión Republicana), mientras que el resto de partidos de la coalición se comprometieron a darles apoyo parlamentario. Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República (a pesar de la oposición de la derecha y el centro) y Santiago Casares Quiroga, Presidente del Gobierno.
La Etapa del Frente Popular
El nuevo gobierno puso en marcha el programa pactado en la coalición electoral. Se decretó una amnistía y se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos tras los conflictos de 1934. El Gobierno de la Generalitat volvió al poder y se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña.
Los partidos de izquierda, esperanzados, se lanzaron a una movilización popular. En las ciudades se convocaron huelgas y en el campo (Andalucía y Extremadura), los jornaleros se adelantaron a la legislación y ocuparon las tierras.
La nueva situación fue recibida por las derechas con absoluto rechazo. Muchos propietarios de tierras se opusieron a las medidas, algunos empresarios industriales expatriaron capitales y la Iglesia inició nuevas campañas contra la República.
La Preparación del Golpe de Estado
La situación política y social se hizo muy conflictiva, y las huelgas y los enfrentamientos en las calles generaron un clima de violencia social. Así, Falange Española y otros grupos de extrema derecha formaron patrullas armadas que iniciaron acciones violentas contra líderes de izquierda, respondidas del mismo modo por estos.
Las derechas pensaban en un Golpe de Estado, y se sabe que la preparación de este golpe se inició antes del triunfo electoral del Frente Popular. Gran parte de los oficiales del Ejército comenzaron a preparar un levantamiento armado liderado de nuevo por Sanjurjo desde Portugal y organizado desde Pamplona por el general Mola (director). Las ramas de la conspiración fueron expandiéndose, buscando restaurar el orden, la autoridad y defender la unidad de España.
El 13 de julio de 1936, el asesinato del líder de los monárquicos alfonsinos, José Calvo Sotelo, a manos de integrantes de fuerzas policiales, en venganza por el asesinato del teniente Castillo por la ultraderecha, aceleró la sublevación militar iniciada el 17 de julio en Marruecos, dando inicio a una Guerra Civil que duraría tres años.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Del Golpe de Estado a la Guerra Civil
Desde principios de 1936, grupos de militares habían planeado un golpe de Estado en caso de que los partidos de izquierda ganaran las elecciones. El general Mola lo organizó desde Pamplona y para ello contaba con oficiales de la UME (Unión Militar Española, asociación clandestina de oficiales antirrepublicanos). El general Sanjurjo era el líder desde Lisboa.
El Levantamiento Militar
El pronunciamiento se inició el 17 de julio en los cuarteles de Melilla y triunfó rápidamente en todo el Protectorado. El día 18, Francisco Franco llegó desde Canarias y tomó el mando del Ejército de África, y se sublevaron otros jefes militares.
El pronunciamiento triunfó en Castilla y León, Navarra, Galicia, Baleares y Canarias, así como en una parte de Aragón; pero fracasó en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Murcia, la franja cantábrica, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Madrid y Barcelona.
Hacia la Guerra Civil
A finales de julio, los sublevados ocuparon gran parte del territorio, pero el pronunciamiento no triunfó; el Gobierno tampoco pudo sofocarlo, lo que dio inicio a una guerra civil. El Gobierno de la República tardó en reaccionar, ya que fueron advertidos, pero no tomaron medidas los días clave (17 y 18 de julio).
Por ello, Casares Quiroga dimitió y Azaña nombró a José Giral jefe de Gobierno. Su primera medida fue autorizar la entrega de armas a los sindicatos y partidos del Frente Popular. La República mantenía su dominio sobre los principales centros industriales, ya que una parte del Ejército leal a la República y la Guardia de Asalto hicieron frente a los golpistas. Estos consiguieron trasladar el Ejército de África a la Península con la ayuda de Italia y Alemania (Estados fascistas).