Sociedad ilustrada

LOS DESEQUILIBRIOS ECONÓMICOS MUNDIALES Estados Unidos salíó muy beneficiado de la Primera Guerra Mundial. No se había producido ninguna destrucción en Sus territorios, sus pérdidas humanas relativamente pequeñas y la venta de alimentos, armas y productos industriales a los aliados le reportó enormes beneficios. Estados Unidos se había convertido Al terminarla en la primera potencia económica mundial.
Su producción agrícola era muy elevada y la industrial representaba el 44,8% de la producción mundial. Su mayor competitividad abríó los mercados internacionales a sus productos y estos invadieron los mercados mundiales, dominados antes por las industrias europeas. Guerra, Además, muchos países de Europa estaban endeudados con Estados Unidos, como consecuencia de los préstamos de guerra.
En contraste con la expansión estadounidense, la Guerra Mundial empobrecíó a los países europeos que, con una producción agrícola e industrial en retroceso, tuvieron que hacer frente a los empréstitos de guerra y a la devaluación* de Sus monedas. Cuando en 1929 una terrible crisis económica sacudíó a Estados Unidos, toda la economía mundial, ligada y dependiente de este país, la mayor potencia económica en esa época, también entró en una etapa de depresión económica. Los efectos del paro y la pobreza provocaran una grave crisis social.


 OS EFECTOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA Las dificultades económicas provocaron una grave crisis social, que revistió en ocasiones carácterísticas revolucionarias. Entre 1919 y 1920 se produjeron huelgas en Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia… Las movilizaciones fueron duramente sofocadas por la policía y el ejército, y se acabó limitando los derechos sindicales. Pero los sindicatos y los partidos socialistas y comunistas se reforzaron recordando a los trabajadores que la Revolución soviética había llevado al poder a la clase obrera. Todo ello condujo a una fuerte oposición a las democracias, tanto por parte del proletariado, insatisfecho por la represión de sus derechos, como desde la burguésía, temerosa de una situación revolucionaria.

LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS:EL ASCENSO DE LOS TOTALITARISMOS
Ante la crisis económica y la agitación social, los países con fuerte arraigo del parlamentaris mo y de la democracia consiguieron integrar al socialismo emergente, a través del sufragio universal y de la formación de coaliciones políticas. Ese fue el caso de Reino Unido, Francia, Bélgica y Holanda, principalmente. Pero en los países con poca tradición parlamentaria, los partidos liberales se vieron impotentes ante la revuelta social y se acabaron imponiendo sistemas políticos autoritarios, que prometían combatir el avance de las ideas socialistas y comunistas.


LAS VICTORIAS DEL EJE (1939-1941)Con la invasión de Polonia (Septiembre de 1939), Hitler inició guerra relámpago, basada en el uso de divisiones acorazadas (los Pánzer) y en un importante apoyo aéreo. Este tipo de guerra permitíó el ataque sorpresa y avanzar con rapidez, Polonia se hundíó en tres semanas y el país fue dividido entre Alemania y la URSS, según el Pacto Germano-Soviético. En 1940, los ejércitos alemanes invadieron la mayor parte de Europa Occidental (Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica y el Norte y Oeste de Francia). En el verano de ese mismo año, solo el Reino Unido resistía a Alemania. Para preparar un posible desembarco en el Reino Unido, la Luftwaffe, la aviación de guerra alemana, bombardeó los puertos y las ciudades británicas: fue la llamada Batalla de Inglaterra. El Reino Unido resistíó el ataque y Hitler tuvo que renunciar al desembarco, pero decretó el bloqueo de las islas Británicas y desencadenó la Batalla del Atlántico para impedir la llegada de suministros a los británicos. También combatíó a los británicos en el Mediterráneo, y las tropas del Afrikakorps* (bajo el mando de Rommel) conquistaron el Norte de África. Yugoslavia y Grecia fueron también conquistadas en Abril de 1941. En Junio de 1941, Hitler lanzó la Operación Barbarroja y atacó Rusia, llegando con rapidez hasta las puertas de Moscú y Leningrado. Este hecho fue de enorme trascendencia. La URSS se incorporó a los Aliados y se enfrentó a las potencias del Eje. En Diciembre de 1941, Japón destruyó la flota estadounidense en Pearl Harbor y Estados Unidos entró en la guerra .


 LAS OFENSIVAS ALIADAS (1942-1945) 
Tras la entrada de la URSS y EEUU en el conflicto, la querrá empezó a dar un vuelco en Junio de 1942. Les estadounidenses frenaron el avance Japónés en el Pacifico (batallas de Midway y Guadalcanal) e iniciaron la reconquista de los territorios ocupados. En el Norte de África, los británicos derrotaron en El-Alamein a los alemanes, que iniciaron su retirada. Poco después, un ejército aliado, bajo el mando del general Eisenhower, desembarcó en el África francesa y vencíó a los alemanes en Túnez (Mayo de 1943). El asalto alemán sobre Stalingrado (Agosto 1942-Febrero 1943) fue el primer gran fracaso de Hitler. La ciudad resistíó varios meses de asedio, tras los cuales el mariscal alemán Paulus se rindió. Los soviéticos pasaron entonces a la ofensiva, recuperando Ucrania y liberando Leningrado de su asedio (Enero de 1944). La liberación de Europa se inició tras el desembarco angloestadounidense en Normandía (Junio de 1944), que supuso la entrada de numerosos soldados y armamento. Vencida la resistencia alemana, los angloamericanos iniciaron el avance desde el Oeste, liberaron parte de Francia y entraron en Alemania. Por su lado, los rusos avanzaron por el Este y expulsaron a los manes de Polonia, Rumanía y Bulgaria. Para apoyar este avance, los aliados sometieron a las ciudades alemanas a fuertes bombardeos. Ambos ejércitos aliados iniciaron la ocupación de Alemania y se encontraron en el río Elba el 26 de Abril de 1945. El día 30, Hitler Se suicidó, y el 8 de Mayo, Alemania capitulaba. EL FIN DE LA GUERRA EN EL PACIFICO 
En el Pacífico, la reconquista estadounidense de los territorios ocupados por japoneses estaba prácticamente finalizada, pero Japón manténía una fanática resistencia, simbolizada por la acción de los kamikazes*. Para precipitar la rendición, el presidente estadounidense, Harry S. Truman, decidíó utilizar un arma nueva, la bomba atómica, que fue lanzada sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Agosto de 1945. Ante el horror nuclear, el 2 de Septiembre, Japón capituló. La Segunda Guerra Mundial había terminado.


LAS PÉRDIDAS HUMANAS Y ECONÓMICAS 
La Segunda Guerra Mundial dejó tras de sí un rastro de devastación y horror. Más de cincuenta millones de seres humanos murieron a lo largo de la confrontación, de los cuales la mitad correspondíó a la URSS, y a continuación Alemania y Polonia. Las armas, las bombas, los aviones utilizados en esa guerra aumentaron el poder de destrucción no solo en los frentes también entre la población civil. El número de víctimas civiles representó algo más de la mitad de las víctimas totales. Si se compara con el escaso 5% de civiles que perecieron en la Primera Guerra Mundial, el desastre adquiere su pleno significado. Las destrucciones materiales fueron muy importantes y afectaron, sobre todo, a las ciudades, los medios de comunicación y las instalaciones industriales. El pillaje constante en las ciudades, la práctica de quemar los cultivos y los bosques, y la destrucción de industrias provocaron una drástica reducción de la producción en los países beligerantes. En contrapartida, los países que habían quedado al margen de la contienda (Canadá, Australia, Suecia…) se convirtieron en suministradores y experimentaron un gran crecimiento económico. Los desplazamientos de población, habituales durante el conflicto, continuaron en la posguerra: liberación de prisioneros, prisioneras y de trabajadores forzosos que retornaban a sus países, expulsión de minorías étnicas a raíz de la configuración de nuevos Estados y de los acuerdos de paz, etc. Cerca de treinta millones de europeos deambularon por el continente en la inmediata posguerra. Europa estaba material y moralmente destrozada y su población, diezmada. Sobre este paisaje de ruina y desolación emergieron dos nuevas potencias: Estados Unidos y la URSS, que relegaron a Europa a un segundo plano.


EL IMPACTO MORAL
 La barbarie de las acciones bélicas cuestiónó los valores morales y políticos sobre los que había reposado buena parte de la civilización europea anterior. Los derechos humanos habían sido conculcados sistemáticamente y se había impuesto a lo largo de seis años una cultura de la violencia y la crueldad. El descubrimiento de los campos de concentración y de las prácticas de exterminio puso en evidencia las dimensiones del horror nazi.
Y, en otro sentido, la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki fue sentida como un verdadero apocalipsis mundial. Asimismo, el descubrimiento de las masacres practicadas por los soviéticos en Polonia aumentó las dudas ideológicas. Todo ello provocó un intenso trauma moral del que emanarían profundos interrogantes sobre la barbarie de la civilización occidental.


LOS FELICES AÑOS 20 
El crecimiento económico norteamericano se prolongó durante los diez años que siguieron al fin de la guerra (1918-1929). Fue una década de prosperidad, los llamados «felices años veinte», donde el modelo de vida americano (american way of life) y los valores que lo sustentaban (la iniciativa, el esfuerzo individual y el éxito), que prometían enriquecimiento y bienestar a sus ciudadanos, se convirtieron en modelo para todo el mundo. La expansión de Estados Unidos se basó en una profunda transformación en el proceso de producción de bienes, dominado por la innovación técnica. Por un lado, el taylorismo y el fordismo* contribuyeron a incrementar la productividad y a reducir costes. Por otro, el aumento de los salarios obreros, las campañas publicitarias, la compra a plazos y los préstamos bancarios abrieron el camino a la era del consumo de masas. La prosperidad se reflejó en un gran auge de la bolsa. Los buenos resultados empresariales hicieron aumentar la demanda de acciones, cuyo valor subía constantemente.


LAS CONTRADICCIONES DE LA PROSPERIDAD
La prosperidad no benefició a todos por igual y, a partir de 1926- 1927, una serie de elementos anunciaron la crisis que se avecinaba. La agricultura conocíó graves dificultades. Los precios agrícolas no aumentaban tan rápido como los industriales. Muchos campesinos se habían endeudado para adquirir nuevas tierras y maquinaria con el fin de aumentar la producción. Sin embargo, el mercado no pudo absorber toda esa producción. Las existencias (stocks) se acumularon, los precios bajaron y muchos campesinos no pudieron devolver sus préstamos y perdieron sus tierras, sus máquinas y sus casas. En las industrias, el aumento de los salarios fue mucho menor que el de los beneficios o el de la cantidad de los productos fabricados. Una parte de los norteamericanos cada vez tenía menos capacidad adquisitiva y la sobreproducción (exceso de productos para la capacidad de compra) empezó a ser un problema


EL CRAC BURSÁTIL DE 1929
Muchos accionistas eran conscientes de que la cotización de las acciones era muy superior a su valor real. La desconfianza cundíó entre los inversores, y el 24 de Octubre de 1929 (Jueves Negro), una gran oleada vendedora afectó a la Bolsa de Nueva York. De repente, todo el mundo quería vender sus acciones y nadie deseaba comprarlas. El valor cayó en picado, desencadenando el crac bursátil de 1929. Miles de inversores se arruinaron y el pánico se extendíó entre los ciudadanos, que acudieron a los bancos para retirar su dinero. Estos se vieron obligados a cerrar por falta de fondos, ya que no pudieron cobrar los préstamos a particulares y a empresas arruinadas. El crac de la Bolsa precipitó la quiebra de muchos bancos. En pocos años, la crisis se extendíó a todos los sectores de la economía (industria, comercio y agricultura) y provocó una recesión económica generalizada (Gran Depresión). Ante el incremento del paro, el consumo disminuyó y muchas fábricas cerraron al no poder vender su producción. El número de parados aumentó a 13 millones en 1932, y multitud de familias cayeron en la miseria y tuvieron que recurrir a las ayudas públicas.


LA LUCHA CONTRA LA CRISIS, EL NEW DEAL
Ante la extensión de la crisis, tanto Estados Unidos como la mayoría de los países europeos adoptaron medidas para paliar sus efectos y propiciar la recuperación de la economía. El presidente Franklin D. Roosevelt, elegido en 1932, propuso el New Deal (Nuevo Acuerdo), un programa basado en las ideas del Sconomista J. M. Keynes, que defendía la intervención del Estade en economía. Sus principales ámbitos de actuación fueron: Económico. Se propuso ayudar a las empresas privadas en dificultades, a través de subvenciones, crear empresas públicas en sec- torés sin incentivos para la inversión privada y destruir los stocks agrícolas acumulados. Además, el Estado establecíó un control sobre los bancos, vigilando sus depósitos y obligándolos a facilitar préstamos con bajos intereses. – Social. Para luchar contra el paro, el Estado promovíó un gran plan de obras públicas (carreteras, embalses…), incentivó el aumento salarial y redujo la jornada laboral a 40 horas semanales.


Italia EN LA POSGUERRA 
Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción ya que los allados acordaron la entrega a Italia del Trentino, Trieste e Istria, pero no de Dalmacia y Fiume, territorios vecinos que Italia reivindicaba como propios y se había acordado en el Tratado de Londres (1915) su entrega. A esta situación se sumó la inestabilidad política: los gobiernos de la monarquía de Víctor Manuel III no consequían una mayoría suficiente, y entre 1919 1922 se sucedieron cinco gobiernos diferentes. Por otro lado, la guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas: murieron 700000 hombres, muchas industrias quedaron inutilizadas, y la elevada deuda exterior había aumentado la inflación. Para muchos italianos, el coste de la vida se incrementó, mientras los salarios reales disminuyeron y el número de parados no dejaba de crecer. La crisis económica generó una fuerte tensión social. En el Norte de Italia se desarrolló un movimiento huelguístico que, animado por el ejemplo soviético, pretendía objetivos revolucionarios. Algunos campesinos ocuparon las tierras de los grandes propietarios y los obreros se incautaron de numerosas fábricas. Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el miedo al estallido de una revolución social como la ocurrida en Rusia empezó a preocupar a las clases más conservadoras


EL ASCENSO DEL FACISMO
En esta situación de crisis aparecíó la figura de Benito Mussolini, quien, en 1919, creó los Fasci de combate, grupos paramilitares uniformados con camisas negras, con los que pretendía frenar el auge del movimiento obrero, a base de atacar violentamente a los sindicatos obreros y a sus líderes. En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que se presentaba como el recurso más eficaz para detener los movimientos revolucionarios en Italia. Su programa estaba basado en la construcción de un Estado fuerte, que garantizase la propiedad privada, y una política exterior expansionista. El nuevo partido contó con el apoyo de la pequeña burguésía, con la financiación de los grandes propietarios agrícolas e industriales y con la tolerancia de la Iglesia católica y del mismo monarca Víctor Manuel III. En las elecciones de 1922, el Partido Fascista solo consiguió 22 diputados en un Parlamento de 500. Pero ese mismo año, denunciando la incapacidad del gobierno para mantener el orden ante la huelga general de los sindicatos socialistas y anarquistas, Mussolini exigíó al rey que le entregara el gobierno. Para mostrar su fuerza organizó una Marcha sobre Roma acompañado por 300000 En Octubre, el monarca, presionado por las fuerzas conservadoras, le nombró jefe del gobierno. Camisas negras.


LA Alemania DE LA POSGUERRA 
En 1918, tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo || abdicó y se proclamó la república, que establecíó su capital en la ciudad de Weimar y se asentó sobre una constitución democrática. La República de Weimar, dirigida por democratacristianos y socialistas, tuvo que hacer frente al descontento de amplios sectores de la población. En sus primeros años, la nueva república se vio amenazada por movimientos revolucionarios de izquierda (levantamiento de la Liga Espartaquista o comunista) y por varios intentos de golpes de Estado de la extrema derecha (Putsch de Múnich* de las milicias nazis). Parte del malestar provénía de que Alemania tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores. El Tratado de Versalles acusaba a Alemania de ser la causante de la guerra, le arrebataba territorios, reducía su ejército y le impónía fuertes reparaciones económicas. Además, los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro. Las deudas de guerra y las reparaciones provocaron una elevada inflación, que vino acompañada de una gran depreciación del marco. Al descontento de los sectores nacionalistas se uníó el de las clases populares, en una grave situación de pobreza.


Adolf Hitler Y LA APARICIÓN DEL PARTIDO NAZI
Adolf Hitler era un soldado desmovilizado de la Primera Guerra Mundial, que no había aceptado la derrota alemana y que en 1920 ingresó en el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP), del que se erigíó en líder indiscutible. Su ideología fue recogida en el libro Mi Lucha (Mein Kampf), donde exprésó su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo. Asimismo, defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran Imperio (Reich) que uniese a todos los pueblos de lengua alemana. Para convencer a las clases trabajadoras, Hitler utilizó la demagogia: prometíó trabajo para todos, reducir los beneficios industriales o mejorar los salarios. En sus discursos, arremetíó fuertemente contra los que acusó de ser los responsables de la crisis alemana: judíos, comunistas y demócratas. El Partido Nazi escogíó como emblema la bandera roja con la cruz gamada y se dotó de una organización paramilitar: las Secciones de Asalto (SA*) y las Secciones de Protección (SS*). Estas milicias se opusieron violentamente a la república y protagonizaron varios intentos insurreccionales; se enfrentaron a las organizaciones de izquierda presentándose como una garantía de orden social frente a la agitación revolucionaria.


UN SISTEMA TOTALITARIO A partir del año 1934 se inició la identificación entre el Partido Nazi y el Estado, bajo la única autoridad de Hitler, el Führer. Se suprimieron las libertades y las garantías individuales. Se decretó la disolución de los partidos y sindicatos. Solo fue autorizado el NSDAP, y todos los trabajadores fueron conminados a afiliarse al único sindicato, el Frente Alemán del Trabajo. La Administración Pública fue depurada. La judicatura quedó sometida a la voluntad del partido. La policía fue sustituida en sus tareas de represión por las formaciones paramilitares de los nazis, fundamentalmente por la SS. En 1934 se creó la Gestapo (Policía Secreta), dirigida por Himmler, encargada de la represión de los opositores al régimen y del control sobre la opinión pública.
 LA IMPOSICIÓN DE LA IDEOLOGÍA NAZI
Para el Estado nazi, la sociedad alemana debía tener una absoluta unidad ideológica. Se creó el Ministerio de Cultura y Propaganda, que fue confiado a Goebbels, para imponer un pensamiento basado en las ideas racistas y nacionalistas. La ciencia y la cultura (periódicos, libros, radio…) se «nazificaron», aniquilando la libertad intelectual. Se reorganizó y se politizó el sistema educativo: se depuró a profesores de universidades y escuelas, y se introdujo la censura en las aulas y en los libros de texto. El mantenimiento de la pureza racial de la sociedad alemana comportó la persecución y eliminación de toda minoría considerada inferior (gitanos, judíos, etc.) y hasta de los disminuidos físicos o psíquicos. Pero especial importancia tuvo la persecución de los judíos. En 1933 se promulgó el boicot a los negocios judíos, en 1935 se dictaron las Leyes de Núremberg, que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana, y en 1938 se les obligó a llevar un distintivo. A partir de 1933 se crearon los campos de concentración para recluir a los opositores del Reich. Socialistas, comunistas, demócratas de todo tipo y en especial los judíos fueron sometidos a trabajos forzados y, en parte, exterminados


 AUTARQUÍA ECONÓMICA Y REARME
EL III Reich se propuso promover un relanzamiento que hiciese de Alemania una potencia económica mundial, preparada para enfrentarse en una guerra que se creía inevitable. En consecuencia, la política económica nazi respondía fundamentalmente a los proyectos militaristas y expansionistas de Hitler. El Estado nazi ejercíó un fuerte dirigismo económico, que tenía como objetivo conseguir la autarquía* económica para no depender del exterior y convertir a Alemania en un Estado autosuficiente Se dio prioridad a la industria pesada, sobre todo a la de armamento, que alcanzó un gran desarrollo. Para hacer frente al paro se llevó a cabo un ambicioso programa de obras públicas con la construcción de numerosas autopistas y otras infraestructuras.
 UNA POLÍTICA EXPANSIONISTA Hiler vinculó estrechamente la formulación de la superioridad racial con su voluntad de implantar un nuevo orden en Europa asentado en el dominio germánico. Las ambiciones expansionistas necesitaban un ejército poderoso y Hitler inició una política militarista: reforzó el ejército con la institución del servicio militar y la creación de un nuevo ejército, la Wehrmacht, y de una aviación moderna, la Luftwaffe. Con un ejército poderoso y una economía orientada hacia la guerra, Hitler se sintió preparado para lanzarse a la construcción de un gran Imperio y a la conquista de un «espacio vital*» al Este de Europa. El camino hacia la Segunda Guerra Mundial estaba ya preparado
 EL ADOCTRINAMIENTO DE LA POBLACIÓN El nazismo dedicó grandes esfuerzos a encuadrar y adoctrinar a la población, especialmente a la juventud, organizada en las Juventudes Hitlerianas. La propaganda y el miedo, pero también el atractivo del proyecto hitle riano, que exaltaba la grandeza de Alemania, el orgullo de la raza y un futuro de progreso, produjo la adhesión de la población y un desentendimiento respecto a los métodos utilizados por los nazis. Todo ello permitíó al nazismo presentarse ante el mundo como un contaba con régimen incontestado anb el apoyo masivo de la población.


LA LLEGADA AL PODER DE Stalin Lenin, el indiscutible líder de la revolución murió, en 1924, en un momento en el que se debatía cuál era el mejor camino para consolidar la revolución. Diferentes propuestas enfrentaron a los dirigentes del partido, en especial a Trotski y Stalin. El primero manténía que era necesario exportar la revolución, provocándola en otros países. El segundo propónía la «construcción del socialismo en un solo país», mediante la transformación de la URSS en una gran potencia que fuera la cuna de las futuras revoluciones. Stalin, que se había convertido en Secretario General del PCUS, se hizo dueño de la situación a partir de 1927 y se convirtió en el principal dirigente de la URSS. Trotski, su rival, se exilió y en 1940 fue asesinado por orden del mismo Stalin.


EL SOCIALISMO EN UN SOLO País 
La política estalinista impuso una economía y una sociedad colectivistas, con el objetivo de provocar un crecimiento que hiciera de la URSS una gran potencia industrial. Para ello se siguieron estas directrices: • Se instituyó una economía planificada y dirigida por el Estado, que elaboraba planes quinquenales para organizar la producción agrícola e industrial. Un organismo oficial, el Gosplán, señalaba los objetivos a alcanzar y evaluaba los resultados. • Se prohibíó la propiedad privada y de este modo, las tierras, fábricas, bancos y transportes se convirtieron en propiedad estatal. En 1929 se inició un programa de colectivización forzosa de la agricultura que generó grandes tensiones en el campo. Las propiedades colectivas se organizaron en dos tipos de explotaciones: el koljós, que funcionaba como una cooperativa gestionada por los campesinos, y el sovjós, que constituía una granja propiedad del Estado. • Se dio prioridad al desarrollo industrial basado en la industria pesada con el objetivo de construir las infraestructuras necesarias. El resultado fue una rápida industrialización pero la agricultura sufríó un retraso considerable. Además, la prioridad de la industria pesada descuidó la producción de bienes de consumo y buena parte de las necesidades de la población quedaron desatendidas.

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