Reinos Cristianos de la Reconquista
Con la conquista musulmana de la Península Ibérica en el 711, se formaron los primeros núcleos cristianos que, mediante alianzas matrimoniales y enfrentamientos bélicos, conformaron los reinos y condados que protagonizarían la Reconquista.
Orígenes de los Reinos Cristianos
Los territorios de la Cordillera Cantábrica estuvieron escasamente romanizados y poco poblados durante los primeros siglos, aunque su población aumentó con la llegada de refugiados visigodos.
La política se organizaba en torno a caudillos locales. En el 722, Pelayo, de origen visigodo, venció a los musulmanes en Covadonga y creó el Reino de Asturias, que se expandió por el Cantábrico y Galicia. A finales del siglo VIII, Oviedo se convirtió en su capital.
La zona pirenaica se había convertido en la frontera entre el Reino franco y el musulmán. Carlomagno creó allí la Marca Hispánica y, tras la derrota de Roncesvalles, tomó Barcelona.
A principios del siglo IX, los nobles autóctonos sustituyeron a los francos, como ocurrió en Pamplona, donde un miembro de la familia Arista los expulsó y se proclamó rey. Mientras que en los condados catalanes, la desvinculación de la monarquía franca no se produjo hasta el 988.
El Reino asturiano se asentó bajo los reinados de Alfonso II y Alfonso III e inició la expansión hasta el río Duero, estableciendo su capital en León, y hacia la zona oriental de la Meseta, perteneciente al condado de Castilla.
Evolución y Consolidación de los Reinos
Reino de Navarra
En el siglo X, el Reino Asturleonés sufrió una grave crisis. El Reino de Pamplona se expandió hacia el sur y se transformó en el Reino de Navarra. El reinado de Sancho III el Mayor fue el de mayor esplendor, controlando diversos condados pirenaicos junto al de Castilla, convirtiendo el reino en la principal potencia cristiana del siglo XI. Su muerte significó el final de esta hegemonía política.
Reino de Castilla y León
El Reino de Castilla surgió con Fernando I, quien atacó algunas taifas que le proporcionaron numerosos ingresos económicos en forma de parias. La conquista de León le permitió reunir ambos reinos bajo su corona, y así Castilla y León se convirtió en el Estado cristiano más grande y poderoso. Después de su muerte, el reino se dividió entre sus hijos, siendo su hijo Alfonso VI quien en 1085 tomó Toledo, asentando la hegemonía castellana entre los reinos cristianos y musulmanes. Posteriormente, aunque Alfonso VII, el Emperador, estableció la frontera en la línea del Tajo, el reino volvió a dividirse tras su muerte.
En los reinados posteriores hubo separaciones y unificaciones hasta la unión definitiva en 1230, tras la victoria cristiana en la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Todo ello dio lugar al único territorio musulmán que pervivió hasta el siglo XV: el Reino de Granada.
Corona de Aragón
El Reino de Aragón surgió de la herencia de Sancho III. Tras haber sido independiente, permaneció unido al de Navarra hasta 1134. Tres años después se produjo el contrato de esponsales que unificó el reino y los condados catalanes, dando lugar a la Corona de Aragón en 1150. Esta orientó su expansión territorial al Mediterráneo oriental y occidental, con la conquista de la isla de Cerdeña y del Reino de Nápoles, y al Reino de Valencia.
El Mapa Político Medieval y la Transición a la Edad Moderna
En el siglo XIII, el mapa político de la Península quedó dividido en cuatro reinos: Portugal, la Corona de Castilla, Navarra y la Corona de Aragón. Aparecieron relaciones feudo-vasalláticas entre diversos monarcas. En los inicios de la Edad Moderna, solamente existían dos Estados en la Península Ibérica: el Reino de Portugal (independiente de la monarquía) y la unión de las Coronas de Castilla y Aragón, personificada en la unión de sus monarquías.
La Corona de Castilla
Política Exterior
La monarquía se interesó en conquistar el Reino Nazarí de Granada y las rutas marítimas del estrecho de Gibraltar y del mar Cantábrico, ya que eran fundamentales para el desarrollo del comercio marítimo. Esto, además, implicó la participación castellana en la Guerra de los Cien Años, primero aliada con Inglaterra y luego con Francia.
Política Interior
El aspecto más destacable fue la pugna entre la monarquía y la nobleza. Esta última había adquirido gran fuerza, y hubo rebeliones entre ambas que enfrentaron a monarcas como Alfonso X el Sabio y Enrique II de Trastámara. De esta forma, la organización política tendió a una monarquía autoritaria donde los reyes reforzaron la administración central.
La Corona de Aragón
Política Interior
Su organización política se basó en el pacto entre el monarca y los estamentos nobiliarios. Consecuencia de ello fue la creación de la Generalidad catalana. También tuvo lugar el Compromiso de Caspe (1412), en el que se eligió como sucesor a Fernando I de Antequera, de la familia Trastámara. Al reforzar su autoridad, se generó la guerra civil catalana, que significó el hundimiento económico y político de Cataluña, razón por la cual la hegemonía pasó a Valencia.
Reino de Navarra
El Reino de Navarra careció de posibilidades de expansión a costa de los musulmanes y, al verse sometido bajo la presión de las dos coronas cristianas, inició un acercamiento a Francia en el siglo XIV, lo que significó la entrada de las dinastías francesas. En 1425, Juan II se proclama rey y con ello surge una guerra civil que facilitó la invasión por Fernando el Católico.
Sociedad y Economía Medieval
Estructura Social
Según la propiedad de la tierra y los privilegios fiscales, sociales y judiciales, la sociedad se organizaba en estamentos privilegiados, del que destacaban la nobleza y el clero, que disponían de tribunales propios. Los campesinos se correspondían al estamento no privilegiado y a la mayoría de la población. En el norte eran libres y dueños de pequeñas propiedades, mientras que en el sur de la Península no tenían ninguna. Además, en el siglo XIII comenzó a desarrollarse la burguesía urbana, primeramente en la Corona de Aragón y secundariamente en la de Castilla.
Las minorías religiosas más importantes fueron los mudéjares y los judíos.
La Feudalización de la Sociedad
La feudalización de la sociedad fue un proceso que comenzó en los siglos IX y X y triunfó en los siglos XI y XII. Presentó la erosión del poder monárquico y, con ello, el fortalecimiento de la nobleza, que transformó las concesiones reales en hereditarias y se convirtió en la representación del Estado, cuyo poder fue sustituido por el sistema feudo-vasallático. Este era un sistema de relaciones privadas basado en la fidelidad entre un vasallo y un señor, también denominado beneficium.
Crecimiento Demográfico y Repoblación
Desde el siglo XI, los reinos cristianos experimentaron un fuerte crecimiento demográfico y un desarrollo económico sostenido. Se incorporaron los territorios de Toledo y Zaragoza y la zona sur de Cataluña, y se poblaron ciudades comprendidas entre el valle del Duero y el Sistema Central. La repoblación se llevó a cabo de tres maneras:
- Los fueros locales: establecidos por estatutos jurídicos. Ejemplo: los de Logroño.
- Las cartas puebla: en las que el rey autorizaba la repoblación de algún territorio.
- El repartimiento: donaciones de latifundios por parte del monarca, que han dado lugar a la estructura de la propiedad agraria de hoy en día. Además, fue el método utilizado en los siglos XIII y XV para agregar algunos territorios a la Corona de Aragón.
Organización Política y Monarquía
El rey era un primus inter pares y el reino era una creación familiar y un gobierno de carácter personal fundamentado en la dinastía. Fue la Iglesia quien otorgó una legitimidad histórica a la monarquía, que se centró en el aspecto hereditario y evitó conflictos sucesorios. El rey era la figura fundamental del gobierno y no tenía una capital fija. La corte le ayudaba en las tareas gubernamentales y aparecieron los consejeros y cargos especializados.
A partir de los siglos XII y XIII surgieron las Cortes, que en las convocatorias discutían y votaban los encargos económicos del rey. Las primeras se celebraron en el Reino de León, Cataluña y Aragón.
Las monarquías medievales intentaron afianzar su poder con dos modelos principales: el modelo autoritario en Castilla y el modelo pactista, propio de la Corona de Aragón.
La Administración Municipal
En la Corona de Aragón, el gobierno de los municipios recaía en un cabildo de jurados, presidido por un alcalde y dirigido por los jurats, que eran asesorados por un consell. Ejemplo: Barcelona.
En la Corona de Castilla, el órgano principal era el concejo, que era dominado por oligarquías locales. El gobierno recaía en los regidores, que formaban el ayuntamiento junto con los alcaldes.
Crisis del Siglo XIV y XV
Desde el siglo XI, la economía y demografía experimentaron una etapa de expansionismo, pero a mediados del siglo XIV se inició un período depresivo que perduró hasta el siglo XV. La población se había visto afectada por el hambre, la malnutrición y las epidemias. En el siglo XIV apareció la Peste Negra, que asoló Europa, provocando una grave crisis de mortalidad y afectó intensamente a la Corona de Aragón, mientras que Castilla fue el reino que menos padeció la enfermedad.
La Economía Medieval
La economía medieval era básicamente agrícola; las actividades estaban subordinadas al clima. Por eso, la llegada de la Pequeña Era Glacial provocó la hambruna, la desnutrición, la difusión de las epidemias, el abandono de las tierras de cultivo y el aumento de los precios y de la ganadería ovina trashumante, reflejado en el Honrado Concejo de la Mesta en Castilla. No obstante, se desarrolló la producción lanera que promovió un gran desarrollo comercial hasta el siglo XVI.
Las crisis demográfica y económica generaron la disminución de las rentas señoriales, razón por la que la nobleza aumentó los malos usos y la violencia nobiliaria. Ante esta presión económica, los campesinos reaccionaron con violencia, manifestándose, y se intensificó la violencia contra las minorías, especialmente la judía.
La Cultura Hispano-Cristiana
(El texto original finaliza abruptamente aquí, se asume que el contenido sobre la cultura hispano-cristiana fue omitido.)