Programa reformista de Carlos III

TEMA 7: LAS REFORMAS ECONÓMICAS EN EL REINADO DE Carlos III…INTRODUCCIÓN: EL REFORMISMO BORBÓNICO


La España del XVIII se caracterizó por la pervivencia del Antiguo Régimen, ya que continúa manteniendo: Una sociedad estamental, dividida en privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados, Una economía de base rural y señorial; Un régimen político monárquico que tendía al absolutismo.La muerte sin descendientes del último de los Austrias, Carlos II, en 1700, dio lugar a la Guerra de Sucesión (1700-1714), finalizada con los Tratados de Utrecht y Rastadt (1713 y 1714). En ellos se reconocía a Felipe de Borbón (Felipe V) como rey de España, pero la monarquía española perdía su Imperio en Europa. La llegada de los Borbones al trono español significó la consolidación del absolutismo monárquico de inspiración francesa. Los reinados de Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788)  se caracterizaron por la centralización del Estado heredado de los Austrias y la reorganización y racionalización administrativa y económica. La imposición de los Decretos de Nueva Planta, promulgados entre 1707 y 1716, supusieron la supresión de los fueros y de la organización política histórica de los estados de la Corona de Aragón, imponiéndose la organización político-administrativa de Castilla en todo el territorio de la Corona con la excepción de Navarra y las Provincias Vascas,. Desde este momento,  encontramos la unificación política y territorial de España. Pero el XVIII fue también la época de transición entre el Antiguo Régimen y las revoluciones liberales que, a partir de finales del siglo y durante el XIX, transformaron Europa. Es el Siglo de las Luces, ya que se pretendía que la luz de la razón desterrara la ignorancia y la superstición. El elemento esencial para ese cambio fue el surgimiento y difusión del pensamiento ilustrado, que nutríó de ideas a los grupos sociales que se enfrentaron al Antiguo Régimen, como Montesquieu, que planteó la separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y Rousseau, que defendíó el principio de soberanía popular. La introducción y difusión de las ideas ilustradas fue lenta y difícil por la ausencia de grupos burgueses y el gran peso de la Iglesia. No obstante, a partir de 1750-1760 surgíó una generación de pensadores, entre los que destacaron Feijoo, Campomanes, Cadalso, Jovellanos, Aranda, Floridablanca y Olavide, cuyas preocupaciones eran el atraso económico y la educación. En España, durante el reinado de Carlos III, la aplicación de algunos principios ilustrados dio lugar al Despotismo Ilustrado, según el principio de “todo para el pueblos pero sin el pueblo”. Este modelo era racional y antitradicional, es decir, ilustrado por un lado e inmovilista y antidemocrático por otro, ya que no pretendía cambiar la estructura social jerárquica ni el sistema político absolutista. Sin cuestionar los principios del Antiguo Régimen, se impusieron reformas para modernizar la administración, reforzar el poder real y fomentar la actividad económica. Durante los primeros años del reinado de Carlos III, la política reformista fue impulsada por un gobierno dirigido por extranjeros, circunstancia que suscitó la oposición de los privilegiados y las protestas del pueblo, que percibía las reformas como medidas importadas que alteraban las costumbres tradicionales de la sociedad española.

DESARROLLO: LAS Reformas económicas


El conjunto de medidas fue muy amplio : Algunas pretendían aumentar la recaudación fiscal:
Creación de la Lotería Nacional (1763) y Creación del Banco Nacional de San Carlos (1782). Otras, influidas por el liberalismo económico, se dirigieron a mejorar las actividades productivas:
Libre circulación de mercancías en el interior de España: libre circulación de cereales y vinos (1766) o Liberalización comercial con América (1778). Medidas destinadas a difundir las ideas fisiócratas (fomento de la agricultura)
Y liberales procurar el progreso técnico y la reflexión económica.
Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País con el fin de fomentar la agricultura, el comercio y la industria, Traducción y publicación de libros extranjeros Redacción de informes. Promoción de escuelas de primeras letras y de formación profesional, ligadas a conocimientos prácticos.Este programa de reformas encontró una fuerte oposición de los grupos privilegiados, que veían reducir su poder e influencia. En 1766 se produjo el motín de Esquilache, una revuelta de causas complejas en la que se sumaron: Malestar popular por la escasez y alto precio de alimentos,Rechazo a la presencia de extranjeros en el gobierno (Grimaldi, Esquilache
) ,Descontento por las medidas de saneamiento y orden público del ministro Esquilache (limpieza urbana, alumbrado, prohibición de juegos de azar, del uso de armas y del uso de sombreros de ala ancha y capas largas). El resultado de todo ello fue la destitución de Esquilache y la expulsión de los jesuitas (1766)
, acusados de instigar dicho motín. Pero el rey se mantuvo decidido a continuar con su política reformista. En realidad sólo fue un pretexto para deshacerse de una importante oposición intelectual a la Ilustración; además, los jesuitas controlaban la enseñanza secundaria y universitaria, y el papado era la única autoridad eclesiástica a la que obedecían. Tras la expulsión, se reformaron las universidades controladas por la Compañía de Jesús y se modificaron los planes académicos, dando más importancia a las ciencias. Por último, se limitó la actuación de la Inquisición que, aunque conservó su poder, sólo aplicó en dos ocasiones la pena de muerte durante el reinado de Carlos III.

Se mantuvieron los privilegios de la nobleza y los derechos señoriales

La única medida importante fue la limitación de hidalgos, obligándoles a demostrar su condición (pasaron de 700.000 a 400.000). Este proceso fue conocido como el desmoche de hidalgos. También se les instó a realizar un trabajo productivo, declarando honestas las profesiones manuales y el comercio (1783). Por el contrario, se aumentó el número de títulos nobiliarios, premiando con ellos a los que se habían destacado en la Administración del Estado; así, se abría la nobleza al talento y al dinero.

1.  La política agraria

La agricultura era la fuente esencial de riqueza, y a ella se dedicaba más del 80% de la población. Pero la mayor parte de la tierra estaba en poder de la Iglesia y la nobleza, que la arrendaba para su cultivo, o de los ayuntamientos para uso comunal.
No se podían vender ni repartir porque estaban adscritas  o amortizadas, y sólo se transmitía en herencia (tierras de manos muertas). En consecuencia, la mayoría de la tierra cultivable estaba fuera del mercado y gran parte de la población no podía acceder a la propiedad.Incrementar la producción agrícola mediante la expansión de la superficie cultivada no era posible en gran parte de España porque muchas de estas tierras no podían cultivarse

Los ganaderos de la Mesta dispónían de enormes privilegios frente a los labradores.Los grandes propietarios manténían aún ciertos derechos señoriales de origen feudal sobre tierras y campesinos: podía cobrar impuestos y exigir trabajos. Así, los campesinos, aun siendo propietarios, debían pagar, además de los impuestos al Estado, derechos señoriales y el diezmo a la Iglesia. Peor situación tenían los campesinos arrendatarios puesto que la mayor parte de la producción debían emplearla en el pago del arriendoEl gobierno y los ilustrados, especialmente las Sociedades Económicas, consideraban la agricultura como el mayor problema de la economía española.
Influidos por las nuevas ideas fisiócratas que veían la tierra como la principal fuente de riqueza de un país, pensaban que el predominio de la propiedad amortizada y señorial era el principal obstáculo al desarrollo de la agricultura en España. Además el peligro de amotinamientos, motivados por el hambre, convencía a los intelectuales de la necesidad de una reforma agraria.
Así lo planteó Campomanes  en “El tratado de la regalía de la amortización” (1765), y en el reinado posterior al de Carlos III, el “Informe sobre la Ley Agraria” (1794-1795), de Gaspar Melchor de Jovellanos. Estos planes señalán un triple objetivo: Aumentar la producción agraria y lograr un mercado libre de trabas (precios intervenidos, peajes…) que incrementaran el beneficio de los agricultoresFomentar la estabilidad social, creando un sector de propietarios rurales.Elevar los ingresos estatales procedentes de la agricultura.

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