La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
La esencia del programa de Primo de Rivera fue de voluntad regeneracionista y una idea: la posibilidad de conseguir un régimen liberal mucho más auténtico tras un periodo de dictadura temporal. Una vez que Primo de Rivera triunfó, el rey no opuso ninguna resistencia y colaboró con el nuevo régimen. Se argumentaba que «la clase política tenía secuestrada la voluntad real» y que los militares, el único freno a la corrupción, se harían con el poder e impondrían un orden nuevo.
Nada más llegar al poder, Primo de Rivera declaró que los males de España radicaban en el caciquismo rural y afirmó que quería hacer una política que superara ese caciquismo, actuando como el «padre» del regeneracionismo, Joaquín Costa, había dicho, es decir, como «cirujano de hierro».
El Directorio Militar y la Lucha contra el Caciquismo
Los gobernadores civiles, que ahora eran militares, llevaron a cabo una labor investigadora en los pequeños municipios a fin de detectar las irregularidades y los casos inmorales. En realidad, se trataba de que los gobernadores militares realizaran a nivel local la política que Primo de Rivera hacía para toda España. Su enfrentamiento con los jueces hizo que para Primo fuera imposible desvincular la política de la administración de justicia. Por ello, no es de extrañar que los mauristas colaboraran con el dictador.
Una de las mejores pruebas de que la dictadura de Primo no era totalitaria fue la esperanza que en un principio despertó en los miembros de la Lliga Catalanista. Cuando en marzo de 1925 fue publicado el Estatuto Provincial, hecho por Calvo Sotelo, se produjo la ruptura entre el Presidente de la Mancomunidad catalana y Primo de Rivera.
En los dos primeros años del régimen, el gobierno, al que se llamó Directorio, tuvo un carácter militar: un general de brigada por cada región militar y un contraalmirante compartieron con Primo de Rivera las tareas de gobierno.
El Problema de Marruecos y el Directorio Civil
Por la Conferencia de Algeciras de 1906, a España le había correspondido una parte del reino marroquí, la peor, que correspondía sobre todo con los terrenos montañosos del Rif. Para algunos historiadores, este hecho precipitó el pronunciamiento de Primo de Rivera. Lo cierto es que, en un principio, el dictador era partidario de un abandono casi total del protectorado marroquí.
Una vez solucionado el problema de Marruecos, el dictador nombró un Directorio Civil, que era de los pocos militares en un gobierno mayoritariamente civil. En realidad, Primo no hacía otra cosa que afirmar su voluntad de permanencia en el poder.
Por supuesto, no consiguió integrar a los opositores al régimen, ya que socialistas, liberales, algunos conservadores y republicanos no aceptaron el nombramiento de la Asamblea Nacional Consultiva. Esta Asamblea se reunía por comisiones, y no como un Parlamento, lo que demuestra la prevención que Primo de Rivera tenía sobre el parlamentarismo. En el fondo, esta Asamblea demostraba las ideas poco claras del dictador sobre cómo llegar a un nuevo régimen liberal.
Oposición y Declive de la Dictadura
El único que le hizo algo de frente fue el jefe del Partido Conservador, Sánchez Guerra. Durante la primera fase de la Dictadura (hasta 1926), Primo de Rivera no sufrió más que pequeñas insurrecciones, como la de su compañero de pronunciamiento Cavalcanti. Lo que sí manifestaba esta protesta es que ya había un importante sector del país en desacuerdo con el dictador.
Las relaciones de Primo de Rivera fueron empeorándose a partir de que decidió que los ascensos en el escalafón de oficiales se hiciesen por méritos de guerra y no por antigüedad. También Blasco Ibáñez editó unos folletos contra el rey, así como Valle Inclán, que adoptó una postura antimonárquica. Pocos eran los intelectuales que le apoyaron, como D’Ors y Ramiro de Maeztu, que caminaba ya por la senda del autoritarismo.
Si en la primera parte de la dictadura pocos habían sido los conflictos, al final la situación se agravó por varios motivos:
- La continua depreciación de la peseta.
- La falta de apoyo de los militares.
- Las huelgas y conspiraciones (por ejemplo, la de Sánchez Guerra).
Pero lo importante, que anuncia la 2ª República, es que el peor parado del régimen dictatorial fue el rey Alfonso XIII.
H4. Cambios Sociales y Demográficos
Hubo también un descenso de la mortalidad que asemejó las tasas españolas a las europeas; más destacada fue la mortalidad infantil, que pasó del 12% en 1900 al 5% en 1931. El analfabetismo también se redujo, gracias al esfuerzo del Estado, aunque no fue suficiente, ya que la tasa se situaba en un 4% en 1930. La nobleza aumentó y muchos de los títulos nuevos recayeron sobre políticos y militares, pero también se concedieron a la burguesía industrial y de negocios. Esta burguesía fue la gran beneficiaria del crecimiento económico, pero también las clases medias, ya que se duplicó el porcentaje de profesiones liberales, así como el aumento en el número de funcionarios.
La Segunda República Española (1931-1936)
Otro problema era la relación con la Iglesia Católica, debido a una pastoral del arzobispo de Toledo, Primado de España, el cardenal Segura, que criticaba el nuevo régimen. El cardenal Segura, que reclamó el voto para la derecha antirrepublicana, dio a los católicos nuevas razones contra la República.
Finalmente, las elecciones generales del 28 de junio, con una alta participación (70%), dieron la victoria a la coalición republicano-socialista, que obtuvo 250 sobre los 646 que componían la Cámara.
La Constitución de 1931
Constituida por 125 artículos, IX títulos y II disposiciones transitorias, supone una de las constituciones más avanzadas de la Historia de España, con un marcado carácter democrático y progresista. Se inicia con una definición rotunda de soberanía popular en el artículo primero, donde, además, se dice que España es «Una República democrática de trabajadores de toda clase».
Estructura de Poderes y Derechos
- Poder Legislativo: Reside plenamente en las Cortes, constituidas por una sola cámara, que además elegirá al Presidente de la República con un mandato de seis años.
- Poder Ejecutivo: Recaía en el Consejo de Ministros, el Jefe de Gobierno y el Presidente de la República.
- Poder Judicial: Recaía en jueces independientes.
Además, incluía una amplia declaración de derechos y libertades: igualdad ante la ley, la educación y el trabajo, así como la no discriminación por razón de origen, sexo o riqueza; igualmente, el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio. Su carácter democrático se centrará en un pilar fundamental, el SUFRAGIO UNIVERSAL, tanto masculino como, por primera vez en la historia de España, femenino para mayores de 23 años.
Laicismo y Conflictos
Además, se declara a España como Estado laico, es decir, no existe religión oficial del Estado, por tanto, supone la total separación entre Iglesia y Estado (artículo 26). Aunque se aprobó con una amplia mayoría, hubo fuertes discrepancias entre izquierdas y derechas, especialmente en la cuestión religiosa y autonómica. Esto provocó que Manuel Azaña sustituyera en la jefatura del gobierno a Niceto Alcalá Zamora y este pasara a ser presidente de la República.
Por ello, no podían reconocerse en ella los sectores más conservadores de la sociedad que habían tenido en el régimen de la Restauración un modelo de organización política más beneficioso a sus intereses: la Iglesia, los terratenientes y la alta burguesía, que desde el primer momento manifestaron su hostilidad al nuevo régimen.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
El triunfo del Frente Popular (coalición formada por fuerzas políticas de izquierda) en las elecciones de febrero de 1936 hizo aumentar el miedo entre los sectores de derechas a una inminente revolución. En este ambiente prerrevolucionario, una parte del ejército inició una conspiración militar que desembocó en el alzamiento de las tropas de Marruecos del 17 de julio de 1936.
Así, entre el 17 y 18 de julio, los militares realizaron un golpe de Estado que desembocaría en un conflicto civil entre los sublevados y el poder republicano. Desde una perspectiva externa, fue muy importante la influencia que ejercieron sobre el desarrollo y fin del conflicto las tendencias totalitarias de Italia y Alemania, surgidas en Europa con posterioridad a la Gran Guerra.
El Fracaso del Golpe y la División de España
Tras el fracaso del golpe (aquí se habla de fracaso porque no triunfó de manera unánime en todo el territorio español, de ahí que se iniciase un conflicto civil), España quedó dividida en dos zonas irreconciliablemente enfrentadas, situación que terminó desembocando en el estallido inmediato de una cruenta y larga guerra civil.
Las zonas rurales y conservadoras apoyaron la sublevación, mientras que en las grandes ciudades y regiones industriales o desarrolladas, el golpe fracasó (por ejemplo, Madrid, Barcelona, Bilbao, Santander).
Los Bandos Enfrentados
- Los Sublevados (Bando Nacional): Representaban a los sectores más conservadores de la sociedad española y contaron con el apoyo de los partidos de derecha.
- El Bando Republicano: Consiguió mantener el control de amplios territorios y fue sostenido por los partidos de izquierda agrupados en torno al Frente Popular y las clases populares. Un importante sector de las clases medias, vinculado a partidos republicanos, también dio su apoyo a la República, aunque temeroso ante el eventual estallido de una revolución social.
Desarrollo del Conflicto
Los generales sublevados intentaron la toma de Madrid, avanzando desde el Sur y el Norte hacia la capital por medio de pequeñas columnas, que aprovecharon la desorganización inicial de las defensas republicanas. Dichas columnas también encontraron algunas dificultades, como la tardanza inicial en pasar las tropas desde África a la península (hubo que esperar ayudas alemanas e italianas para ello) y el retraso en Toledo, cuando trataron de liberar el Alcázar, donde resistía el general Moscardó.
En octubre del 37, Franco proyectó dividir a los republicanos llegando al Mediterráneo, para aislar Cataluña. Falló el intento del presidente Negrín de firmar una rendición honrosa y el 28 de marzo las tropas franquistas entraron en Madrid. A pesar de sus intentos, los enfrentamientos internos dentro del bando republicano [dificultaron la coordinación bélica].
