Pueblos prerromanos y colonizaciones históricas en la Península Ibérica

Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses

Los pueblos prerromanos se asentaron en la Península a lo largo de la Edad de Hierro. Los tartesos (VIII-V a. C.), formaron el primer Estado de la Península del que se tienen noticias a través de fuentes escritas griegas y de la arqueología; situados en el valle del Guadalquivir; con una economía agropecuaria, junto al comercio y minería; gobernados por reyes, desaparecen en el V a. C. Los iberos (VI-I a. C.) herederos de los indígenas prehistóricos, vivían en pueblos fortificados de la costa mediterránea, con una estructura social desde aristocracia a esclavos; rica economía agrícola y ganadera, junto a la metalurgia y cerámica; y organización política en ciudades-estado. Los celtas de origen indoeuropeo (V-III a.C.), llegaron por los Pirineos, organizados en tribus en la Meseta y costa atlántica, destacan las culturas de campos de urnas, verracos y castros. Bajo desarrollo social (clanes y linajes), económico (primitiva agricultura y ganadería) y político (consejo de ancianos). Los celtíberos, en las submesetas. Las colonizaciones históricas llegan por motivos económicos, a lo largo del primer milenio a.C. Estos pueblos eran: Fenicios (VIII a. C.), con factorías* como Gades, Malaka; aportan el torno de alfarero, escritura alfabética y generalizaron el uso del hierro. Los griegos focenses* (mitad VII a.C.) fundaron colonias como Emporión y Rhode, introdujeron la vid y el olivo, y la acuñación de moneda. Los cartagineses (mitad VI a.C.), fundan colonias como Ebussus y Cartago Nova; sus intereses chocaron con Roma, enfrentándoles en las guerras púnicas.

Conquista y romanización

La llegada de Roma a la Península Ibérica se inicia en el s. III a.C., para luchar contra los cartagineses en el contexto de la 2º Guerra Púnica. Una vez derrotada Cartago Roma inicia la conquista de Iberia desde el litoral mediterráneo. El proceso duró dos siglos y se dividió en tres etapas:costa mediterr donde iberos recibieron a Roma como libertadora dominio cartaginés. (s. III a. C.).las mesetas y Lusitania que ofrecieron fuerte resistencia (Viriato y Numancia). (S. II y I a. C.). La zona cántabra que se opuso ferozmente a la dominación romana dio lugar a la Guerras cántabras ya en la época de Augusto (s. I a. C.). Pero una vez finalizada la conquista, se produjo un intenso proceso de romanización y de asimilación de la cultura romana por parte de los pueblos prerromanos que la habitaban. Hispania fue organizada y dividida en provincias. Se difundió el latín imponiéndose a las lenguas nativas que fueron olvidadas, excepto la vasca. Se rigió por el derecho romano y se pobló de ciudades en las que se completaba la fusión entre los elementos romanos y prerromanos. Estas ciudades fueron dotadas de importantes monumentos: teatros, circos, templos, foros. Algunas eran de origen indígena pero muchas otras fueron nuevas fundaciones. Destacaron entre otras: Mérida, Itálica, Sagunto, Tarragona, Segovia, León. Las obras públicas se extendieron por nuestro suelo comunicando todas las regiones con una completa y extensa red de calzadas, para asegurar el paso del ejército, de las mercancías y metales (via de la plata). Acueductos como el de Segovia o el de los Milagros, puentes como el de Alcántara o Mérida, atestiguan la importancia del proceso de asimilación de la cultura romana en España. Este proceso no fue de igual intensidad en todas las regiones correspondiéndose las de menor romanización con las que mayor resistencia opusieron a la conquista, pero en general, Hispania fue una de las regiones más romanizadas del Imperio y el legado cultural romano ha influido hasta nuestros días, como en el caso concreto del latín que es el origen de todas las lenguas que se hablan en la Península excepto de una.

Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: instituciones y cultura

El Imperio romano es invadido en el siglo V por pueblos bárbaros. A Hispania* llegan los suevos a La Gallaecia, los vándalos a la Bética, y los alanos a la Lusitania y Cartaginenses. El Imperio mandará a los visigodos, estableciéndose el reino de Tolosa, aunque su instalación definitiva vino en el 507, dando inicio al reino visigodo de Toledo. En 569 Leovigildo logra la unificación política, contuvo a los francos, replegó a los vascones y expulsó a los suevos. La unificación religiosa llegó con Recaredo (589) al convertirse al catolicismo, y la unificación jurídica con Recesvinto que promulgó el Fuero Juzgo (654). La monarquía, electiva y dependiente del apoyo de nobleza e Iglesia; gobernaba con dos instituciones: Oficio Palatino (magnates auxiliaban en tareas de gobierno) y el Aula Regia (colaboradores y alta nobleza que provenían de los gardingos* y se rodeaban de bucelarios*). Por otro lado, los Concilios de Toledo, que presididos por el rey, tomaban decisiones políticas y religiosas. Nobleza e Iglesia impiden que se consolide una monarquía fuerte, que pudiera limitar su influencia y privilegios. La sociedad y economía se ruralizó, era fundamentalmente agrícola y ganadera. Aumenta el latifundismo (villa) trabajado por siervos. El declive de las ciudades, fue paralelo al de la artesanía y comercio. En la cultura confluían dos corrientes: hispanorromanas y germánicas. Destaca S. Isidoro de Sevilla (Etimologías). En las artes, la arquitectura (S. Pedro de la Nave) y la orfebrería (Tesoro de Guarrazar).

Evolución política de Al-Andalus: conquista, emirato y califato de Córdoba

La llegada musulmana se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y expansión del Islam. El poder de nobleza e Iglesia y el carácter electivo de la corona debilitó la monarquía. Pero fue la muerte Witiza, y la llegada al trono de D. Rodrigo (tras una revuelta) provocó una guerra civil, que fue aprovechada por los musulmanes. Dirigidos por Tariq los musulmanes derrotan a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). En unos tres años conquistan la Península, excepto las zonas montañosas del norte; la rapidez se debió a la desaparición del ejército visigodo y a la ocupación mediante dos sistemas: rendición incondicional y pactos o capitulaciones. Los pueblos invasores eran árabes y bereberes* del norte de África. Al-Ándalus pasó por distintas fases en su organización política desde el siglo VIII al XI:Emirato* dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756). Emirato independiente de Bagdad (756-929),

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