La Restauración Borbónica en España (1874-1923)

El Sistema Político de la Restauración

Con el regreso de los Borbones en 1874, se inicia en España el proceso de la Restauración, resolviendo los conflictos de la guerra carlista y la guerra colonial en Cuba, logrando cierta paz. El sistema político de la Restauración se basaba en admitir como partidos políticos legales, con derecho a tener representantes en las Cortes, a aquellos que aceptaran la monarquía, censurando a anarquistas, socialistas y nacionalistas periféricos (vascos y catalanes), restringiendo así la libertad política.

Cánovas del Castillo funda y encabeza un partido conservador, y surge también un partido liberal liderado por Sagasta. Se promulga una nueva Constitución en 1876, vigente hasta el fin de la Restauración en 1923, que defendía la confesionalidad católica, derechos ciudadanos que no se respetarán, y una división de los tres poderes muy separada, lo que no se correspondía con la corrupción de la época.

Etapas de la Restauración

La Restauración se divide en dos periodos: uno que abarca el último cuarto del siglo XIX y otro que abarca aproximadamente los inicios del siglo XX hasta el fin de la Restauración. Durante este periodo, la inestabilidad política se incrementa, asociada a los asesinatos de Cánovas en 1897, Canalejas en 1912 y Dato en 1920, además del crecimiento de seguidores de las fuerzas censuradas (anarquismo y socialismo).

Influye también el turnismo, donde conservadores y liberales se suceden en el gobierno de forma casi matemática mediante el pucherazo, que consistía en el cambio de votos y la manipulación electoral, perpetuando la corrupción democrática. Asimismo, el caciquismo, con la figura del cacique como jefe local o comarcal de grandes recursos económicos que dirige la sociopolítica en ámbitos rurales, contribuye a la corrupción del sistema.

En 1876 se funda la Institución Libre de Enseñanza (ILE) como reacción a la perversión democrática en el ámbito educativo. Defiende la libertad de cátedra y se niega a ajustar su enseñanza a dogmas religiosos, ejerciendo una educación humanista e integral del individuo basada en la filosofía krausista. Su fin llega con la Guerra Civil Española.

Regionalismo y Nacionalismo

Surgen reacciones políticas contra el sistema de la Restauración en la periferia del país, con regionalismos en Cataluña y País Vasco. Aparecen partidos políticos antecedentes de los actuales, como Convergencia y Unión, precursor del PDeCAT.

En Cataluña, con base en el movimiento cultural de la Renaixença, se firman las Bases de Manresa (1892), antecedentes de los actuales estatutos de autonomía, y Cambó y Prat de la Riba fundan en 1901 la Lliga Regionalista. Estos conflictos tienen como antecedentes los Decretos de Nueva Planta y se desarrollan como consecuencia del intento de la burguesía de lograr mayor protagonismo político y hacerse con los negocios. Los catalanes consiguen establecer aranceles para salvaguardar sus industrias, especialmente la textil, perjudicando a la sociedad.

En el País Vasco, el regionalismo viene impulsado por Sabino Arana, fundador del PNV. Este regionalismo es distinto al catalán, siendo racista y antidesarrollo industrial, lo que en épocas posteriores dará lugar a ETA. En Galicia y Valencia también se dan regionalismos, aunque de menor envergadura. También se aprecian intentos en Extremadura y Andalucía.

El Regeneracionismo

El Regeneracionismo fue un movimiento intelectual que alcanzó gran importancia desde el Desastre del 98 hasta principios del siglo XX, desarrollándose paralelamente a este acontecimiento. Sus principales representantes fueron Joaquín Costa, Julio Senador y Lucas Mallada. Los regeneracionistas buscaban «regenerar» España, señalando sus problemas: ruralización (propiedad de la tierra con abundantes latifundios en pocas manos y muchos jornaleros), corrupción, desprecio de las ciencias útiles (física, química, arquitectura) e importancia de la literatura, desconexión con Europa, falta de industrialización, etc.

El auge de las ciencias se dará en Estados Unidos, y el término «regenerar» posee un carácter biológico, ya que es un momento en que está de moda la evolución con Darwin. La política española es consciente de que España va mal y se embarca en intentos de regeneración, pero concibiendo el cambio desde arriba, con los propios políticos, y no mediante una revolución desde abajo. Todos los intentos de regeneracionismo fracasarán.

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