Introducción
España se vio sacudida por una guerra civil que asolaría el país durante tres años. La oligarquía y sus apoyos tradicionales se habían opuesto a las reformas intentadas por la Segunda República. Consiguieron paralizarlas en el bienio radical-cedista. La revolución de 1934 en Asturias y Cataluña, el crecimiento de los fascismos… En 1936 ganó el Frente Popular, una alianza de izquierdas. El país se polarizaba entre derecha e izquierda, cada vez más radicalizadas. Los republicanos eran incapaces de asegurar el orden, y la derecha se asustó, viendo la salvación en el ejército.
SUBLEVACIÓN MILITAR
Los militares no aceptaron los resultados electorales y juzgaban necesario derribar el gobierno. En esta conspiración participaban civiles monárquicos, carlistas y falangistas, siendo el director y cerebro el general Mola y el general Sanjurjo, exiliado, quien tomaría el mando de los sublevados. La Falange produjo una ola de atentados; Primo fue encarcelado y la izquierda respondió con represalias. El 12 de julio asesinaron a Castillo, y sus compañeros asesinaron a Calvo Sotelo, diputado de extrema derecha, lo que sirvió de excusa para el pronunciamiento militar, iniciado en Marruecos el 17 de julio. Sanjurjo murió y el general Franco se puso al frente de la rebelión el 18 de julio de 1936. Habían planeado un rápido alzamiento seguido de un directorio militar. El pronunciamiento triunfó en parte del país, pero fracasó en zonas fieles a la Segunda República, grandes ciudades y zonas industriales. El gobierno republicano no supo prevenir la conspiración, lo que aplastó el golpe. El fracaso inicial de la sublevación la convirtió en una larga y sangrienta guerra civil.
Desarrollo del Conflicto
1. Guerra de Columnas (julio-noviembre 1936)
Los republicanos formaron columnas de milicianos. Los rebeldes movieron las tropas para llegar a Madrid y acabar el conflicto. El ejército africano de Franco y Yagüe, desde Sevilla, sembraba terror a su paso, retrasando su avance para liberar el Alcázar de Toledo. Las tropas de Mola tomaron Irún, cerrando la frontera con Francia a los republicanos. San Sebastián se rindió el 13 de septiembre.
2. Batalla de Madrid (noviembre 1936-marzo 1937)
Las fuerzas nacionalistas de Varela llegaron a las afueras de Madrid. El gobierno se trasladó a Valencia, dejando de defensa a Miaja. Las milicias republicanas fracasaron y se replegaron hacia Madrid. El comandante Rojo, con ayuda de la URSS, brigadas internacionales y anarquistas, detuvieron el primer ataque. Bombardeada desde el aire, resistió casi tres años, levantando la moral de los madrileños al grito de ¡No pasarán! de La Pasionaria. Franco cercó la ciudad, nacionalistas desde el sur (Jarama) e italianos por el norte (Guadalajara). Los republicanos se defendieron, pero no podían contraatacar, estabilizándose en una guerra larga.
3. Campaña del Norte (marzo 1937-1938)
Mola concentró un gran ejército para atacar el norte. La Legión Cóndor bombardeó Guernica, acción militar contra civiles desarmados, símbolo de los republicanos. Finalizó la toma de la cornisa cantábrica, y los nacionales controlaron zonas industriales y mineras. Los republicanos lanzaron ofensivas de distracción en Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza), que fracasaron.
4. Batalla del Ebro y Toma de Cataluña (marzo 1938-febrero 1939)
Franco desencadenó una ofensiva en Aragón, llegando a Vinaroz. Los republicanos, partidos en dos y Cataluña aislada, lanzaron una ofensiva por el general Rojo y cruzaron el Ebro, en la batalla más larga y sangrienta (100,000 bajas). Franco rechazó el ataque y alargó la guerra. Los republicanos volvieron a cruzar el Ebro, pero Franco conquistó Cataluña, lo que supuso un desastre económico para los republicanos. Barcelona cayó en febrero de 1939.
5. Final de la Guerra
La guerra fue ganada prácticamente por los nacionales. El ejército estaba muy desmoralizado. El coronel Casado se sublevó en Madrid, intentando negociar la derrota con Franco, pero este exigió la rendición incondicional. Finalmente, las tropas franquistas entraron en Madrid y Alicante, acabando la guerra el 1 de abril de 1939, iniciándose la dictadura personal.
ZONA REPUBLICANA
El poder recayó sobre los comités organizados por los partidos y los sindicatos. En Cataluña, el Comité de Milicias Antifascistas, bajo la hegemonía de la CNT, se limitaba a dar su aprobación. Se vivió un terror rojo, con matanzas espontáneas y descontroladas. Las primeras medidas del Gobierno Giral incluyeron la incautación por decreto de diversas empresas. En el campo, también fueron ocupadas las fincas de los propietarios, así como todas las propiedades de la Iglesia. En el verano de 1936, se vivió una auténtica revolución social. Las tensiones internas debilitaron la capacidad de reacción de la República. El PCE logró la ilegalización del POUM con el pretexto de que trabajaba para el fascismo. Se establecieron los Batallones de Voluntarios, y un nuevo gobierno fue presidido por Largo Caballero.
ZONA NACIONAL
En la zona nacional, se buscó la unidad y se creó la Junta de Defensa de Burgos (Cabanellas), con un proyecto propio de gente de derechas, centralistas y autoritarios, para ganar la guerra. Franco consiguió que la junta le nombrase jefe del Estado y generalísimo de los ejércitos, estableciendo su cuartel general en Salamanca. Tras la muerte de Mola, concentró el poder y edificó una dictadura personal. Fusionó en un partido único la Falange Española, hizo el Fuero del Trabajo inspirado en el fascismo y adoptó el título de Caudillo. La Iglesia lo apoyó, y se llevó a cabo una fuerte represión contra los republicanos.
Consecuencias de la Guerra
Consecuencias Económicas
La guerra dejó una catástrofe económica, con la destrucción del tejido industrial, de viviendas, comunicaciones e infraestructuras. Se produjo un aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro.
Consecuencias Sociales
Se recuperó la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera.
Consecuencias Morales
Las generaciones quedaron marcadas por el conflicto.