Ilustración en España y Galicia: pensamiento y figuras destacadas

Decretos de Nova Planta

Conjunto de decretos promulgados por Felipe V, entre 1707 y 1716 que imponían, en los territorios de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña), la organización político-administrativa de Castilla, eliminando sus privilegios forales, debido a su rebelión en la Guerra de Sucesión y tomar partido por Carlos de Austria. Permitieron la implantación de un modelo de estado centralista y uniforme en España salvo en las provincias vascas y Navarra.

Manifesto dos Persas

Documento que presentaron en 1814 deputados absolutistas a Fernando VII tras su retorno del exilio en Francia, solicitándole la abolición de los decretos promulgados por las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, así como la restauración del Antiguo Régimen. El monarca atendió las peticiones restableciendo el absolutismo.

Sufragio censitario e universal

El sufragio es el derecho político que permite elegir, mediante el voto, a los cargos públicos electos. El censitario limita este derecho a los ciudadanos incluidos en el censo en función de un determinado nivel económico y social, mientras que el universal solamente establece la condición para votar de la mayoría de edad. En España, el censitario fue defendido por los liberales y el universal por los demócratas. La Constitución republicana de 1931 estableció el derecho de voto de las mujeres.

Manifesto de Sandhurst

Documento elaborado por Cánovas del Castillo y firmado, en diciembre de 1874, por Alfonso de Borbón, hijo y heredero de Isabel II, en la academia militar inglesa de Sandhurst, donde estudiaba. En este manifiesto indicaba la necesidad de restaurar la monarquía borbónica en España, presentándose como un rey respetuoso con el sistema liberal constitucional y defensor del orden social y la religión católica.

Las ideas fundamentales del pensamiento ilustrado

La Ilustración surgió en el Reino Unido a finales del siglo XVII, aunque su centro difusor fue Francia en el siglo XVIII, se creó como una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad, separada de los preceptos teológicos y del tradicionalismo.

Su objetivo era proporcionar instrumentos culturales y políticos para ser una alternativa a aquellas bases e ilustrar a las sociedades europeas para que abandonaran definitivamente la ignorancia y la superstición y actuaran según las ideas racionales.

El pensamiento ilustrado careció de una teoría sistemática. Sus ideas procedían de las aportaciones de diversos autores: Locke, Montesquieu, Rousseau, Voltaire, etc. No obstante, tuvo unas características doctrinales comunes: El predominio de la razón como instrumento para alcanzar la verdad, frente a la revelación, la tradición, etc. La utilización de la crítica y la libertad para rechazar lo opuesto a la razón. La concepción de la tolerancia religiosa como una manifestación de la libertad y la pluralidad humanas. El interés por las actividades productivas y la mejora de las condiciones de vida, como un medio de conseguir la felicidad. La valoración de la educación para lograr la felicidad y difundir la razón. El proceso educativo debía ser dirigido por el Estado. El pensamiento ilustrado no era revolucionario, ya que no cuestionaba de forma explícita el orden social existente. Sin embargo, se oponía a los privilegios y a la desigualdad legal, aunque admitía la desigualdad económica y la existencia de una aristocracia de mérito.

La Ilustración española hunde sus raíces a finales del siglo XVII, con el movimiento de los novatores un grupo de científicos, médicos y humanistas que mostraron su preocupación por el atraso científico español y por el predominio del escolasticismo en las universidades. Ya en el siglo XVIII la Ilustración se difundió a través de nuevas instituciones como las academias (como la Real Academia de la Lengua de 1713) y las Sociedades Económicas de Amigos del País que reunían a grupos de ilustrados que tenían como objetivo desarrollar la economía de sus provincias y fomentar la educación técnica de artesanos y campesinos. Bajo el reinado de Carlos III se produjo la eclosión de la más amplia generación ilustrada española, aunque sin cuestionar el Antiguo Régimen.

Entre las figuras ilustradas españolas podemos destacar a Campomanes, el conde de Aranda y Floridablanca y a científicos como Jorge Juan en astronomía y escritores como Moratín.

La ilustración en Galicia irrumpió con gran dinamismo en la segunda mitad del siglo XVIII caracterizado por las ideas y preocupaciones similares a las de los ilustrados españoles, pero, además, mostraron su preocupación por la situación del gallego y de la cultura en Galicia siendo la primera toma de conciencia de la realidad diferente de Galicia que se manifestó claramente en sus obras. Los principales ilustrados gallegos fueron Benito Jerónimo Feijo, Martín Sarmiento, Francisco de Castro, José Cornide, Lucas Labrada, etc.

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