España en el Siglo XIX: Partidos, Sociedad y Conflictos bajo Isabel II y el Sexenio Democrático

Partidos Políticos del Reinado de Isabel II

Durante el reinado de Isabel II, la instauración del liberalismo supuso la existencia de órganos representativos y el surgimiento de diversos partidos políticos. Es importante destacar que, en esta época, los partidos no eran grupos compactos ni homogéneos, ni tenían una ideología o un programa definido en el sentido moderno.

Eran principalmente partidos de notables, formados por personas influyentes, con prestigio y fortuna, que se unían para participar en las elecciones y controlar las diferentes parcelas del poder. La participación ciudadana era, en general, escasa.

Principales Partidos Políticos (de izquierda a derecha):

  • Demócratas
  • Progresistas
  • Unión Liberal
  • Moderados
  • Carlistas

Los dos grandes partidos de la época fueron los Moderados y los Progresistas, que representaban las dos grandes corrientes del liberalismo de la primera mitad del siglo XIX.

Los Moderados: «Personas de Orden»

Este grupo heterogéneo estaba formado por terratenientes, comerciantes e intelectuales conservadores, junto a restos de la antigua nobleza, el alto clero y los mandos militares.

Defendían:

  • El derecho a la propiedad.
  • La restricción del sufragio según la riqueza de los electores (sufragio censitario muy limitado).
  • Los principios de autoridad y orden social.
  • La soberanía compartida entre las Cortes y la Corona.
  • La limitación de los derechos colectivos, como la libertad de prensa, opinión, reunión y asociación.
  • La confesionalidad del Estado y otorgar a la Iglesia católica una gran influencia social.

Líderes destacados: Ramón María Narváez y F. Bravo Murillo.

Los Progresistas: «Defensores de la Libertad»

Entre sus filas predominaban la mediana y pequeña burguesía, la oficialidad media del ejército y las clases populares urbanas (artesanos, comerciantes, etc.).

Defendían:

  • La soberanía nacional y el predominio de las Cortes en el sistema político, rechazando la intervención de la Corona en su papel moderador.
  • El fortalecimiento de los poderes locales y amplios derechos colectivos (libertad de prensa, reunión, etc.).
  • Un sufragio censitario más amplio, expandiendo el cuerpo electoral.
  • La reforma agraria.
  • La limitación de la influencia social de la Iglesia.

Líderes: Juan Álvarez Mendizábal, Baldomero Espartero y Juan Prim.

La Unión Liberal

Nacida en 1854, fue una escisión de los moderados que atrajo a los grupos más conservadores del progresismo. Se posicionó como una opción centrista entre los dos partidos clásicos. Ideológicamente, no presentaba grandes novedades, agrupando a los sectores descontentos con la política moderada.

Líderes: Leopoldo O’Donnell y Francisco Serrano.

Partido Demócrata

Formado en 1849 como una escisión de los progresistas, su fuerza residía en las clases populares urbanas y los grados bajos del ejército.

Defendía:

  • La soberanía popular.
  • El sufragio universal masculino.
  • La ampliación de las libertades públicas.
  • La restauración de la Milicia Nacional.
  • La implicación de la Administración en la enseñanza pública y en las tareas de beneficencia social.
  • El reconocimiento del predominio social de la Iglesia católica, pero exigiendo libertad de culto para todas las religiones.

Los republicanos, con el desprestigio de la monarquía de Isabel II, ganaron fuerza. Por su parte, los carlistas, aunque no aparecen configurados como partido político en el sentido estricto, pervivieron defendiendo los derechos amenazados por el Estado Liberal.

Nueva Sociedad de Clases: La Transformación Liberal Burguesa

La revolución liberal burguesa supuso la transformación de la sociedad estamental del Antiguo Régimen en la actual sociedad de clases.

Sociedad Estamental del Antiguo Régimen (Siglo XVIII)

La sociedad del siglo XVIII continuaba manteniendo la división en estamentos, cuyas características esenciales eran la desigualdad jurídica y el inmovilismo.

Los Grupos Privilegiados

La nobleza y el clero eran dueños de la mayor parte de la propiedad territorial, no pagaban impuestos y ostentaban los cargos públicos.

  • El clero constituía poco más del 2% de la población.
  • La nobleza, a la que se pertenecía por nacimiento o por nombramiento real, gozaba de amplios privilegios.

El Tercer Estamento

El tercer estamento, el más heterogéneo, estaba compuesto por el resto de los habitantes del reino.

  • Los campesinos, la inmensa mayoría de la población, vivían en la más absoluta pobreza.
  • El poder de la nobleza y el clero durante los siglos XVI y XVII había impedido el desarrollo de la burguesía comercial e industrial. Sin embargo, la mejora de la actividad económica permitió su crecimiento.

Sociedad del Siglo XIX: La Sociedad de Clases

Con la desaparición de la organización social estamental, se implantó la sociedad de clases o de igualdad jurídica, caracterizada por la movilidad social. El principal criterio de división social pasó a ser el económico, dando lugar a clases altas, medias o bajas.

En el nuevo sistema liberal, todos los grupos sociales pagaban impuestos, eran juzgados por las mismas leyes y tribunales y gozaban, teóricamente, de iguales derechos políticos.

El resultado de estos cambios fue la aparición de una sociedad con una gran desigualdad entre una minoritaria élite económica y social, integrada por la vieja nobleza y una alta burguesía en ascenso, y la gran masa de las clases populares campesinas y urbanas empobrecidas.

Estructura de Clases:

  • Clases Altas: Antigua nobleza y burguesía económica.
  • Clases Medias: Profesionales acomodados.
  • Clases Populares: Campesinos y trabajadores urbanos.

Entre ambos grupos se encontraban unas reducidas clases medias, compuestas por profesionales acomodados.

La nobleza fue perdiendo sus privilegios, aunque mantuvo su importancia social, económica e incluso política. Conservó la mayoría de sus tierras. El poder de la nobleza no provenía solo de su riqueza, sino también de su influencia política. Durante el reinado isabelino, constituyó el grupo de mayor influencia de la corte y formaba parte de las “camarillas” palaciegas que rodeaban a Isabel II. La nobleza era un símbolo de abolengo, de prestigio social y de reconocimiento público. (Nota del autor: lo que ya se sabe de que pierde poder la nobleza y aumenta el de la burguesía, clases populares, alta y pequeña burguesía, mujeres, jornaleros).

Conflictos del Sexenio Democrático

El Sexenio Democrático es el periodo comprendido entre el fin del reinado de Isabel II y la Restauración de la monarquía Borbónica. Se inicia con la revolución conocida como La Gloriosa.

Tras esta revolución, el gobierno tuvo que dimitir y la reina se exilió. La opinión política quedó polarizada entre dos grandes opciones: monarquía o república.

Principales Conflictos del Sexenio:

  • Políticos: División entre republicanos; oposición de la nobleza, el clero y la burguesía financiera e industrial; movimiento cantonal.
  • Militares: Tercera Guerra Carlista.
  • Socioeconómicos: Agitación social y génesis del movimiento obrero.

La Constitución de 1869 establecía, como forma de gobierno, una monarquía democrática.

Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)

Juan Prim fue nombrado jefe de gobierno y el encargado de establecer un consenso internacional sobre el candidato más idóneo para el trono español. Fue elegido rey constitucional Amadeo de Saboya, pero con el asesinato de Prim, la nueva monarquía se iniciaba con apoyos insuficientes.

Su reinado coincidió con una etapa de gran inestabilidad política. Los moderados, con Cánovas al frente, consideraban ilegítima a la nueva dinastía y, fieles a los Borbones, empezaron a organizar la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso, hijo de la reina (los alfonsinos). Además, el rey contaba con la oposición de la aristocracia, el clero y las camarillas cortesanas de la época de Isabel II.

La crisis final del reinado de Amadeo de Saboya fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas). En dos años se formaron seis gobiernos. Finalmente, privado de todo apoyo, el 11 de febrero de 1873, Amadeo de Saboya presentó su renuncia al trono y abandonó España, dejando la impresión de un país ingobernable y contrario a una monarquía democrática.

La Tercera Guerra Carlista (1872-1876)

La llegada de Amadeo de Saboya dio argumentos a un sector del carlismo para intentar, mediante la insurrección armada, sentar en el trono a su candidato Carlos VII, dando inicio a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Ante el temor del auge de la causa alfonsina y aprovechando la inestabilidad política y la falta de apoyos de Amadeo, los carlistas se convirtieron en un foco permanente de problemas e inestabilidad.

Mientras, otra sección del carlismo se fue consolidando como una fuerza política de ideología ultracatólica y opuesta a la nueva monarquía.

Guerra de Cuba (1868-1878)

Asimismo, en 1868, se inició un importante conflicto en la isla de Cuba, que se prolongaría hasta 1878.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *