La creación del Estado franquista: fundamentos ideológicos y apoyos sociales. Evolución política y coyuntura exterior. Del aislamiento al reconocimiento internacional.

15.1. La creación del Estado franquista: Fundamentos ideológicos y apoyos sociales. Evolución política y coyuntura exterior. Del aislamiento al reconocimiento internacional. El exilio.
El régimen franquista fue un régimen político autoritario de derechas que (pese a la derrota del fascismo en Europa en la II guerra mundial) logró permanecer vigente en España por espacio de casi 40 años. Se inicia después de la victoria de Franco en la guerra civil española (abril de 1939) y acaba con la muerte del dictador (noviembre de 1975). Pasó por varias etapas, pero todo el periodo se caracterizó por ser una dictadura donde Franco tenía la última palabra sobre todos los asuntos de Estado. En ningún momento se cuestionó el liderazgo de Franco entre los partidarios del régimen. La oposición no fue nunca tolerada, ni se abrió la más mínima posibilidad de que fuese integrada al sistema. El régimen jamás adoptó medidas de conciliación con los perdedores en la guerra civil.Durante el primer periodo (1939-1959) se establecieron los fundamentos de la dictadura. Todo el poder estaba centralizado y concentrado en Franco, que era generalísimo de las Fuerzas Armadas, presidente del partido único, y Caudillo (“por la Gracia de Dios”). El Estado era fuertemente centralista.En los primeros años, el franquismo se identificó ideológicamente con el nazismo alemán y el fascismo italiano. Falange Española Tradicionalista y de las JONS proporcionó al régimen sus bases ideológicas. El único cauce de participación en la vida pública española era el Movimiento Nacional, que integraba al partido único (FET y de las JONS), el sindicato vertical (único admitido), los cargos públicos del Estado y múltiples organismos como el Frente de Juventudes o la Sección Femenina. El régimen era corporativo: las entidades naturales (familia, municipio y sindicato) debían ser los cauces de participación en política de los españoles. El jefe nacional del Movimiento Nacional era Franco.Los principales apoyos al régimen vinieron de las élites económicas y sociales (terratenientes, empresarios, banqueros, etc.), el ejército y la Iglesia Católica. España era un Estado confesional católico, y la Iglesia obtuvo una financiación pública muy generosa, que recibió a cambio de apoyar y legitimar al dictador.Desde el primer momento se derogaron las leyes republicanas. Las leyes laicas (divorcio, matrimonio y cementerios civiles) fueron anuladas, así como la Constitución de 1931. Para sustituirlas, se elaboró un conjunto de leyes conocido como “Leyes Fundamentales del Reino”. Las más importantes fueron el Fuero del Trabajo (1938) (que regulaba la vida económica y laboral); la Ley de Cortes (las primeras se reúnen en 1942, pero no eran democráticas); la Ley de Referéndum de 1945, el Fuero de los españoles del mismo año (que establece derechos, y libertades mínimas); la ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (España se organiza como un reino, pero Franco es Jefe del Estado con carácter vitalicio); y los Principios del Movimiento Nacional (establece principios rectores del ordenamiento jurídico fascista).La política interior de este período se caracterizó también por una dura represión contra la oposición: se prohibieron partidos políticos y los sindicatos, se suprimieron los estatutos de autonomía vasco y catalán, se persiguieron las lenguas diferentes al castellano, se estableció una severa vigilancia policial, se ejecutaron unas 200.000 personas (siendo encarceladas por motivos políticos muchas otras) y se depuraron los medios universitarios y el funcionariado. La persecución contra los “enemigos de España” se basó en la Ley de Responsabilidades Politicas y la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería.En la fase final de la Guerra civil, unos 500.000 españoles tuvieron que exiliarse fuera de nuestras fronteras para escapar de la represión franquista. Muchas de ellas no volvieron nunca, o lo hicieron sólo cuando se reinstauró la democracia. Las instituciones políticas de la República siguieron funcionando en el exilio hasta 1977.Cuando termina la guerra civil, Europa vivía los momentos previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial. España abandonó la Sociedad de Naciones y se unió al pacto antikomintern contra la URSS. Una vez iniciada la guerra mundial, hubo conversaciones entre el régimen nazi y Franco para que España entrase en el conflicto bélico apoyando al Eje. En 1940 se produjo en Hendaya la entrevista de Franco con Hitler; el dirigente nazi no aceptó las ambiciosas pretensiones de España sobre Marruecos. Nuestro país no entró en guerra. Sin embargo, en 1939 se cambió el estatuto de neutralidad por el de “no beligerancia”. Con ocasión de la invasión soviética por los nazis en 1941, Franco accedió a la formación de un cuerpo de voluntarios (la División Azul) de unos 18.000 hombres para combatir el comunismo. La intervención española enfrió las relaciones con los aliados. El inicio de las derrotas del Eje (1943) distanció al franquismo de Alemania e Italia, y España volvió a la neutralidad, repatriándose la División Azul al año siguiente. La influencia del ministro de exteriores Serrano Suñer (muy afín a los nazis) descendió.La corriente democratizadora que vive el mundo occidental tras 1945 no favorecía al franquismo. La candidatura española al ingreso en la ONU fue rechazada; la ONU aprobó una resolución de condena contra la dictadura, a la que siguió la retirada de casi todas las embajadas. Francia cierra su frontera en 1946. España no se benefició del Plan Marshall por las simpatías que Franco había tenido hacia Hitler.A partir de 1950, el aislamiento empezó a mitigarse debido a que el apogeo de la guerra fría hizo que los norteamericanos iniciasen un acercamiento al régimen franquista; el anticomunismo de Franco era un factor a favor del Caudillo. La mayoría de Estados normalizaron sus relaciones diplomáticas con España (excepto el bloque socialista y México).Las relaciones con los monárquicos (que habían apoyado el alzamiento) se deterioraron. Don Juan se mostró partidario de la reconciliación de todos los españoles, postura inaceptable para Franco.En 1953 se firma el Concordato con la Santa Sede, muy favorable a la Iglesia, pues ésta alcanzaba gran influencia dentro del régimen. Gracias a él, Franco tenía el derecho de presentar obispos. La Iglesia, por su parte, obtenía concesiones fiscales, judiciales y tenía grandes prerrogativas en enseñanza. Ese mismo año se firmaban los acuerdos con EE.UU., por los que España permitía el establecimiento de cuatro bases militares a cambio de una sustanciosa ayuda económica. Pero lo más importante fue que se rompía el aislamiento. La apertura culmina en 1955 con la entrada en la ONU.En los años 50, la oposición al régimen fue en aumento. El Maquis cesó sus operaciones de oposición armada en 1950, pero nunca había supuesto un peligro grave para el régimen. Sin embargo, entre 1956 y 1958 se produjo una oleada de protestas obreras en algunas ciudades. La acción opositora más destacada fue la desarrollada en la Universidad de Madrid en 1956, por las reivindicaciones de los estudiantes para democratizar la universidad.Entre mediados de los 50 y los 60 se produce una pérdida importante de influencia de la Falange. En el gobierno de 1957 destacaban Carrero Blanco y López Rodó (Opus Dei), favorables a la elección de Juan Carlos como sucesor, aunque aún tardaría años en materializarse.Franco como cruzado. El «Alzamiento Nacional» fue considerado por los franquistas como una cruzada contra los «enemigos» de España y la Iglesia Católica. En el cielo, Santiago (patrón de España) se aparece a Franco como el apóstol se apareció según la leyenda a los cristianos (montado en su caballo blanco) en la Batalla de Clavijo (844) frente a los musulmanes.

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