El Crack del 29 y el New Deal
Del crack bursátil a la Gran Depresión
El Jueves Negro, una gran oleada vendedora afectó a la Bolsa de Nueva York. Todo el mundo quería vender sus acciones y nadie quería comprar, lo que hizo que el valor cayera en picado, desencadenando el crack bursátil de 1929. Muchos inversores se arruinaron, y el colapso bursátil precipitó la quiebra de numerosos bancos, que carecían de fondos. La crisis se propagó a la industria, el comercio y la agricultura, provocando una recesión económica generalizada, conocida como la Gran Depresión. El consumo disminuyó, el número de parados aumentó y muchas familias cayeron en la miseria. La crisis se extendió al resto del mundo.
La lucha contra la crisis: El New Deal
En 1932, Franklin D. Roosevelt propuso un programa para favorecer la recuperación de la economía y sacar al país de la crisis. Fue llamado el New Deal (Nuevo Reparto), que defendía la intervención estatal para reactivar la economía.
Las reformas económicas y sociales incluyeron:
- Ayudas económicas: Se ofrecieron ayudas a empresas, se crearon empresas públicas, se estableció un control sobre los bancos y se les obligó a facilitar préstamos con bajos intereses.
- Reformas sociales: Para luchar contra el paro, el Estado impulsó la realización de obras públicas. Para aumentar la capacidad adquisitiva de los trabajadores, se promovió el aumento de los salarios, se limitó la jornada laboral a 40 horas semanales y se implementó una política de apoyo a los precios agrícolas.
Todas estas medidas provocaron el relanzamiento de la economía estadounidense y un descenso importante del número de parados. Sin embargo, a pesar de estas reformas, la crisis no se superó por completo hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
El Fascismo Italiano
Italia en la posguerra
El fin de la guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas: murieron 700.000 hombres, las industrias quedaron inutilizadas y la deuda aumentó. Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción, ya que los aliados acordaron la entrega a Italia del Trentino, Trieste e Istria, pero no de Dalmacia y Fiume, como se había acordado en el Tratado de Londres (1915). De este modo, empezó a extenderse la idea de que la participación italiana había sido un engaño y el irredentismo. A esta situación se sumó la inestabilidad política y una crisis económica que generó tensión social y el desarrollo de un movimiento huelguístico.
El ascenso del Fascismo
Benito Mussolini en 1919 creó los Fasci de Combate, conocidos como Camisas Negras, que eran grupos paramilitares con los que quería frenar el movimiento obrero. En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista. Su programa se basaba en la construcción de un Estado fuerte, que garantizase la propiedad privada y una política exterior expansionista. Contó con el apoyo de la pequeña burguesía, la financiación de los grandes propietarios agrícolas e industriales, y la tolerancia de la Iglesia Católica y del propio monarca.
La dictadura fascista
Entre 1922 y 1925, Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución a sus adversarios (socialistas, comunistas, democristianos). Después de las elecciones de 1924, ganadas por la coalición de Mussolini, se instauró un régimen autoritario en el que Mussolini se atribuyó plenos poderes y se hizo llamar Duce. Los partidos políticos se prohibieron, siendo sustituidos por la Cámara de los Fasci. Las huelgas se prohibieron y los sindicatos fueron reemplazados por un sistema de corporaciones. El Estado dirigía todos los aspectos de la vida social, dominaba los medios de comunicación, controlaba la economía y apoyaba a las empresas privadas.
La Instauración del Nazismo en Alemania
La República de Weimar
En 1918, a punto de finalizar la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la República de Weimar sobre una constitución democrática. Alemania tuvo que asumir la derrota militar. Muchos alemanes consideraron humillante el Tratado de Versalles, que acusaba a Alemania de ser la única causante de la guerra. Los años de la posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro. La República de Weimar se vio amenazada por movimientos revolucionarios de izquierda y por varios intentos de golpes de Estado de la extrema derecha.
Hitler y el Partido Nazi
Adolf Hitler no había aceptado la derrota alemana y fundó el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP). Su emblema era la bandera roja con la cruz gamada (esvástica) y se dotó de una organización paramilitar, las Secciones de Asalto (SA). Defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio. Hitler usó la demagogia, prometió trabajo, mejorar los salarios y una sociedad más solidaria. Culpó a judíos, comunistas y demócratas de ser los culpables de la crisis. Las milicias nazis se opusieron violentamente a la República.
El Nazismo al poder
Entre 1924 y 1929 hubo mejores condiciones económicas y estabilidad social. Pero las consecuencias de la Gran Depresión fueron muy duras para Alemania: la retirada del capital americano provocó la quiebra de bancos y, consecuentemente, el cierre de fábricas, paro y descontento social. Las propuestas de los partidos extremistas ganaron terreno. Burgueses arruinados, campesinos y obreros desesperados fueron atraídos por las promesas nazis, mientras que los intelectuales y otros obreros se inclinaron por el Partido Comunista. Los nazis contaban con el apoyo de importantes personalidades de la industria y de las finanzas, y disponían de fuertes ayudas económicas. En las elecciones de 1932, Hitler fue nombrado canciller. En 1934, se proclamó Führer y Canciller del III Reich.
El III Reich Alemán
La dictadura nazi
Los nazis transformaron Alemania en una dictadura. Se disolvieron todos los partidos y sindicatos, se cerró el parlamento, se suprimieron las elecciones y las libertades individuales, y se inició la persecución de los opositores. Solo quedó autorizado el Partido Nazi. La administración pública fue ‘limpiada’ por una ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del partido. Los poderes locales fueron suprimidos. Desde el punto de vista social, el Estado nazi aspiraba a una total cohesión de la sociedad alemana, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista. La cultura y el arte debían seguir las consignas nazis, y se realizaban actos públicos para quemar libros considerados ‘perniciosos’. El papel de la mujer era marginal, limitado a los hijos, la iglesia y la cocina.
Un régimen de terror
Poderosos cuerpos policiales como la Gestapo y las Secciones de Seguridad (SS) se encargaban de perseguir a cualquier opositor y de imponer el orden. La búsqueda de la pureza racial de la sociedad alemana comenzó con la persecución de los judíos. En 1933 se boicotearon los negocios judíos, y en 1935 se promulgaron nuevas leyes que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana. En 1938, se les obligó a llevar un distintivo. En 1933 se crearon campos de concentración, donde los judíos eran internados, sometidos a trabajos forzados y, finalmente, exterminados.