El Estallido de la Guerra Civil Española: Causas y Bandos Enfrentados
La oposición de buena parte de los sectores conservadores españoles a la democratización política y al reformismo social de la Segunda República se tradujo en una acción golpista que se inició el 17 de julio de 1936. El clima de confrontación del Frente Popular les sirvió para justificar su decisión.
La Consolidación de los Bandos: Nacionales y Republicanos
Desde el inicio del conflicto, se consolidaron dos grandes bandos con intereses y objetivos contrapuestos:
El Bando Sublevado o Nacional
Estaba constituido por militares, conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos y carlistas, así como por todos aquellos que se habían opuesto a las reformas de la República. Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y se definían a sí mismos como «nacionales» por su defensa de la unidad de España y su carácter católico. Entre los sublevados, no había unanimidad sobre las acciones a emprender tras el golpe de Estado; sin embargo, los altos cargos militares manifestaron que su intención inmediata era «restablecer el orden» a través de una dictadura militar que eliminase el riesgo de revolución.
El Bando Republicano o Leal
Estaba constituido por las clases más populares: obreros y empleados urbanos, pequeña burguesía y campesinado sin tierras. En su mayoría, estaban influidos o afiliados por las organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas. Todos ellos defendían esencialmente la legitimidad republicana y encarnaban el conjunto de fuerzas sociales, políticas y sindicales que habían dado apoyo a las reformas republicanas del Bienio de Izquierdas y al Frente Popular. Representaban intereses diversos y agrupaban tanto a sectores pequeñoburgueses reformistas como a grupos revolucionarios deseosos de transformar el país por la vía de la revolución socialista o anarquista.
La Dinámica Inicial del Conflicto: Desafíos y Repercusiones
La guerra originó, en la zona republicana, una situación compleja. Por un lado, parte de las fuerzas de izquierda vieron la ocasión de realizar sus anhelos de revolución social. Por otro lado, era necesario concentrar todos los esfuerzos en ganar la guerra porque una derrota suponía el fin de toda esperanza de cambio social.
El Derrumbe del Estado Republicano y la Emergencia del Poder Popular
El gobierno republicano de José Giral tuvo que organizar apresuradamente una fuerza militar capaz de oponerse a los sublevados. Para ello, tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos, disolver el ejército tradicional y los cuerpos policiales, y decretar la creación de batallones de voluntarios, en los que debían integrarse las milicias.
En consecuencia, en el territorio republicano emergió una estructura de poder popular, vertebrada alrededor de sindicatos y partidos de izquierda, que constituían en aquel momento la única fuerza armada capaz de defender la legalidad republicana. En el verano y otoño de 1936, el poder de Estado sufrió un desplome casi total y fue sustituido por organismos revolucionarios dispuestos a imponer un nuevo orden. De ese modo, surgieron consejos, comités y juntas que se ocupaban de organizar las columnas de voluntarios para el frente, del orden público, de la economía, etcétera.
En algunas zonas se unificaron los comités para formar Consejos Regionales como el de Asturias, Valencia o Madrid, pero destacó especialmente la creación en Cataluña del Comité Central de Milicias Antifascistas. Este comité llegaría a un entendimiento con los partidos políticos y reconstituiría el poder de la Generalitat.
La Dimensión Internacional y el Liderazgo Nacionalista
La Significación Global del Conflicto Español
Desde el primer momento, la Guerra Civil española tuvo una gran repercusión internacional. El estallido de la guerra en España fue vista como una confrontación entre las fuerzas democráticas, y en parte revolucionarias (socialistas o comunistas), y los regímenes fascistas en ascenso (Alemania, Italia). Se creyó entonces que España era un «microcosmos» en el que se estaba produciendo el enfrentamiento armado que muchos temían a escala mundial.
Esta visión, sin embargo, debe ser matizada. La Guerra Civil fue más bien el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración, cuyo instrumento fue el ejército, y los grupos emergentes obreros y burgueses que querían establecer un sistema político democrático y un orden social progresista. Las reformas eran imprescindibles para la modernización de la sociedad española, pero atentaban contra los seculares privilegios de los grupos dominantes (latifundistas, empresarios, Iglesia, ejército). Por ello, esos grupos creyeron que se avecinaba una revolución y optaron por el abandono de la vía legal y parlamentaria, decantándose por el golpe de Estado.
El Ascenso de Francisco Franco: Liderazgo y Unificación del Bando Sublevado
Tras la muerte del general Sanjurjo, considerado como el principal jefe del movimiento golpista, el 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, integrada por militares (Mola, Franco, Queipo de Llano…) y presidida por el general más antiguo entre los sublevados, Miguel Cabanellas. La misión de esta Junta era gobernar el territorio ocupado y sus primeras medidas fueron prohibir la actividad de todos los partidos políticos, suspender la Constitución y decretar la paralización de la reforma agraria.
Para dirigir la guerra, fue ganando adeptos el general Francisco Franco. Su liderazgo se impuso después de liberar el Alcázar de Toledo y conseguir que Hitler y Mussolini lo reconocieran como único interlocutor válido para negociar su apoyo a la sublevación. El 30 de septiembre, los militares lo eligieron Jefe del Alzamiento. El 1 de octubre se publicó el decreto que lo nombraba Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos españoles.