1. Causas de la Proclamación de la Segunda República y su Relación con la Crisis Económica Mundial de los Años 30
(Para esta pregunta, se pueden utilizar las causas de la caída de la dictadura de Primo de Rivera y de Alfonso XIII)
4. Intervención de España en Marruecos (1904-1927): Causas, Hechos y Consecuencias
Tras el Desastre de 1898, España deseaba recuperar su prestigio. En 1906, en la Conferencia de Algeciras, se estableció el doble protectorado franco-español. A España le correspondió la región del Rif. Al acabar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se inició un lento y sistemático control del territorio. Las cábilas bereberes (tribus de esta zona) no aceptaron la ocupación y los enfrentamientos fueron constantes. Cuando los rifeños lograron una importante victoria en el Barranco del Lobo, se decidió incrementar el número de soldados en la zona. Para ello, el gobierno decidió enviar nuevas tropas integradas por reservistas, muchos de ellos casados. Ante esto, se produjo en Barcelona en agosto de 1909 una revuelta popular conocida como la Semana Trágica, que provocó enfrentamientos de orden público y el asalto e incendio de más de 80 establecimientos religiosos, dando rienda suelta a un fuerte anticlericalismo. Esta revuelta popular fue duramente reprimida.
En verano de 1921, el general Silvestre (amigo personal del rey) inició una campaña mal planificada que se saldó con el Desastre de Annual frente a las tropas rifeñas dirigidas por Abd el-Krim. Esta derrota provocó la caída del gobierno conservador. Para aclarar lo sucedido, el Congreso encargó la elaboración de un informe, el Expediente Picasso, que nunca vio la luz pública, ya que acusaba a los mandos militares e incluso al propio monarca. Parece ser que este fue el motivo principal del golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
Ya durante la dictadura de Primo de Rivera, Marruecos se convirtió en una cuestión crucial. En un principio, Primo de Rivera era partidario de abandonar la guerra y negociar, lo que provocó la reacción hostil de los militares africanistas. El avance de Abd el-Krim, creyendo derrotadas a las tropas españolas, provocó un giro en la situación. La política de colaboración con Francia, iniciada en este momento, condujo en 1925 al Desembarco de Alhucemas. Tras sucesivas derrotas, Abd el-Krim se rindió, entregándose a los franceses (1927). La victoria en Marruecos colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su prestigio y popularidad.
5. La Crisis General de 1917 en España: Causas, Manifestaciones y Consecuencias
El último y definitivo golpe al sistema político de la Restauración fue la crisis de 1917. Se trata, en realidad, de tres crisis que se sucedieron cronológicamente en el verano de dicho año.
Crisis Militar (Junio de 1917)
Había un gran descontento en una parte del ejército por varias causas: falta de presupuesto, excesivo número de oficiales, sistema de ascensos, etcétera. Esto desembocó en la formación de Juntas Militares de Defensa. Entre sus peticiones estaban mejoras salariales y ascensos por antigüedad, pero también reivindicaciones políticas. El gobierno respondió suspendiendo las garantías constitucionales y cerrando las Cortes.
Crisis Política (Julio de 1917)
Por iniciativa de la Lliga Regionalista, se organizó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios Catalanes, aprovechando que las Cortes estaban cerradas. En esta Asamblea se pidió un gobierno provisional y unas Cortes Constituyentes.
Crisis Social (Agosto de 1917)
La conflictividad social venía dada por el descenso de los salarios y un aumento de los precios. La tensión entre el gobierno y los huelguistas estalló definitivamente en agosto, cuando la UGT y el PSOE convocaron una huelga general para forzar un gobierno provisional que convocara Cortes Constituyentes. Tuvo una incidencia irregular —mayor éxito en las regiones industriales socialistas y escaso éxito entre los campesinos anarquistas—. Esta protesta social fracasó y se saldó con fuertes medidas represivas.
De esta crisis se derivaron una serie de consecuencias: los sindicatos demostraron su gran capacidad de movilización. El ejército se transformó en un apoyo a la represión y se olvidó de todo reformismo. Se acabó con el turnismo de manera definitiva y se abrieron los gobiernos de concentración.
La agitación social se reflejó en: el aumento espectacular del número de afiliados sindicales, especialmente los anarquistas; las huelgas en las zonas industriales en las que la falta de entendimiento entre patronal, gobierno y sindicatos desencadenó una radicalización extrema —los anarquistas atentaron contra las autoridades (asesinato de Dato), los patronos con el cierre de las empresas y la contratación de pistoleros para asesinar a los líderes anarquistas—. Mientras, las autoridades políticas, cómplices de la patronal, aplicaban la “ley de fugas”, que era utilizada como excusa para ejecutar detenidos. En el campo, los bajos salarios, la miseria del campesinado, el aumento de los precios y la Revolución Rusa constituyeron elementos suficientes del descontento del campesinado, que ocupó tierras, quemó cosechas y se repartió las propiedades. Ante esta situación, el gobierno declaró el estado de guerra. A este período se le conoce con el nombre del Trienio Bolchevique.
6. El Golpe de Estado de Primo de Rivera (1923): Causas y Apoyos Iniciales
Las causas remotas del golpe de Primo de Rivera tienen su origen en la inestabilidad que se produjo entre 1918 y 1923.
- Crisis económica: Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, aparecieron los primeros síntomas de crisis económica, que se manifestaron en: contracción de los pedidos, disminución de la producción, reducción de los salarios, cierre de fábricas y aumento del paro.
- Colapso de las instituciones: Los partidos turnistas se mostraron incapaces, pese al sistema electoral corrupto, de constituir sólidas mayorías parlamentarias, lo que dio lugar a continuos cambios de gobierno. Para buscar soluciones, se recurrió a los gobiernos de concentración (liberales, conservadores y nacionalistas de la Lliga), que fueron un auténtico fracaso.
Pero fue Marruecos la causa última de la subida al poder de Primo de Rivera. El Desastre de Annual, en el que el ejército español perdió frente a las cábilas rifeñas dirigidas por Abd el-Krim, provocó la caída del gobierno conservador y el distanciamiento entre el ejército y el gobierno se hizo cada vez mayor. Las Cortes elaboraron un informe: el Expediente Picasso. En él, las responsabilidades del Desastre de Annual recaían en los mandos militares e incluso en el propio monarca. Este informe no llegó nunca a la opinión pública porque el golpe de Primo de Rivera lo impidió.
Por otro lado, el auge de los nacionalismos en el País Vasco y Cataluña se veía con recelo, como un atentado contra la unidad de la patria. La división de los partidos Conservador y Liberal y el ascenso de los partidos de izquierda causaban alarma entre las oligarquías y los militares, pensando que un gobierno autoritario frenaría la protesta social y el movimiento obrero. En la opinión pública, desengañada del régimen de la Restauración, iba ganando apoyos la idea del “cirujano de hierro” que pusiera orden y practicara una política quirúrgica para solucionar los problemas.
El rey Alfonso XIII había valorado la posibilidad de un gobierno militar. Y aunque no está claro si alentó la conspiración, sin embargo, colaboró con el golpe al no oponerse al mismo y contribuir con su lenta reacción a afianzar el golpe. Cuando estalló el golpe, el rey se encontraba fuera de Madrid y, en lugar de volver inmediatamente, tardó tres días en llegar, cuando el golpe ya había triunfado.
Este golpe estaba, además, dentro del contexto internacional, ya que la etapa de entreguerras fue la del auge de los fascismos: en Italia había triunfado Mussolini y en Alemania se había producido la fundación del Partido Nazi y el intento de golpe de Estado en 1923 de Hitler.
La dictadura del general Primo de Rivera abarcó desde el 13 de septiembre de 1923 al 27 de enero de 1930, cuando el general Primo de Rivera puso su cargo a disposición del rey, quien le aceptó la dimisión.
La llegada de la Dictadura vino precedida de una conspiración militar. Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, fue elegido como cabecilla por ser bastante popular entre la burguesía catalana y bastante duro con los anarquistas. Una vez que el golpe militar triunfó, sin encontrar resistencia alguna, el nuevo régimen militar se presentó al país a través de un Manifiesto, en el que el Dictador mostraba sus intenciones de corregir los defectos del sistema de la Restauración y eliminar el caciquismo, terminar con el sistema parlamentario y poner fin a la conflictividad obrera, a los nacionalismos y recuperar el orden público. Las interpretaciones historiográficas más recientes consideran que, en realidad, Primo de Rivera no pretendía acabar con el sistema de la Restauración, sino evitar que el régimen se democratizase en exceso.
7. Evolución de la Dictadura de Primo de Rivera: Del Directorio Militar al Civil y su Final
La Dictadura se puede dividir en dos momentos:
Directorio Militar (1923-1925)
Alfonso XIII nombró a Primo de Rivera presidente de un directorio integrado únicamente por militares. Las primeras medidas fueron: declarar el estado de guerra, la sustitución de los gobernadores civiles por militares, la supresión de la Constitución, la disolución de las Cortes y la ilegalización de los partidos políticos y organizaciones obreras.
A continuación, se produjo una reorganización del Estado:
- Medidas políticas:
- Acabar con los viejos partidos de la Restauración y el régimen parlamentario. Pero la oligarquía terrateniente e industrial siguió dominando la vida económica y social.
- Se estableció el Estatuto Municipal y Provincial (1924): se buscaba dar mayor autonomía a los municipios para acabar con el caciquismo. Sin embargo, se estableció un modelo intervencionista y la autonomía quedó muy recortada.
- Se disolvieron los ayuntamientos y se sustituyeron por juntas de vocales asociados, formadas por los mayores contribuyentes de la localidad y nombrados por los gobernadores civiles.
- Formación de un nuevo y único partido, la Unión Patriótica, partido gubernamental, sin programa ideológico definido; su misión era proporcionar apoyo social a la dictadura; sus afiliados pertenecían a las filas del catolicismo, funcionarios y caciques rurales.
- Medidas Sociales: El objetivo era acabar con las huelgas y la violencia social; para ello, prohibió los sindicatos obreros anarquistas y el partido comunista, permitiendo la existencia de la UGT y el PSOE, según decía el propio dictador, el único partido honesto de la etapa anterior.
- La Guerra de Marruecos: Fue el gran éxito de la Dictadura Militar. En principio, Primo de Rivera era partidario de abandonar la guerra y negociar, lo que provocó la reacción hostil de los militares africanistas. A partir de 1925, la política de colaboración con Francia condujo el 8 de septiembre de 1925 al Desembarco de Alhucemas. Tras sucesivas derrotas, Abd el-Krim se rindió, entregándose a los franceses. La victoria en Marruecos colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su prestigio y popularidad. Nacieron sus ansias de perpetuarse en el poder.
Directorio Civil (1925-1930)
En diciembre de 1925, Primo de Rivera propuso al rey sustituir el Directorio Militar por un Directorio Civil. Aparecieron varios civiles como ministros. En esta etapa se asistió a un proceso de institucionalización del régimen. El Directorio Civil llevó a cabo una reorganización del Estado, siguiendo el modelo corporativo implantado en Italia por Mussolini. La Unión Patriótica se encargaría de proporcionar apoyo social a la dictadura.
Como órgano auxiliar del partido, se creó el Somatén, una fuerza armada ciudadana con capacidad para apoyar a la policía y al ejército en momentos de conflictos internos.
Se creó la Asamblea Nacional Consultiva (1927), que pretendía ser un pseudoparlamento. Estaba formada por 400 miembros elegidos mediante sufragio restringido por municipios, provincias, Iglesia, ejército, sectores de la cultura e intereses económicos. Tenía un carácter corporativo y autoritario. Esta asamblea se encargó de elaborar un Estatuto Fundamental de la Monarquía a modo de Constitución. Sus principios básicos eran: un Estado sin soberanía nacional ni división de poderes, una Cámara única (la mitad de sus miembros serían nombrados por la Corona), el rey tendría capacidad legislativa y ejecutiva. La Asamblea Consultiva y la Unión Patriótica fueron un fracaso. No obtuvieron el respaldo popular y no eran una alternativa viable a la Dictadura.
2. Reformas Impulsadas Durante el Bienio Reformista de la Segunda República
El primer gobierno de la Constitución estaba presidido por Manuel Azaña y tenía delante de sí una amplia labor legislativa que desarrollar, como:
- La Ley de Bases para la Reforma Agraria, que expropió tierras de los Grandes de España, que se suponían cómplices del golpe militar de Sanjurjo de agosto de 1932; las procedentes de los señoríos, mal cultivadas; las arrendadas sistemáticamente; las que, encontrándose en zonas de regadío, no se regasen; y las de cultivadores directos que pasasen de unos límites máximos.
- La aplicación de esta ley se encomendó al Instituto de Reforma Agraria (IRA) y se aplicaría fundamentalmente en Andalucía, Extremadura, La Mancha y Salamanca. Pero su aplicación fue de una gran lentitud por la obstrucción por parte de los propietarios y su gran complejidad legal.
- Otro de los objetivos de la República fue limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española. La Constitución estipuló la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión del presupuesto de culto y clero, y se retiraron los símbolos religiosos de escuelas y cementerios. Por la Ley de Congregaciones se limitó la posesión de sus bienes y se previó la posibilidad de su disolución si se les consideraba un peligro para el Estado. La Compañía de Jesús fue la única disuelta y sus bienes nacionalizados por servir a un poder extranjero: el Papado.
- La República se propuso también reformar las instituciones militares y policiales, desburocratizando una institución vieja y obsoleta. La reforma, que ya había iniciado el gobierno provisional, pretendía asegurar la obediencia del ejército al poder civil y, a la vez, modernizar su estructura y organización. Las reformas, como la Ley de Retiro de la Oficialidad y el cierre de la Academia Militar de Zaragoza, fueron consideradas como un ataque al ejército. Además, se creó la Guardia de Asalto como cuerpo formado por militares republicanos.
- Aunque España se concebía como un Estado central fuerte y una unidad histórica y cultural, se permitía que regiones con sentimientos nacionalistas pudieran tener cierta autonomía. El Estatuto de Autonomía de Cataluña de septiembre de 1932 establecía los siguientes principios: definía a Cataluña como “región autónoma dentro del territorio español” y se creaba un Tribunal de Garantías Constitucionales para juzgar posibles conflictos entre las Cortes Generales y el futuro parlamento catalán, y se asignaban delegados del gobierno central. El Estatuto de Autonomía de Cataluña fue el único que llegó a aprobarse.
- La reforma de la enseñanza y de la cultura empezó desde un primer momento. La enseñanza pública, obligatoria y gratuita, debía ser, además, laica y mixta. El número de maestros se multiplicó por tres. La no obligatoriedad de la religión católica en las escuelas provocó numerosas revueltas y protestas por parte de los católicos. La labor de las escuelas se completó con las Misiones Pedagógicas, en las que participaban intelectuales que daban charlas y conferencias por todos los pueblos. Se abrieron Casas de la Cultura con bibliotecas estables e iniciativas como el teatro universitario de La Barraca de García Lorca.
3. Características Esenciales de la Constitución Española de 1931
El 28 de junio de 1931 se convocaron elecciones generales a Cortes Constituyentes y volvió a ganar la conjunción republicano-socialista. La derecha republicana y los monárquicos fueron los principales derrotados. El jefe de gobierno, Niceto Alcalá-Zamora, fue ratificado en su puesto y se iniciaron de inmediato las primeras comisiones para la elaboración de una Constitución. El 14 de julio se abrieron solemnemente las Cortes Constituyentes, presididas por el socialista Julián Besteiro, formándose a continuación una comisión en la que estaban representadas proporcionalmente todas las fuerzas políticas con presencia parlamentaria. Los debates fueron largos, brillantes y apasionados, y pronto quedó claro que no habría consenso, sino que se impondría la mayoría socialista-republicana.
La Constitución de 1931 fue intensamente democrática e idealista: España fue definida como “una república de trabajadores”. El Estado se configuraba de forma integral, pero se aceptaba la posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones. El Estado se declaró laico.
También se estableció la soberanía popular. Las Cortes eran unicamerales y tenían todo el poder legislativo. Existía un Tribunal de Garantías Constitucionales, encargado de dictaminar sobre la constitucionalidad de las leyes, y una Diputación Permanente que sustituiría a las Cortes cuando no estuvieran reunidas. El presidente de la República, que era elegido por seis años, tenía la facultad para disolver las Cortes en dos ocasiones, pero tenía escasas atribuciones. El electorado no elegía directamente al presidente de la República, sino que eran las Cortes las encargadas de su nombramiento.
Se hacía una amplia declaración de derechos y se aprobó por primera vez el sufragio universal (mayores de 23 años). Se aprobó el divorcio y el matrimonio civil; la enseñanza primaria obligatoria y gratuita y la posibilidad de aprobar estatutos de autonomía (solo se llegó a aprobar el de Cataluña). El artículo 44 preveía la posibilidad de cambiar las relaciones de producción, y en él se contenían los principios teóricos de la Ley de Bases para la Reforma Agraria.
Los artículos que regulaban las relaciones Iglesia-Estado fueron muy problemáticos porque surgieron dos posturas: la defendida por los socialistas, que preveía la disolución de las órdenes religiosas y la nacionalización de sus bienes; y la postura más conciliadora, defendida por Manuel Azaña, que fue la que triunfó, y que proponía solo la disolución de la Compañía de Jesús. El texto contenía, no obstante, un fuerte anticlericalismo.
El 9 de diciembre se sometió a votación el proyecto de Constitución, que se aprobó con el rechazo absoluto de los partidos de derechas y de los sectores católicos. Tampoco contó con el consenso de los republicanos más moderados. Alcalá-Zamora había dimitido por no estar de acuerdo con los artículos sobre materia religiosa.
La aprobación de la Constitución puso fin a la etapa del gobierno provisional. Al día siguiente de aprobarse la Constitución, Niceto Alcalá-Zamora fue elegido presidente de la República y Manuel Azaña jefe de un gobierno multicolor de centro-izquierda que contaba con los apoyos parlamentarios del PSOE.