Fernando VII 1814 1833 enfrentamientos absolutistas liberales

Fernando VII: (1814-1833)


Tras seis años de «cautiverio», Femando VII, conocido con el sobrenombre de «El Deseado», volvíó a España en medio del júbilo popular. Lejos de jurar la Constitución, como le pedían los diputados liberales de las Cortes, decidíó seguir el consejo de 69 diputados serviles que mediante el Manifiesto de los Persas (Abril de 1814) reclamaron al rey la vuelta del absolutismo. En Valencia, Femando VII decretó la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención de los diputados liberales, Se restituyeron las antiguas instituciones de la monarquía absoluta y toda la obra de Cádiz quedó anulada de un plumazo, La Iglesia recuperó las tierras incautadas, se restablecieron los gremios, la Mesta, el sistema de señoríos y, por supuesto, la Inquisición. Tanto los españoles «afrancesados» (militares, funcionarios, intelectuales y artistas que habían colaborado con el gobierno josefino) como los liberales fueron perseguidos y tuvieron que emprender el camino del exilio para evitar represalias. Los que no pudieron escapar a tiempo sufrieron penas de presidio en España.

El Sexenio absolutista(1814-1820)


El contexto internacional era muy favorable al régimen absolutista restaurado por Femando VII ya que, tras la derrota de Napoleón, se configuro en Europa un nuevo sistema surgido del Congreso de Viena ( 1815), orientado a defender a las monarquías absolutistas frente a cualquier intento revolucionario liberal.
Pero en el interior, la monarquía española tuvo que hacer frente a una grave crisis económica motivada por diversas causas: la devastación originada durante los seis años de guerra (ruina de la agricultura y la ganadería, paralización del comercio y de la incipiente industria); la secular crisis de la hacienda real, agravada durante la guerra por el fuerte aumento de la deuda; la coyuntura europea de depresión económica; y el proceso bélico independentista de los territorios americanos.

El malestar fue en aumento, también en el seno del ejército en el que los militares jóvenes aspiraban a acabar con un régimen estamental que les impedía acceder a los altos cargos copados por los nobles. Tras una serie de pronunciamientos serán los medios empleados por el liberalismo para tratar de acceder al poder. Se trata de un golpe con medios militares y fines políticos (su objetivo es provocar un cambio de gobierno) que suele contar con apoyo civil.

Tras una serie de pronunciamientos que se sucedieron desde el mismo año 1814 ,en 1820 finalmente triunfa en Cabezas de San Juan (Sevilla) el del teniente coronel Rafael de Riego, al frente de un contingente reclutado para embarcar hacia América a combatir la insurgencia.

El Trienio Liberal (1820-1823)


El 1 de Enero de 1820 Riego proclamó la Constitución de 1812. Ante la extensión del movimiento revolucionario, el monarca se vio finalmente obligado a jurar la Constitución. La revolución liberal española de 1820 es la primera que triunfa en una Europa en plena reacción absolutista. Inmediatamente se decretó la amnistía para Los liberales encarcelados y se restablecíó la legislación liberal vigente entre 1810 y 1814. De forma espontánea surgieron en todo el país las Sociedades Patrióticas, reuniones de liberales en los cafés.

Pronto surgieron diferencias entre los liberales, que se escindieron en dos tendencias o facciones:
los «doceañistas», que pretendían aplicar la Constitución de 1812 en sentido moderado (concesión de más poder al monarca, creación de una segunda cámara reservada a las clases altas) y los

«veinteañistas» o exaltados, que aspiraban a una aplicación estricta de las reformas políticas, sociales y económicas establecidas en la Constitución de Cádiz, incluida la supremacía de las Cortes frente al rey.

Femando VII, que conspiraba en secreto para conseguir la intervención militar de las potencias absolutistas de la Santa Alianza (Prusia, Austria, Rusia y Francia ), logró finalmente su propósito. Tras el Congreso de Verona (Noviembre de 1822), un ejército francés de 100.000 soldados al mando de Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema («Los Cien Mil Hijos de San Luis») invadíó España en Abril de 1823. El 1 de Octubre de 1823 se daba por concluido aquel segundo periodo constitucional de tres años de duración. Femando VII se convertía de nuevo en monarca absoluto.


La década absolutista (1823-1833)


Femando VII, ayudado por los contingentes de tropas francesas que se quedaron en España en misión de vigilancia, emprendíó una represión contra los liberales mucho más dura que la de 1814 (en Noviembre, Riego, convertido luego en héroe mítico liberal, fue ahorcado en la Plaza de la Cebada de Madrid). Muchos se vieron obligados a exiliarse en Francia y Gran Bretaña.

Desde el exilio, los liberales alentaron varios fallidos pronunciamientos, como el de José María Torrijos en Málaga ( 1831) que acabó con su fusilamiento. En el terreno económico, la crisis hacendística se agudizó debido a la pérdida de las colonias americanas, exceptuando las Antillas y Filipinas.

Durante esta década los ultrarrealistas que paradójicamente van a conspirar contra el rey, cuya actitud juzgan demasiado blanda, y se agrupan en tomo a su hermano don Carlos, llegando incluso a provocar una insurrección armada en Cataluña, la guerra de los malcontents o agraviados, que prefigura el futuro conflicto carlista.

En los últimos años del reinado surge el problema sucesorio. En 1829 Femando VII se casó en cuartas nupcias con su sobrina María Cristina de Borbón. Su hermano, el infante Carlos (conocido como don Carlos), se veía ya como sucesor puesto que, en sus tres matrimonios anteriores, el rey no había tenido descendencia. En 1830, al saber que la reina estaba embarazada, Femando VII promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la hasta entonces vigente Ley Sálica, que prohibía a las mujeres acceder al trono. Poco después fue padre de una niña, la futura Isabel II. En 1832, ante la grave enfermedad del rey, María Cristina fue nombrada reina gobernadora y tuvo que apoyarse en los liberales para defender los derechos de su hija Isabel frente a los ultrarrealistas o absolutistas extremos, partidarios de don Carlos, que se llamarán «carlinos» o «carlistas». Cuando en 1833 Femando VII muere, su hija y heredera al trono solo tiene tres años, por lo que será su madre la que se haga cargo de la Regencia hasta su mayoría de edad.

La independencia de las colonias americanas

Cuando las noticias de lo sucedido en España en 1808 llegaron a las colonias de América, el vacío de poder propició allí el desarrollo de los movimientos emancipadores. Entre los caudillos independentistas sobresalen las figuras del cura Hidalgo y Morelos (México), José San Martín (Argentina, Chile, Perú) y Simón Bolívar (Venezuela, Colombia, Ecuador). Los antecedentes del proceso emancipador se remontan a cuando la poderosa burguésía criolla, influida por las ideas ilustradas y por el ejemplo de la independencia norteamericana y de la revolución francesa , mostró su descontento y su deseo de un cambio del sistema colonial en sentido liberal, tanto en el terreno político (los criollos descendientes de españoles nacidos en América no podían acceder a los altos cargos públicos, reservados a los peninsulares), como en el terreno económico (al no tener libre comercio perjudicaban sus negocios).Entre 1808-1814, los territorios americanos se rebelaron contra el rey extranjero José I y formaron Juntas a imitación de las peninsulares, en algunas de las cuales hubo quienes adoptaron ya posturas independentistas .Sin embargo, los diputados americanos de las Cortes de Cádiz, respaldados por la burguésía criolla parecieron conformarse con la concesión de la libertad económica y la descentralización política dentro de la Monarquía española.

A la vuelta de Femando VII al trono, todas las colonias, excepto Argentina, siguieron perteneciendo a la Corona española. Pero los criollos iban a abandonar definitivamente la opción autonomista a favor de la independencia, un proceso que se aceleró durante el Trienio Liberal y que fue alentado por Inglaterra, que rápidamente se hizo con la influencia económica en la zona, y por los Estados Unidos.

Las guerras de independencia siguieron una trayectoria compleja y culminaron con la derrota española en Ayacucho en 1824, batalla que puso fin a la dominación española en América continental, con la independencia de Perú y Bolivia. Solo las islas de Cuba y Puerto Rico siguieron ligadas a la metrópoli.

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