La gaceta, Madrid, 16 de Septiembre de 1923

9.3. Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-31), concretamente desde 1917, el régimen de la Restauración entró en crisis. En los años siguientes fue difícil formar mayorías en el Parlamento, ocasionando crisis de gobierno.
Aumentó la conflictividad social. A ello se uníó en 1921 el desastre Annual.
Durante la primavera de 1923 se estaba conspirando contra el Gobierno, desde dos movimientos distintos. Uno vinculado a la desaparición de las Juntas de Defensa de Barcelona; y otro desde Madrid, que buscaba instaurar un gobierno fuerte, manteniendo la Constitución y la monarquía. El capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, contactó con los segundos, cuando en Junio pidió en Madrid plenos poderes para luchar contra el terrorismo en Barcelona, al negárselo se convirtió en el enlace entre ambos y jefe de la sublevación.
El 13 de Septiembre de 1923 Primo de Rivera dio un Golpe de Estado, que fue reconocido por Alfonso XIII manteniéndole formar gobierno sin contar con el Parlamento. El nuevo régimen recibíó el apoyo de la burguésía, del Partido Socialista y la UGT. Primo de Rivera afirmaba no pretender establecer un régimen definitivo. De Septiembre 1923 a Diciembre 1925, se desarrolla la etapa del Director Militar.
Se proclamó el estado de guerra, Primo de Rivera disolvíó las Cortes, suspendíó la Constitución, sustituyó los gobernadores civiles por militares, publicó el Decreto de incompatibilidades, paró el expediente Picasso, creó el Somatén Nacional, disolvíó la mancomunidad de Cataluña, persiguió el radicalismo vasco y a los anarquistas que quedaron en la clandestinidad y su organización desarticulada. La dictadura se institucionalizó con la promulgación del Estatuto Municipal (1924), nombramiento de delegados gubernativos en los ayuntamientos, y creación de la Uníón Patriótica 


partido político propio.Su mayor éxito vino de Marruecos. Tras una etapa de abandono, los ataques rífenos a las posiciones españolas (1924) y las conversaciones con Franco y Sanjurjo, le animaron a acabar con el conflicto. Se preparó un potente ejército, que unido al francés, desembarcó en la bahía de Alhucemas (Septiembre 1925), y tras semanas de batallas, Abd-el-Krim se entregó. El éxito conseguido le reconcilió con el Ejército, con los ciudadanos cansados de guerra, con los empresarios inversores en Marruecos y con Hacienda que podía reducir el déficit.En Diciembre de 1925 se construyó el directorio civil. Tras los éxitos económicos y políticos, Primo de Rivera intentó consolidar el régimen a imitación del fascismo italiano. Convocó una Asamblea Nacional Consultiva formada por miembros de UP, que llegaría a presentar un anteproyecto de Constitución en 1929 que no llegó a promulgarse. En política social, se puso en marcha la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato oficial, y se creó el Consejo Nacional del Trabajo. En esta etapa de bonanza económica, siguió en suspenso la constitución y legislando por decreto. Colaboraron representantes de la oligarquía tradicional, nuevos políticos civiles, junto a militares. Se acometíó la ejecución de obras públicas, una reforma fiscal que introducía la declaración sobre la renta, y la creación de monopolios estables. La dictadura no soluciónó la cuestión catalana, ni frenó a un movimiento obrero que se fortalecía. Desde 1928 el PSOE empezó a pensar en una solución republicana, y lo mismo propónían CNY y PCE. También contribuyeron a la caída de la dictadura, los intelectuales y el ejército peninsular. Los primeros, se vieron atacados por la destitución de


Unamuno, desembocando en revueltas universitarias y en el cierre de la Universidad.
El ejército peninsular descontento por el favoritismo hacia los militares africanistas. A ello se unía FAI y la crisis de 1929. Cada vez mas aislado políticamente, el 28 de Enero de 1930 Primo de Rivera presenta la dimisión al rey.
En el final del reinado de Alfonso XIII (1930-1931), el rey decidíó restablecer el viejo sistema parlamentario, pero los dos gobiernos que se sucedieron ni restablecieron la Constitución de 1876 ni convocaron elecciones generales. El rey encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer; pero la complicidad del rey con la dictadura, alentó el crecimiento republicano, y las fuerzas políticas republicanas firmado el pacto de San Sebastián, con un comité revolucionario al que se unieron PSOE y UGT. Estas fueron apoyadas por intelectuales y respaldadas por acciones del ejército. Tras la dimisión de D. Berenguer, el nuevo gobierno del almirante Aznar convocó elecciones municipales el 12 de Abril. Acudieron en coalición los firmantes del pacto, con un resultado favorable que desencadenó la abdicación del rey y la proclamación de la II República.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *