Introducción a la Transición Española
La oposición al régimen franquista comenzó a desarrollarse desde finales de los años 50 y principios de los 60, surgiendo de las transformaciones sociales y económicas que se estaban produciendo, además de un cambio de mentalidad. La oposición social al régimen estaba organizada por sindicatos clandestinos como la UGT y Comisiones Obreras, mientras que la oposición política la conformaban los partidos políticos de izquierda (comunistas, socialistas). También tuvo lugar una importante oposición de intelectuales y universitarios.
La Crisis del Régimen Franquista
La crisis del régimen franquista se inició a principios de los años 70, a causa del inmovilismo del régimen, que había sido incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos. En este contexto se produjo en 1973 el asesinato de Luis Carrero Blanco (Jefe de Gobierno), lo que supuso un ataque directo a la continuidad del régimen. Carrero Blanco era quien mantenía unidas a las familias franquistas, es decir, los apoyos ideológicos del régimen. Además, se produjeron continuos atentados terroristas, un elemento que contribuyó a la crisis, y continuas movilizaciones populares en contra del régimen.
En este contexto, en enero de 1974, fue elegido como Jefe de Gobierno Carlos Arias Navarro, quien mantuvo una posición ambigua respecto al régimen. En este tiempo, dentro del propio régimen franquista, se advertía una división entre inmovilistas (falangistas, sindicatos verticales y la mayor parte del ejército) y aperturistas, quienes pretendían realizar reformas.
La Transición Política hacia la Democracia
Primeros Pasos y Figuras Clave
Tras la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), las Cortes, aún franquistas, nombraron Rey de España a Juan Carlos I, ratificándose como Jefe de Gobierno a Arias Navarro. Sin embargo, no se aprobó ningún proyecto de ley significativo. En julio de 1976, Juan Carlos I nombró Jefe de Gobierno a Adolfo Suárez, lo que produjo un cambio sustancial. Adolfo Suárez pretendía desmantelar las Cortes franquistas y convocar elecciones a Cortes Constituyentes, además de elaborar una nueva Constitución. A este tiempo se le denomina «Transición Democrática Post-Franquista» (1976-1978).
Por otra parte, la izquierda proponía una ruptura democrática. En estos años se produjeron diversas movilizaciones, cuyas reivindicaciones principales se enmarcaban en el ámbito laboral y político, ya que pedían libertades, amnistía para los presos políticos que se encontraban en las cárceles franquistas y autonomía.
Hitos Legislativos y Elecciones
De 1976 a 1978 se aprobaron una serie de leyes que marcaron la Transición, tales como:
- La Ley para la Reforma Política (1976), que supuso el desmantelamiento de las Cortes franquistas y planteó la convocatoria de nuevas Cortes, esta vez con dos cámaras (Congreso y Senado). Esta ley se aprobó tanto en las Cortes como en referéndum.
- El Decreto-Ley para la formación de partidos políticos (febrero de 1977), que permitió la puesta en marcha de nuevos partidos políticos, como:
- La UCD (Unión de Centro Democrático), en la que destacaba Adolfo Suárez, siendo un partido de centro, liberal y basado en el humanismo cristiano.
- Alianza Popular, en la que destacaba Fraga. Se trataba de un partido conservador, de derechas, que defendía los valores tradicionales.
- El PSOE, donde destacaba Felipe González, quien abandonó los principios marxistas.
- El PCE, cuya legalización se produjo dos meses después de la muerte de Franco, y donde destacaba Santiago Carrillo.
En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones generales democráticas desde la época de la República, resultando en la victoria de Unión de Centro Democrático (UCD) y la proclamación de Adolfo Suárez como presidente.
A finales de 1977 (octubre) se firmaron los Pactos de la Moncloa, acuerdos entre partidos políticos donde se establecieron los criterios del Sistema Tributario y los de la Seguridad Social.
La Constitución de 1978: Pilar de la Democracia
La Constitución de 1978 fue la culminación de la Transición. Esta ley fundamental establecía que España era un Estado social y democrático de Derecho; se fundamentaba en principios como la igualdad, el pluralismo político y la justicia, así como en la soberanía nacional y el sufragio universal. Establecía una división de poderes, donde el Rey era el Jefe de Estado y podía sancionar las leyes; las Cortes (con preeminencia del Congreso en el poder legislativo) y el Tribunal Constitucional, cuya función era velar por la relación entre la Constitución y las leyes.
Además, se estableció el Estado de las Autonomías, concediendo a las regiones diferentes estatutos de autonomía. Asimismo, se creó un fondo de compensación interterritorial.
Conclusión: Desafíos y Consolidación
Para concluir, es importante destacar ciertos aspectos generales de este periodo. La articulación del sistema democrático enfrentó diversos problemas, tales como el terrorismo (ETA, FRAP, GRAPO) y el involucionismo, es decir, varios intentos de golpe de Estado. Algunos fracasaron, como el del 23 de febrero de 1981, llevado a cabo por Tejero, y otros que directamente no fraguaron, como el de 1978 (“Operación Galaxia”).
Además, en los años 80 se produjo, con el Gobierno Socialista, la entrada de España en la Unión Europea, concretamente en 1986. A partir de este momento, las cuestiones principales que afectaban a España eran el desempleo, la reconversión industrial y la corrupción política.