Causas y Contexto de la Proclamación de la II República Española
El gobierno de Berenguer se formó con el objetivo de restablecer la normalidad constitucional, pero los problemas internos de los partidos dinásticos y el malestar social favorecieron la unión de la oposición monárquica. Esta oposición firmó el Pacto de San Sebastián, cuyo objetivo principal era proclamar la República. Luego de dos intentos de sublevación, Berenguer dimitió y fue sustituido por el almirante Aznar, quien convocó elecciones. La coalición de socialistas y republicanos se interpretó como un rechazo contundente a la monarquía. Por ello, Alfonso XIII abandonó España y se proclamó la República en 1931. Esta etapa se caracterizó por una profunda inestabilidad política, causada por la falta de tradición democrática, la radicalización de algunos sectores sociales y la lentitud de las reformas. Además, la política de reforma y contrarreforma provocó una división significativa en la sociedad española. La II República coincidió con una etapa de crisis económica internacional y de crisis de los sistemas políticos a nivel global.
Reformas Impulsadas Durante el Bienio Reformista (1931-1933)
El primer bienio republicano, conocido como bienio reformista, impulsó una serie de transformaciones clave:
Reforma Religiosa
Se buscaba limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española. El sector católico vio estas reformas como una agresión al catolicismo, lo que provocó la movilización de los católicos contra la República, especialmente tras la creación de la CEDA, que defendía a la Iglesia y la tradición.
Reforma Militar
Fue necesaria para profesionalizar el ejército, racionalizar los ascensos, asegurar su fidelidad a la República, alejar a los mandos monárquicos y terminar con la intervención del ejército en la vida política. Se consiguió disminuir sus gastos, pero esto dificultó la modernización del material, del armamento y del equipamiento. Los militares africanistas la consideraron una agresión a la tradición militar, lo que animó la revuelta militar contra la República.
Reforma Agraria
Se pretendía acabar con el predominio del latifundismo, aumentar la productividad y mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Se plantearon objetivos:
- Sociales: Entregar tierras a los campesinos para crear una clase media propietaria.
- Económicos: Aumentar la productividad y el poder adquisitivo del campesinado para estimular el consumo y la producción industrial.
- Políticos: Acabar con el poder económico de la aristocracia terrateniente.
La Ley de Reforma Agraria tenía como objetivos la modernización de la agricultura y un cambio en la situación del campo. Permitía la expropiación sin indemnización de las tierras de una parte de la nobleza, mientras que las cultivadas de forma deficiente se podían expropiar, indemnizando a sus propietarios. Los resultados fueron escasos debido a la complejidad de la ley y la dificultad para aplicarla, la falta de presupuesto y la resistencia de los grandes propietarios. Se creó una tensión social, ya que los campesinos no quedaron satisfechos y se orientaron hacia posturas de enfrentamiento contra las fuerzas del orden.
Reforma Educativa
Se buscaba sustituir métodos y profesores religiosos, acabar con el analfabetismo y promover una educación liberal y laica. Se estableció la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y mixta. Se mejoró la enseñanza secundaria y la investigación en la universidad, pero la falta de fondos dificultó esta reforma.
Reforma Política (Regionalismos)
Pretendía resolver el problema de los regionalismos mediante la Constitución, que reconocía la posibilidad de algunas regiones de organizar su propio gobierno. A Cataluña se le concedió su Estatuto de Autonomía, donde se recogían su gobierno y su parlamento, pero esto ocasionó una fuerte oposición de las Cortes y despertó recelos en los militares. Galicia y el País Vasco tuvieron que esperar.
Reforma Social
Se buscaba mejorar las condiciones laborales. La Ley de Contratos de Trabajo regulaba la negociación colectiva, la semana laboral de 40 horas, el aumento de salario y la creación de seguros. También se redujo la jornada laboral de los trabajadores del campo. No había un plan efectivo para combatir el paro y las reformas no contentaron a todos los sectores sociales. Se produjo un golpe de Estado en Sevilla y una sublevación anarquista en Casas Viejas, pero ambas fracasaron. El gobierno fue incapaz de hacer frente a los conflictos sociales y la agitación social, y el desacierto en la actuación policial, provocaron la caída del gobierno y el adelanto de las elecciones (1933).
El Bienio Radical-Cedista y la Polarización (1933-1936)
Tras la caída del gobierno reformista, se celebraron elecciones en 1933. Aunque la derecha se impuso en Castilla y Aragón, las fuerzas republicanas y de izquierda ganaron en Cataluña, Madrid, Asturias y la periferia mediterránea. Las decisiones que tomó el nuevo gobierno (formado por republicanos radicales y apoyado por la CEDA) fueron una amplia amnistía política (liberación de los presos de 1934), la restitución de cargos públicos suspendidos, la restauración de la Generalitat, la tramitación de los estatutos de autonomía de Galicia y el País Vasco, y la reanudación de la reforma agraria y de la enseñanza. A pesar de ello, la vida política se vio asfixiada por el radicalismo proletario y la degradación del orden público. El campo y la ciudad fueron testigos de agitación revolucionaria, ya que el gobierno no lograba frenar la violencia ni solucionar la crisis social. Los conservadores se sintieron amenazados y formaron un contrapoder que defendía el orden, la patria, la religión y la propiedad. Asimismo, militares como Mola, Sanjurjo, Goded y Franco iniciaron una conspiración y prepararon un golpe de Estado. La violencia no cesó; fue asesinado un teniente de la Guardia de Asalto, y luego fue asesinado José Calvo Sotelo a manos de unos agentes que buscaban vengar la muerte de su compañero. Esto fue el detonante del golpe militar del 17-18 de julio de 1936, que al fracasar desembocó en una Guerra Civil. El régimen republicano se suprimió en los territorios de los sublevados, se mantuvo en la zona leal al gobierno y, durante décadas, en el exilio en Francia y en México.
El Bienio Radical-Cedista y la Polarización (1933-1936) – Continuación (Contenido Duplicado)
Tras la caída del gobierno reformista, se celebraron elecciones en 1933. Aunque la derecha se impuso en Castilla y Aragón, las fuerzas republicanas y de izquierda ganaron en Cataluña, Madrid, Asturias y la periferia mediterránea. Las decisiones que tomó el nuevo gobierno (formado por republicanos radicales y apoyado por la CEDA) fueron una amplia amnistía política (liberación de los presos de 1934), la restitución de cargos públicos suspendidos, la restauración de la Generalitat, la tramitación de los estatutos de autonomía de Galicia y el País Vasco, y la reanudación de la reforma agraria y de la enseñanza. A pesar de ello, la vida política se vio asfixiada por el radicalismo proletario y la degradación del orden público. El campo y la ciudad fueron testigos de agitación revolucionaria, ya que el gobierno no lograba frenar la violencia ni solucionar la crisis social. Los conservadores se sintieron amenazados y formaron un contrapoder que defendía el orden, la patria, la religión y la propiedad. Asimismo, militares como Mola, Sanjurjo, Goded y Franco iniciaron una conspiración y prepararon un golpe de Estado. La violencia no cesó; fue asesinado un teniente de la Guardia de Asalto, y luego fue asesinado José Calvo Sotelo a manos de unos agentes que buscaban vengar la muerte de su compañero. Esto fue el detonante del golpe militar del 17-18 de julio de 1936, que al fracasar desembocó en una Guerra Civil. El régimen republicano se suprimió en los territorios de los sublevados, se mantuvo en la zona leal al gobierno y, durante décadas, en el exilio en Francia y en México.
Antecedentes y Estallido de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil Española se desarrolló entre 1936 y 1939 y fue el resultado de la falta de convivencia pacífica entre los españoles y de profundos problemas sociales. Estos incluían una economía atrasada, una oligarquía terrateniente preocupada por sus beneficios y una estructura social con marcadas diferencias entre ricos y pobres, además de la división de la sociedad en dos bandos principales: la derecha (conservadores) y la izquierda (que buscaba romper con las estructuras tradicionales). Fue la conclusión de los errores acumulados por la falta de diálogo entre los políticos.
La Sublevación Militar
La sublevación fue iniciada por los nacionales para luchar contra el antimilitarismo y el anticlericalismo. Su inicio se vio acelerado por el asesinato de José Calvo Sotelo. Se inició el 17 de julio de 1936 en Canarias y se trasladó a la península el 18, lo que provocó una división del territorio en dos zonas: nacional y republicana. El territorio nacional controló la zona cerealista y contaba con el apoyo de los militares, mientras que los republicanos controlaban las zonas industriales, urbanas, agrícolas de exportación y las minas, además de la flota.
Dimensión Internacional del Conflicto
Europa estaba dividida entre los defensores de las democracias y los fascismos, y la opinión pública quedó dividida entre los defensores de la República y los que apoyaban a los golpistas. Los nacionalistas recibieron ayudas de Italia y de Alemania, que enviaron material de guerra y tropas (como la Legión Cóndor) a cambio de concesiones mineras. Los republicanos contaron con el apoyo de la URSS, que ofreció armas a cambio de oro.
Consecuencias de la Guerra Civil Española
Se produjeron muchos actos de violencia, tanto contra derechistas como contra izquierdistas. Además, se produjeron pérdidas humanas y materiales (infraestructuras de comunicaciones, viviendas, agricultura, etc.), endeudamientos por la falta de reservas de oro, exilio de intelectuales y significativas pérdidas económicas, entre otras.
Desarrollo de la Guerra Civil Española (1936-1939)
La guerra comenzó a finales de julio de 1936 tras el fracaso del golpe de Estado. Los sublevados tomaron una postura ofensiva, queriendo ocupar Madrid, mientras que los republicanos actuaban de forma defensiva.
Fases Iniciales y la Batalla por Madrid
Con el paso a la península de los ejércitos de África, el objetivo se convirtió en la toma de Madrid. El gobierno republicano abandonó la capital y su defensa se encomendó a la Junta de Defensa de Madrid. La llegada de las Brigadas Internacionales y del apoyo soviético impidió su toma. Los sublevados cortaron las vías de comunicación, pero fueron derrotados en su intento de asalto directo a la capital.
La Campaña del Norte
Franco optó por abandonar el centro y atacar el norte para hacerse con las industrias del Cantábrico, donde las fuerzas republicanas eran débiles debido al aislamiento de la zona. Los sublevados, con la Legión Cóndor, bombardearon Guernica, lo que provocó la caída del País Vasco y, posteriormente, de Santander y Asturias, haciéndose con los recursos industriales y mineros de la zona. Los republicanos intentaron hacer que los franquistas retiraran efectivos del norte con ofensivas en otros frentes, pero fracasaron.
El Final de la Guerra
Luego de la Batalla de Teruel, los nacionales avanzaron hacia el Mediterráneo, aislando Cataluña de la zona republicana. Los republicanos, en un intento desesperado, atacaron al ejército franquista, lo que dio lugar a la Batalla del Ebro, donde el ejército republicano quedó destruido. Esto concluyó la campaña de Cataluña en 1939. A pesar de ello, Juan Negrín y los comunistas intentaron resistir en Madrid, pero se produjo un golpe de Estado interno y se creó una Junta de Defensa que pretendía una paz honrosa con Franco. Este, sin embargo, exigió una paz sin condiciones, lo que llevó a la entrega de Madrid y los demás territorios, marcando el fin de la Guerra Civil.