El reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera

El reinado de Alfonso XIII. El regeneracionismo.

Los primeros años del reinado de Alfonso XIII se caracterizaron por los intentos regeneracionistas cuyo principal resultado fue la creación del Instituto de Reformas Sociales en 1903.

Partido Conservador

En el Partido Conservador, tras un breve mandato de Francisco Silvela, ocupó la jefatura Antonio Maura. Durante su “gobierno largo” (1907-1909) implantó medidas sociales como la creación del Instituto Nacional de Previsión y promovió las leyes de Administración Local y Electoral. No alcanzó buenos resultados. La Semana Trágica de Barcelona, en julio de 1909, precipitó la caída de Maura.

Partido Liberal

En el Partido Liberal se adoptó una línea claramente regeneracionista cuando José Canalejas asumió la presidencia del Consejo de Ministros en febrero de 1910. Sus propuestas implicaron un mayor compromiso social, un distanciamiento del clericalismo, la apuesta por la descentralización y el fortalecimiento del Ejército para hacer valer los derechos españoles en Marruecos.

Guerra de Marruecos

En 1917, estalló la mayor crisis del reinado al confluir varias circunstancias:

  • El inminente final de la Guerra Mundial agudizó las dificultades económicas y sociales al decaer los grandes negocios derivados de la neutralidad.
  • Los problemas en el Ejército, surgidos por las desavenencias entre los africanistas y los oficiales de la Península.
  • La protesta de un grupo de parlamentarios descontentos con la política del conservador Eduardo Dato.

En agosto de 1917, los sindicatos UGT y CNT, convocaron la primera huelga general. La huelga fracasó y los líderes obreros fueron encarcelados y condenados a cadena perpetua.

La dictadura de Primo de Rivera

El 18 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera publicó un manifiesto en el que proponía un Directorio Militar para la “salvación de la Patria”. Alfonso XIII, le designó presidente del Consejo de Ministros con plenos poderes.

Implantación del Directorio Militar

La implantación del Directorio Militar supuso la supresión de todas las instituciones constitucionales, excepto la Corona y la suspensión de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos. En lo referente al orden público, Primo de Rivera, persiguió a los grupos extremistas, preferentemente anarquistas y comunistas y atajó la violencia de los pistoleros de la patronal.

Acciones del Directorio Civil

Con relación al caciquismo, el Directorio destituyó a todas las autoridades locales y, en pocos meses, se elaboraron los estatutos municipales y provinciales que concedían autonomía financiera a las autoridades locales.

Primo de Rivera asumió personalmente el cargo de Alto Comisario y dirigió unas operaciones militares para acabar con la guerra. El desembarco de la bahía de Alhucemas en 1925 posibilitó la conquista sistemática del territorio que posibilitó el final de la guerra que concluyó cuando Abd-el-Krim, se entregó a Francia en 1927.

Acciones políticas y económicas

En el ámbito político, Primo de Rivera, anunció en septiembre de 1926, la creación de una Asamblea Nacional Consultiva que llegó a preparar un proyecto de Constitución que no prosperó.

Las acciones del Directorio Civil en el ámbito económico, pretendieron consolidar el régimen. Se dirigió un ambicioso plan de obras públicas que mejoró la infraestructura viaria y se creó las confederaciones hidrográficas para ampliar los regadíos. El ministro de Hacienda realizó una política expansiva e intervencionista, adoptando medidas como la creación del monopolio de petróleos (CAMPSA) y de otras compañías como Iberia o Telefónica.

Pese a los triunfos de la Dictadura, la oposición a Primo de Rivera fue creciendo. El crack de la Bolsa de Nueva Cork en 1929 cortó los créditos norteamericanos y la situación económica-financiera de España se hizo insostenible.

Alfonso XIII utilizó todos sus recursos para desmarcarse de Primo de Rivera. El 30 de enero de 1930, Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey, que éste aceptó. El rey designó nuevo presidente del Consejo a un militar de su confianza, Dámaso Berenguer, con el encargo de recuperar la normalidad constitucional. Pero la “dictablanda” siguió teniendo problemas. Políticos como Niceto Alcalá Zamora o Miguel Maura, se inclinaron por la república y firmaron el 17 de agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián con la izquierda republicana y los regionalistas catalanes y gallegos. El 12 de diciembre de 1930, se sublevó la guarnición de Jaca. La sublevación fracasó y los responsables, los capitanes Galán y García Hernández, fueron condenados y fusilados.

En enero de 1931, Berenguer anunció la convocatoria de elecciones legislativas, pero la negativa de los liberales a participar hizo que Berenguer dimitiera el 14 de febrero. Se celebraron primero elecciones municipales el 12 de abril de 1931, en el que se enfrentaron dos bloques, el monárquico y el republicano-socialista. Los republicanos ganaron en las grandes ciudades y Alfonso XIII marchó rumbo al exilio.

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