Fascismo: Origen, Características y Consecuencias de un Movimiento Totalitario

Fascismo: Origen y Definición

El fascismo es un movimiento político y social que nació en Italia de la mano de Benito Mussolini tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. Se trata de un movimiento totalitario y nacionalista, cuya doctrina (y las similares que se desarrollaron en otros países) recibe el nombre de fascista. Desde 1922 hasta 1943 fue cuando el citado dictador italiano se convirtió en el primer ministro de su país. Fecha aquella última en la que fue depuesto y posteriormente encarcelado, aunque en prisión estuvo muy poco tiempo, pues recibió la ayuda de la Alemania nazi para escapar de dicho lugar.

Características del Fascismo

El fascismo se distingue por una serie de rasgos fundamentales que definen su naturaleza totalitaria y autoritaria:

Totalitarismo

En el fascismo, el Estado está presente en todos los aspectos de la vida de la gente, sin dejar abierto ningún canal para que puedan escucharse voces disidentes. La ideología todo lo penetra: el trabajo, la escuela, la juventud, los medios de comunicación, etc. La democracia y el voto se consideran métodos inútiles para llevar adelante un país, y obviamente, solo existe un partido político único.

Antiliberalismo

La libertad individual no es un valor; por el contrario, todos se deben subordinar plenamente al Estado y ponerse a su entero servicio. También es denostada la libertad de mercado y la libertad de asociación y culto.

Tercera Posición

Ideologías a las que considera incapaces de funcionar en el mundo real.

Anticapitalismo

La figura del banquero-financiero como elemento degenerado de la burguesía se estigmatizó de la mano del nazismo, una forma particular de fascismo que terminó convirtiendo a la Alemania de Hitler en la cara más oscura y denigrante del comportamiento humano. El anticapitalismo fascista se expresó, por ejemplo, a través de la organización corporativa del trabajo, en la que tanto los empresarios como los trabajadores fueron obligados a pertenecer a sindicatos controlados por el partido único.

Antimarxismo

Totalmente en oposición a la lucha de clases sostenida desde el marxismo, el fascismo mantuvo un concepto unificador y nacionalista, y persiguió duramente a toda forma de oposición, incluyendo las juventudes socialistas, comunistas y anarquistas. Los partidos de izquierda fueron ilegalizados y sus seguidores intensamente perseguidos por los aparatos de seguridad estatales. Esto en parte colaboró con la adhesión que tuvieron los movimientos fascistas de parte de algunos sectores de la clase media.

Corporativismo

El fascismo determinó que los conflictos de intereses de clase quedaran completamente suprimidos mediante una política de sindicato vertical y único, que recibe las directrices del gobierno.

Autoritarismo

En el fascismo no existe espacio alguno para el disenso; el funcionamiento social se sustenta en una rígida disciplina y un apego total a las cadenas de mando. La insubordinación era castigada con dureza.

Militarismo

Para sostener el autoritarismo hacía falta un fuerte aparato militar, cuyo espíritu trascendió a la sociedad toda. La educación en los valores castrenses y los grandes desfiles de uniformados, planeados meticulosamente, se hicieron parte del paisaje cotidiano en los períodos de gobiernos fascistas. Además, los partidos fascistas organizaron grupos de paramilitares que se involucraron en la persecución de los opositores.

Propaganda Desmedida

La radio y la prensa han significado mucho durante los regímenes fascistas, ya que actuaron como instrumentos de propaganda masiva para difundir los ideales y los supuestos logros, dejando cerrado todo acceso a opiniones diferentes.

Nacionalismo

El concepto de nación es enaltecido en el fascismo, el cual da un valor supremo a la unidad nacional y a la familia como base de la sociedad, con el rol de la mujer claramente ubicado en la casa, atendiendo al marido y a los hijos, y el del hombre en el mundo del trabajo y la defensa de la nación.

Racismo

A partir de ciertas fuentes mitológicas y literarias, el fascismo nazi instaló la aberrante idea de una desigualdad de las razas. En ese contexto ubicaron a la raza aria como “la raza superior”, y por debajo de ella a las demás etnias integradas por seres inferiores, como gitanos y judíos. Esta ideología dio lugar a algo que avergüenza a la humanidad en su conjunto: el Holocausto.

Personalismo

La historia demuestra claramente que los gobiernos fascistas siempre se organizaron en torno a la figura de un jefe o caudillo, que partiendo de cierto carisma supo ir construyendo toda una estructura jerárquica en la que él ocupa la posición central, erigiéndose en la única voz autorizada, la del líder, y quienes lo rodean sostienen esa imagen mediante el culto a la personalidad, que trasciende y llega a toda la población.

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