La Evolución Demográfica de España (1800-1930): Un Siglo de Transformaciones
Las características de la evolución demográfica española para este periodo son las siguientes:
Características de la Evolución Demográfica
- Siglo XIX: Crecimiento Lento y Alta Mortalidad. El siglo XIX se caracterizó por un crecimiento demográfico lento, debido a una alta tasa de mortalidad. Esta se explicaba por las malas condiciones higiénicas, la baja producción agrícola y la prevalencia de enfermedades endémicas, lo que resultaba en una corta esperanza de vida. Esta situación persistió hasta aproximadamente 1885, momento en que la mortalidad comenzó a descender de forma sostenida, situándose al final del siglo XIX por debajo del 29‰ (fase de transición demográfica).
- Natalidad Moderada. La natalidad, por su parte, era moderada en comparación con la de otros países europeos en transición demográfica.
- Comienzo del Siglo XX: Caída Simultánea y Alto Crecimiento. A comienzos del siglo XX, la situación cambió: tanto la mortalidad como la natalidad cayeron simultáneamente, aunque la primera lo hizo más rápidamente. Esto dio lugar a una de las tasas de crecimiento demográfico más altas de Europa (comparable a la de algunos países en desarrollo actuales). La única excepción notable fue Cataluña, que experimentó una transición demográfica adelantada.
Movimientos Migratorios
Los movimientos migratorios fueron poco relevantes hasta finales del siglo XIX, debido a las leyes anti-emigración, el estancamiento económico-demográfico, el proteccionismo agrícola y los vaivenes monetarios.
A partir de finales del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial (que supuso un parón), se vivió el máximo apogeo de la migración exterior, especialmente hacia el Caribe y Sudamérica, con origen en el Norte peninsular y Canarias.
Las migraciones interiores, aunque no extraordinarias, acentuaron el reparto demográfico que persiste hasta hoy: despoblación en el Centro peninsular y concentración en el Norte y el Mediterráneo. Este fenómeno se incrementó desde la Primera Guerra Mundial y durante la Dictadura de Primo de Rivera.
La Crisis de 1917 en España: Un Punto de Inflexión
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) agudizó los problemas pendientes de la Restauración borbónica en España. Aunque el país permaneció neutral, esta postura le permitió obtener beneficios económicos al ser proveedor de los países en conflicto. Esto impulsó el ritmo industrializador y la compra de industrias y negocios extranjeros con la entrada de capitales. Sin embargo, a medio plazo, esta situación provocó un exceso exportador y un aumento de la inflación debido a la demanda exterior. Lejos de solucionarse con una subida de los salarios, esto desembocó en un aumento de la espiral inflacionista.
Cuando cesaron las exportaciones (con la entrada de EE. UU. en la guerra), se produjeron despidos masivos y se mantuvieron los precios para sostener los beneficios, lo que causó un profundo malestar obrero, influido también por el ejemplo de la Revolución Rusa.
En ese mismo momento, convergieron otros tres problemas principales:
- El Problema Militar: Originado por la Ley de Jurisdicciones de 1906 y agravado por los sistemas de ascensos (consecuencia de la Guerra de Marruecos), provocó la aparición de las Juntas de Defensa (sindicatos militares ilegales) que el gobierno pretendía disolver.
- El Problema Político: La oposición, tras el fin del gobierno de concentración y formada por republicanos, la Lliga Regionalista y algunos socialistas, buscó el apoyo de militares y obreros para lograr un cambio político. Decidieron reunirse en Barcelona (la Asamblea de Parlamentarios) para solicitar reformas al gobierno, presionando a través de militares y obreros.
- El Problema Social (Obrero): Los obreros, por su parte, crearon un comité para convocar una huelga general en apoyo a los cambios políticos y en protesta por su situación económica.
El gobierno desactivó la crisis cediendo a las demandas militares a cambio de su apoyo. La Asamblea de Parlamentarios terminó en un semifracaso y la huelga general fracasó debido a la desunión obrera y al respaldo militar al gobierno. Aunque el gobierno controló aparentemente la situación, no resolvió ningún problema de fondo y, de hecho, agravó otros (especialmente el militar, al ceder a sus presiones).
La Conquista Romana de la Península Ibérica y el Proceso de Romanización
La conquista de la Península Ibérica se desarrolló en diferentes etapas entre el año 218 a.C., cuando comenzó la intervención de los romanos en la península en el contexto de las luchas entre Roma y Cartago (Segunda Guerra Púnica), y el año 19 a.C., cuando se adueñaron de los territorios del norte peninsular. El dominio romano se prolongó hasta el derrumbamiento del Imperio a finales del siglo V d.C.
Etapas de la Conquista Romana
- Victoria de Roma sobre Cartago: Conquista del Mediterráneo peninsular.
- Sometimiento de los Pueblos del Interior: Conquista de la zona de Aragón y las mesetas Norte y Sur.
- Guerras Civiles en Roma: Durante este periodo, se conquistó Galicia.
- Sometimiento de los Pueblos del Norte: Finalización de la conquista de la península.
Características de la Romanización en Hispania
A continuación, se produjo la romanización, un proceso histórico mediante el cual la población indígena de Hispania asimiló los modos de vida romanos. Sus características principales fueron:
Economía
- Se explotaron recursos como metales (oro y plata) y recursos agrícolas. Los esclavos (habitantes sublevados contra los romanos) fueron empleados en minas y latifundios.
- La agricultura se centró en la tríada mediterránea: trigo, vid y olivo.
- Se introdujeron innovaciones como el arado romano, los regadíos, nuevas técnicas de artesanía, salazones y cerámica.
- Se fomentó el comercio mediante el uso de la moneda y una extensa red de comunicaciones (las calzadas).
Sociedad
- Se introdujo un estatuto ciudadano romano, con diferentes niveles.
- En la cúspide, se encontraban los senadores y caballeros, con grandes fortunas y magistraturas provinciales.
- Después, la aristocracia local, con importantes negocios y magistraturas locales.
- Por debajo, los trabajadores libres (campesinos, soldados, etc.) y, en la base, los esclavos, empleados en explotaciones agrícolas y minas.
Administración
- Se impulsó una civilización urbana, con la creación de nuevas ciudades como centros de la ordenación administrativa del Imperio, piezas esenciales del poder político, el comercio y la vida social.
- Por encima de las ciudades, se organizaron las provincias, y a partir del siglo I d.C., el conventus iuridicus como subdivisión de la provincia.
Cultura
- Se introdujo progresivamente el latín, que se convirtió en el origen de las lenguas romances, subsistiendo únicamente el vascuence en algunas zonas.
- Apareció el Derecho romano, que sentó las bases del Derecho moderno.
- En el ámbito literario, destacaron figuras como Séneca.
- En cuanto a la religión, hubo tolerancia hacia los cultos indígenas, siempre que fueran compatibles con los romanos. Finalmente, el cristianismo fue impuesto como religión oficial del Imperio por el emperador Teodosio.