La restauración monárquica (1875-1898)

EL SISTEMA CANOVISTA. LA CONSTITUCIÓN DE 1876 Y EL TURNO DE PARTIDOS


SISTEMA CANOVISTA:


Martínez Campos realizó un pronunciamiento en 1874 que fue acogido por el ejercito y las fuerzas políticas conservadoras.

Objetivo del pronunciamiento

Reponer en la corona a los Borbones, concretamente al hijo de Isabel II, Alfonso XII. Hasta el regreso del monarca Borbón, Antonio Cánovas del Castillo fue el político encargado de gestar el cambio y de asumir la regencia.
Cánovas pretendía desarrollar un nuevo modelo político en el que los militares quedaran al margen de la política, desaparecieran los enfrentamientos civiles. Creo una constitución con un sistema político basado en el bipartidismo y pacífico el país poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista.
Lo primero fue convocar elecciones a Cortes constituyentes, para sustituir la Carta Magna de 1869, esta convocatoria electoral se realizó a través del sufragio universal. Lo segundo institucionalizar un sistema político basado en la alternancia en el poder conservador y liberal.
Para controlar al ejercito, subordinó su poder al civil, obligándole a no intervenir en la política y sólo defender al país en caso de ataque.
La Restauración logró pacificar España, se acabaron las guerras carlistas y cubana. Tras la reposición de los Borbones se logró acabar con los Carlistas que aún tenían seguidores en Cataluña, País Vasco y Navarra.
La derrota carlista se concretó cuando Carlos VII cruzó la frontera francesa hacia el exilio. Lograron finalizar con la Guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878) con la Paz de Zanjón donde se incluía una amplia amnistía, abolición de la esclavitud y promesas de reformas políticas para que Cuba tuviera representantes en Cortes. Pero el incumplimiento de estas reformas provocó un nuevo conflicto en 1879 con la Guerra Chiquita y la posterior insurrección de 1895. 

CONSTITUCIÓN DE 1876:

Ideológicamente responde al liberalismo doctrinario, caracterizado por sufragio censitario y soberanía compartida entre Cortes y Rey, era una constitución conservadora y tradicionalista, con cierto parecido a la de 1845.
El rey tendría un poder moderador, nombramiento de ministros y potestad de convocar Cortes, suspenderlas o disolverlas.
Las Cortes eran bicamerales: Congreso y Senado, elegidas con voto censitario, aunque en 1890 se aprueba el sufragio universal masculino.
En el Senado la mitad de los senadores lo eran de forma vitalicia.
El Estado se proclama Católico aunque tolera otras creencias, se restablece presupuesto para la Iglesia. Tenía una breve declaración de derechos. Fue un sistema político controlado por las élites políticas, sociales y económicas ya que la oposición se mostraba muy débil. 

EL TURNO DE PARTIDOS:

El sistema de restauración se basó en la alternancia pactada y pacífica entre dos partidos: el conservador de Cánovas y el liberal de Sagasta. La aceptación de Sagasta del modelo diseñado por Cánovas prueba la habilidad política del conservador que convencíó a diferentes ámbitos políticos para que aceptaran su sistema.
Sagasta preside el Gobierno consolidándolo por una prolífica labor legislativa para modernizar el Estado como la Ley de Asociaciones, libertades de prensa y tolerancia política. Promulgó el Código Civil y reestableció el sufragio universal masculino. Hubo una restricción de la participación ciudadana, a lo que se uníó el caciquismo, que Sagasta y Cánovas asumieron como parte de la estabilidad política. En la España rural la dominación de los caciques sirvió para el control electoral.
El cacique mediaba para obtener beneficios propios y para la zona que controlaba a cambio del sometimiento electoral. Se desarrollo el pucherazo, donde se adulteraron los resultados de todas las maneras posibles e imaginables. Ayudó el reestablecimiento del sufragio censitario y el control de quien votaba. La manipulación tuvo el consentimiento habitual de los gobernadores civiles. El modelo alcanzó su máximo desarrollo en 1885 con la muerte de Alfonso XII, que supuso el acuerdo entre liberales y conservadores con el Pacto del Pardo por el que se acordó el turno de partidos. La situación se mantuvo sobre la regencia de María Cristina de Habsburgo en la minoría de edad de Alfonso XIII. Liberales: Antonio Maura; Conservadores: Francisco Sivela.

LA OPOSICIÓN AL SISTEMA. REGIONALISMO Y NACIONALISMO

LA OPOSICIÓN AL SISTEMA:


El predominio de liberales y conservadores no significaba que no hubiera otras opciones políticas.
Partido Catolicista de Ramón Nocedal en la derecha. En la izquierda estaban los republicanos, socialistas y anarquistas. Su problema fue que no lograron articular una oposición que fuera aceptada por la mayoría de la población. Los republicanos se encontraban fuertemente divididos: Seguidores de Emilio Castelar que evoluciónó a posiciones moderadas creando el Partido Republicano Posibilista y los que seguían al radical Ruiz Zorrilla que no descartaba la violencia contra la monarquía fundando el Partido Republicano Progresista.
Partido Republicano Federal que seguía teniendo el liderato de Pi y Margall. Llegaron a lograr una minoría republicana conformando una alianza denominada Uníón. Por el voto obrero lucharon con los republicanos para hacerse con el poder entre las bases populares un nuevo partido fundado por Pablo Iglesias, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Otro grupo opositor fueron los carlistas, tras la derrota de la tercera Guerra Carlista se prohibíó la estancia en España de don Carlos de Borbón, lo que supuso la crisis de este movimiento y la aceptación de muchos carlistas del nuevo monarca Alfonso XII. El Carlismo tuvo que readaptarse a las nuevas circunstancias y surgíó la figura de Cándido Nocedal como máximo representante de esta tendencia que tuvo cierto apoyo en Navarra, País Vasco y Cataluña.
Juan Vázquez de Mella reestructuró el partido con el Acta de Loredan basando su programa en la unidad católica, el fuerismo, la oposición a la democracia, aceptaban el nuevo orden liberal-capitalista. Posteriormente de los carlistas se escindíó el Partido Nacional Católico que criticó el escaso catolicismo de Carlos VII.
Unión Católica, liderada por Alejandro Pidal que era un partido conservador y católico, pero sin ningún parecido a los carlistas aunque crítico con los conservadores a los que criticaban por estar muy cerca del reformismo liberal. 

REGIONALISMO Y NACIONALISMO:

El último cuarto del Siglo XIX comenzó en España con el ascenso de los grupos nacionalistas o regionalistas, eran grupos integrados por pensadores, filósofos, políticos, intelectuales,… que empezaron a proponer en ciertas regiones españolas políticas contrarias al centralismo estatal. La zona pionera en el regionalismo fue Cataluña donde existía un grupo social industrializado que sentían que sus intereses económicos estaban poco representados. Surgíó un movimiento denominado Renaixença cuyo objetivo era recuperar la lengua y las señas de identidad catalana. Almirall fundó el Centre Catalá que comenzó a defender la autonomía de Cataluña. Fundación de la Lliga Catalana, un partido político que defendía el catalán frente al código civil. Se creó la Lliga Regionalista con dos ideólogos como Enric Prat de la Riba y Francés Cambó, un nuevo partido que se convirtió en referente a comienzos del Siglo XX. El nacionalismo vasco surgíó tras la pérdida de los fueros carlistas y con la defensa de la lengua y cultura vasca, el euskera, surgiendo los euskaros que defenderían la religión y las tradiciones. Su propulsor fue Sabino Arana que pretendía defender la cultura vasca. Las teorías de Arana pusieron en marcha partidos políticos como el Partido Nacionalista Vasco. El PNV se declaró independentista de España, pero la situación evoluciónó al autonomismo.
El nacionalismo gallego tuvo un carácter cultural. La lengua gallega se usaba en el medio rural, aunque intelectuales y literatos quisieron convertirla en literaria. Surgió el Rexurdimiento con figuras como la literata Rosalía de Castro. La figura más importante fue Vicente Risco. Otros movimientos se desarrollan en Valencia, Aragón y Andalucía.
El movimiento valencianista, con líderes como Teodor Llorente y Constantí Llombar en el ámbito cultural y políticamente la creación de Valencia Nova como instigador del movimiento político valencianista.
El aragonesismo surgíó en la burguésía que defendían los valores culturales culturales y querían recuperar las instituciones medievales. Joaquín Costa, pese a no ser nacionalista defendíó lo Aragónés.
En el andalucismo destacó Blas Infante quien escribíó su ideología política en el “Ideario Andaluz”. Se realizó la asamblea regionalista andaluza para defender la cultura y la política en defensa de lo andaluz.

GUERRA COLONIAL Y CRÍSIS DE 1898

GUERRA COLONIAL:


Tras la Paz de Zanjón, los cubanos esperaban una reacción de la administración española para tener los mismos derechos, pero no tuvieron respuesta española. Surgen siguiendo el modelo penínsular dos partidos políticos:
Partido Autonomista integrado por cubanos y la Uníón Constitucional, que era un partido españolista. Los autonomistas pedían la independencia de la isla, propugnando reformas políticas. En España la reacción del Partido Liberal de Sagasta se centró en la abolición de la esclavitud y se intentó reformar el estatuto colonial de Cuba. El gobierno español elevó las tarifas arancelarias, por aquel entonces el principal cliente de Cuba era Estados Unidos, con azúcar y tabaco. El presidente McKinley protestó por la política arancelaria. Los enfrentamientos armados se habían desarrollado con la Guerra Chiquita contra la presencia de los españoles en las islas. El principal enfrentamiento se desarrolló en el Grito de Baire, que se inició en Santiago de Cuba para llegar a La Habana. El gobierno español respondíó con un ejercito al mando del General Martínez Campos, pero no logró controlar la rebelión por lo que Valeriano Weyler sustituiría a Martínez Campos y el enfrentamiento continuó. Tras el asesinato de Cánovas se sustituyó a Weyler por el general Blanco e intentó realizar una estrategia de conciliación. Decretaron la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, igualdad de derechos entre insulares y peninsulares,…
Estados Unidos había fijado la expansión inicial en el Caribe y en el Pacífico y llego a proponer la compra de la isla a España. Los norteamericanos acusaron de la explosión a los españoles y exigieron la retirada de estos de Cuba, los españoles rechazaron el ultimátum, amenzando con declarar la guerra a USA, pese a que sabían que estaban en inferioridad. Así comenzó la guerra hispano-americana. Se formó la Liga Filipina que fue una formación fundada por José Rizal y otra organización clandestina Katipunan. Se realizó una enfrentamiento en el que intervino el General Polavieja. Tras la muerte de Cánovas sería el General Fernando Primo de Rivera quien se encargó de pacificar el archipiélago pero los norteamericanos los derrotaron. Tras estos hechos se acabó firmando la Paz de París por la que España se comprometíó a abandonar Cuba, Filipinas y Puerto Rico que pasaron a ser protectorado americano. Los españoles resultaron humillados tras la derrota. 

CRISIS DE 1898:

La derrota y pérdida de las colonias recibieron el nombre de “desastre del 98”, aunque la crisis del sistema político y en parte, de la sociedad y la cultura española evidenció la crisis del sistema político de la Restauración. El significado de la crísis del 98 fue principalmente simbólico. La guerra comportó notables pérdidas materiales y sobre todo económicas.
La crisis del 98 fue principalmente una crisis moral e ideológica que causó un impacto psicológico entre la población, al significar la destrucción del mito del Imperio español, España se convirtió en una potencia secundaria.
La crisis del 98 agudizó la crítica regeneracionista que denunciaba los defectos del país. También surgíó un grupo de literatos y pensadores denominados la generación del 98 que intentaron analizar la situación de España con un sentido crítico. 
El desastre del 98 fue el final de la Restauración diseñada por Cánovas y el inicio del Regeneracionismo desde el reinado de Alfonso XIII. Otra consecuencia importante fue el antimilitarismo de sectores de la sociedad española, que acusaba al ejercito de ser responsables del desastre. Esto provocó la reacción del propio ejercito como se verá a lo largo de la primera mitad del Siglo XX.

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