El Régimen de Franco: Economía, Sociedad y Oposición (1939-1975)

La Evolución Económica (1939-1959)

Al finalizar la Guerra Civil en 1939, España quedó devastada: la infraestructura destruida, la economía colapsada, una población empobrecida y miles de encarcelados o exiliados. En este escenario, durante las dos décadas siguientes, el país no logró el crecimiento económico necesario para salir de la ruina.

Durante los primeros años, la economía española adoptó un modelo de autarquía, inspirado en la ideología fascista. Se buscaba la autosuficiencia económica, reduciendo al mínimo la dependencia del exterior. Esto supuso un fuerte aislamiento internacional y acentuó la precariedad del país.

La autarquía se sustentaba en tres pilares:

  • Regulación del comercio exterior: Todas las importaciones y exportaciones requerían autorización estatal, lo que limitó los intercambios a productos muy básicos, como el petróleo. Esta restricción provocó una gran escasez de productos y materias primas, encareciendo los costes y dificultando la producción industrial.
  • Fomento de la industria nacional: A través de la creación de empresas públicas en sectores estratégicos. Así nacieron, por ejemplo, RENFE en 1941 o Telefónica en 1945. Para impulsar la industrialización, en 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), que creó empresas públicas en sectores donde el capital privado no invertía, como la industria militar o áreas clave como Iberia, Endesa o SEAT.
  • Regulación de precios: Por parte del Estado, especialmente en productos agrícolas como patatas y cereales. Esta política desincentivó la producción, provocando una caída en el rendimiento del sector primario.

El modelo autárquico fue un fracaso. Mientras que otros países europeos se recuperaban rápidamente gracias a planes como el Plan Marshall, España tardó quince años en volver a los niveles económicos anteriores a la Guerra Civil. La consecuencia más inmediata fue la implantación de las cartillas de racionamiento, vigentes hasta 1952, con las que el Estado regulaba el acceso a los alimentos. A su vez, el control de precios y la escasez propiciaron el auge del estraperlo, un mercado negro donde los productos se vendían hasta por cuatro veces su precio oficial. Esta práctica afectó tanto a alimentos de primera necesidad como a bienes industriales, y contó muchas veces con la complicidad de las propias autoridades del régimen.

En el plano social, los años 40 fueron una década especialmente dura. La miseria era generalizada y el hambre una realidad cotidiana. Los precios de los productos básicos se multiplicaron hasta por siete, lo que obligó a muchos a trabajar más horas o tener varios empleos (pluriempleo). El aumento del chabolismo fue notable en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia. Muchas personas vivían hacinadas, realquilaban habitaciones o incluso ocupaban cuevas como vivienda. La esperanza de vida cayó drásticamente: 47 años para los hombres y 53 años para las mujeres.

La Oposición al Sistema (1939-1959)

Los primeros años de posguerra estuvieron marcados por una represión feroz ejercida por el régimen franquista sobre los vencidos. Mientras en el exterior se organizaba el exilio republicano, en el interior cualquier intento de oposición era desmantelado por la fuerza. El proceso de reorganización de la resistencia antifranquista fue lento y peligroso.

Al finalizar la guerra, cerca de medio millón de personas abandonaron España, especialmente hacia Francia y sus colonias del norte de África, como Argelia y Marruecos francés. Aunque Franco prometió no juzgar a quienes no tuvieran delitos de sangre, muchos regresados fueron encarcelados o perseguidos. Unos 200.000 exiliados nunca volverían, y muchos lo harían solo tras la muerte del dictador o incluso nunca. El país sufrió un retroceso cultural, pues numerosos intelectuales, escritores y científicos se vieron obligados a exiliarse, empobreciendo la vida intelectual y científica de España.

La situación de los refugiados españoles en Francia se agravó tras la ocupación nazi, que los consideraba comunistas peligrosos. Aquellos que pudieron escapar antes de la invasión se dirigieron sobre todo a México, Argentina, Cuba, Chile y Venezuela, y en menor medida a Gran Bretaña y la URSS. En México, el exilio español encontró refugio político y continuidad institucional: allí se reunieron las Cortes y se mantuvo el gobierno de la República en el exilio hasta 1977. También los gobiernos autonómicos de Cataluña y Euskadi sobrevivieron en el extranjero. Sin embargo, el exilio sufrió pronto una falta de unidad y un progresivo alejamiento de la realidad española. El gran debate fue estratégico: unos defendían la diplomacia (republicanos, socialistas, anarquistas), y otros la lucha armada, especialmente los comunistas.

En el interior, las organizaciones republicanas quedaron fuera de la ley y fueron eliminadas por la represión. El Partido Comunista de España (PCE) fue el que primero logró reorganizarse y durante toda la dictadura se convirtió en el mayor partido de la oposición. Se pueden distinguir tres etapas de actuación interior:

  • 1939-1944: Represión Total y el Maquis

    Fue un periodo de represión total. La oposición fue mínima y marcada por el maquis, guerrilleros que habían combatido con la República y que se mantuvieron activos en zonas rurales y montañosas. En 1944 se produjo un hecho clave: la invasión del Valle de Arán, dirigida por el PCE. Los guerrilleros cruzaron desde Francia con la intención de ocupar Viella, instaurar allí el gobierno republicano en el exilio y solicitar apoyo internacional. La operación fracasó: no lograron tomar la capital del valle y tuvieron que retirarse ante la superioridad militar franquista.

  • 1944-1947: Esperanza en la Intervención Aliada

    Con la derrota del nazismo, la oposición esperó una intervención de los aliados en España. Se formaron plataformas unitarias como la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas, que unía a republicanos, socialistas, anarquistas e incluso monárquicos partidarios de Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII.

  • 1948-1951: Desánimo y Fin del Maquis

    El inicio de la Guerra Fría cambió el escenario. Estados Unidos y otras potencias ya no veían en Franco un enemigo, sino un posible aliado frente al comunismo. Cundió el desánimo entre los opositores: la guerrilla era incapaz de derrocar al régimen y fue abandonada tras dejar más de 3.000 guerrilleros muertos y 20.000 represaliados. La Guardia Civil jugó un papel clave en la represión.

A partir de entonces, la oposición buscó nuevas formas de protesta, más centradas en la lucha social y laboral. El PCE reforzó su estructura clandestina y se orientó hacia la acción política y sindical. En este contexto nació la Hermandad de Obreros de Acción Católica (HOAC) en 1946, que desde el catolicismo promovía mejoras laborales y justicia social. En esos años surgieron huelgas en sectores como el textil, químico, siderúrgico y naval, además de algunas huelgas destacadas como la huelga general de Manresa (1946) o la huelga en el País Vasco (1947). También destacó la huelga de usuarios de tranvía en Barcelona (1951), que consiguió revertir una subida en el precio del billete. La situación social era tan tensa que en 1958 se decretó el estado de excepción durante cuatro meses, debido a una oleada de huelgas en todo el país. Finalmente, a partir de 1956, la universidad se sumó al movimiento opositor. Muchos estudiantes y profesores rechazaron al sindicato oficial, el Sindicato Español Universitario (SEU), y participaron en protestas. Pese a la represión, comenzó a gestarse un movimiento estudiantil y académico antifranquista.

Despegue Económico e Inestabilidad Política (1960-1975)

A partir de 1960, el franquismo experimentó una transformación significativa. Se inició una etapa de despegue económico, que coincidió con un cierto relajamiento político del régimen, aunque sin abandonar su carácter autoritario. Durante la década de 1960, la mejora económica y el crecimiento demográfico permitieron el avance del país en muchos aspectos. España empezó a modernizar su infraestructura, aumentaron los niveles de consumo y se vivió una cierta mejora de las condiciones de vida. Sin embargo, al final de la década comenzaron a aparecer presiones sociales: el desarrollo económico trajo consigo nuevas clases medias, mejor formadas e informadas, que comenzaron a reclamar más libertades políticas y participación democrática. También emergieron movimientos sociales y políticos, muchos clandestinos, que desafiaban el sistema. A estas tensiones internas se sumaban las debilidades del propio régimen: las contradicciones entre los sectores más aperturistas y los inmovilistas del franquismo, y sobre todo, el deterioro de la salud de Franco, que hacía prever el fin de su etapa como jefe de Estado. Todo ello marcaría la última fase de la dictadura.

Conceptos Clave del Franquismo Tardío

  • Plan de Estabilización (1959): Medidas económicas aplicadas por el régimen franquista bajo la influencia de tecnócratas del Opus Dei (como Alberto Ullastres o Navarro Rubio), que pusieron fin a la autarquía. Se basó en tres ejes: estabilización económica (control de inflación y gasto público), liberalización interior (reducción del intervencionismo estatal) y liberalización exterior (fomento de las exportaciones e inversiones extranjeras).
  • Planes de Desarrollo: Programas económicos de cuatro años impulsados por el franquismo para fomentar el crecimiento industrial, especialmente en zonas deprimidas (polos de desarrollo como Vigo, Zaragoza, Valladolid). Aunque atrajeron inversiones privadas con incentivos fiscales, fracasaron en gran parte por beneficiar a élites cercanas al régimen.
  • Éxodo rural: Migración masiva del campo a la ciudad entre 1950 y 1975. Cerca de dos millones de personas se desplazaron desde zonas agrícolas como Andalucía, Galicia o Extremadura hacia áreas industrializadas (Madrid, Cataluña, País Vasco). Favoreció el crecimiento urbano, el chabolismo y la despoblación rural.
  • Luis Carrero Blanco: Militar franquista, mano derecha de Franco. Fue nombrado presidente del gobierno en 1973, con la intención de continuar el franquismo tras la muerte del dictador. Fue asesinado por ETA en diciembre de ese mismo año en un atentado en Madrid, lo que desestabilizó los planes de sucesión del régimen.
  • Ley de Sucesión (1969): Norma mediante la cual Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor como Jefe del Estado, pese a que el heredero legítimo era su padre, Don Juan. Esta ley fue clave para asegurar la continuidad del franquismo bajo una monarquía controlada.
  • Comisiones Obreras (CC.OO.): Sindicato obrero surgido en los años 60 como respuesta a la represión laboral del régimen. Vinculado al PCE y liderado en parte por Marcelino Camacho, se convirtió en la principal fuerza sindical clandestina. Usaba métodos como la huelga y se infiltraba en el Sindicato Vertical.
  • Manuel Fraga Iribarne: Ministro de Información y Turismo (1962-1969), tecnócrata del Opus Dei. Impulsó la Ley de Prensa de 1966, que eliminó la censura previa, y promovió el desarrollo turístico como motor económico. Más tarde, fue fundador de Alianza Popular y participó en la Transición.
  • Santiago Carrillo: Líder del Partido Comunista de España (PCE) desde los años 60. Defensor de la “reconciliación nacional”, promovió la oposición al franquismo desde el exilio. Fue una figura clave en la fundación de la Junta Democrática (1974) y en el movimiento sindical y vecinal antifranquista.
  • Ley de Prensa (1966): Impulsada por Manuel Fraga, suprimía la censura previa, aunque mantenía el control estatal posterior. Representó un intento de apertura limitada del régimen para mejorar su imagen internacional y suavizar su autoritarismo.
  • Ley de Libertad Religiosa (1967): Permitía por primera vez otras confesiones religiosas distintas del catolicismo, aunque con limitaciones. Fue parte de la apertura del régimen ante las críticas internacionales y las nuevas directrices del Concilio Vaticano II.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *