Ideologías y Expansión Global: Movimiento Obrero e Imperialismo en el Siglo XIX

Movimiento Obrero y Reivindicaciones Sociales

El Cartismo: La Primera Reivindicación Política Obrera

Las reivindicaciones de las asociaciones obreras acabaron vinculándose a la política. En 1838, la Asociación de Trabajadores de Londres publicó la Carta del Pueblo, donde se reclamaban los siguientes puntos:

  • El sufragio universal masculino.
  • El voto secreto.
  • La reforma de los distritos electorales.
  • La reforma del Parlamento (mayor acceso a la Cámara de los Comunes). Si se podía acceder al poder legislativo, se lograrían mejoras en las leyes relativas a la situación de los trabajadores.

El cartismo fue un movimiento de masas y político que logró movilizar a miles de trabajadores tratando de conseguir la democratización del Estado. A pesar de la dura represión que sufrió este grupo, especialmente en 1848, a partir de este momento los Gobiernos asumieron la necesidad de negociar con los representantes de los trabajadores y de impulsar reformas sociales que mejoraran sus condiciones.

El Marxismo: Fundamentos de la Lucha de Clases

1. Origen del Marxismo

Tras estudiar la transición de unas sociedades a otras, Marx y Engels realizaron un profundo estudio de la sociedad capitalista, indagando en sus contradicciones y planteándose cómo destruirla.

Siendo testigos del fracaso de la Revolución de 1848 (el mismo año en que publicaron su obra más conocida, El Manifiesto Comunista), el marxismo se convirtió en la principal corriente ideológica del movimiento obrero.

Este movimiento presenta influencias anteriores, destacando las procedentes de Hegel o de activistas obreros como Blanqui. Junto a la obra antes mencionada, también podemos subrayar El Capital (1867), donde Marx y Engels expusieron sus principales teorías.

2. El Materialismo Histórico

  1. Hegel y el método dialéctico:

El materialismo histórico se basa en la relación entre la estructura económica y la superestructura ideológica:

  • SUPERESTRUCTURA: Conjunto de elementos de la vida social (leyes, política, arte, filosofía, religión, etc.).
  • ESTRUCTURA: Fuerzas productivas (medios de producción) y relaciones de producción (entre trabajadores y los dueños de los medios de producción).
  1. La lucha de clases y los diferentes estadios o modos de producción de la historia: La contraposición entre dos clases siempre enfrentadas es lo que ha movido a la Historia.

Secuencia histórica de los modos de producción:

COMUNIDADES PRIMITIVAS → MODELO ESCLAVISTA (Esclavos vs. Amos) → MODELO FEUDAL (Señores vs. Campesinos) → MODELO CAPITALISTA (Burguesía vs. Proletariado)

3. La Acumulación de Capital y la Plusvalía

En el capitalismo del siglo XIX, la intensificación de la explotación de los obreros permitía al capitalista aumentar sus beneficios. Podemos definir la plusvalía como la diferencia entre la riqueza producida por el trabajo obrero y el salario que este recibe del patrono. Esa remuneración sirve para hacer frente a los gastos, pero no satisface el valor del trabajo desarrollado, lo que conlleva el enriquecimiento del capitalista y que siempre sea este el que pueda acceder a los medios de producción.

4. Las Fases para Acabar con el Capitalismo

  1. La Revolución del Proletariado.
  2. La Dictadura del Proletariado.
  3. La Sociedad Comunista.

El Anarquismo: Rechazo a la Autoridad y al Estado

Es la otra gran ideología que defendía la acción revolucionaria de los trabajadores. Las bases de esta doctrina fueron concretadas por Mijaíl Bakunin.

Mijaíl Bakunin: Biografía y Pensamiento

Fue un aristócrata ruso que viajó por Europa durante el siglo XIX, participando en la Revolución de 1848. Sufrió varios años de cárcel e incluso fue desterrado a Siberia, de donde logró escapar, yéndose a Suiza.

  • Bakunin defendía la acción revolucionaria de la clase obrera para lograr la destrucción del capitalismo y del orden social burgués.
  • Al contrario de los socialistas, los anarquistas incluían a todos los oprimidos de la sociedad (jóvenes, soldados, campesinos).
  • Consideraban, además, que la revolución final sería el resultado inmediato de revueltas y explosiones de violencia protagonizadas por las masas populares. Después, se alcanzaría la sociedad comunista mediante la libre asociación de los individuos en comunidades colectivas y federaciones.
  • Otra de las diferencias con respecto al marxismo es que los anarquistas rechazaban la acción política, la creación de partidos políticos y la participación en las instituciones oficiales. Esto se debe a que pensaban que, una vez destruido el capitalismo, era necesario derribar el Estado, ya que toda forma de autoridad oprimía la libertad de los individuos. Precisamente por esto, sentaron las bases de una cultura libertaria de gran importancia a fines del XIX.

Formas de Actuación Anarquista

  1. Algunos siguieron los atentados terroristas, con el fin de dinamitar la sociedad burguesa y comenzar la revolución. Un claro ejemplo fue la Mano Negra.
  2. El anarcosindicalismo: entrando en el mundo sindical para mejorar la vida del trabajador.
  3. En el mundo sociocultural (mediante ateneos, periódicos, escuelas) donde difundían las ideas de libertad, solidaridad, contra la autoridad, anticlericalismo y antimilitarismo.

El Feminismo y la Lucha por la Igualdad

La industrialización y el liberalismo no aportaron novedades a la situación política, legal ni económica de las mujeres: siguieron estando discriminadas con respecto a los varones. Tan solo abrió el camino al trabajo femenino en las fábricas y minas, en condiciones de explotación y discriminación, ya que además recibían un salario menor que sus compañeros. Además, las mujeres tuvieron vetadas algunas áreas profesionales de responsabilidad.

El liberalismo benefició a los hombres, ya que lograron el sufragio (aunque inicialmente fuera censitario). Sin embargo, las mujeres quedaron excluidas durante largo tiempo. En estas circunstancias, nació el movimiento sufragista en la segunda mitad del XIX, reivindicando el derecho a votar de las mujeres. Fue el paso previo al feminismo, que es la reivindicación de los mismos derechos con respecto a los hombres.

El punto de inflexión decisivo en la concienciación de la mujer fue la Primera Guerra Mundial. Se debió a la incorporación de la mujer a los puestos que habitualmente eran ocupados por los hombres. Esto puso de relieve que, si era competente para realizar trabajos propios del varón, también lo era para gozar de sus derechos, consolidándose así el feminismo.

La Doctrina Social de la Iglesia

La Iglesia católica había condenado tanto al liberalismo como al socialismo por defender la secularización. Sin embargo, la industrialización y el crecimiento del proletariado y de la conflictividad social hicieron que la Iglesia católica denunciara la explotación a la que estaba siendo sometido el proletariado.

Nació así la Doctrina Social de la Iglesia, la cual se articuló mediante una serie de documentos, donde destaca la Encíclica Rerum Novarum (León XIII, 1891).

En esta defensa de la Iglesia católica hacia el proletariado se preconizaba un orden social basado en la justicia y la caridad, animando a los Estados a socorrer a los más desfavorecidos y alentando el asociacionismo y la asistencia social.

No se trata de un corpus teórico, sino de una serie de consejos para afrontar los retos sociales y económicos del momento. Además, negó la lucha de clases, protegió la propiedad privada (criticada por marxistas y anarquistas) y defendió una sociedad basada en la armonía, la convivencia y el diálogo.

El Imperialismo y la Expansión Global

Dominios: Colonias de Poblamiento y Autonomía

Se trataba de un tipo de colonia de poblamiento con acusada autonomía y autogobierno reconocido por la metrópoli. Estos territorios tenían una mayoría de colonos respecto a la población indígena que consiguieron un amplio autogobierno limitado por un gobernador metropolitano. Podemos encontrar estos casos en Canadá, Australia o Nueva Zelanda con respecto a Gran Bretaña.

La Conferencia de Berlín (1884 – 1885): El Reparto de África

Para imponer cierto orden en la expansión colonial, la mayoría de las potencias europeas se reunieron en la Conferencia de Berlín, realizando un reparto efectivo del continente africano. Esta conferencia fue convocada por Francia y Reino Unido ante la disputa sobre la posesión del Congo con el rey belga Leopoldo II, y fue organizada finalmente por Otto von Bismarck.

El objetivo fundamental de esta reunión fue fijar una serie de normas que racionalizaran las nuevas actuaciones de la ocupación de África. A ella asistieron las potencias europeas y se invitó a Turquía y Estados Unidos. En sus conclusiones se contemplaron aspectos como:

  1. La libertad de comercio en zonas muy determinadas.
  2. La neutralidad de algunos territorios.
  3. La regulación de la trata de esclavos.
  4. La regulación de los ríos Níger y Congo.
  5. El principio de la ocupación efectiva como base del derecho colonial: se decidió que el país propietario no sería el descubridor del territorio, sino el que antes lo ocupara. Precisamente, este principio fue el que hizo que aumentaran las rivalidades y los conflictos.

Aunque estos tratados se firmaron por el interés despertado por los territorios de África, no se contempló en ningún momento a los pueblos, culturas o civilizaciones africanas. Además, ni la Conferencia de Berlín ni otros acuerdos internacionales posteriores evitaron que el ambiente se fuera caldeando hasta ser un factor fundamental en el estallido de la Primera Guerra Mundial.

La Expansión de Potencias No Europeas

  • Japón

    Sus objetivos fueron China y Corea. Sus motivos fueron varios: por un lado, es un archipiélago volcánico con escasos recursos materiales y un fuerte crecimiento demográfico; y, por otro, necesitaba materias primas, territorios para asentar su excedente demográfico, mercados para vender sus productos industriales y colonias para demostrar su potencial. Por ello, entre 1875 y 1895 (tras la Revolución Meiji), las tropas japonesas ocuparon las islas Kuriles y la península de Corea. La ocupación de Corea acabó provocando la guerra ruso-japonesa (1904-1905), que concluyó con la victoria japonesa y la primera derrota de un país europeo ante una potencia no occidental. En cambio, el enfrentamiento con China fue más larvado y episódico. Concluyó con la cesión de varios enclaves (Formosa) y la infiltración japonesa en la provincia de Manchuria.

  • Estados Unidos

    Dio las primeras muestras de expansionismo imperialista con la guerra que mantuvo con México entre 1846 y 1848, que concluyó con la posesión estadounidense de todos los territorios al norte del Río Grande. Poco después, en 1867, se anexionó Alaska y, en 1898, tras la guerra con España, Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Esto se reforzó con la anexión de Hawái en 1898. En 1903, bajo la presidencia de T. Roosevelt, y bajo la política del “gran garrote” o big stick, Estados Unidos promovió la separación de Panamá de Colombia a cambio del permiso panameño para construir y controlar el canal, que se abriría en 1914.

El Reparto de Asia

  • Reino Unido

    La India fue su principal colonia, donde habían comenzado a asentarse en el siglo XVII. En 1857, tuvo lugar el Motín de los Cipayos, que llevó al Gobierno británico a imponer un control directo bajo la dirección de un virrey y constituyó el “Raj” británico, incorporando la mayor parte de los Estados de la India. Posteriormente, los británicos extendieron sus dominios hacia Birmania, Malasia, Singapur y los enclaves chinos, especialmente en el puerto de Hong Kong. Otro gran foco de colonias británicas se encontraba en el Pacífico, concretamente en Australia y Nueva Zelanda. Estas eran colonias de poblamiento de emigrantes británicos existentes desde el siglo XVIII, que pasaron a ser dominios del Imperio.

  • Rusia

    Desde mediados del siglo XVIII y durante el XIX, Rusia se expandió fuera del continente europeo, ocupando Alaska (posteriormente vendida a Estados Unidos en 1867), el Cáucaso y el territorio extendido entre Siberia hasta el Pacífico. La rivalidad con Reino Unido supuso la existencia de grandes conflictos que se limitaron con “estados tapón” como Persia o Afganistán.

  • Francia

    Se centró en la península de Indochina, donde tenía colonias desde el siglo XVII. A partir de 1860 fue extendiendo su dominio por Vietnam, Camboya y Laos, formando la Unión de Indochina. El riesgo de un conflicto con Reino Unido posibilitó la independencia del reino de Siam como “estado colchón” entre ambos.

  • Holanda

    Inició su presencia en Asia ocupando la isla de Java en 1815. Desde entonces, amplió sus territorios en Asia sin oposición de otras potencias.

  • Alemania

    Desde la década de 1880, ocupó Nueva Guinea Oriental y distintos archipiélagos en el Pacífico, además de diferentes enclaves costeros en China.

El Caso de China: Las Guerras del Opio

China es un caso especial ya que, por su inmensidad, extensa población y cultura milenaria, era imposible proceder a un reparto total por parte de las potencias europeas. Sin embargo, todas ellas colaboraron para arrancar a la decadente administración imperial concesiones territoriales y derechos económicos y jurídicos, lo que generó una profunda hostilidad hacia lo occidental.

Las materias primas existentes en China motivaron el interés europeo. Este país, hasta entonces, tenía un contacto muy limitado con los países europeos. En el siglo XIX, los británicos quisieron aumentar su comercio con China a partir de la venta de opio, cultivado en la India. Las autoridades chinas acusaron a los occidentales de promover su consumo, pero los británicos siguieron adelante y recurrieron a la guerra marina, humillando a China en la Primera Guerra del Opio (1839 – 1842). Tras esta, el comercio de opio se reanudó y China estuvo obligada a ceder Hong Kong a Gran Bretaña como base comercial, además de permisos de otros puertos. Esto conllevó a la Segunda Guerra del Opio (1856-1858), en la que se unieron Francia y Gran Bretaña, volviendo a humillar a China. Este país milenario tuvo que abrir aún más puertos a las potencias occidentales.

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