La Difusión de la Industrialización: Gran Bretaña como Pionera
Nos encontramos en una época en la que el principal sector de la economía es el sector textil del algodón. Esto generará un eslabonamiento en la siderurgia que permitirá satisfacer la demanda de productos metalmecánicos derivados de la industria textil y del carbón.
A partir de 1780, la producción está orientada a las colonias inglesas. A partir de 1800, las nuevas colonias estadounidenses, ya independizadas, concretamente los estados del Sur que tienen como estructura económica la esclavitud, utilizan una mano de obra intensiva a salarios bajos, desencadenando un binomio entre la economía esclavista del Sur de EE. UU. y la economía inglesa, permitiendo a estos últimos obtener algodón muy barato y fácilmente mecanizable.
A partir de 1830, la actividad vanguardista será la industria metalúrgica y, posteriormente, la del ferrocarril. La disponibilidad de carbón barato y de muy buena calidad en Inglaterra hace posible el perfeccionamiento de todo tipo de técnicas siderúrgicas en un entorno donde, además, las industrias del carbón y del algodón demandan continuamente metales de mejor calidad para su mecanización. Por tanto, a partir de este momento, la industria metalúrgica y, posteriormente, la del ferrocarril, comienza a consolidarse como el principal sector de producción e innovación tecnológica. Al ser pioneros en la construcción de líneas ferroviarias, entre 1830 y 1870 se dedicaron a expandir la red ferroviaria por toda Europa, siendo Francia el único país que compitió directamente con Inglaterra a partir de 1850. Además, se dedicaron a exportar hierro y carbón de buena calidad, marcando el momento de mayor distanciamiento respecto al resto de la economía europea.
La Segunda Revolución Industrial y el Estancamiento Británico
A partir de 1870, la economía británica ralentiza su crecimiento en un momento en el que sus principales competidores se acercan cada vez más a su nivel de producción. A este proceso histórico se le denomina fase de climaterio o estancamiento relativo.
El Efecto Gerschenkron y la Maldición del Pionero
Aquí se manifiesta la denominada maldición del pionero o efecto Gerschenkron. Alexander Gerschenkron, un economista ruso del siglo XX, observó que los países pioneros en la industrialización tienden a estancarse mientras que los países que se incorporan más tarde avanzan con mayor rapidez. En este caso, Inglaterra creció más despacio a finales del siglo XIX. Gerschenkron se percató de que las industrias siderúrgicas inglesas seguían utilizando la tecnología de Bessemer, es decir, sus técnicas tenían 80 años de antigüedad, mientras que países como Alemania utilizaban procesos de fundición mucho más eficientes.
Sin embargo, ¿por qué no se modernizó Inglaterra? Esta es la denominada maldición de los adelantados.
Los costes de adaptación a las nuevas tecnologías eran mucho más elevados para Inglaterra que para, por ejemplo, Alemania. Los alemanes no tenían que amortizar créditos ni inversiones previas, es decir, no necesitaban desmantelar infraestructuras existentes. Los ingleses, en cambio, habían invertido mucho capital en la tecnología Bessemer y en la formación de sus trabajadores, y como consecuencia, seguían arrastrando deudas y pagando esos créditos. Por tanto, la rentabilidad y productividad de las industrias británicas se estancó a partir de 1870, debido a su menor competitividad y a la incapacidad de innovar sus instalaciones.
Modelos de Industrialización Nacionales
El Caso Francés: Desafíos y Crisis Financiera
En Francia, ya desde 1840, venía desarrollándose el ferrocarril, un sector que impulsaba otras actividades económicas. Sin embargo, los costes del transporte seguían siendo muy elevados, sin que se obtuviera la rentabilidad prevista. A partir de 1865, la rentabilidad comenzó a ponerse en duda y, como consecuencia, surgieron tensiones financieras en las compañías que financiaban el ferrocarril. En 1866, el Crédit Mobilier, una empresa dedicada a financiar a casi la totalidad de compañías francesas que invertían en ferrocarril, se declaró en quiebra al verse incapaz de sufragar los gastos y devolver el dinero prestado a los franceses que habían comprado obligaciones destinadas a la financiación ferroviaria. Estas tensiones duraron hasta 1870-1871, años en los que se produjo una gran crisis financiera que desencadenó el estallido y desarrollo de la Guerra Franco-Prusiana, en la que Francia fue absolutamente humillada y se proclamó el Segundo Imperio Alemán. A nivel mundial, se generó una inestabilidad financiera, ya que Francia no había sido capaz de devolver el dinero prestado a los inversores, lo que provocó dudas sobre la solidez del sistema financiero internacional. A pesar de estos acontecimientos históricos, Francia apenas disponía de carbón, un factor principal para la industrialización. Esta situación, sumada al excesivo precio del transporte, impulsó el uso de fuentes de energía alternativas. De esta manera, se pudo mecanizar la producción sin la necesidad de carbón, lo que provocó que la industria se dispersara por todo el territorio al existir pequeños saltos de agua aprovechables para la mecanización. El Banco Central Francés respaldaba los francos con oro. Esta derrota supuso la suspensión temporal de la convertibilidad del dinero en oro, además de limitar las formas de creación de dinero y endurecer las medidas para solicitar préstamos. Todo esto produjo un estancamiento del crecimiento económico durante los siguientes 30 años, además de la pérdida de Alsacia y Lorena, que fueron cedidas al Imperio Alemán.
El Caso Alemán: Intervención Estatal y Concentración Industrial
A partir de 1834, algunos estados alemanes aprobaron una política aduanera común (el Zollverein). Desde 1840, Prusia comenzó a dirigir la unificación de Alemania. Sin embargo, el Estado fue mucho más intrusivo en la industrialización del país, participando desde distintas instituciones en el funcionamiento de las empresas. Por tanto, el papel otorgado al libre mercado en el desarrollo de la economía alemana fue mucho más secundario que el existente en el liberalismo anglosajón.
Todas las políticas económicas implementadas a partir de 1850 en adelante estuvieron encaminadas a engrandecer el país a través del principio de dirección del Estado (Direktionsprinzip), es decir, sin que el Estado participara directamente en la empresa, sino que, a través de la regulación, decidía indirectamente sobre la producción. La existencia de grandes cuencas carboníferas, unida a la concentración empresarial fomentada desde el Estado, propició la aparición de las empresas industriales más grandes de Alemania. Estamos hablando de empresas que participaban en diferentes sectores industriales pero que, además, lo hacían en el ámbito financiero. Esto es lo que se conoce como Konzern o conglomerado industrial. Lo que encontramos en Alemania es una gran concentración de riqueza, cuya gestión, sin embargo, estaba muy concentrada en pocos gerentes. Por tanto, durante el periodo entre 1840 y 1870, todas estas empresas funcionaron dentro de un mercado que estaba prácticamente ligado a las empresas extranjeras.
Desde 1870 en adelante, las mejores empresas siderúrgicas, que producían a menor coste y con mejor calidad, eran las empresas alemanas. A ello se sumó la adquisición de Alsacia y Lorena. Como consecuencia, Alemania comenzó a crecer mientras que Francia ralentizó su producción.
Estados Unidos: Escasez de Mano de Obra y Conflicto Regional
Estados Unidos se dividía en estados del Norte y del Sur:
- Los estados del Norte se caracterizaban por su gran extensión territorial y por su amplia dotación de recursos minerales y energéticos; sin embargo, carecían de recursos agrícolas. Se especializaron principalmente en la industria naval, actividades manufactureras y desarrollo ganadero, es decir, actividades protoindustriales.
- En el Sur, en cambio, encontramos regiones muy pluralizadas debido a las condiciones climatológicas, lo que propició una economía de plantación centrada principalmente en el tabaco.
No obstante, existía un problema en todos los EE. UU.: la escasez de mano de obra, lo que provocaba una subida de salarios. Como consecuencia, EE. UU. se convirtió en el destino de gran parte de la inmigración europea, un fenómeno promovido por la escasez de mano de obra en los territorios y la facilidad de acceso a la propiedad de la tierra. En los estados del Sur, también existía escasez de mano de obra, lo cual llevó a que los salarios también fueran elevados. Sin embargo, para evitar pagar salarios tan altos a los trabajadores, recurrieron a la esclavitud. Por tanto, nos encontramos ante una sociedad esclavista donde los dueños, propietarios de esclavos, los obligaban a cultivar algodón. Así, mientras los estados del Norte eran defensores de aranceles estrictos para proteger sus mercados de exportaciones (abogando por un Estado central fuerte y proteccionismo), los estados del Sur eran partidarios de aranceles más bajos y, por tanto, del libre cambio. Además, la elección en 1860 de Abraham Lincoln como presidente de EE. UU. supuso la abolición definitiva de la esclavitud, permitiendo que todos los afroamericanos liberados del Sur pudieran desplazarse hacia el Norte para trabajar como mano de obra industrial. A modo de conclusión, podríamos afirmar que la escasez de mano de obra en un entorno donde el mercado de trabajo funcionaba de forma muy líquida (especialmente en el Norte de EE. UU.) estimuló la innovación tecnológica dentro del país.
Rusia: Persistencia del Antiguo Régimen y Modernización Estatal
Para empezar, la estructura económica del Antiguo Régimen pervivió hasta 1914; es decir, hasta esa fecha la mayor parte de la población seguía siendo campesina agraria. Esta, además, tenía una serie de problemas:
- Una parte del suelo no se podía cultivar porque estaba permanentemente congelada.
- La otra parte que sí se podía cultivar era muy poco fértil a causa de las condiciones climáticas.
- Por último, los sistemas de explotación hasta 1861 eran similares a la servidumbre feudal, basados en vínculos personales de dependencia y sin libre transmisión de la tierra.
Por tanto, nos encontramos ante una economía de subsistencia. Para poder progresar hacia la modernidad, los rusos se dieron cuenta de que tenían que acabar con la servidumbre. Es por ello por lo que en 1861 fue abolida, siendo sustituida por una institución de propiedad agrícola comunal llamada mir. Con este nuevo modelo, se eliminó el título de señor: una parte de la tierra se la quedó este, quien podía contratar a jornaleros, y la otra la cedió a la propiedad compartida, cuyos trabajadores, además de pagar el diezmo, tendrían que pagar al antiguo señor jurisdiccional una renta de compensación anual por todo lo que este había perdido al abolirse los vínculos de dependencia y su titularidad. Por tanto, se abandonó la coacción del señor hacia el siervo, pero se produjo una especie de coacción entre los propios campesinos, de manera que, si uno abandonaba en busca de mejores condiciones, el resto tendría que trabajar más para compensar la baja. Por tanto, en Rusia a finales del siglo XIX no existía un mercado que demandara una industrialización que fomentara el consumo, siendo el Estado el único que podría conseguirla. Los zares y emperadores de Rusia identificaron el proceso industrializador y, sobre todo, el interés estratégico del ferrocarril, como elementos fundamentales para transformar su país en una potencia moderna. No lo hicieron a modo de mejora de la situación poblacional, sino atendiendo a los intereses propios del Estado. Además, se importó gran cantidad de maquinaria de Inglaterra y Francia para instalar la primera red de ferrocarril.