La Evolución Territorial y Política de España en el Reinado de los Reyes Católicos y Felipe V

Evolución Territorial y Política de España (1476-1715)

Se trata de un mapa de evolución (desde 1476 a 1512) que abarca el territorio de la Península Ibérica en tiempo de los Reyes Católicos. Aparecen representadas la Corona de Castilla, que abarcaba Galicia, Asturias, León, Extremadura y Andalucía; el Reino de Navarra; la Corona de Aragón, que abarcaba Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares; y el Reino Nazarí de Granada. También aparece el archipiélago Canario, porque durante este periodo se produce la ocupación definitiva de este archipiélago, a partir de la conquista realenga entre 1493 y 1495.

La Unificación de los Reinos bajo los Reyes Católicos

Cuando en 1479 los Reyes Católicos, superada la guerra civil, llegaron al poder, España carecía de unidad política. A partir de ahora, los reinos de España estaban gobernados por la misma dinastía. Con el Acuerdo de Segovia de 1475, Isabel había asumido el gobierno interno de Castilla, dejando a Fernando la política exterior, mientras que la administración de justicia era compartida. Sin embargo, mientras Fernando había sido asociado al gobierno de Castilla, Isabel no tenía título alguno sobre los reinos de Aragón. La unión de las dos coronas era puramente dinástica; no fue la unión de dos reinos, sino de dos casas reales. Cada reino conserva sus instituciones y formas de vida, aunque Castilla llevaba un mayor peso demográfico, económico y territorial (especialmente tras la incorporación de los territorios americanos).

Fases de la Unificación Territorial

Los Reyes Católicos consiguieron la unificación territorial que se llevó a cabo en diferentes fases:

  • Ocupación del Reino Nazarí de Granada (1492): Se había convertido en un foco continuo de conflictos a pesar de considerarse vasallo de Castilla. Tras una dura guerra de diez años, se incorporó a la Corona de Castilla, poniendo fin a la Reconquista.
  • Incorporación de las Islas Canarias: Durante este reinado, se van a incorporar a la Corona de Castilla las islas Canarias de realengo (Gran Canaria, La Palma y Tenerife), pues las restantes ya lo habían hecho como señoríos nobiliarios antes de la llegada de los Reyes Católicos. Estas islas quedaron bajo dominio directo de la Corona y tuvieron una importancia estratégica en la ruta hacia América.
  • Incorporación de Navarra (1515): Se produjo casi al final del reinado, años después de la muerte de Isabel. El pretexto fue una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla. Por las Cortes de Burgos, Fernando anexiona Navarra, que mantiene sus fueros e instituciones.

La Monarquía Autoritaria de los Reyes Católicos

Desde el punto de vista político, el reinado de los Reyes Católicos fue una monarquía autoritaria. Su forma de ejercer el poder mantenía aún rasgos de carácter medieval: dirigían la guerra en persona y su corte era itinerante, desplazándose por todos sus reinos. Sin embargo, establecieron las primeras bases del Estado Moderno que desarrollarán después sus sucesores.

Instituciones para Afirmar la Autoridad Real

Se propusieron acabar con el desorden de los reinados anteriores, tanto en Castilla como en Aragón, y fortalecer su autoridad frente a las pretensiones de la nobleza. Van a reducir su poder político (apartándolos de los cargos de la administración), aunque consolidando su poder económico y prestigio social. Organizaron una serie de instituciones eficaces para afirmar la autoridad real:

  • Un ejército permanente en el que la nobleza, apartada de la política, conservó cargos y prerrogativas.
  • Un cuerpo de embajadores, que atendía los asuntos diplomáticos para reforzar la política exterior.
  • Los corregidores vieron aumentada su autoridad. Eran los delegados del poder real en villas y ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían funciones judiciales y de orden público.

La Guerra de Sucesión Española (1701-1715)

La muerte sin descendencia en 1699 del rey de las Españas, Carlos II, desencadenó un gran conflicto nacional e internacional en torno a las dos candidaturas al trono español: la del archiduque Carlos de Austria (de la rama austriaca de los Habsburgo, hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y la de Felipe d’Anjou, de la casa de Borbón.

Contexto y Consecuencias del Conflicto

Carlos II había nombrado como heredero a este último, con el nombre de Felipe V, ya que era nieto de Luis XIV de Francia, el monarca más poderoso de Europa en ese momento y, por tanto, el mejor aliado posible para garantizar la integridad territorial de la debilitada monarquía hispánica. En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición tanto en España como en Europa, salvo por parte del emperador de Austria, que no había reconocido el testamento de Carlos II.

Pero pronto las potencias europeas se alarmaron ante la posibilidad de que se formara un poderoso bloque francoespañol. El temor estaba justificado porque Luis XIV obraba como si fuera el rey efectivo de España y, además, había reconocido los derechos sucesorios de Felipe V al trono francés. Esto podría conducir en un futuro a la unión de Francia y España bajo una misma Corona, cuya hegemonía sería indiscutible.

En consecuencia, Inglaterra y Holanda decidieron apoyar a Austria en su lucha por instalar al pretendiente austriaco en el trono español, lo que desencadenó la Guerra de Sucesión Española (1701-1715), el primer conflicto armado del siglo XVIII en Europa. Posteriormente se unieron a la alianza Portugal y el ducado de Saboya.

Características de la Guerra de Sucesión

La Guerra de Sucesión fue al mismo tiempo una contienda europea y una guerra civil española:

  • Como guerra europea: Se enfrentaron el bando francoespañol y la Gran Alianza antiborbónica (Austria, Inglaterra, Holanda, Portugal y Saboya).
  • Como guerra civil española: La Corona de Aragón se inclinó por el archiduque Carlos de Austria, mientras que la Corona de Castilla apoyó a Felipe V, aunque hubo partidarios de uno u otro pretendiente en ambas Coronas.

El asunto que se debatía en este conflicto, en el ámbito interno español, no era solo un cambio de dinastía, sino un modelo de estado y de administración para los reinos peninsulares. Se enfrentaban dos modelos:

  • El de los Austrias, tradicionalmente pactista, que respetaba las instituciones forales de los reinos y su diversa legislación y fiscalidad.
  • El de los Borbones, que importaba el modelo francés absolutista, unificador y centralizador.

Desenlace y Consecuencias de la Guerra

En 1711, la contienda entró en una nueva fase, a raíz de la elección del archiduque Carlos de Austria como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, tras la muerte de su hermano. Este cambio de situación planteaba una nueva amenaza para Europa en el caso de que a Carlos se le proclamara rey de España, ya que se formaría un gran bloque hispanoalemán. Ante esta posibilidad, Inglaterra cambia de postura y presiona para finalizar la guerra. Se iniciaron negociaciones que condujeron finalmente a la Paz de Utrecht de 1713.

No obstante, Austria quedó fuera de esta paz, ya que no renunciaba al trono español y la guerra continuó en Cataluña hasta 1714, cuando las tropas borbónicas tomaron Barcelona tras un largo asedio. Finalizada ya la contienda, Mallorca se mantuvo como último reducto austracista, casi un año más.

La paz de Utrecht (1713) significa el fin del conflicto internacional, con el reconocimiento por parte de Inglaterra y las Provincias Unidas de Felipe de Borbón como rey de España, con una serie de condiciones como la renuncia al trono francés (España y Francia no se unirían bajo un mismo rey).

Inglaterra fue la gran vencedora del conflicto e inició un imparable ascenso como nueva potencia mundial. A través de diferentes tratados, obtuvo ventajas como:

  • El asiento de negros (monopolio para introducir esclavos negros en la América española durante treinta años).
  • El navío de permiso (autorización para enviar un navío al año a América con 500 toneladas de mercancías para su venta).
  • La obtención de Gibraltar y Menorca, que facilitaban su penetración en el Mediterráneo.
  • Terranova, cedida por Francia, de gran importancia pesquera y bien situada para la posterior adquisición de Canadá.

España fue la gran perdedora, ya que a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey, tuvo que ceder todos sus territorios europeos: a Saboya se le adjudicó Sicilia; al emperador Carlos de Austria, los Países Bajos, el ducado de Milán, Nápoles y Cerdeña.

Reformas de Felipe V y la Centralización Administrativa

El ascenso al trono español de Felipe V no significó únicamente un cambio dinástico, sino que implicó profundas reformas en la organización política y territorial de España. Estas reformas tendrán dos objetivos fundamentales: el reforzamiento del poder real y la centralización y uniformidad administrativa.

La finalidad era imponer en España un absolutismo monárquico siguiendo el modelo de la Francia de Luis XIV. Por primera vez se puede hablar con propiedad de un “Estado español”. Hasta la llegada de los Borbones, España era más una entidad territorial o incluso cultural que política: la monarquía española de los Austrias había sido una aglomeración de Estados, cada uno con sus propias leyes e instituciones.

Con el nuevo enfoque absolutista y centralizador de los Borbones, todas las medidas de gobierno debían proceder del rey y de sus ministros, y dichas medidas debían aplicarse a todos los súbditos por igual.

Reformas Políticas y Administrativas de Felipe V

Para lograr estos objetivos, Felipe V llevó a cabo una serie de reformas políticas y administrativas:

  1. Eliminación de poderes contrarios al del rey: Se acabó con la autonomía que los fueros reservaban a cada territorio, eliminando las Cortes de esas zonas (Aragón, Valencia y Cataluña), dejando únicamente las de Castilla, válidas ahora para todo el territorio. Estas quedaron vacías de contenido político y se convocaban muy pocas veces y solo para asuntos menores. Se suprimieron también los organismos forales, como las Diputaciones. Además, se aprobó la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono a las mujeres.
  2. División territorial: España se divide en regiones militares y demarcaciones provinciales, al frente de las cuales estaba un Capitán General. En el mapa también podemos observar que una de esas capitanías es la de Canarias. En un primer momento, la sede de la Capitanía estuvo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, aunque cuando llega al poder Felipe V ya se había trasladado a San Cristóbal de La Laguna (Tenerife).
  3. Sustitución de virreyes: En cada territorio, la figura del virrey fue sustituida, como máxima autoridad, por la de un capitán general. Los capitanes generales representaban el poder absoluto del rey en el territorio en el que actuaban, teniendo atribuciones militares y administrativas, ejerciendo como gobernadores. Sin embargo, en las colonias americanas sí continuaron los virreinatos con sus respectivos virreyes al frente como representantes del rey.
  4. Creación de Reales Audiencias: Se implantaron también las Reales Audiencias, con competencias judiciales, que estaban presididas por los capitanes generales. La Real Audiencia de Canarias se encontraba en Las Palmas de Gran Canaria.
  5. Intendencias: De Francia trajo las intendencias, divisiones administrativas (equiparables a las provincias actuales) que los Borbones crearon a semejanza del modelo francés, en su afán de controlar desde el poder central todo el territorio. A su cabeza estaban los intendentes, hombres de confianza de la monarquía, que actuaban como delegados territoriales del gobierno con amplias funciones: justicia, policía, recaudación de impuestos, reclutamiento de tropas, etc. A través de ellos, la monarquía impulsó a nivel provincial muchos de sus proyectos de reforma. En Canarias, la sede estuvo en Santa Cruz de Tenerife.
  6. Corregidores: El poder municipal recayó en los Corregidores, una institución castellana que se extendió a toda España. Estos Corregidores eran nombrados por el rey.
  7. Sustitución de Consejos: En la Administración Central, se sustituyeron los Consejos, organismos de gobierno de la época de los Austrias, por las Secretarías de Estado y del Despacho. Su número y competencias variaron a lo largo del tiempo y a su frente estaban los Secretarios, el más claro precedente de los modernos ministros, que despachaban directamente con el rey. Los Consejos fueron decayendo, y desapareció el Consejo de Aragón, que carecía ya de sentido. Solo el Consejo de Castilla mantuvo su rango de máximo órgano político.
  8. Derecho común: Se aplica un solo derecho común castellano para todos los súbditos, y se anulan usos, costumbres y derechos particulares.
  9. Lengua administrativa: Se utiliza una sola lengua administrativa, el castellano, excepto en la Sala de Vizcaya de la Audiencia de Valladolid, en la que se permite el uso del euskera.

Reformas Agrarias en el Siglo XVIII

La mayor parte de las tierras amortizadas pertenecían a la Iglesia (manos muertas), a la nobleza (vinculadas a mayorazgos) y a los municipios (bienes de propios cedidos a particulares a cambio de una renta o bienes comunales, la mayoría pastos y bosques de aprovechamiento común), quienes solo explotaban directamente una pequeña parte, arrendando el resto a campesinos en pequeñas parcelas. Los campesinos no invertían en mejoras para incrementar la productividad por dos razones: porque no tenían medios, debido a los numerosos impuestos y rentas que tenían que pagar (al Rey, a la Iglesia, al señor), y porque no tenían interés en ello, ya que, al no ser la tierra de su propiedad, apenas se beneficiaban de sus ganancias.

En la segunda mitad del siglo XVIII, aumenta la población y la demanda de productos agrarios, por lo que se hace necesario el incremento de los rendimientos agrícolas. La Corona se limitó a adoptar algunas medidas parciales, para no atentar contra los intereses de los estamentos privilegiados. En este sentido, Carlos III adopta una serie de reformas. La mayor parte tenían como objetivo el ideal ilustrado de formar una clase de pequeños propietarios campesinos, motivados para trabajar, interesados en la mejora de sus tierras, y buenos contribuyentes.

Medidas para Incrementar los Rendimientos Agrícolas

Algunas de las reformas más importantes para incrementar los rendimientos agrícolas fueron:

  • Arrendamiento de tierras municipales: A campesinos que tuvieran medios para trabajarlas. Fue una medida insuficiente por estar limitada a ciertas zonas de Castilla, y fracasó por la corrupción de las oligarquías municipales encargadas de aplicarla.
  • Colonizaciones de nuevas tierras: Planificadas y financiadas por la Corona, entre las que destacaron las de Sierra Morena, promovidas por el intendente Olavide: seis mil colonos centroeuropeos fueron asentados en pueblos de nueva creación en el sur de Sierra Morena, para repoblar estas tierras vacías y acabar con el bandolerismo de la zona y hacer más segura la ruta entre la Meseta y Andalucía.
  • Mejora de regadíos: Con la construcción de canales (Canal de Aragón, Canal de Castilla) y pantanos.
  • Introducción de nuevos cultivos: Procedentes de América: millo, papas, etc.
  • Reducción de privilegios de la Mesta: El predominio de la ganadería trashumante y el uso de los pastos de la Meseta, hizo que la ganadería compitiera con la agricultura. Los propietarios de ganados, miembros de la Mesta, tenían preferencia en el arrendamiento de tierras para pastos, que podían prorrogar indefinidamente. Una serie de medidas liberalizadoras contra esto, incitó a los propietarios de tierras a invertir en cultivo y no en ganado, sobre todo, cuando aumentó el precio de los cereales.

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