La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía en Europa

La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía en Europa

En el reinado de Felipe III (1598) se firmó la paz de Vervins con el objetivo de zanjar los conflictos con Inglaterra y Holanda. Se firma la tregua de los Doce Años, hasta 1621. La guerra de los Treinta Años comienza en 1618 y cuando Felipe IV llega al trono, termina la tregua con Holanda, por lo que España entra en la guerra. Tiene importantes victorias como la rendición de Breda pero la entrada de Francia (1635) a favor de los protestantes supone la derrota española. Luis XIII de Francia derrota a los católicos en las batallas de Dunas (1639) y Rocroi (1643). En 1648, se firmó la Paz de Westfalia, que supuso la independencia de los Países Bajos del norte. También supuso la aparición de Francia como potencia europea, el afianzamiento de Holanda e Inglaterra como fuerzas marítimas y la división del Sacro Imperio Romano Germánico en estados independientes. El conflicto entre España y Francia no terminó hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que España perdió el Rosellón y la Cerdaña y se acordó el matrimonio del futuro Luis XIV con la hija de Felipe I

El imperio de los Austrias. España bajo Carlos I. Política exterior y conflictos europeos.

En 1517 Carlos de Habsburgo llegó a España desde Flandes, heredando Castilla y Aragón de sus abuelos maternos, y Borgoña y Austria de los paternos. La llegada de Carlos I a España conllevó el establecimiento de una corte flamenca, la aprobación de impuestos para financiar su candidatura a emperador del Sacro Imperio y la regencia de Adriano de Utrecht. Además ocurrieron dos grandes revueltas: en Castilla, el levantamiento de los comuneros (1520), quienes fueron derrotados en Villalar tras la ejecución de sus líderes Bravo, Padilla y Maldonado (1521); a su vez el estallo de las Germanías en Valencia y Mallorca por el control de las ciudades, que acabó siendo reprimido. Desde que Carlos I fue nombrado emperador del Sacro Imperio en 1520, tuvo tres objetivos: la hegemonía en Europa, la defensa del catolicismo y la conservación del patrimonio dinástico. La política exterior estuvo centrada en tres conflictos: un enfrentamiento contra Francia durante 25 años en Navarra, Borgoña y los dominios italianos que terminó con la Paz de Cambrai; otro contra los turcos en el que destaca la victoria en Túnez y la fallida en Argel; y el último contra los protestantes por el intento de unificar la cristiandad. Venció en la Batalla de Mühlberg pero tuvo que ceder en la paz de Augsburgo. Carlos cedió en 1556 la Corona Imperial a su hermano Fernando y abdicó como rey peninsular en su hijo Felipe II.

Decadencia de la monarquía Hispánica: reinado de Carlos II y problema sucesorio.

En 1665 muere Felipe IV y le sucede Carlos II. Su madre Mariana de Austria asume la regencia y designó a Nithard y después a Valenzuela como validos. En esta regencia se reconoce la independencia de Portugal en el tratado de Lisboa. En 1675 se decretó la mayoría de edad de Carlos II y Francia aprovecha la incapacidad del rey para ampliar sus territorios: en la Paz de Nimega, España cede el Franco Condado. Carlos II no tenía descendencia, tras la guerra de los Nueve Años, donde ocurren numerosas batallas europeas, Francia devuelve a España posesiones como Luxemburgo en la Paz de Riswick, a cambio, obtiene la posibilidad de acceder al trono español. Los validos de Carlos II llevan a cabo una buena política económica y se ven los primeros signos de recuperación. El problema sucesorio dio lugar a la guerra de sucesión a la muerte de Carlos II en 1700, puesto que nombró como heredero a Felipe de Anjou. Carlos de Austria no reconoció el testamento, y con el apoyo de Inglaterra y Holanda comenzó una guerra al considerarse roto el equilibrio establecido con la guerra de los Treinta años.

Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III.

La Ilustración fue un movimiento cultural surgido en Francia en el siglo XVIII (Siglo de las luces) que pretendía, a través del empirismo y el racionalismo, la búsqueda de la felicidad mediante el progreso económico, el reformismo y el avance educativo y científico. En España, se difundieron estas ideas por la prensa, las sociedades económicas de amigos del país y algunos ministros. Había una fuerte oposición por parte de la nobleza y el clero. Algunos reyes europeos trataron de buscar un equilibrio entre las ideas ilustradas y el mantenimiento de los privilegios sociales y del absolutismo, esto se denomina Despotismo Ilustrado. En España, el mejor ejemplo fue Carlos III, quien va a estar acompañado de varios ministros reformistas; revolucionarios, centristas (Caponamos, Jovellanos y Floridablanca) y moderados. Entre ellos destaca Esquilache, quien llevó a cabo varias reformas que provocaron el descontento de la aristocracia, y que organizó el motín de Esquilache, provocando su sustitución por el Conde Aranda y la expulsión de los Jesuitas. Durante el reinado de Carlos III, se llevaron a cabo numerosas reformas por parte de sus ministros de tipo social, económico, hacendístico, educativo, agrario y urbano.

La guerra de la independencia. Bandos y fases de la guerra.

Carlos IV llegó al trono en 1788 y su reinado estuvo marcado por la debilidad interna y la revolución francesa. Tras la ejecución de Luis XVI declaró la guerra a Francia pero la entrada en territorio español obligó a firmar la paz de Basilea (1795). Al año siguiente, Godoy restauró la alianza francesa en el tratado de San Ildefonso, que involucró a España en la guerra contra Gran Bretaña.

Estos enfrentamientos se paralizaron con la paz de Amiens en 1802 pero volvieron una vez rota. Destaca la batalla de Trafalgar (1805), donde la armada franco española fue destruida.

En 1807 Godoy firmó el tratado de Fontainebleau, que establecía el reparto de Portugal y el paso de tropas francesas por territorio español. Ante esta situación, Godoy trató de llevar a la familia real a Andalucía pero en marzo de 1808 se produjo el motín de Aranjuez. Carlos IV se vió obligado a abdicar en su hijo Fernando VII y Napoleón propuso a ambos solucionar sus disputas en Bayona. Una vez allí, les obligó a firmar las Abdicaciones de Bayona y colocó en el trono a su hermano José I.

Estos hechos no fueron apoyados por el pueblo de Madrid, que el 2 de mayo de 1808, liderado por Daoiz y Velarde, se levantó contra los franceses. A su vez, surgieron por todo el territorio las Juntas (a nivel local, comarcal y provincial), unificadas en la Junta Suprema Central. Consideraban inválida la abdicación de Fernando y que ellas, como representantes del pueblo, debían defender sus derechos al trono.

Sin embargo, José I contó con el respaldo de los afrancesados, partidarios de la modernización del país y de la Ilustración, que pretendían implantar el Estatuto de Bayona.

Este levantamiento impidió una conquista rápida. El dominio del Levante fue muy difícil para los franceses gracias a la resistencia de Girona y Zaragoza. En cambio, el avance por la Meseta fue más fácil, aunque fue frenado por el general Castaños en la batalla de Bailén.

Esta derrota provocó un incremento de tropas francesas en España, que permitió su avance y la estabilización del territorio, con victorias como la batalla de Somosierra. Ante las derrotas militares, los españoles recurrieron a la técnica de guerrillas y la Junta Suprema Central traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia refugiado en Cádiz.

Debido al conflicto en Europa, en la primavera de 1812 Napoleón trasladó tropas a Rusia. En ese momento, Gran Bretaña se unió al ejército español y las tropas entraron por Portugal lideradas por el duque de Wellington. Los franceses fueron derrotados en julio de 1812 en la batalla de Arapiles y se vieron obligados a retroceder, hasta que fueron expulsados del territorio español tras las batallas de San Marcial y Vitoria. De esta forma, en diciembre de 1813 se firmó el tratado de Valençay, por el que el trono fue devuelto a Fernando VII.

Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La Constitución de 1876.

Durante el Sexenio Democrático, Cánovas del Castillo había preparado la restauración borbónica. En 1870 Isabel II había abdicado en su hijo y en diciembre de 1874, Alfonso XII publicó el Manifiesto de Sandhurst (redactado por Cánovas), en el que declaró su voluntad de ser rey y explicó su proyecto político. Ese mismo mes, el general Martínez Campos protagonizó el pronunciamiento de Sagunto por el cual Alfonso XII pudo regresar a España.

El 24 de diciembre de 1874 Alfonso XII fue proclamado rey y las Cortes comenzaron a elaborar una nueva constitución, aprobada en 1876. Era un documento breve, basado en la Constitución de 1845, que recogía la soberanía compartida, el bicameralismo, la confesionalidad del Estado, los mecanismos necesarios para imponer la ley y una declaración de derechos individuales que satisficiera a los liberales, como la libertad de culto. España se constituyó como una monarquía parlamentaria, donde la figura del rey era inviolable, tenía facultad para designar a un determinado número de senadores y podía deshacer las Cortes. En base a esta Constitución de 1876 y al turnismo político, se estableció el sistema de la Restauración, el sistema canovista.

Con este sistema se alcanzó la estabilidad política, debido a que muchos políticos del sexenio se agruparon en torno a 2 grandes partidos: el Partido Liberal, dirigido por Sagasta, y el Partido Conservador, dirigido por Cánovas. Mientras los conservadores aglutinaron a moderados y unionistas y estaban apoyados por las clases altas, los liberales agruparon a los progresistas y estaban apoyados por las clases medias. Sin embargo, en ambos casos se trataba de partidos elitistas cuyas posiciones eran bastante similares.

En base a estos dos partidos se estableció el turnismo, un sistema de alternancia política en el poder por el que se repartían los escaños previamente a las elecciones mediante el encasillado -y en caso de no funcionar, mediante el pucherazo (fraude electoral)-, gracias al apoyo de los caciques, que ejercían su influencia en la población rural de la zona.

Durante el reinado de Alfonso XII se alcanzó la pacificación del reino. Por un lado, se derrotó al carlismo definitivamente, tras la batalla de Somorrostro (1876), y por otro, se finalizó la Guerra de los Diez Años con Cuba, con la firma de la paz de Zanjón (1878). La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 obligó a María Cristina a asumir la regencia hasta 1902 y consolidó el turnismo en España. Además, durante la regencia se realizaron avances hacia la uniformidad jurídica, reduciendo los fueros, y hacia la codificación, aprobando el Código Civil y el de Comercio. Al mismo tiempo, se realizaron mejoras sociales como la Ley de Asociaciones, el sufragio universal masculino, la reducción de la jornada laboral y la prohibición de trabajo a menores de edad. Respecto a la política religiosa, se produjo el fin del anticlericalismo del período revolucionario, garantizando a los disidentes que no serán molestados por sus opiniones religiosas.

Poco a poco, aparecieron nuevas fuerzas políticas que no tenían representación. Así, el sistema entró en decadencia y no fue capaz de regenerarse.

Nacionalismos catalán/vasco y regionalismo gallego. Movimiento obrero y campesino.

El sistema canovista estaba basado en el turnismo, la alternancia pacífica en el poder del Partido Liberal y el Conservador. En ambos casos, se trataba de partidos elitistas cuyas posiciones eran bastante similares. Así, el sistema de turnos dejó a un lado a amplios sectores de la sociedad, que con el tiempo fueron en aumento.    Desde mediados del siglo XIX aparecieron movimientos regionalistas sobre la base de la existencia de realidades históricas, lingüísticas y culturales propias, que cuestionaron la existencia de una sola nación española y el centralismo de la Restauración.    En el caso de Galicia (Alfredo Brañas) y Valencia (Llombart), se trató de reivindicaciones culturales y protestas por la mala gestión en la zona, pero no tuvieron fuerza suficiente para reclamar la autonomía.    En Cataluña, el regionalismo comenzó como un renacimiento cultural (Renaixença) pero el desarrollo económico sumó mayores exigencias. Almirall fundó el primer diario en catalán, creó el Centre Català, que fue la primera organización en exigir la autonomía y en 1885 presentaron el Memorial de Agravios al rey, donde reclamaban medidas proteccionistas.     Años más tarde se redactaron las Bases de Manresa, un documento que exponía los pilares del catalanismo conservador, como el catolicismo o el federalismo, y que fue el fundamento para la creación de la Lliga Regionalista (1901) de Cambó, el primer partido catalanista, cuyo líder era Prat de la Riba y Cambó.     El ideólogo del nacionalismo vasco fue Sabino Arana, que fundó el Consejo Nacional Vasco (Bizkai Buru Batzar), establecido en Vizcaya y origen del PNV. Reivindicó los fueros, rechazó la industrialización, defendió el catolicismo a ultranza y alegó la superioridad vasca frente a los maketos (manifestaciones racistas). A la muerte de Arana, la actuación nacionalista aumentó, pero en 1918 se produjo una división entre el PNV, más radical y la Comunidad Nacionalista Vasca, mayoritaria y partidaria del colaboracionismo con el Gobierno. Además, en el Sexenio Democrático aparecieron las primeras asociaciones obreras y campesinas, que confiaban en la aplicación de reformas sociales. La Restauración supuso un retroceso de sus aspiraciones y una vez se aprobó la Ley de Asociaciones de 1881, el movimiento obrero se organizó legalmente en torno al socialismo o el anarquismo.    El anarquismo consolidó su presencia con la salida de la clandestinidad, sobre todo en Andalucía (anarcocomunismo, en las zonas rurales) y Cataluña (anarcosindicalismo, en las zonas obreras). Defendía una lucha sindical sin la participación en política y por eso, en la década de los 90 protagonizó acciones terroristas para alcanzar sus objetivos, derivando en una represión y persecución, como la muerte de Cánovas del Castillo (1897).    El socialismo cree que debe participar en el sistema para llevar a cabo la revolución desde dentro, no tuvo tanto respaldo social pero poco a poco fue arraigando en Madrid, Castilla la Nueva, Extremadura y las las zonas industriales de Vizcaya y Asturias. El socialismo atravesó dos etapas bien diferenciadas. La primera corresponde a la fundación clandestina del PSOE en 1879 por Pablo Iglesias. Y la segunda, el PSOE fue legalizado y contó con un semanario para expresar sus ideas (El Socialista) y con un sindicato, la UGT (1888).    El obrerismo cristiano, fue impulsado por el padre Vicent, quien fundó el primer Círculo Católico Obrero, nace con el objetivo de neutralizar la creciente descristianización de las masas trabajadoras; es decir, con un carácter confesional que explica la ausencia de impulso sindicalista y que, como consecuencia, las masas trabajadoras tendieran a encuadrarse en las otras dos organizaciones. El movimiento obrero católico arraiga en Castilla la Vieja y León, Galicia, Navarra y País Vasco.

7.3. problema de Cuba y guerra España/EEUU. crisis de 1898 y consecuencias.

conflictos en Cuba comenzaron como algo ocasional (1879,1883,1885), provocados x indep cubanos. Tras la guerra que se produjo 1868-1878, conflictos y represión hicieron aumentar el nacionalismo popular en Cuba, +criollos ricos y esclavos. A pesar de lo dispuesto en Paz de Zanjón y del sentimiento indep x presión de burócratas y comerciales, gob se negó a cualquier tipo de autonomía, ya que mercado cubano era monopolio que proporcionaba a Península grandes beneficios. EEUU era el principal país con el que exportaba Cuba y tras presiones diplomáticas, obtuvo aranceles favorables para sus productos a cambio de financiar a indep.1891, ley de aranceles prohibió a cubanos libre comercio, y estos lo interpretaron como vuelta al estatuto de simple colonia.1894 se aprueba proyecto de autonomía, pero estalla guerra en 1895 con el Grito de Baire y más tarde, José Martí y Máximo Gómez proclaman el Manifiesto de Montecristi. En un principio gob liberal español intenta emprender política de negociación, pero fracasa, y situación se agrava en 1896 cuando a esta revuelta se une la de Filipinas, liderada por Emilio Aguinaldo. gob de Cánovas decide enviar al general Wyler, que recupera todo el territorio y envía a los insurrectos a las montañas. Mientras, tropas españolas atacaron a det pob cubanas,que aislaban y cercaban para poder derrotarlas, recuperando terreno poco a poco y generando desgaste. Con gob de Sagasta se intenta negociar nuevo proyecto de autonomía, pero en feb 1898 vuela el acorazado estadounidense Maine, en puerto de La Habana, y EEUU culpa al gob español. EEUU quería participar en guerra cubana y obtener beneficios territoriales e intentó comprar isla a España, pero al negarse el gob español, EEUU le declaró guerra en 1898. Se sucedieron victorias eu de forma rápida y contundente, x superioridad militar, y además se extendió guerra al archipiélago filipino. Fin, 10 dic 1898 se firma Tratado de París, por el cual Esp reconoce indep de Cuba y cede a EEUU Puerto Rico, isla de Guam, Marianas y Filipinas a cambio de una suma de dinero. 1año después, España vende tb las Carolinas, Marianas y Palaos. En cuanto a repercusiones de la guerra, destacan: Pérdidas humanas, por combates y enfermedades infecciosas; y pérdidas materiales sobre todo a l/p, por pérdida de ingresos procedentes de colonias y mercados privilegiados que suponían.Crisis política de ambos partidos y a su vez, resentimiento de los militares, x la derrota y sent de haber sido utilizados. Aumento antimilitarismo popular y desprestigio militar debido a bajas humanas, heridos y mutilados y reclutamiento militar que afectó a aquellos con menos recursos, que no podían pagar para evitarlo, medida contra la cual mov obrero hizo campañas. Aparición regeneracionismo, mov intelectual y crítico que rechazaba el sist de Rest, creían q suponía una lacra para avance del país y era ej de decadencia moral. Surgió ante impactante pasividad con que la opinión pública reaccionó a pérdida, y tuvo varias vertientes: Reg económico y social: Joaquín Costa propuso reorg política encaminada al bien común y no en beneficio de oligarquía, censurando falseamiento de democracia y llevando a cabo reformas educativas, ayuda social y obras públicas.  Revisionismo político. Defendían la necesidad de una reforma social y del proteccionismo económico y deseaban la supresión del caciquismo, la dignificación de la vida parlamentaria y recuperar la grandeza perdida de España. Regeneracionismo intelectual y literario. Expresaban un pesimismo existencial e irracionalista y reflexionaban sobre la decadencia de España. Son la llamada generación del 98. Sin embargo, el regeneracionismo no se llevó a la práctica, ya que no quisieron formar partidos ni participar en la vida política, por lo que su crítica no trascendió en un movimiento político concreto con capacidad de acción.



8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios del s. XIX. Desarrollo urbano.
Durante el siglo XIX la población tuvo un crecimiento moderado (de 11 millones en 1800 a 18 millones en 1900) respecto a los países europeos, ya que hasta el último tercio de siglo España mantuvo el régimen demográfico antiguo, caracterizado por las altas tasas de natalidad y de mortalidad.

El cambio demográfico fue muy lento y sufrió frenos constantes como las guerras, que provocaron un millón de muertos, o las epidemias, especialmente de cólera y tuberculosis. Las malas condiciones sanitarias y la persistencia de crisis de subsistencias solo acrecentaban más la mortalidad.

Aún así, a lo largo del siglo la población del Levante aumentó, al igual que Madrid y País Vasco, mientras la población del interior disminuyó notablemente por los movimientos migratorios, favorecidos por la mejora en transportes.

Las migraciones interiores fueron a causa del éxodo rural de población que abandonaba el campo para dirigirse a las ciudades, capitales de provincia y sobre todo, núcleos industriales. Acudían en busca de oportunidades laborales frente al estancamiento agrario.

Barcelona y Madrid fueron las dos áreas de recogida de población más importantes y en 1900, superaban los 500.000 habitantes. Este desarrollo superó las áreas tradicionales de las ciudades y comenzaron obras de ensanches, que derribaban las antiguas murallas medievales y extendían la ciudad más allá, apareciendo suburbios y barrios periféricos (clase obrera) y zonas burguesas.

Además, hubo migraciones exteriores, generalmente hacia América a pesar de que buena parte del siglo se mantuvo la prohibición de emigrar, puesto que se hacía clandestinamente. La esperanza de una vida mejor, la demanda de mano de obra y la existencia de lazos familiares alentaban el proceso. Galicia, Asturias y Canarias fueron las regiones de donde partieron más emigrantes, que en algunos casos lograban reunir una alta cantidad de patrimonio y regresaban a España, favoreciendo la economía de la zona.


8.2. Rev industrial s.XIX. El sist comunicaciones: el ferrocarril. Proteccionismo y librecambismo.Banca moderna.

La industrialización en España fue muy tardía debido a la inestabilidad política, la falta de burguesía y la necesidad de una revolución agraria y demográfica. En España, el escaso desarrollo agrario se debía a la estructura de la propiedad de la tierra y estaba lastrado por el clima y el relieve. La agricultura continuó siendo la principal actividad del país hasta el siglo XX y se basaba en el cultivo de la trilogía mediterránea.

La burguesía tenía limitado el acceso a la propiedad de tierras y la nobleza estaba anclada a la tradición. Así, la industrialización fue iniciativa del Estado con ayuda de capital extranjero, generando una fuerte dependencia exterior.

El primer sector industrial fue el textil y se dió en Cataluña. Con el cambio de la lana por el algodón como materia prima comenzó a expandirse y ante la competencia británica se impusieron medidas proteccionistas. 

Después apareció el sector siderúrgico con el carbón vegetal en Andalucía, las minas de carbón asturianas y los altos hornos del País Vasco. La mala calidad del carbón y el coste de extracción junto a las aduanas interiores hizo más rentable comprarlo que producirlo, obligando a más medidas proteccionistas.

Además, en las últimas décadas aparecieron nuevas áreas industriales, como Aragón (la industria harinera), Valencia (la agricultura de exportación) o Madrid (los sectores tipográfico o editorial y los talleres de lujo).

Por último, se implantó el ferrocarril, necesario para el desarrollo por la escasez de comunicaciones y la dificultad del relieve. El primer tramo fue entre Barcelona y Mataró (1848) y el segundo entre Madrid y Aranjuez (1851) pero los mayores impulsos se dieron con el bienio progresista con la Ley de Ferrocarriles, que abría la puerta al capital extranjero y posteriormente, con la Restauración. Cabe mencionar que la red ferroviaria tenía una estructura radial con ejes transversales y su ancho era diferente a Europa, lo que acrecentó el aislamiento del país.

Por su parte, el sector financiero fue desarrollándose progresivamente. A comienzos de siglo solo existía el Banco Nacional de San Carlos, pero más adelante fueron apareciendo nuevos bancos. La banca privada surgió en la década moderada, con la creación de bancos como el Banco de Bilbao, Barcelona o Santander.

En cuanto a las medidas financieras, destaca la aparición del Código de Comercio, la Bolsa de Comercio de Madrid y la reforma tributaria de Alejandro Mon (1845), que impulsó la economía y suprimió aduanas e impuestos interiores. También destaca la peseta, que en 1868 se estableció como moneda oficial. Más adelante, en 1874 el Banco de España, una fusión del Banco de Isabel II y el de San Fernando, consiguió el monopolio de la emisión de billetes, empezando a actuar como el Banco Central.  


5.2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.

Ante la llegada al trono de José I y el levantamiento del 2 de mayo de 1808, surgieron por todo el territorio las Juntas (a nivel local, comarcal y provincial), unificadas en la Junta Suprema Central. Consideraban inválida la abdicación de Fernando VII y que ellas, como representantes del pueblo, debían defender sus derechos al trono.

Las derrotas militares obligaron a la Junta Suprema Central a traspasar sus poderes a un Consejo de Regencia, refugiado en Cádiz y compuesto por 5 miembros. Esta regencia convocó en 1810 cortes generales, las Cortes de Cádiz, que trabajaron hasta 1814.

En las Cortes actuaban 300 diputados sin distinción estamental aunque su mayoría eran burgueses y clérigos, ya que gran parte de la nobleza y el campesinado no estaban representados. Dentro de las Cortes aparecieron 2 grupos: los conservadores, partidarios del Antiguo Régimen, y los reformistas, a favor de la soberanía nacional.

Las Cortes de Cádiz tuvieron una importante labor legislativa, iniciaron la desamortización, abolieron el régimen señorial… Su mayor éxito fue la Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo de 1812. Está considerada como una constitución liberal técnicamente perfecta pero inadecuada para el pueblo español, en su mayoría, partidario del absolutismo.

Esta constitución consta de 10 títulos y 384 artículos, en los que se reflejan ideas liberales como la soberanía nacional o la división de poderes. Además, adoptó el liberalismo económico y reconoció una serie de derechos y libertades individuales como la libertad de expresión o la libertad de imprenta, que supuso el fin de la censura.

El sistema político adoptado en la Constitución fue una monarquía parlamentaria. La soberanía residía exclusivamente en la nación, era inalienable y el rey solo poseía una parte delegada de su ejercicio. El poder legislativo se encontraba en el parlamento, que era unicameral y se accedía por sufragio universal indirecto. Por su parte, el poder ejecutivo quedó en posesión del rey y sus ministros; y el poder judicial quedó separado de los otros 2 poderes, en manos de tribunales independientes.

En cuanto a la religión, el Estado se mantuvo confesional y defendió el catolicismo frente a cualquier otra religión. La Inquisición fue abolida y a su vez, se garantizó la igualdad civil de todos los ciudadanos, eliminando cualquier tipo de privilegio jurídico.

Lamentablemente, la vuelta de Fernando VII supuso la restauración del Antiguo Régimen y la derogación de la Constitución. Aun así, ésta sentó las bases para quebrar el sistema estamental, sirvió de modelo a otras constituciones y provocó la irrupción de la burguesía. 



5.3. El reinado de Fernando VII: Liberalismo frente al absolutismo. El proceso de independencia de las colonias americanas.

Con la firma del tratado de Valençay, Fernando VII recuperó el trono español, pero a su regreso, actuó al margen de la Constitución. En abril de 1814, 65 diputados absolutistas entregaron al rey el “Manifiesto de los Persas”, incitándole a suprimir la obra de Cádiz. Así, Fernando promulgó en mayo el Decreto de Valencia, donde declaró nula la Constitución.

Se inició el llamado “Sexenio Absolutista” (1814-1820), caracterizado por los problemas económicos, la represión y los pronunciamientos liberales, que pretendían restablecer la Constitución. Entre los pronunciamientos destacan el de Espoz y Mina en Navarra, el de Díaz Porlier en La Coruña o el de Van Halen en Murcia.

Finalmente, en enero de 1820 triunfó el levantamiento de Cabezas de San Juan, liderado por Riego. El rey se vió obligado a acatar la Constitución y comenzó el trienio liberal (1820- 1823). Adoptaron medidas como la desamortización eclesiástica, la eliminación de la Inquisición, la supresión de los señoríos, la reorganización de Hacienda o la libertad de imprenta. Aun así, en abril de 1823, gracias a la ayuda de los Cien Mil Hijos de San Luis (al mando del duque de Angulema), Fernando VII restauró el absolutismo.

Comenzó la década ominosa (1823-1833) donde se persiguió a los liberales y se realizaron algunas reformas que generaron la oposición de los más absolutistas. La inestabilidad política se reflejó en el problema sucesorio, acrecentado por la ambigüedad de la legislación borbónica. Fernando VII reafirmó la Pragmática Sanción y nombró heredera a su hija Isabel, provocando un levantamiento realista conocido como “los sucesos de la Granja” que resultó fallido. Aun así, el conflicto se mantuvo y al morir Fernando hubo una guerra civil.

Además de los problemas peninsulares, durante el reinado de Fernando VII se produjo la independencia de las colonias americanas. Ya habían sucedido antecedentes pero el espíritu separatista arraigó en las Juntas, creadas durante la guerra de independencia.

Existen 3 focos de independencia: Buenos Aires, Venezuela y México. En México se unieron a las reivindicaciones políticas las protestas sociales, en los otros dos, no. Las grandes batallas fueron entre 1816 y 1820. En 1816, San Martín proclamó la independencia de Buenos Aires y al año siguiente, tras la batalla de Chacabuco, la de Chile. En 1819, tras la batalla de Boyacá, Bolívar proclamó la independencia de Nueva Granada. 

Más tarde, con el levantamiento de Riego, Iturbide proclamó la independencia de Nuevo México y por último, en 1821, se proclamó la independencia del virreinato de Perú, que con las últimas batallas de Ayacucho y Junín, se constató la derrota española. 

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