Historia de la Península Ibérica: De los Pueblos Prerromanos a los Reyes Católicos

1.2. Colonización y Pueblos Prerromanos

En la Antigüedad, la Península Ibérica estuvo habitada por diversos pueblos con características diferenciadas:

  • Tartessos: Se situaban en Andalucía Occidental y el sur de Portugal. Tenían una economía agropecuaria basada en la metalurgia y el comercio. No se organizaban en pueblos dispersos, sino que era un Estado centralizado con una sociedad jerarquizada y militarizada. Más tarde, sufrirían una etapa de decadencia.
  • Los Celtas: Se situaban en el norte, centro y oeste de la península. Su economía estaba basada en la ganadería, la metalurgia y una agricultura pobre. Los del norte estaban menos desarrollados y no poseían una jerarquía clara; estos destacaban por sus asentamientos llamados castros. Los de la parte occidental estaban desarrollados en ciudades y clanes. Además, encontramos a los celtíberos, que estaban muy militarizados, con ciudades amuralladas y pequeños negocios.
  • Los Íberos: Se situaban en el sur y el levante. Su economía destacaba por la agricultura (cereales, vid y olivo). Conocían la moneda y empezaron a utilizar una lengua que aún no ha sido descifrada. En el arte, destacaron obras como la Dama de Elche o la Dama de Baza.
  • Pueblos Colonizadores:
    • Fenicios: Se establecieron en la costa sur, fundando ciudades como Gadir (Cádiz) o Malaka (Málaga). Se dedicaron a los productos manufacturados, introdujeron el alfabeto y crearon las factorías.
    • Griegos: Se situaron en la costa mediterránea, creando colonias como Ampurias o Rosas. Destacaron por su arte y cerámica, introduciendo la moneda y ejerciendo una gran influencia sobre la lengua.
    • Cartagineses: Fundaron Cartago Nova o Ebusus (Ibiza). Destacaron por la explotación de minas y se expandieron por la península hasta el estallido de la Segunda Guerra Púnica.

1.3. Conquista y Romanización

La conquista romana comenzó en el año 218 a. C. a raíz de las Guerras Púnicas entre Roma y Cartago, prolongándose hasta el 19 a. C. El proceso se divide en tres fases:

  1. Primera fase: Surge con el desembarco de Escipión en la península y la conquista de Gadir.
  2. Segunda fase: Marcada por las guerras numantinas y lusitanas.
  3. Tercera fase: Finaliza con las guerras cántabras y la pacificación total de la península.

La Romanización fue el proceso de asimilación de la cultura y estructuras romanas por parte de los pueblos conquistados. Esto implicó el asentamiento de ciudadanos romanos y la inclusión de los indígenas en el ejército. La economía se basó en la agricultura y la explotación mineral. La romanización dejó un gran legado cultural, destacando el latín y autores como Séneca, Marcial o Lucano. Además, se construyeron importantes obras públicas como Segóbriga o el Teatro de Mérida.

1.4. El Reino Visigodo

Los visigodos llegaron a la península en el año 415 d. C. Inicialmente se asentaron en el sur de la Galia y el norte de Hispania, formando el Reino de Tolosa. Tras ser derrotados en la batalla de Vouillé contra los francos, se trasladaron a Hispania estableciendo la capital en Toledo. Aparecieron dos instituciones fundamentales: el Aula Regia y el Oficio Palatino, donde los duces (duques) y los comes (condes) se encargaban de la administración territorial.

Tras la expulsión de los suevos, se logró la unificación territorial con Leovigildo. Posteriormente, con el III Concilio de Toledo, el rey Recaredo se convirtió al catolicismo. Se recopiló gran parte del derecho romano en el Fuero Juzgo bajo el reinado de Recesvinto. En literatura, destacó la obra Etimologías de San Isidoro de Sevilla. Finalmente, los musulmanes desembarcaron en Gibraltar en el año 711 y, tras la batalla de Guadalete, derrotaron al ejército de Don Rodrigo.

2.1. Conquista Musulmana y Emirato de Córdoba

En el año 711, los musulmanes desembarcaron en Gibraltar y derrotaron en Guadalete al ejército de Don Rodrigo. Durante el Emirato Dependiente, la conquista fue rápida gracias a los acuerdos con la población local para conservar sus tierras a cambio de tributos. Tras cuatro años, se estableció un emirato gobernado por un emir en nombre del califa, con capital en Córdoba, aunque fue un periodo de inestabilidad política.

En el Emirato Independiente, Abderramán I llegó a la península escapando de los Abasíes y se proclamó emir independiente. A pesar de la inestabilidad y los enfrentamientos, aumentó la recaudación de impuestos y se inició la construcción de la Mezquita de Córdoba. Posteriormente, en el Califato de Córdoba, Abderramán III se autoproclamó califa, alcanzando un gran esplendor cultural con Al-Hakam II.

Más tarde, Almanzor llegó al poder en el año 976 (según el texto 796, corregido históricamente a finales del s. X), instaurando una dictadura militarizada gracias a sus victorias contra los núcleos cristianos. Sin embargo, las rebeliones internas terminaron con el Califato, dando paso a los Reinos de Taifas.

2.2. Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

Tras una rebelión contra el último califa, el Califato se fragmentó en los Reinos de Taifas. Para sobrevivir, estos pagaban tributos (parias) a los reinos cristianos. Cuando los cristianos conquistaron Toledo, las taifas pidieron ayuda a los almorávides. Estos derrotaron a los cristianos en la batalla de Sagrajas y unificaron Al-Andalus, aunque más tarde fueron expulsados.

En 1145 surgieron los segundos reinos taifas, y los musulmanes solicitaron ayuda a los almohades, quienes derrotaron a los cristianos en la batalla de Alarcos. No obstante, la unión de los reinos cristianos permitió la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, lo que supuso el control de casi todo Al-Andalus, excepto el Reino Nazarí de Granada.

2.3. Economía y Cultura en Al-Andalus

La base de la economía era la agricultura, donde se perfeccionaron las técnicas de regadío y se introdujeron cultivos como el algodón. Los grandes propietarios residían en las ciudades, donde los zocos estimulaban el comercio y la artesanía. Se utilizó moneda propia: el dinar (oro) y el dirhem (plata).

Socialmente, existía una clara distinción de grupos. Al-Andalus trajo disciplinas científicas y un esplendor cultural donde destacaron figuras como Averroes, Maimónides o Avicena. En cuanto a obras públicas, sobresalen Medina Azahara, la Escuela de Traductores de Toledo y la Alhambra.

2.4. Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana

En la primera etapa (siglos VIII-X), los musulmanes eran militarmente superiores. Se produjo una repoblación de tipo presura, entregando tierras a campesinos libres a cambio de su defensa. En el 718, Pelayo se convirtió en líder y derrotó a los musulmanes en la batalla de Covadonga, origen del Reino Astur. Alfonso II estableció la capital en Oviedo y Alfonso III expandió el territorio, transformándolo en el Reino de León. En el siglo X, Fernán González unificó territorios formando el Condado de Castilla.

En la segunda etapa (siglo IX), surgieron el Reino de Pamplona y los condados aragoneses, origen de los reinos de Aragón y los condados catalanes. Tras la crisis del Califato y la formación de las taifas, Alfonso VI conquistó Toledo. La lucha continuó contra almorávides y almohades hasta la victoria definitiva en las Navas de Tolosa (1212), quedando solo el Reino de Granada bajo dominio musulmán.

2.6. Organización Política de los Reinos Cristianos

Corona de Castilla

En Castilla, la monarquía era autoritaria; el rey disponía de amplios poderes como declarar la guerra o impartir justicia. Tras la unificación con León, Alfonso X buscó la uniformidad jurídica, que quedó asentada en el Ordenamiento de Alcalá. Las instituciones clave fueron la Chancillería, la Hacienda, el Consejo Real y los Concejos.

Corona de Aragón

En Aragón imperaba una monarquía pactista, donde el monarca debía mantener un equilibrio con las instituciones y respetar los fueros y costumbres. Existía la figura de los virreyes en los distintos territorios y municipios.

Reino de Navarra

El Reino de Navarra mantuvo vínculos con Francia para preservar su independencia frente a Castilla y Aragón. El poder real estaba limitado por los fueros y la colaboración con las Cortes, destacando instituciones como los Tres Estados, la Hacienda y el Consejo Real.

3.2. 1492: La Conquista de Granada y el Descubrimiento de América

El reino musulmán de Granada era una fuente constante de conflictos. Tras la unión dinástica, los Reyes Católicos buscaron su conquista para lograr la unidad peninsular. La guerra comenzó en 1482 y se caracterizó por ser una guerra de asedios. El emir Boabdil negoció la rendición mediante unas capitulaciones que garantizaban, inicialmente, que los musulmanes no serían obligados a convertirse al cristianismo ni tendrían que emigrar.

El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra. Una vez finalizada la toma de Granada, los reyes aceptaron la propuesta de Cristóbal Colón en las Capitulaciones de Santa Fe. Colón buscaba una ruta alternativa hacia las Indias basada en la esfericidad de la Tierra. Partió del Puerto de Palos el 3 de agosto y llegó a la isla de Guanahani el 12 de octubre de 1492.

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