La Industrialización Tardía en España (Siglo XIX)
España experimentó durante el siglo XIX un proceso de modernización del sistema productivo. El resultado de la industrialización española fue un proceso tardío, incompleto y limitado, debido a diversos factores:
Factores Limitantes de la Industrialización
- Geografía del país (red deficiente de comunicaciones).
- Inestabilidad política y guerras.
- Falta de materias primas.
- Pérdida de colonias americanas.
- Mercado interior débil.
- Escasez de capital y de inversores.
- Dependencia del exterior.
- Estancamiento de la agricultura.
Modelos Económicos: Proteccionismo y Librecambismo
Los cambios de modelo económico, entre proteccionismo y librecambismo, marcaron el siglo. La política proteccionista, defendida por los conservadores, imperó la mayor parte del siglo y gravó la importación de bienes con elevados aranceles con el objetivo de defender la industria textil catalana frente a la competencia británica, el cereal castellano, el carbón asturiano y la siderurgia vasca.
Los comerciantes y consumidores, perjudicados por la subida de precios, apostaron por el librecambismo, que se impuso durante la regencia de Espartero y, sobre todo, en el Sexenio Democrático de la mano del ministro Figuerola. Con la Restauración, se volvió a un modelo proteccionista de la mano de Cánovas.
La Transformación Agraria y las Desamortizaciones
Para que la tierra contribuya a la modernización de la economía deben producirse la liberalización del Régimen Señorial, el aumento de la producción y rentabilidad, y los cambios en el cultivo que liberen mano de obra. En la agricultura española, estas condiciones no se produjeron.
La liberalización del suelo se produjo en España con Godoy (1798), José I (1809) y las desamortizaciones de Mendizábal (1836-1837) y Madoz (1855). Si bien estas medidas aumentaron las tierras cultivadas y hubo cierta mejora en la producción que cubrió las demandas del crecimiento sostenido de la población y saneó la Hacienda, los más perjudicados (además de la Iglesia) fueron los campesinos más pobres, que pasaron a pagar unas rentas más altas o a perder el uso y disfrute de tierras comunales. Por otro lado, los nuevos propietarios no actuaron como empresarios agrícolas, sino como especuladores, y carecían de espíritu e iniciativa, así como de conocimientos y capital. En definitiva, el crecimiento de la producción fue lento y escaso, se mantuvo el atraso técnico y la población rural no constituyó un mercado para la industria hasta el siglo XX.
La Revolución Industrial en España
Sectores Industriales Clave
Industria Textil y Siderúrgica
Al igual que en Europa, la industria textil y siderúrgica impulsaron la industrialización, pero en España las desventajas fueron la escasez de materias primas (algodón) y fuentes de energía. Cataluña fue el centro de la actividad textil debido a la introducción de maquinaria (ruedas hidráulicas y el vapor), la mayor mentalidad empresarial y los beneficios que le proporcionó la política. Las industrias lanera y del lino entraron en decadencia.
Minería
La minería estuvo estancada por el atraso económico, la falta de capital y tecnología, y la intervención estatal. En 1868 se aprueba la Ley de Bases sobre Minas, que supuso la desamortización del subsuelo. Esto provocó el crecimiento de la demanda por el desarrollo del ferrocarril y permitió la inversión extranjera, lo cual aumentó la extracción y la introducción de máquinas industriales. Aunque España era la principal exportadora de hierro de Europa, su producción siderúrgica era la más baja debido a la reducida demanda interna y el atraso técnico y escasez de carbón. Se localizó sobre todo en Bilbao y Vizcaya.
Otras Actividades Industriales
Otras actividades industriales fueron los molinos e industrias derivadas de la actividad agrícola (harinera, agroalimentaria y corchera) que fueron modernizándose a finales del XIX. La industria mecánica se concentró en Barcelona. Los problemas del comercio fueron la red de transportes y las barreras fiscales.
Transportes y Comunicaciones
En cuanto al transporte, la red de carreteras y caminos se mejoró a partir de 1840 (10.000 km en el periodo isabelino). Asimismo, se mejoraron y ampliaron los puertos (Barcelona, Bilbao, Santander, Sevilla, Valencia, Málaga y Cádiz) y poco a poco se fue introduciendo la navegación a vapor. En el País Vasco se introdujeron los navieros a vapor con más rapidez y preparados para mayor tonelaje (hierro). La navegación trasatlántica creció, pero el intento de establecer un sistema de navegación fluvial fue un fracaso. Desde 1844 se estableció que las concesiones las daría el Estado, lo que creó un clima de especulación seguido de escándalos y escasa rentabilidad.
El Ferrocarril
En cuanto al ferrocarril, en 1855, durante el Bienio Progresista, se aprobó la Ley de Ferrocarriles de 1855, gracias a la cual se amplió la ayuda estatal, se facilitó la entrada de capital extranjero (francés) y se crearon unas 20 compañías (MZA, El Ferrocarril del Norte y la SJC). Sin embargo, se puso en marcha con mucha rapidez y falta de previsión y no dinamizó la siderurgia, pues el material era extranjero. Se optó por una red radial y un ancho de vía superior al europeo por cuestiones técnicas y una baja calidad de materiales, lo cual derivó en un alto coste de mantenimiento.
Unificación del Mercado y Sistema Financiero
Medidas de Unificación
Las medidas encaminadas a la unificación del mercado fueron:
- La liberalización del comercio (eliminación de barreras fiscales, aranceles e impuestos cuando la mercancía pasa de un territorio a otro).
- La adopción del sistema métrico decimal.
- El nuevo sistema monetario (la peseta).
- La modernización de correos e introducción del telégrafo.
Comercio Exterior y Banca
En cuanto al comercio exterior, las primeras décadas de siglo sufrieron un estancamiento debido a la guerra y pérdida de las colonias, pero a partir de los años 30 se experimentó un crecimiento lento pero continuado debido a la exportación a Inglaterra y Francia de productos agrícolas (vinos o manufacturas textiles) y minerales.
En cuanto a la banca moderna, fue un proceso lento. La única entidad al iniciarse el siglo era el Banco de San Carlos. A finales del reinado de Fernando VII y durante el periodo isabelino se abrieron la Bolsa de Comercio de Madrid, se fundaron las primeras cajas y se aprobó la Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, lo que posibilitó la aparición de los primeros bancos privados (Santander, Bilbao o Vizcaya).
En 1856 se crea el Banco de España, que en 1874 adquiere el monopolio de emisión de billetes. Entre 1856 y 1868 crecieron las instituciones bancarias y financieras; en 1868 se implanta la peseta (4 reales) y en 1883 deja de circular el oro. La repatriación de capitales tras el Desastre de 1898 posibilitó la aparición de nuevos bancos privados.
El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis del Sistema de la Restauración (1902-1923)
Inestabilidad Política y Regeneracionismo
Desde la llegada al trono de Alfonso XIII en 1902 hasta 1923 (Dictadura de Primo de Rivera), la Restauración vivió una continua inestabilidad política debida a:
- Los continuos cambios de gobierno.
- La fragmentación de los partidos del turno (sin líderes tras la muerte de Cánovas y Sagasta).
- La intromisión progresiva del rey y del ejército (Juntas de Jurisdicciones 1906) en los asuntos políticos.
- La persistencia del caciquismo y fraude electoral.
- La falta de integración en el sistema de republicanos, nacionalistas y fuerzas obreras.
- Un aumento de la conflictividad social, amenazas de revolución proletaria y terrorismo anarquista.
Conscientes de esta situación, los partidos dinásticos, liderados el conservador por Maura (tras suceder a Francisco Silvela) y el liberal por Canalejas, se adhirieron al Regeneracionismo. En palabras de Maura, se trataba de “hacer la revolución desde arriba” para que no se la hicieran desde abajo. Su objetivo era la revitalización de las instituciones liberales y parlamentarias para reforzar la monarquía y asegurar su supervivencia, evitar sobresaltos revolucionarios y democratizar el sistema impulsando la participación política de los ciudadanos.
Los Intentos Reformistas de Maura y Canalejas
El Gobierno Largo de Maura (1907-1909)
En este sentido se orientaron las reformas durante el gobierno largo de Maura, que promovió medidas de inversión pública mediante la Ley de Protección de la Industria Nacional, el plan de reconstrucción naval y actuaciones de mejora de la agricultura. Otras medidas clave fueron:
- La Ley Electoral de 1907 (voto obligatorio).
- La creación del Instituto de Previsión para la regulación del descanso dominical, la jornada laboral de mujeres y niños, el reconocimiento del derecho de huelga, pensiones…
- El Proyecto de Ley de Administración Local para facilitar acuerdos con el nacionalismo moderado y dar mayor autonomía a Ayuntamientos y Diputaciones.
El proyecto de Maura fracasó por el estallido de la Semana Trágica de Barcelona (1909), cuyo detonante fue el embarque de reservistas para luchar en Marruecos. La protesta se extiende por la ciudad y anarquistas, socialistas y radicales convocan una huelga general que se transforma en una violenta insurrección espontánea de la clase obrera.
El Gobierno de Maura respondió con el estado de guerra, el envío de tropas para sofocar la insurrección y una durísima represión (fusilamientos de anarquistas y ejecución de Ferrer i Guardia). Como consecuencia, Maura dimite.
El Gobierno de Canalejas (1910-1912)
Canalejas asumió la presidencia en 1910, retomando el proyecto reformista que se tradujo en:
- Cierta descentralización administrativa (proyecto de creación de Mancomunidades).
- La supresión de los consumos.
- La reforma del Ejército que suprime la redención de quintas y se crean los regulares.
- La llamada Ley del Candado.
Canalejas fue asesinado en 1912 por un anarquista. El fracaso de Maura y Canalejas dio paso a una era de inestabilidad e incertidumbre (falta de liderazgo, divisiones internas de los partidos y agravamiento de los problemas) cuyo punto álgido sería la Crisis de 1917 y que terminaría en el golpe militar de 1923. Los gobiernos estuvieron presididos por los conservadores Eduardo Dato (que representa los últimos intentos revisionistas) y José Sánchez Guerra, y los liberales Romanones o Manuel García Prieto. Fueron ejecutivos débiles y sin iniciativa con una duración media de 9 meses.
Oposición Política y Movimiento Obrero
Fuerzas de Oposición
En cuanto a la oposición política, los principales grupos fueron:
- Republicanos: Defensores del laicismo y la ampliación de derechos y reformas sociales, la democracia y las mejoras educativas. Se agruparon en el Partido Radical (Lerroux, 1907) y el Partido Reformista (Melquiades Álvarez, 1913).
- Nacionalismos:
- La Lliga Regionalista (Prat de la Riba y Cambó, 1901), formada por la burguesía y los industriales, defendía el autogobierno y la defensa de la lengua catalana. Siguió siendo el principal partido nacionalista catalán hasta la aparición en 1931 de Esquerra Republicana de Catalunya (independentista e izquierdista, liderado por Francesc Macià y Lluís Companys).
- El nacionalismo vasco evolucionó hacia el autonomismo y fue ampliando su base social.
- El Andalucismo y la Liga Galega tuvieron escaso peso político.
El Movimiento Obrero
El socialismo, agrupado en torno al PSOE y a la UGT, tras la Semana Trágica de Barcelona, promovió la Conjunción Republicano-Socialista, con la que lograría su primer diputado, Pablo Iglesias, y fue aumentando su peso político y número de afiliados. A partir de 1917, evolucionaría hacia posiciones más reformistas. En 1921 se produjo la escisión y se fundó el PCE (Partido Comunista de España).
El anarquismo, fuertemente implantado en Andalucía y Cataluña, fundó en 1910 la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) de tendencia anarcosindicalista, partidaria de la huelga como instrumento revolucionario. También se formaron grupos de acción directa partidarios del terrorismo que perpetraron atentados contra Alfonso XIII, Canalejas y Dato.
Las relaciones entre las dos grandes centrales sindicales (CNT y UGT) fueron siempre cordiales en las formas, pero predominaron más las discrepancias tácticas e incluso estratégicas que la unidad de acción. No obstante, en momentos puntuales unieron sus fuerzas, como en la huelga general de 1917.
