La Guerra de la Independencia y el Fin del Antiguo Régimen en España (1808-1833)

La crisis del Antiguo Régimen: La monarquía borbónica y la Guerra de la Independencia

Antecedentes: El reinado de Carlos IV y la influencia napoleónica

A principios del siglo XIX, reinaba en España Carlos IV, pero el poder real estaba en manos de su valido, Manuel Godoy.

Napoleón Bonaparte llegó al poder en Francia e involucró a España en varios conflictos. A principios de siglo, tuvo lugar la Guerra de las Naranjas (1801), un breve conflicto con Portugal en el que España obtuvo la villa de Olivenza.

Godoy no supo negarse a la participación española en la guerra contra Inglaterra. Sin embargo, la flota franco-española fue mal dirigida por los franceses, lo que culminó en la desastrosa derrota de Trafalgar (1805) a manos del almirante Nelson. Tras esta batalla, España nunca volvería a tener una armada tan potente.

En 1807, se firmó el Tratado de Fontainebleau, por el cual Godoy permitiría el paso de las tropas francesas por España para invadir Portugal y así impedir su apoyo a los ingleses. A cambio, Godoy recibiría un reino. No obstante, la verdadera intención de Napoleón era ocupar toda la península ibérica. Las tropas francesas entraron y comenzaron a ocupar algunas ciudades españolas, lo que provocó que la familia real huyera hacia Andalucía con la intención de retirarse a América si fuera necesario.

El estallido del conflicto: El Motín de Aranjuez y el 2 de mayo

El príncipe Fernando, apoyado por un sector de la corte, promovió el Motín de Aranjuez (marzo de 1808), que provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII. Padre e hijo comenzaron a disputarse el poder y buscaron el apoyo de Napoleón. Este, aprovechando la situación, los convocó en Bayona y les obligó a abdicar a favor de su hermano, José I Bonaparte.

En Madrid, el 2 de mayo de 1808, se produjo un levantamiento popular contra las tropas francesas. Esta sublevación se extendió rápidamente por todo el territorio y dio origen a la Guerra de la Independencia (1808-1814).

Características y etapas de la Guerra de la Independencia

La guerra presentó varias características distintivas:

  • Guerra total e internacional: Los franceses no solo se enfrentaron a los españoles, sino también a los ingleses, que se aliaron con España.
  • Guerra popular: El pueblo tuvo un papel protagonista, destacando la aparición de las guerrillas.
  • Componente de guerra civil: Enfrentó a los partidarios del rey francés (afrancesados) contra quienes lo rechazaban (patriotas).

Etapas del conflicto

  1. Primera etapa (1808): El avance francés fue detenido en la inesperada victoria de Bailén. Los franceses se retiraron del sur y de Madrid, lo que obligó a Napoleón a venir personalmente a la península. Las ciudades fueron sometidas y solo Galicia y algunas zonas aisladas como Cádiz quedaron sin ocupar.
  2. Segunda etapa (1809-1812): Los franceses controlaron casi todo el país, dándose una intensa lucha de guerrillas (grupos reducidos de combatientes que atacaban por sorpresa, aprovechándose de su conocimiento del terreno).
  3. Tercera etapa (1812-1814): El ejército del general Wellington desembarcó en Portugal y se unió a las tropas españolas reorganizadas. Persiguió a las fuerzas de José I que huían hacia Francia y las derrotó en las batallas de Vitoria y San Marcial. Finalmente, los franceses fueron expulsados de la península.

Aspectos políticos de la guerra: Juntas, afrancesados y patriotas

Durante el conflicto, se crearon juntas locales y provinciales que organizaron la resistencia y, posteriormente, constituyeron la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino. Estas juntas asumieron el poder en nombre del pueblo ante el vacío de poder.

Las instituciones y los ciudadanos se vieron en la disyuntiva de obedecer a José I o a la Junta Suprema, surgiendo dos tendencias:

  • Afrancesados: Aceptaban a José I como rey. Eran en parte ilustrados que veían una oportunidad de reforma, y otros simples oportunistas y burócratas.
  • Patriotas: Rechazaban a los franceses y solo aceptaban como rey a Fernando VII. Dentro de este grupo, a su vez, se distinguían:
    • Absolutistas: Partidarios de mantener el Antiguo Régimen y la sociedad estamental.
    • Liberales: Partidarios de las ideas políticas de la Revolución Francesa, que buscaban establecer un régimen constitucional.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812: «La Pepa»

La Junta Suprema Central decidió convocar en Cádiz unas Cortes Generales para contrarrestar el proyecto reformista de los afrancesados. La mayoría de los diputados se eligió entre los refugiados en Cádiz. Los absolutistas veían estas cortes como una representación de los estamentos tradicionales, mientras que los liberales las concebían como la representación de la nación.

Durante dos años, se redactó una constitución que fue proclamada el 19 de marzo de 1812, conocida popularmente como «La Pepa». Sus principales aspectos eran:

  • Soberanía nacional: El poder reside en la nación.
  • División de poderes: Ejecutivo (rey), legislativo (Cortes con el rey) y judicial (tribunales).
  • Monarquía constitucional: El rey jurará y acatará la Constitución, y las Cortes tendrán control sobre él.
  • Sufragio universal masculino indirecto.
  • Derechos y libertades: Derecho de libre opinión e igualdad jurídica de los ciudadanos.
  • Religión: Se establecía el catolicismo como única religión del Estado.

La Constitución se complementó con otras medidas que suponían el desmantelamiento del Antiguo Régimen, como la abolición de los señoríos, de la Inquisición, de los gremios, la desamortización de la propiedad y la libertad de prensa, entre otras. Todas estas medidas buscaban sustituir el Antiguo Régimen por un Nuevo Régimen liberal.

El reinado de Fernando VII: Absolutismo frente a Liberalismo

La restauración del absolutismo: El Sexenio Absolutista (1814-1820)

En marzo de 1814, Fernando VII volvió a España. Los liberales esperaban que el rey aprobara la Constitución de 1812, pero, por el contrario, la derogó y restauró los privilegios del clero y la nobleza. Esto significó el retorno al Antiguo Régimen. Fernando VII gobernó de forma absoluta durante seis años, un periodo en el que los liberales fueron perseguidos y muchos se marcharon al exilio para evitar la cárcel. A pesar de la represión, los liberales intentaron restaurar el liberalismo mediante pronunciamientos militares.

El Trienio Liberal (1820-1823)

En 1820, triunfó un pronunciamiento dirigido por el coronel Rafael del Riego, que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. Sin embargo, en 1823, la Santa Alianza envió a España un ejército francés, conocido como los «Cien Mil Hijos de San Luis», para restaurar el absolutismo y devolver el poder absoluto al rey.

La Década Ominosa: Segundo periodo absolutista (1823-1833)

Tras la intervención francesa, se inició un segundo periodo absolutista. En 1830, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción para derogar la Ley Sálica y permitir que su hija, Isabel, pudiera gobernar. A la muerte del rey, Isabel fue proclamada reina, pero al tener solo tres años, su madre, María Cristina, asumió la regencia. Esto desencadenó la Primera Guerra Carlista, ya que el hermano del rey, Carlos María Isidro, se había autoproclamado rey de España, amparándose en la Ley Sálica.

La independencia de las colonias americanas

Causas del proceso de emancipación

  • Causa ideológica: La difusión de las ideas de la Ilustración y el ejemplo de la independencia de los Estados Unidos.
  • Causa social: El descontento de la burguesía criolla (descendientes de españoles nacidos en América), que, a pesar de su poder económico, estaba excluida de los altos cargos políticos. Se sentían americanos, no españoles.
  • Causa económica: El pacto colonial era injusto, ya que obligaba a las colonias a comerciar exclusivamente con la metrópoli, lo que perjudicaba sus intereses económicos.
  • Causa política: La mala administración y el centralismo. España enviaba virreyes, gobernadores y audiencias, pero los problemas importantes se resolvían en la lejana metrópoli.

Fases del proceso de independencia

Primera fase (1808-1814): Formación de Juntas y primeras declaraciones

El proceso se inicia tras la derrota de Trafalgar, que dejó a la flota española aniquilada y a América desprotegida. Al principio de la Guerra de la Independencia española, las colonias reaccionaron ante la invasión francesa proclamando su lealtad a Fernando VII y creando juntas, al igual que en la Península. Sin embargo, en el seno de estas juntas se gestó un movimiento de insurrección a partir de 1810, cuando la Junta Suprema Central se disolvió. Al considerar que no existía un gobierno legítimo, se proclamó la inexistencia de gobierno español y se inició el proceso emancipador. Surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos gobiernos americanos.

Segunda fase (1815-1824): Las grandes campañas militares y la consumación de la independencia

Al finalizar la guerra en España, Fernando VII envió un ejército que en 1815 había logrado controlar casi todo el territorio sublevado. No obstante, entre 1816 y 1824, la independencia se consumó gracias a las grandes campañas militares en las que sobresalieron figuras como José de San Martín, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Simón Bolívar intentó crear una gran federación de estados sudamericanos, similar a los Estados Unidos, aunque su proyecto finalmente no prosperó. En esta etapa fue fundamental el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos, así como el pronunciamiento de Riego en 1820, que impidió el envío de nuevas tropas de refuerzo a América.

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