Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
La sociedad de Al-Ándalus se dividía en tres grupos principales: musulmanes, otras religiones (cristianos y judíos) y esclavos. En la cúspide de la pirámide social se encontraban los árabes, sirios y bereberes. En la parte media se encontraban los cristianos y los judíos. La religión no representó un problema insalvable, ya que se aplicó una política de tolerancia (dimmíes) por la cual cristianos y judíos podían practicar su fe a cambio del pago de tributos.
En el ámbito económico, Al-Ándalus experimentó un desarrollo notable. Se introdujeron nuevas técnicas agrícolas (como sistemas de regadío y nuevos cultivos), se revitalizaron las ciudades como centros de producción y comercio, y se integró la península en el dinámico circuito comercial árabe, con la reintroducción de la moneda.
Finalmente, en cuanto a la cultura, esta estuvo profundamente impregnada por la religión islámica. Se alternaron periodos de gran esplendor cultural y tolerancia con otros de mayor rigorismo. La cultura islámica actuó como un puente fundamental entre el saber de la Antigüedad clásica y el Renacimiento europeo. Destacaron grandes figuras intelectuales como Averroes e Ibn Hazm. El arte andalusí se caracterizó por la aniconismo (ausencia de imágenes figurativas) y el uso de motivos geométricos y caligráficos. A menudo se empleaban materiales modestos, embellecidos con ricas decoraciones de yeso, azulejo y madera. Ejemplos sobresalientes se encuentran en sus mezquitas y palacios. Se distinguen tres grandes periodos artísticos:
- Arte califal: Las muestras más importantes son la Mezquita de Córdoba y el palacio de Medina Azahara.
- Reinos de taifas: Destacan la Giralda de Sevilla y la Torre del Oro.
- Etapa nazarí: Sobresalen la Alhambra de Granada y los jardines del Generalife.
Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana. Principales Etapas de la Reconquista. Modelos de Repoblación.
El primer núcleo de resistencia cristiana fue el Reino Asturiano. Sus reyes más destacados fueron Alfonso I y Alfonso III. Se establecieron en Oviedo y, posteriormente, en León (en el año 970). Durante este periodo, se descubrió la tumba del apóstol Santiago, lo que impulsó el Camino de Santiago.
El segundo núcleo fue el Reino de Navarra, fundado por los vascos tras derrotar a los francos en la Batalla de Roncesvalles (778). Su rey más importante fue Sancho III el Mayor, quien unificó temporalmente gran parte de los reinos cristianos antes de dividirlos entre sus hijos.
Posteriormente, surgieron los Condados Catalanes, que progresivamente se independizaron del vasallaje franco. Le siguió el Reino de Aragón, que se originó como un condado de la Marca Hispánica y fue legado por Sancho III a uno de sus hijos a su muerte en 1035. Finalmente, el Reino de Castilla, inicialmente un condado asturleonés, fue fundado por Fernán González.
La Reconquista se puede dividir en tres etapas principales:
- Primera etapa (siglos VIII-X): Se caracterizó por la conquista de la zona superior del Duero. Castilla se expandió hacia Burgos y Navarra hacia La Rioja.
- Segunda etapa (siglos XI-XII): Se lograron importantes avances como la conquista de Toledo (1085), Huesca (1096) y Zaragoza (1118). Los portugueses, por su parte, conquistaron Lisboa en 1147.
- Tercera etapa (siglos XIII-XV): Consolidó la hegemonía cristiana con hitos como la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). Jaime I de Aragón y Fernando III el Santo de Castilla y León fueron figuras clave en la expansión territorial.
En cuanto a los modelos de repoblación, se distinguen varios tipos:
- La presura (siglos IX-X) se aplicó en el Valle del Duero y los Pirineos, y consistía en la ocupación espontánea de tierras por campesinos.
- La repoblación concejil (siglo XI) se dio en el Valle del Tajo y el Ebro, y se basaba en la concesión de fueros o cartas puebla por parte del rey a los concejos.
- Las órdenes militares (siglos XII-XIII) repoblaron extensas zonas del Valle del Júcar y Turia, caracterizadas por grandes latifundios dedicados a la ganadería.
- Finalmente, los repartimientos (siglo XIII) consistieron en la distribución de grandes lotes de tierra a la alta nobleza y órdenes militares, y los heredamientos a la pequeña nobleza y la burguesía.
Reinos Cristianos en la Edad Media: Organización Política, Régimen Social y Sociedad Estamental
En los reinos cristianos medievales coexistieron dos sistemas fundamentales: el feudalismo y el régimen señorial. El feudalismo fue la organización política predominante en la Alta Edad Media, basada en una relación de vasallaje entre el señor (noble) y el vasallo (campesino o noble de menor rango). El rey concedía tierras (feudos) a los nobles a cambio de ayuda militar y consejo. El régimen señorial, por su parte, fue la expresión socioeconómica del feudalismo.
Hasta el siglo XI, predominó el señorío territorial, donde el señor era propietario de la tierra y percibía rentas. A partir del siglo XI, se desarrolló el señorío jurisdiccional, en el que el noble ejercía derechos de justicia, gobierno y cobro de impuestos sobre los habitantes de su señorío. Este sistema se consolidó con figuras como el mayorazgo, que garantizaba la indivisibilidad e inalienabilidad de los bienes de la nobleza. El rey solo ejercía autoridad directa sobre las tierras de realengo.
La sociedad era estamental, dividida en dos grandes grupos: los privilegiados y los no privilegiados (campesinos y burgueses). Cada estamento tenía una función específica: los privilegiados (nobleza y clero) estaban exentos de pagar impuestos y poseían la mayor parte de la tierra, mientras que los no privilegiados (Tercer Estado) sostenían económicamente a la sociedad mediante su trabajo y el pago de tributos. Esta estructura social se justificaba por una visión teocéntrica y una sociedad eminentemente guerrera. Se distinguían tres estamentos:
- La nobleza, estamento cerrado por nacimiento, se dedicaba a la guerra y la defensa.
- El clero, cuya función era orar y velar por la salvación de las almas, se dividía en clero secular (sacerdotes, obispos, que vivían entre la sociedad) y clero regular (monjes, monjas, que vivían en monasterios bajo una regla).
- El Tercer Estado o estado llano, el estamento más numeroso y no privilegiado, estaba compuesto por campesinos, artesanos y burgueses, y era el encargado de producir y pagar impuestos.
Organización Política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al Final de la Edad Media
En la Corona de Castilla, se produjo un fortalecimiento de la monarquía, inspirada en el derecho romano. Las principales instituciones de gobierno eran la monarquía, las Cortes y los municipios. En el ámbito monárquico, la antigua Curia Regia evolucionó hacia el Consejo Real, un órgano más técnico y profesionalizado. Se creó la Audiencia como tribunal superior de justicia. En el ámbito municipal, los concejos abiertos (asambleas donde participaban todos los vecinos) evolucionaron hacia concejos cerrados (dominados por una oligarquía urbana).
Por otra parte, la Corona de Aragón no era una monarquía unitaria, sino una confederación de reinos (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca) con sus propias leyes e instituciones (pactismo). Debido a esta estructura, el rey estaba obligado a pactar con las Cortes de cada reino y a nombrar virreyes para que le representasen en cada territorio. También contaban con sus propias Cortes y municipios.
Finalmente, el Reino de Navarra, de menor tamaño, estuvo fuertemente influenciado por Aragón y Francia. Sus principales instituciones representativas eran el Rey, las Cortes, el Consejo Real, la Corte Mayor y la Cámara de Comptos.
Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Instituciones de Gobierno
Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón se casaron en 1469. Tras la muerte de Enrique IV de Castilla (1474), se produjo una guerra de sucesión entre su hermana Isabel y su supuesta hija Juana la Beltraneja. La guerra finalizó en 1479 con el Tratado de Alcáçovas, que reconocía a Isabel como reina de Castilla. En el mismo año, Fernando II heredó la Corona de Aragón. Al ser ambos monarcas de la dinastía Trastámara, se produjo la unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón. Esta fue una unión personal, no territorial, ya que cada reino mantuvo sus propias leyes, instituciones y fronteras.
Gobernaron con dos objetivos principales: la consecución de la unidad territorial de la península y la unidad religiosa. Para afianzar la autoridad real y centralizar el poder, crearon nuevas instituciones o reformaron las existentes.
En Castilla, crearon un ejército permanente y la Santa Hermandad (un cuerpo de seguridad rural dependiente de los municipios) para mantener el orden público. También establecieron un cuerpo de embajadores para la política exterior y aumentaron la figura de los corregidores en los municipios, que representaban la autoridad real. Las Cortes se reunieron con menor frecuencia. Reorganizaron el Consejo Real, profesionalizándolo con letrados y burgueses, y la Real Audiencia se consolidó como el tribunal superior de justicia.
En Aragón, mantuvieron las Cortes de cada reino y la figura del Justicia Mayor. Impusieron la insaculación (sorteo) para la elección de cargos municipales. Ambos monarcas establecieron el Tribunal de la Inquisición (1478) para velar por la ortodoxia católica y perseguir la herejía.
El Significado del 1492. La Guerra de Granada y el Descubrimiento de América.
Para lograr la unidad territorial peninsular, los Reyes Católicos se propusieron conquistar el Reino Nazarí de Granada. Aprovecharon las divisiones internas de la dinastía nazarí para iniciar la campaña. La guerra comenzó en 1482 y se prolongó durante diez años, caracterizándose por el asedio y la toma de distintas ciudades. Los Reyes Católicos llegaron a un acuerdo con Boabdil, el último rey nazarí, y el 2 de enero de 1492, Granada fue entregada. A cambio, se les permitió a los musulmanes mantener su lengua, religión y costumbres (Capitulaciones de Granada), finalizando así la Reconquista.
En el mismo año, los Reyes Católicos aceptaron la propuesta de Cristóbal Colón de alcanzar las Indias navegando hacia el oeste, basándose en la esfericidad de la Tierra. En abril, firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, un documento que recogía las condiciones del acuerdo. En agosto, Colón y los hermanos Pinzón partieron desde Palos de la Frontera (Huelva) con dos carabelas (la Niña y la Pinta) y una nao (la Santa María). Tras una breve escala en las Islas Canarias, el 12 de octubre de 1492, llegaron a la isla de Guanahaní (rebautizada San Salvador), y posteriormente exploraron Cuba y La Española. Colón realizó tres viajes más, muriendo en 1506 convencido de haber llegado a las Indias Orientales.
En 1494, se firmó el Tratado de Tordesillas con Portugal, que dividía el océano Atlántico mediante una línea imaginaria, estableciendo las zonas de influencia y conquista para Castilla (al oeste) y Portugal (al este). Además, en 1492, se decretó la expulsión de los judíos de los reinos hispánicos, buscando la uniformidad religiosa.
El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política Interior y Conflictos Europeos.
Con Carlos I (Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico) se inició en la Península Ibérica la dinastía de los Habsburgo (o Austrias). De sus abuelos maternos (Reyes Católicos), heredó las Coronas de Castilla y Aragón, con sus posesiones en la Península, Italia y las colonias americanas. De sus abuelos paternos (Maximiliano I y María de Borgoña), heredó los territorios de los Habsburgo en Austria, Borgoña y los derechos al trono imperial alemán. Sus objetivos principales fueron mantener la unidad de su vasto imperio y defender la Cristiandad (la idea imperial). Gobernó con un sistema polisinodial (basado en múltiples consejos), apoyándose en la figura de los virreyes en los distintos reinos y en los secretarios.
En política interior, Carlos I tuvo que hacer frente a dos importantes revueltas:
- En Castilla, la Revuelta de las Comunidades (1520-1521), protagonizada por la baja nobleza, la burguesía y el pueblo llano, que demandaban mayor atención del rey a los asuntos castellanos. Liderados por Padilla, Bravo y Maldonado, fueron derrotados por el ejército real en la Batalla de Villalar (1521).
- En la Corona de Aragón, las Germanías (1519-1522), un conflicto de carácter social y antiseñorial, donde la burguesía demandaba participación en el gobierno municipal y los campesinos mejoras sociales. Fueron sofocadas en 1522.
En política exterior, Carlos I se enfrentó a diversos conflictos en Europa:
- Con los protestantes alemanes, liderados por Martín Lutero, por la expansión del protestantismo. El conflicto finalizó en 1555 con la Paz de Augsburgo, que reconocía la libertad religiosa de los príncipes alemanes.
- Con Francia (Francisco I), por la hegemonía europea y el control de territorios italianos (Carlos I conquistó Milán).
- Con el Imperio Otomano (turcos), por su expansión en el Mediterráneo y Europa Central, y por los ataques a las rutas comerciales. Estos problemas los heredaría su hijo Felipe II.
La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y Administración. Los Problemas Internos. Guerras y Sublevación en Europa.
Felipe II (1556-1598), hijo de Carlos I, heredó de su padre todos sus territorios, excepto Austria y los derechos imperiales alemanes. Sus objetivos principales fueron la defensa del catolicismo (la Contrarreforma) y el mantenimiento de la hegemonía de la Monarquía Hispánica. Gobernó de forma centralizada y exhaustiva, manteniendo el sistema polisinodial, pero aumentando la importancia de los secretarios de Estado (personas de máxima confianza del rey).
En política interior:
- Los moriscos del Reino de Granada se rebelaron en las Alpujarras (1568-1571) debido a la prohibición de sus costumbres y lengua. Fueron derrotados por el ejército real y dispersados por la Península para evitar nuevas revueltas.
- También destacan las Alteraciones de Aragón (1591), protagonizadas por Antonio Pérez, que pusieron de manifiesto los límites del poder real en la Corona de Aragón debido a sus fueros.
En política exterior:
- Heredó de su padre los conflictos con Francia por el Milanesado, y con el Imperio Otomano. Tras la victoria de la Liga Santa (España, Venecia y Estados Pontificios) en la Batalla de Lepanto (1571), la amenaza turca en el Mediterráneo disminuyó.
- Los conflictos con Inglaterra (Isabel I) se debieron al apoyo inglés a los rebeldes flamencos, los ataques de corsarios a los barcos españoles procedentes de América y las diferencias religiosas (protestantismo vs. catolicismo). La expedición de la Gran Armada (1588) para invadir Inglaterra resultó un fracaso.
- Con Portugal, Felipe II reclamó el trono tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián I. Tras una breve campaña militar, fue reconocido rey en las Cortes de Tomar (1581), lo que supuso la unión de la Península Ibérica y la formación de un vasto imperio mundial.
- El conflicto más importante fue la Guerra de Flandes (o Guerra de los Ochenta Años), motivada por la expansión del calvinismo, el auge de sentimientos nacionalistas y la presión fiscal. Este conflicto, que se prolongaría durante décadas, llevó a la división de los Países Bajos en el Norte (Provincias Unidas, protestantes) y el Sur (Flandes, católicos, bajo dominio español).
Exploración y Colonización de América: Consecuencias de los Descubrimientos en España, Europa y América
Durante el siglo XVI, se llevaron a cabo importantes expediciones de exploración y conquista en América. Destacan la de Vasco Núñez de Balboa (1513), que avistó el Océano Pacífico, y la de Magallanes y Elcano (1519-1522), que completaron la primera circunnavegación del mundo, demostrando la esfericidad de la Tierra. Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca en México (tras la Batalla de Otumba), creando el Virreinato de Nueva España. Por su parte, Francisco Pizarro derrotó al Imperio Inca en Perú, estableciendo el Virreinato del Perú.
El vasto territorio americano se organizó en virreinatos (gobernados por un virrey), que se dividían en gobernaciones y capitanías generales. A nivel local, se instauraron los corregimientos. Se crearon instituciones específicas para la administración colonial, como el Consejo de Indias (encargado de los asuntos americanos) y la Casa de Contratación de Sevilla (que controlaba el monopolio comercial y la navegación con América).
Las tierras y recursos fueron explotados mediante sistemas como la encomienda, por la cual los colonizadores recibían un grupo de indígenas para que trabajasen sus tierras a cambio de protección y evangelización. En las minas, se utilizó la mita (sistema de trabajo forzoso preexistente en el Imperio Inca, adaptado por los españoles), donde los indígenas trabajaban a cambio de un salario.
Las exploraciones y la colonización tuvieron un impacto global. España se convirtió en la principal potencia mundial. En América, la población indígena sufrió un drástico descenso debido a las enfermedades, la explotación y las guerras. Europa, por su parte, se convirtió en el nuevo centro económico y comercial del mundo.
Los Austrias del Siglo XVII. El Gobierno de los Válidos. La Crisis del 1640.
El siglo XVII fue un periodo de profunda crisis para la Monarquía Hispánica y para gran parte de Europa. Gobernaron los Austrias Menores: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Las tareas de gobierno recayeron en manos de validos o privados, personas de la máxima confianza del rey que gobernaban en su nombre.
El reinado de Felipe III fue, en general, pacifista, bajo la influencia de su valido, el Duque de Lerma. Se alcanzaron acuerdos de paz con Flandes (la Tregua de los Doce Años, 1609-1621), con Inglaterra (Paz de Londres, 1604) y se buscaron alianzas con Francia mediante acuerdos matrimoniales. En 1609, se decretó la expulsión de los moriscos de la Península, por motivos religiosos (sospechas de falsa conversión) y políticos (temor a su alianza con los turcos o piratas berberiscos).
El valido de Felipe IV fue el Conde-Duque de Olivares, quien impulsó una política reformista y centralizadora, buscando restaurar la hegemonía española en Europa. Para ello, propuso la Unión de Armas, un proyecto que buscaba la creación de un ejército permanente sostenido por la contribución proporcional de todos los reinos de la Monarquía. Esta política centralizadora y la presión fiscal provocaron importantes revueltas, como la de Cataluña (1640), que se inició con el Corpus de Sangre y llevó a la secesión temporal del Principado bajo protección francesa. En Portugal, aprovechando la debilidad de la Monarquía Hispánica, se produjo una sublevación que llevó a la proclamación del Duque de Braganza como rey (Juan IV). El conflicto catalán finalizó en 1652 con la reincorporación de Cataluña a la Monarquía Hispánica, mientras que la independencia de Portugal se consolidó de forma permanente.
La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española en Europa
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue un conflicto que se inició en Alemania como una disputa religiosa entre católicos y protestantes, pero que evolucionó hacia una lucha política por la hegemonía europea entre los Habsburgo (Austria y España) y las demás potencias. Se puede dividir en varias fases. Se inició en Bohemia, de mayoría protestante, tras el descontento por la elección de un emperador católico. Las potencias protestantes, como Suecia y Dinamarca, intervinieron para evitar la extensión del catolicismo, pero fueron inicialmente derrotadas por los Tercios españoles. Los acontecimientos cambiaron drásticamente cuando Francia (católica, pero rival de los Habsburgo) se unió a la guerra, transformándola definitivamente en un conflicto político por la hegemonía. Los Habsburgo sufrieron importantes derrotas.
En 1648, se firmó la Paz de Westfalia, que estableció la libertad religiosa en el Imperio y reconoció la independencia de Suiza y de las Provincias Unidas del Norte (Holanda). Suecia obtuvo territorios en el norte de Europa. Esta paz supuso un gran debilitamiento para los Habsburgo y España. El conflicto hispano-francés continuó hasta 1659, cuando se firmó la Paz de los Pirineos. Este tratado incluyó el matrimonio de la infanta María Teresa, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia (con renuncia a sus derechos sucesorios a la Corona española a cambio de una dote que nunca se pagó). España perdió el Rosellón y la Cerdaña, y Francia se consolidó como la nueva potencia hegemónica en Europa. Este periodo marcó el inicio de la Europa Moderna y la consolidación de las monarquías absolutas.
Principales Factores de la Crisis Demográfica y Económica del Siglo XVII y sus Consecuencias
El siglo XVII fue un periodo de profunda crisis para España, tanto a nivel demográfico como económico.
En el ámbito demográfico, se experimentó un notable descenso poblacional, causado por:
- Las recurrentes epidemias de peste.
- La expulsión de los moriscos (1609), que supuso la pérdida de una población activa y productiva.
- Las constantes guerras, que aumentaron la mortalidad y redujeron la natalidad.
- Las dificultades económicas, que provocaron emigraciones a América.
Esta crisis demográfica y social supuso un aumento del número de nobles (por la compra de títulos) y del clero (que ofrecía una vía de ascenso social o una vida más segura). El estado llano se empobreció, aumentando la población marginal. Sin embargo, algunos burgueses lograron ascender socialmente mediante la compra de títulos nobiliarios y matrimonios de conveniencia.
En el ámbito económico, la Monarquía Hispánica sufrió un grave endeudamiento debido a las constantes guerras, la disminución de la llegada de metales preciosos de América y el fracaso de las reformas fiscales. Esto llevó a la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos, como la venta de cargos y títulos nobiliarios. La crisis se manifestó en la caída de la producción agraria e industrial (especialmente textil) y en el declive del comercio. Las consecuencias incluyeron la transferencia del poder económico hacia los países del norte de Europa y el desprecio por los trabajos manuales y el comercio por parte de una burguesía que aspiraba a la nobleza.
Crisis y Decadencia de la Monarquía Hispánica. El Reinado de Carlos II y el Problema Sucesorio
Carlos II ascendió al trono tras la muerte de su padre, Felipe IV, en 1665. Su minoría de edad dio lugar a un periodo de regencia, primero de su madre, Mariana de Austria, y luego de una Junta de Regencia (1669-1675). Cuando Carlos II, conocido como «el Hechizado», alcanzó la mayoría de edad, su personalidad frágil y enfermiza, junto a su falta de descendencia, agravaron la crisis de la monarquía. La aristocracia y la Iglesia aprovecharon para aumentar sus privilegios. Se produjeron revueltas sociales como la Segunda Germanía (1693) en Valencia o el Motín de los Gatos en Madrid (1699).
En política exterior, el reinado se caracterizó por la pérdida de territorios, como el Franco Condado y Luxemburgo, en favor de la Francia de Luis XIV. El problema sucesorio fue el más grave, ya que Carlos II no tuvo descendencia. Los principales candidatos al trono eran Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia, de la dinastía Borbón) y el Archiduque Carlos de Austria (de la dinastía Habsburgo). Carlos II nombró heredero a Felipe de Borbón. Sin embargo, el temor de las potencias europeas a la formación de un bloque hispano-francés que alterara el equilibrio de poder internacional provocó la Guerra de Sucesión Española (1700-1713).
Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.
En 1700, tras la muerte de Carlos II sin descendencia, se inició un conflicto por la sucesión al trono español entre dos candidatos: Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia) y el Archiduque Carlos de Austria. Carlos II había designado en su testamento a Felipe de Anjou como su sucesor (Felipe V), lo que desencadenó la Guerra de Sucesión Española. Felipe V contó con el apoyo de la Corona de Castilla y Francia, mientras que el Archiduque Carlos fue apoyado por la Corona de Aragón y la Gran Alianza de La Haya (Inglaterra, Holanda, Portugal, Austria y Saboya).
En 1711, la situación cambió cuando el Archiduque Carlos heredó la Corona austriaca y el Imperio. Esto llevó a Inglaterra a romper su apoyo, temiendo la recreación de un gran imperio Habsburgo. En 1713, se firmó la Paz de Utrecht, un conjunto de tratados que puso fin a la guerra. España perdió sus posesiones europeas: Gibraltar y Menorca pasaron a Inglaterra, Sicilia a Saboya, y los Países Bajos, Milán y Nápoles al Imperio Austríaco (Tratado de Rastatt, 1714).
Posteriormente, la política exterior española del siglo XVIII se caracterizó por los Pactos de Familia con Francia, buscando recuperar territorios perdidos y asegurar la influencia borbónica. Se firmaron tres:
- El Primer Pacto de Familia (1733), durante la Guerra de Sucesión de Polonia, permitió que un hijo de Felipe V, Carlos (futuro Carlos III), fuera nombrado rey de Nápoles y Sicilia.
- El Segundo Pacto de Familia (1743), en el contexto de la Guerra de Sucesión de Austria, permitió que otro hijo de Felipe V, Felipe, se convirtiera en Duque de Parma.
- El Tercer Pacto de Familia (1761), implicó la participación española en la Guerra de los Siete Años y, posteriormente, en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, buscando debilitar a Gran Bretaña.