Guerra Civil española Julio 1936 a Marzo 1937

Introducción:


Tras la victoria en Febrero de 1936 del Frente Popular se aceleraron los preparativos para una sublevación militar que acabase con la República en España.
El General Mola, camino a su nuevo destino en Pamplona, aprovechó su parada en Madrid para conocer otros movimientos independientes (Coronel Seguí y grupos de la Falange) que se estaban formando contra la República e intentar coordinarlos. Del mismo modo, la UME (Uníón Militar Española) con el General Galarza al frente advertía al nuevo gobierno de las consecuencias de no aceptar la restitución en sus puestos de los cargos militares que habían sido removidos. Con todo esto, la Junta de Generales fija para el 20 de Abril el inicio de la sublevación militar, sin embargo, la contraorden dada por el General que debía liderarla (Rodríguez del Barrio) abortó el levantamiento militar de Abril. La Guerra Civil española fue un acontecimiento histórico de gran trascendencia. Significó la ruptura traumática del proceso de democratización de la sociedad española y alcanzó una gran repercusión internacional polarizando la opinión pública en dos bandos.

1. La Sublevación Militar

El conflicto arrancó en la rebelión militar iniciada el 17 de Julio en Melilla, y el 18 de Julio en varios puntos de la península. Se trató de un Golpe de Estado preparado con antelación en los meses previos, con un claro carácter de acción violenta. Lo militares que lo encabezaron – Mola, Franco, Cabanellas o Sanjurjo- contaron con el apoyo de algunas fuerzas políticas y de sectores de terratenientes y grupos financieros (los que hicieron posible, por ejemplo, el traslado de Franco desde Canarias hasta el norte de África). El golpe fracasó inicialmente puesto que el ejército no se hizo con el poder y no triunfó en las grandes capitales –Madrid, Barcelona o ValenCía-. Lo que en principio planearon como un Golpe de Estado acabó transformándose en una guerra civil larga y cruenta. El 18 de Julio de 1936, la presidencia de la República la ocupaba Manuel Azaña y al frente del gobierno se encontraba Casares Quiroga. El triunfo o fracaso del golpe en cada zona dependíó de la rapidez y coordinación de los insurgentes y de la capacidad de reacción de las fuerzas populares. Los sublevados tuvieron éxito en Castilla y León, Galicia,



la parte oriental de Aragón, Navarra, Álava, norte de Extremadura y parte de Andalucía occidental. Las fuerzas leales a la República mantuvieron el control de la zona este de España (parte de Aragón, Cataluña y Valencia), Castilla La Mancha, Madrid, Murcia, parte de Andalucía oriental y zonas de Extremadura.

2. Las fases de la guerra y la participación internacional

Mas allá de la división territorial entre una zona y otra al comienzo del golpe, el gobierno republicano controló las zonas industriales y las reservas del Banco de España mientras que los sublevados se hicieron con las zonas agrícolas productoras de cereal. En el plano militar, la mayoría de los oficiales y el ejército de África estuvieron con los sublevados, pero la flota y la aviación fueron fieles a la República. Una larga guerra de casi tres años, en la que cabe distinguir tres fases :

A

Avance de los sublevados. Desde el norte de África se dirigieron a Córdoba, Granada y Sevilla (bajo el mando del general Queipo de Llano). En Agosto fueron hacia Badajoz donde también hubo una dura represión. El General Mola tomó Irún y San Sebastián en Septiembre y ocuparon Asturias desde Galicia. También en Septiembre llegaron hasta Talavera donde Franco decidíó tomar Toledo en cuyo Alcázar resistían los sublevados. Pero el gran objetivo de esta primera fase era ocupar Madrid. La capital comenzó a ser bombardeada en Octubre de 1936 y el gobierno de la república se trasladó a Valencia donde se formó una Junta de Defensa presidida por el general Miaja. Este primer asalto a la capital de España fracasó en Noviembre coincidiendo con la llegada de los primeros efectivos de las Brigadas Internacionales. Igual resultado tuvo el intento republicano de recuperar parte de Aragón con tropas enviadas desde Cataluña.

B

El asedio de Madrid, la conquista de Málaga y la caída del norte. Esta segunda fase comenzó en 1937 y el objetivo principal seguía siendo Madrid pero la ciudad continuó con la resistencia (batalla del Jarama-Febrero de 1937). Esto motivó que Franco centrara sus objetivos en Andalucía Oriental y Málaga cayó en Febrero de 1937, tras lo cual los sublevados desataron una durísima represión. La campaña del País Vasco comenzó a continuación y en Abril de 1937 tuvo lugar el bombardeo de la ciudad de Guernica por la aviación alemana.


Acto seguido, tropas navarras e italianas entraron en Bilbao (Junio). Santander fue ocupada en Agosto y la ofensiva de los sublevados sobre Asturias se desarrolló en Septiembre. La caída del norte supuso la pérdida de una importante zona minera e industrial. Esta fase continuó en 1938 cuando las tropas sublevadas rompieron el frente de Aragón y llegaron a las costas del Mediterráneo, cerca del delta del Ebro. Para recuperar el terreno perdido, la República lanzó una ofensiva militar entre Julio y Noviembre de 1938 conocida como la “Batalla del Ebro”, una campaña que costó 100.000 vidas y agotó las reservas republicanas.

C

El fin de la guerra y la derrota republicana. En Diciembre de 1938 tuvo lugar la ofensiva de las tropas franquistas sobre Cataluña. Tarragona y Barcelona cayeron en Enero de 1939, y en Febrero lo hizo Gerona. El gobierno republicano salíó de España por la frontera francesa junto con miles de personas que huían camino del exilio. A finales de Marzo las tropas insurgentes entraron en Madrid y el resto de ciudades que habían resistido hasta el final, como Jaén o Valencia, se entregaron. Otro de los aspectos más relevantes de esta guerra fue la atención que despertó en la opinión pública internacional. Los países de nuestro entorno decidieron desde los primeros momentos la NO intervención en el conflicto. Esto fue letal para la España republicana que había solicitado un apoyo de las potencias democráticas para hacer frente al golpe que no obtuvo, excepción hecha del apoyo conseguido de la Uníón Soviética. Sí hubo intervención extranjera en la guerra. Los sublevados contaron desde el primer momento con el apoyo económico y militar de Alemania, Italia y Portugal. Frente a ello, el gobierno republicano obtuvo el apoyo de la URSS, aunque en verdad tuvo un coste económico al que se hizo frente con las reservas del oro del Banco de España. Además de esta ayuda, los republicanos contaron con los voluntarios que compusieron las Brigadas Internacionales, compuestas por unos 40.000 hombres que acudieron procedentes de diversos países en defensa de la República.

3. La situación política en la zona republicana

En los primeros momentos tras el golpe, el gobierno reacciónó con la incautación de los bienes de las personas y de las instituciones.

Este hecho, unido a la ocupación masiva de fincas derivó en una situación que algunos han considerado como una verdadera revolución social, especialmente donde diferentes organizaciones políticas ejercieron control y se constituyeron en poder alternativo al gobierno de la República. Desde el comienzo de la guerra, asistimos a la ausencia de un poder organizado en ambas zonas del conflicto. Esto favorecíó la violencia y la represión por parte de ambos bandos. Sin embargo, la represión desatada por los golpistas fue más selectiva, sistemática y organizada e iba dirigida contra los dirigentes y militantes de los partidos de izquierda. Por su parte, ,la violencia en la zona leal a la República fue espontánea y desigual, con importantes acciones de carácter anticlerical. En Septiembre de 1936 se formó un nuevo gobierno que presidíó el socialista Largo Caballero, quien decidíó el traslado a Valencia e intentó recuperar el control de la economía y el ejército. Esto produjo fuertes tensiones con los gobiernos catalán y vasco y con los partidarios de implantar ya la revolución (anarquistas y trotskistas) que a su vez estaban enfrentados a quienes pensaban (los comunistas) que había que ganar primero la guerra y después hacer la revolución. El resultado de los enfrentamientos fue la aniquilación de una organización trotskista (el POUM) y la formación de un nuevo gobierno en Mayo de 1937 presidido por Juan Negrín. Negrín se mantuvo firme en su posición de no negociar con los sublevados porque pensaba que antes o después la situación política europea podría degenerar en un conflicto contra las potencias fascistas ( Alemania o Italia) y esto colocaría a España en el lado de las democracias. Pero el conflicto internacional no llegó antes de que finalizara la guerra de España. Negrín defendíó la resistencia hasta el final y de ahí su apoyo a la resistencia del Ebro frente a quienes pensaban que era mejor una solución negociada. Tuvo que salir de España junto a otros dirigentes republicanos cuando, además, Francia y Gran Bretaña reconocieron el gobierno de Franco.

4. La situación política en la zona sublevada

A escasos días de iniciarse lo que los sublevados llamaron “alzamiento nacional”, los golpistas constituyeron en Burgos

una Junta de Defensa nacional e impusieron un régimen militar que contó con el apoyo de fuerzas políticas como Falange o los Carlistas (Requetés) . Desde un primer instante se impuso el control de la actividad económica orientada a la guerra y así, por ejemplo, se creó el Servicio Nacional del Trigo, que controlaba casi toda la producción. En cuanto a la organización del poder, lo más destacable fue el ascenso de Franco. Su prestigio militar le sirvió para se una de las cabezas del movimiento. Las muertes de Sanjurjo y Mola le allanaron el camino; su elección como “jefe del gobierno del Estado Español” en Septiembre de 1936 supuso la instauración de una dictadura personal regida por el principio del exterminio del enemigo a toda costa. Muy pronto se configuraron las bases del nuevo Estado. Bajo la influencia de Serrano Súñer se unificaron los falangistas y carlistas en un partido único: FET y de las JONS, que seguía los modelos fascista y nazi. Sus primeras leyes iban dirigidas a la construcción de un Estado totalitario donde jugaría un papel de primer orden la Iglesia católica. Era el nacimiento del “nacionalcatolicismo”. Una de las primeras leyes, que anunciaba la dureza de la represión de postguerra, fue la Ley de responsabilidades políticas que permitía juzgar a quienes hubiesen tenido alguna vinculación con las fuerzas políticas republicanas, con partidos de izquierda o con sindicatos de clase. Conviene recordar que ya desde el inicio de la guerra los militares sublevados justificaron su actuación bajo una intención de evitar una revolución comunista. Esta justificación les sirvió para realizar una política de depuración y de limpieza de todos aquellos a los que se consideraba de ideas izquierdistas o republicanas. Los protagonistas de la violencia fueron en muchos casos los civiles que apoyaron el golpe, auxiliados por fuerzas de Falange. Los mandos militares nunca hicieron esfuerzos por controlar dicha violencia, legitimada con el silencio de la jerarquía católica; a diferencia de lo ocurrido en la zona republicana donde el gobierno trató de evitar que se produjeran los mismos desmanes de los primeros meses.

 

5. Las consecuencias de la guerra


De forma resumida podemos destacar tres tipos de consecuencias de la Guerra Civil española:
Demográficas, económicas y políticas. Demográficas: la pérdida de casi medio millón de personas, a lo cual se debe añadir que la represión y las condenas de muerte continuaron tras el final de la guerra. A ellos hay que sumar las cifras del exilio, considerado el más importante de nuestra historia tanto en número – unos 450.000 personas- como en la cualificación de las mismas puesto que supuso la salida de intelectuales, artistas, escritores y profesores, que dejaron maltrecho el tejido cultural español. Económicas: Supuso el retroceso a una economía agraria, la disminución de la población activa y el hundimiento de la renta nacional. Provocó la pérdida de las reservas de oro, la destrucción de las infraestructuras (puentes, carreteras y ferrocarriles) y la aparición del hambre y la escasez, una situación que se agravaría tras la 2ª Guerra Mundial debido al aislamiento de España. Políticas: La guerra significó la desaparición del proyecto republicano de hacer de España un país democrático. Toda la legislación reformista fue derogada y sustituida por un sistema dictatorial donde se suprimíó el reconocimiento de los derechos fundamentales. El régimen dictatorial que se instauró en España tras la Guerra Civil quedaría durante décadas aislada en el contexto internacional por su apoyo, aunque ambiguo, a los gobiernos de Eje durante la IIª Guerra Mundial, quedando fuera de la ONU (hasta 1955) y de la construcción europea.

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