Expansión de los reinos cristianos en la Baja Edad Media: expansión de la corona de Aragón por el Mediterráneo y rutas atlánticas.

5.1. Los reinos cristianos en la baja Edad Media: organización política e instituciones en el reino de Castilla y en la Corona de Aragón.


Frente a la anterior fragmentación del poder político, propia del feudalismo, en los siglos XIV y XV se fue reforzando la autoridad de los reyes. La unificación de Castilla y León provocó un proceso de centralización administrativa, con un código común, “las Partidas” (1348), que reforzaba además la autoridad real. Las Cortes, institución de representación de los tres estamentos, sólo tuvieron, desde finales del siglo XIV, la función de conceder los subsidios a los reyes. También se mantuvo el Consejo Real, de función asesora. En el XIV se creó la Audiencia, órgano supremo de justicia. Los municipios tenían cierta autonomía; pero en esta época, el deseo de los reyes de aumentar su poder, hizo surgir la figura del corregidor, representante del rey.


La Corona de Aragón se presentaba como una confederación de territorios (Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca), cada uno con sus leyes e instituciones propias. Se mantuvo la concepción feudal y pactista de la monarquía. Como resultado de ello, la organización y las instituciones políticas tuvieron un carácter distinto al de Castilla, y el poder del rey estaba más limitado. Había Cortes independientes en cada núcleo de la Corona; Diputaciones (Generalitat en Cataluña, y Diputaciones en Aragón y Valencia); y cargos como el del Justicia de Aragón.


5.2. Los reinos cristianos en la baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política


La crisis que se inicia en el Siglo XIV tuvo su origen en factores económicos muy concretos. Sin embargo, la crisis se fue complicando y generalizando, hasta alcanzar todos los sectores económicos, y todos los aspectos de la sociedad. El primer desajuste en producirse fue una crisis agraria (estancamiento de la producción), que provocó escasez de alimentos, y, ante los frecuentes años de malas cosechas, hambrunas. La crisis demográfica vino, como consecuencia, a continuación, aunque se vio aumentada por las epidemias, como la Peste Negra de 1348. El retroceso en la población llevó consigo abandono de tierras de cultivo, disminución en la producción agraria, y aumento de los precios de los alimentos. Ante la disminución de las rentas, los señores intentaron acaparar más tierra (enfrentándose entre ellos) y aumentar la presión sobre los campesinos. Esto provocó una conflictividad social generalizada, con implicaciones políticas. Hubo conflictos políticos tanto en Castilla (Guerra Civil dinástica, con implicaciones sociales y políticas exteriores), como en Aragón (Guerra Civil, enfrentamientos entre grupos sociales, entre la monarquía y sectores poderosos de la sociedad).

5.3. Los reinos cristianos en la baja Edad Media: la expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo


El Mediterráneo fue para Aragón un ámbito prioritario de actuación por varias causas, como el fin de la expansión territorial en la Península, la necesidad de controlar a los almogávares, o la búsqueda de una salida para el comercio catalán y valenciano. Desde finales del Siglo XIII hasta mediados del XV, los monarcas aragoneses emprendieron una importante expansión política por el Mediterráneo, que era un ámbito muy bien cartografiado (cartografía mallorquina). Se fueron incorporando a Aragón: Sicilia (Siglo XIII), Cerdeña (Siglo XIV) y el reino de Nápoles (Siglo XV). Incluso durante un breve periodo de tiempo pertenecieron a Aragón los ducados de Atenas y Neopatria (Siglo XIV). Al amparo de esta expansión política, se desarrolló un activo comercio internacional que comunicaba estas regiones con otras más distantes, como el Próximo Oriente o Flandes. Se crearon los “consulados del mar”, como delegaciones mercantiles de Aragón. Pero la crisis general de los siglos XIV-XV afectó mucho a la Corona de Aragón. Este factor, junto con el avance turco y la emergencia de las nuevas rutas atlánticas, provocaron la decadencia de este comercio.


5.4. Los reinos cristianos en la baja Edad Media: las rutas atlánticas (castellanos y portugueses). Las islas Canarias.


La expansión marítima de Castilla y Portugal se inició a mediados del Siglo XIV, y alcanzó una gran actividad a lo largo del Siglo XV. Los dos estados coincidían en pretender canalizar sus intereses económicos en un espacio aún no controlado por otros países. El incentivo era la búsqueda de oro y especias, la necesidad de hallar una ruta directa hacia los lugares productores de estos tesoros, prescindiendo así de los intermediarios musulmanes y de los turcos otomanos. Contaban ya con un buen respaldo técnico (carabela, astrolabio, brújula, cartografía), experiencia de navegación, y la buena situación de sus puertos atlánticos.


Durante el Siglo XV Portugal llevó la iniciativa, protagonizando una expansión por la costa occidental de África, donde fueron creando factorías. Hacia mediados de siglo navegantes portugueses llegaron al golfo de Guinea, rebasando la línea del Ecuador. En la misma época Castilla ocupó las islas Canarias, aunque su conquista no se completó hasta después del descubrimiento de América. Por los Tratados de Alcaçovas (1479) Castilla había renunciado a cualquier derecho sobre la costa africana, a excepción de Canarias, y fue Portugal quien alcanzó el cabo de Buena Esperanza en 1488 y la India en 1498.


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