Las Reformas Borbónicas y la Práctica del Despotismo Ilustrado en España
Se creó un fondo común que reunía los fondos del Estado, dirigido por el Ministro de Hacienda. Ensenada elaboró un catastro para inventariar las propiedades y riquezas del país, con el objetivo de que cada español pagara a Hacienda según su riqueza (aplicado solo en Cataluña).
Carlos III y el Despotismo Ilustrado (1759-1788)
Carlos III (1759-1788) accedió al trono español al morir su hermanastro Fernando VI sin descendencia directa. El monarca ya había gobernado en el reino de Nápoles (1734-1759) y había entrado en contacto con las ideas ilustradas. El lema del despotismo ilustrado era: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».
Para llevar adelante su programa, Carlos III contó con ministros y colaboradores españoles como Campomanes, Floridablanca y Aranda, junto a otros ilustrados como Olavide, Cabarrús y Jovellanos. El despotismo ilustrado unía la monarquía absoluta a los principios de la Ilustración, representando un compromiso entre tradición y reforma. El rey era el depositario exclusivo del poder, pero debía ejercerlo en beneficio de sus súbditos.
Campos de Actuación del Despotismo Ilustrado de Carlos III:
- Comercio y transporte: Se mejoró la red de carreteras y se eliminó el monopolio del comercio con América, permitiendo que diversos puertos comerciaran libremente. Se crearon compañías de navegación y se estableció la libertad en el comercio de cereales.
- Desarrollo de la industria: Se apoyó el desarrollo de la industria privada y no se perdía el rango de nobleza por trabajar. La Corona creó manufacturas reales para suministrar artículos de lujo a los palacios (vidrios, cerámica).
- Política impositiva: Se moderó la política impositiva para fomentar la producción y limitar el gasto público. Se creó el Banco de San Carlos, precedente del Banco de España.
- Sociedades Económicas de Amigos del País: Se crearon con el objetivo de fomentar la agricultura, el comercio y la industria, traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas liberales.
- Educación: Se inició una reforma de los estudios universitarios y de las enseñanzas medias. Se fundaron escuelas de artes y oficios, ligadas a conocimientos prácticos, y se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria.
- Medidas de saneamiento y orden público: Implementadas por el ministro Esquilache, incluyeron limpieza urbana, alcantarillado, empedrado, alumbrado y la prohibición de los juegos de azar y del uso de armas, así como de utilizar capas largas.
- Política agraria: Como consecuencia de la fisiocracia, se comenzó a atacar el mayorazgo y la concentración de la propiedad. Se aumentaron las superficies de cultivo con la Colonización de Sierra Morena. El problema de la tierra en España sería causa de muchos y graves problemas posteriormente.
La nobleza se subordinó a la monarquía, aunque no perdió su poder económico. Tanto la nobleza como el clero se vieron perjudicados por las reformas ilustradas, que reducían su poder e influencia, lo que provocó una revuelta popular en Madrid y provincias, conocida como el Motín de Esquilache (1766).
Las relaciones con la Iglesia fueron tensas debido a la política regalista de la Corona. Una consecuencia de ello fue la expulsión de los Jesuitas (1776) por oponerse a las reformas y por su cuarto voto de obediencia al Papa.
España en el Siglo XVIII: Evolución de la Política Exterior en Europa
La política exterior de los Borbones se basó en la alianza y amistad con Francia y en la constante rivalidad con Inglaterra.
Felipe V (1700-1746)
Felipe V (1700-1746) no aceptó de buen grado las pérdidas españolas en el tratado de Utrecht-Rastadt e, impulsado por su segunda esposa Isabel de Farnesio, intentó recuperar la influencia en Italia. Para ello, buscó la alianza con Francia (Pactos de Familia) e intervino en varias guerras europeas, mediante las cuales consiguió el reino de Nápoles para su hijo Carlos (futuro Carlos III) en 1734 y los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla para el infante Felipe.
Fernando VI (1746-1759)
El reinado de Fernando VI (1746-1759) supuso una época de neutralidad en política exterior, donde triunfaron las ideas pacifistas. Fernando VI construyó una poderosa flota de guerra para proteger los intereses españoles en América, cuya administración se mejoró, al igual que las comunicaciones. También se dedicó a la recuperación interna de España.
Carlos III (1759-1788)
La alianza con Francia y la rivalidad con Inglaterra dominaron el reinado de Carlos III (1759-1788). Firmó el tercer Pacto de Familia con Francia, lo que obligó a España a participar en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) para proteger los intereses españoles en América contra Inglaterra y Portugal. La Paz de París (1763) supuso para España la pérdida de la península de La Florida y la colonia de Sacramento, y para Francia la de todos sus territorios en América.
La Guerra de Independencia de los USA tuvo a España y Francia del mismo lado, contra Inglaterra. Por la Paz de París (1783), España recuperó La Florida y Menorca, pero no Gibraltar.
Carlos IV (1788-1808)
Carlos IV (1788-1808) llegó al trono un año después de estallar la Revolución Francesa. Su reinado se caracterizó por las dudas y vacilaciones, sobre todo en política exterior. Abandonó los asuntos de Estado en manos de Manuel Godoy. Tras la decapitación de Luis XVI, su primo, rompió el pacto con la Francia revolucionaria y, junto a Inglaterra y otros países europeos, participó en la Guerra de la Convención (1793-95). Por la Paz de Basilea, los franceses abandonaron España y ésta cedió a Francia la parte oriental de Santo Domingo.
La eterna rivalidad con Inglaterra obligó a Godoy a rehacer la alianza con el Directorio y posteriormente con Napoleón (Tratado de San Ildefonso 1796). Esta alianza condujo a la derrota de la armada hispano-francesa en Trafalgar (1805) frente a la británica, y permitió la entrada y ocupación de España por las tropas napoleónicas en 1808 bajo pretexto de ocupar Portugal (Tratado de Fontainebleau 1807).