Estados liberales democráticos europeos

1. Los estados liberales democráticos europeos

Eran regímenes constitucionales que establecían la separación de poderes, ampliaron el derecho al voto y garantizaron, en mayor o menor medida, los derechos fundamentales. Destacaban tres grandes potencias: Gran Bretaña, Francia y Alemania.

1.1. Gran Bretaña

Fue ejemplo de monarquía liberal durante la era victoriana. Su sistema político se basaba en la alternancia en el poder de dos grandes partidos: los conservadores y los liberales. A finales de la década de 1890 los liberales perdieron influencia entre los trabajadores, optaron por el nuevo Partido Laborista.

  • El proceso de democratización del sistema liberal inglés se basó en diversas leyes de reforma. Los regímenes constitucionales garantizaban:
  • Separación de poderes.
  • Derecho al voto.
  • Derechos fundamentales para la sociedad.

1.2 Francia

Napoleón Bonaparte, realizó un golpe de estado en 1851 con el apoyo de los sectores más conservadores. En 1852 proclama el II Imperio francés y se coronó emperador con el amparo del ejército. Su mandato se caracterizó por un poder personalista basado en el orden, el crecimiento económico y la persecución de la oposición.

La buena coyuntura económica permitió una cierta paz social, pero las diferencias sociales y la falta de libertades mantuvieron una fuerte oposición el régimen del II Imperio. Luis Napoleón emprendió también una política exterior intervencionista que culminó con la declaración de guerra a Prusia. La derrota francesa en Sedán frente a Prusia provocó la caída del Imperio de Napoleón II y la proclamación de la República. De este modo Francia se convierte en la única de las grandes potencias europeas cuyo régimen político era una república.

1.3 La Alemania Bismarck

En 1870 concluyó el proceso de unificación política alemana. El káiser Guillermo I y el canciller Bismark crearon la Alemania del II Reich, un régimen político parlamentario con altas dosis de autoritarismo. Contaba con:

  • Constitución de 1871.
  • Sufragio universal masculino para la cámara baja.
  • Estructura federal: Cámara de los estados.

Alemania se convirtió en 30 años en una gran potencia económica. A finales del siglo XIX era el Estado más poblado de Europa occidental. Había doblado su producción y era la segunda potencia industrial del mundo. Su rápida industrialización se produjo a la profunda colaboración entre los empresarios industriales, la banca y el Estado. Los éxitos económicos estimularon un fuerte sentimiento nacionalista. En 1891 se fundó la Liga Pangermanista, que pedía una expansión territorial. El nuevo káiser Guillermo II declaró su voluntad de hacer una política mundial que se atropellaría especialmente en el desarrollo de la marina y en la creación de una gran flota guerrera. En 1914 se manifestaría de forma agresiva e imperialista esta pretensión.

5. Austria-Hungría

Tras la Revolución de 1848, el Imperio Austríaco se reafirmó como una monarquía autoritaria. En 1867, el emperador Francisco José se convirtió también en rey de Hungría, reinando sobre una doble monarquía: Austria y Hungría.

  • Política exterior: Los ministros de asuntos exteriores, de guerra y de finanzas eran los mismos para Austria y Hungría.
  • Política interior: Cada reino tuvo su propio gobierno, su propio parlamento y sus propias leyes.

Diferencias políticas:

  • En Austria existía una constitución que garantizaba las libertades públicas. No obstante, el parlamento era elegido por sufragio censitario, no fue universal hasta 19081 y el emperador decidía en las cuestiones relevantes.
  • En Hungría el sistema era más restrictivo y la nobleza húngara, junto a los grandes propietarios de tierras, controlaban los poderes legislativo y ejecutivo.

Diferencias económicas y sociales:

  • Austria era un imperio industrializado (Bohemia) con una sólida burguesía. Su capital, Viena, era una ciudad moderna y contaba con una importante intelectualidad, con 2 millones de habitantes, en 1910 era la tercera ciudad más grande de Europa.
  • Hungría era un reino mucho menos industrializados y, por lo tanto, más rural, así que el campesinado predominaba sobre la burguesía y los obreros industriales.

Problemas:

  • A principios del siglo XX, grupos demócratas y socialistas lucharon para acabar con la Monarquía Autoritaria de los Habsburgo e instaurar un régimen parlamentarismo democrático.
  • A principios del siglo XIX, el Imperio Austro-Húngaro continuaba siendo un mosaico de nacionalidades, etnias y religiones, y por tanto empezaron los movimientos secesionistas de checos, polacos, eslovacos, rumanos y esclavos del sur (eslovenos, croatas y serbios).
  • En 1878 el Imperio Austro-Húngaro ocupó Bosnia y Serbia se sintió amenazada: se la disputaban Austro-Hungría y Rusia. En los Balcanes daría comienzo a la Primera Guerra Mundial.

6.La Rusia zarista

A finales del siglo XIX, el Imperio Ruso se extendía por un territorio inmenso de casi 22millones de km cuadrados y tenía una población de 170 millones de habitantes. Su economía era esencialmente rural, estaba constituido por un mosaico de nacionalidades, lenguas y religiones, y había amplias zonas deshabilitadas ya que la población se concentraba al oeste. Su Sistema político era una Monarquía absoluta: el zar tenía un poder autocrático que provenía de Dios y los Pilares básicos eran, Ejército (dirigido por la nobleza), Iglesia ortodoxa, Burocracia muy aparatosa (funcionariado administrativo), Policía (orden público)

Estructura social:

  • Nobleza (régimen señorial): grupo privilegiado y minoritario.
  • Clero (Iglesia Ortodoxa): grupo privilegiado y minoritario.
  • Burguesía: grupo no privilegiado y minoritario.
  • Proletariado: grupo no privilegiado y minoritario 10%
  • Campesinado: grupo no privilegiado y mayoritario 87.5%

Las reformas de Alejandro II inició una serie de reformas en la Administración, en la Enseñanza y en el Ejército. La más importante fue la abolición de la servidumbre (1861), aunque ello provocó que muchos campesinos fueran expulsados de las tierras, cayeran en la miseria y tuvieran que emigrar a las ciudades en busca de trabajo. Alejandro II impulsó la industrialización del imperio y la construcción de ferrocarriles. Para ello recurrió a inversiones extranjeras (Francia, Bélgica, Inglaterra y Alemania), gracias a las cuales fueron industrializadas zonas como San Petersburgo, Moscú y Ucrania.

La expansión de Estados Unidos de América Las trece colonias inglesas de la costa Norteamérica, que habían declarado su independencia en 1776, se convirtieron en el embrión de una nueva nación: EE.UU. A lo largo de siglo xx, anexionaron a la Unión varios territorios por conquista o adquisición.

A partir de 1840-1850 se produjo un crecimiento vertiginoso de la emigración blanca hacia EE.UU en busca de trabajo y de nuevas oportunidades. Los emigrantes europeos fueron colonizando todo el territorio de la costa este a la costa oeste; desde los Gran Lagos al Río Grande. En ese avance, los pueblos indígenas fueron prácticamente exterminados.

El enfrentamiento norte-sur. Entre estos dos estados existía una división. Los del sur optaban por un modelo más agrario y esclavista y defendían un poder casi total de los Estados. Los del norte querían la implantación del capitalismo industrial, la abolición de la esclavitud y una mayor autoridad del poder federal.

Estas divisiones llevaron a una cruenta y larga guerra civil (Guerra de Secesión) de la que salió victoriosa el norte. Se impuso su modelo de sociedad sin esclavos, industrialista y profundamente capitalista.

El triunfo del capitalismo. Desde el último tercio del siglo XIX, Estados Unidos inició un imparable ascenso económico debido a:

  • Enormes recursos naturales: Agricultura, materias primas, fuentes de energía.
  • Abundancia de emprendedores que invirtieron en fábricas, ferrocarriles y otros negocios.
  • Estabilidad política: democracia consolidada, sufragio universal masculino y aparición de dos grandes partidos: republicano y demócrata. Esto trajo consigo la incrementación de la emigración a Estados Unidos a partir de 1840-1850.

La modernización de Japón. Hacia 1850 Japón era un imperio feudal. El emperador era considerado un dios, pero no ejercía de hecho ningún poder. El gobierno estaba en manos de un general, de quién dependía una nobleza feudal propietaria de las tierras, que tenía bajo su dominio a un campesinado muy pobre y a ejércitos de guerreros. Existían comerciantes y artesanos, pero su papel era reducido, ya que el comercio con el exterior estaba prohibido. En la segunda mitad del siglo XIX, el emperador Mutsuhito decidió modernizar el país, fue la Revolución Meijí(1868), que renovó las arcaicas estructuras de Japón.

En política, en 1890 se adoptó una Constitución inspirada en la de Alemania y el país inició un proceso de democratización, aunque los poderes seguían en manos del emperador. Económicamente, Japón se abrió a las nuevas técnicas occidentales y experimentó un rápido crecimiento industrial dirigido desde el Estado. Muchos jóvenes japoneses se fueron a estudiar a Europa y se animó a los samuráis a convertirse en capitanes de empresas y a dedicarse a los negocios, y se construyeron con fondos públicos las primeras industrias. Se desarrolló el sector textil y metalúrgico, la red ferroviaria y la construcción naval, y Japón se convirtió en una potencia imperialista en Asia.

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