Revoluciones Rusas de 1917: Febrero y Octubre
Febrero de 1917: El Estallido de la Revolución en Plena Guerra
En febrero de 1917 (marzo en el calendario occidental), Rusia se encontraba inmersa en la Primera Guerra Mundial, un conflicto que agravó drásticamente la crisis económica, el hambre y las derrotas militares. La población, exhausta y cansada del zarismo, protagonizó una serie de huelgas y protestas masivas. Ante la creciente presión, el zar Nicolás II abdicó, dando paso a la formación de un Gobierno Provisional. Este nuevo gobierno prometió reformas, pero su decisión de no retirar al país de la guerra mantuvo la inestabilidad y el descontento popular.
Octubre de 1917: La Segunda Revolución y el Ascenso Bolchevique
La ineficacia del Gobierno Provisional para resolver los problemas fundamentales del país, como la continuidad de la guerra y la falta de reformas sociales, allanó el camino para una nueva insurrección. Los bolcheviques, bajo el liderazgo de Lenin, capitalizaron el descontento popular y tomaron el poder con la promesa de «paz, pan y tierra». La Revolución de Octubre (noviembre en el calendario occidental) marcó el inicio del régimen comunista en Rusia y sentó las bases para la posterior creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Consecuencias de la Gran Guerra y el Tratado de Versalles
Una Paz Frágil: El Legado de la Primera Guerra Mundial
El fin de la Gran Guerra no trajo una paz duradera. El Tratado de Versalles, firmado en 1919, impuso condiciones extremadamente duras a Alemania, incluyendo la pérdida de vastos territorios, un desarme significativo y el pago de elevadas indemnizaciones de guerra. Estas medidas, lejos de estabilizar Europa, generaron un profundo resentimiento que contribuiría a futuros conflictos.
Impacto Global de la Primera Guerra Mundial:
- Millones de muertos: Una devastadora pérdida de vidas humanas.
- Fin de imperios: La disolución de los imperios alemán, ruso, austrohúngaro y otomano.
- Aparición de nuevos países: Reconfiguración del mapa político europeo.
- Crisis económica y política: Profunda inestabilidad en toda Europa.
- Creación de la Sociedad de Naciones: Un intento de establecer un organismo internacional para prevenir futuras guerras, aunque con éxito limitado.
La paz resultante fue precaria, y las condiciones impuestas sembraron las bases para el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
La Gran Depresión y el New Deal en Estados Unidos
El Crack de 1929 y la Crisis Bursátil de Nueva York
En 1929, la Bolsa de Nueva York sufrió un colapso catastrófico, conocido como el «crack del 29». Esta crisis bursátil fue el resultado de una combinación de factores: la especulación financiera descontrolada, un exceso de producción industrial y agrícola, y la facilidad del crédito. El «crack» desencadenó una Gran Depresión a nivel mundial, caracterizada por millones de parados, pobreza generalizada y una profunda recesión económica.
El New Deal: La Respuesta de Roosevelt a la Crisis
Para combatir los efectos devastadores de la Gran Depresión, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt implementó el programa conocido como New Deal. Esta iniciativa supuso una intervención sin precedentes del Estado en la economía, con medidas como la creación de empleo público y la implementación de amplias ayudas sociales. Aunque el New Deal no resolvió completamente la crisis, sí logró aliviar significativamente la situación y sentó las bases para un nuevo modelo de intervención estatal.
El Ascenso de los Totalitarismos en Europa
Italia: De la Democracia al Fascismo con Mussolini
Italia, tras la Primera Guerra Mundial, se encontraba sumida en una profunda crisis económica, desorden social y un creciente temor al comunismo. En este contexto de inestabilidad, Benito Mussolini fundó el Partido Fascista, aprovechando la debilidad del Estado. En 1922, Mussolini organizó la Marcha sobre Roma, un evento que culminó con su nombramiento como jefe de gobierno por parte del rey. A partir de ese momento, Mussolini instauró progresivamente una dictadura caracterizada por el partido único, la represión política, una intensa propaganda y un control férreo sobre la sociedad.
Alemania: El Partido Nazi y la Llegada de Hitler al Poder
La crisis económica de 1929 golpeó duramente a Alemania, generando un aumento masivo del paro y un profundo descontento social. En este escenario, el nazismo, liderado por Adolf Hitler, ganó rápidamente apoyo popular con un discurso nacionalista, anticomunista y antisemita. En 1933, Hitler fue nombrado canciller. Aprovechando el incendio del Reichstag, eliminó derechos civiles y consolidó su dictadura con el apoyo de una parte de la población y el uso sistemático de la represión.
La Alemania Nazi: Un Régimen Totalitario y Racista
El régimen nazi se caracterizó por el control absoluto del Estado por parte de Hitler y el Partido Nazi. Fue un Estado de partido único, con un intenso culto al líder, una represión brutal ejercida por la Gestapo y los campos de concentración, una omnipresente propaganda y un estricto control ideológico. La ideología racista nazi, centrada en la supremacía aria, llevó a la persecución sistemática de los judíos, culminando en el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.
La URSS de Stalin: Consolidación del Poder Absoluto
Tras la muerte de Lenin, Iósif Stalin eliminó a sus rivales políticos y consolidó su poder absoluto en la URSS. Implantó un régimen totalitario basado en:
- Purgas y represión: Eliminación sistemática de opositores reales o percibidos.
- Control del Partido Comunista: Centralización total del poder en sus manos.
- Culto a la personalidad: Promoción de su figura como líder infalible.
- Colectivización forzosa de la agricultura: Eliminación de la propiedad privada en el campo.
- Planificación económica: Implementación de planes quinquenales para el desarrollo industrial.
Millones de personas fueron represaliadas, encarceladas o enviadas a los gulags (campos de trabajo forzado).
La Crisis de la Restauración y el Advenimiento de la Segunda República Española
El Declive de la Restauración (1902-1931)
El sistema político de la Restauración en España, basado en el fraude electoral y el turnismo político entre partidos, entró en una profunda crisis a principios del siglo XX. La desigualdad social, el auge del movimiento obrero y los nacionalismos periféricos aumentaron significativamente las tensiones internas. La Guerra de Marruecos y el desastroso Desastre de Annual (1921) agravaron aún más la situación. En 1923, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado, instaurando una dictadura que, aunque inicialmente estabilizó el país, finalmente fracasó, llevando al sistema de la Restauración a su colapso definitivo.
La Proclamación de la Segunda República en 1931
La monarquía española quedó gravemente desprestigiada tras su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera. Las elecciones municipales de abril de 1931 se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía, con una victoria contundente de los partidos republicanos en las principales ciudades. Ante la falta de apoyo popular, el rey Alfonso XIII abandonó el país. El 14 de abril de 1931, la Segunda República Española fue proclamada pacíficamente, contando con un amplio respaldo popular y generando grandes expectativas de cambio.
Reformas y Tensiones en la Segunda República (1931-1933)
Durante el llamado «bienio progresista» (1931-1933), la Segunda República impulsó una serie de ambiciosas reformas destinadas a modernizar el país:
- Una nueva Constitución laica y democrática.
- Reforma agraria: Para redistribuir la tierra y mejorar las condiciones del campesinado.
- Autonomía para Cataluña: Reconocimiento de las aspiraciones regionalistas.
- Reforma militar: Para profesionalizar el ejército y reducir su influencia política.
- Reformas educativa y social: Con el objetivo de extender la educación pública y mejorar las condiciones laborales.
Sin embargo, estas reformas encontraron una fuerte oposición por parte de sectores conservadores como la Iglesia, los militares y los grandes propietarios. Estas tensiones marcaron el inicio de una profunda división política y social en España.
La Confrontación Social y Política (1933-1936)
El triunfo de la derecha en las elecciones de 1933 frenó las reformas republicanas, generando un aumento de la polarización. En 1934, estalló una importante revolución obrera en Asturias y una rebelión en Cataluña, ambas reprimidas con dureza. La tensión social y política se intensificó. En 1936, la victoria del Frente Popular (una coalición de izquierdas) en las elecciones desató una ola de violencia política, asesinatos y enfrentamientos. En julio de ese mismo año, una parte del Ejército se sublevó contra el gobierno republicano, dando inicio a la trágica Guerra Civil Española.
La Guerra Civil Española (1936-1939)
Bandos Enfrentados en la Guerra Civil
El conflicto de la Guerra Civil Española enfrentó a dos grandes bandos:
- Los Republicanos: Compuestos por fuerzas de izquierdas, sindicatos, trabajadores y defensores de la democracia y la legalidad republicana. Recibieron apoyo limitado de la URSS y las Brigadas Internacionales.
- Los Sublevados o Nacionales: Integrados por militares golpistas, la Iglesia, falangistas (fascistas), monárquicos y conservadores. Contaron con el apoyo crucial de la Alemania nazi y la Italia fascista.
La guerra se inició tras el fracaso del golpe de Estado de julio de 1936, que derivó en un conflicto civil prolongado y extremadamente sangriento.
Evolución y Fin del Conflicto
La Guerra Civil Española se extendió desde 1936 hasta 1939. Los sublevados, liderados por el general Francisco Franco, fueron ganando terreno progresivamente gracias al decisivo apoyo militar de Alemania e Italia. Por su parte, los republicanos recibieron un apoyo más limitado, principalmente de la URSS. Las batallas más importantes se libraron en lugares como Madrid, el Ebro y Cataluña. Finalmente, en marzo de 1939, las tropas de Franco tomaron Madrid, proclamando la victoria y poniendo fin a la guerra. Este desenlace marcó el inicio de una larga y represiva dictadura franquista en España.