Tratado de Utrecht resumen

RRCC.Pro.Ext


Fernando retoma la política tradicional aragonesa de expansión en el Mediterráneo. Alfonso V tras su muerte en 1458, deja Nápoles en manos de su hijo bastardo Ferrante I, al que sucede Fernando II y Nápoles fue invadida por el rey francés Carlos VIII. Fernando aprovecho este hecho para intervenir en Italia. La campaña fue dirigida por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, gran estratega que sustituyó la caballería pesada de carácter medieval por tropas de infantería mercenaria armada con largas picas y arcabuces. En 1503 el Gran Capitán derrota a las tropas francesas en las batallas de Ceriñola y Garellano forzando su retirada. Nápoles se incorporó a la monarquía española en 1504, siendo gobernada desde ese momento por un virrey (el Gran Capitán fue obligado a regresar a España por temor a que su enorme prestigio y ascendente sobre las tropas le llevaran a proclamarse rey de Nápoles). Además los Condados catalanes de Rosellón y Cerdaña fueron devueltos por Francia en 1493 en un intento de apartar a Fernando el Católico de Italia. La política norteafricana respondía a los intereses de Castilla que siempre había pretendido la conquista de Marruecos y también un intento de acabar con los piratas berberiscos (apoyados por los turcos) asentados en el litoral y que realizaban frecuentes expediciones en las costas peninsulares. Los intereses de Fernando en Italia retrasaron el proyecto y solo se tomó el puerto de Melilla (1497). Tras la muerte de Isabel (1504), el impulsor del proyecto, fue Cisneros (regente de Castilla hasta la llegada de Juana y Felipe el Hermoso) que prosiguió esta política mandando una expedición en 1509 que permitíó la toma de Orán. Los enfrentamientos entre Cisneros y Fernando acabaron con el abandono de la política norte africana y la ocupación española quedo limitada a un número reducido de plazas fuertes en la costa (Melilla, Orán, Bugía, Trípoli) cuya eficacia contra la piratería fue prácticamente nula.

S.Oro

La expresión cultural del Siglo XVII está representada por la cultura barroca, ya que sus manifestaciones reflejan la visión del mundo propia de una época conflictiva, en un escenario de crisis general que contrastaba con el optimismo renacentista. Como en toda época de crisis existía el riesgo de que el descontento social desembocara en rebeliones y protestas, por lo que los poderosos, monarquía, Iglesia y nobleza, se sirvieron de de la cultura barroca como instrumento de dominación ideológica, sobre todo a través del arte y el teatro, principales medios de comunicación de la época. Esta cultura se va a caracterizar por ser propagandística, ya que exaltará los valores de quienes controlan el poder y conservadora pues tiende a mantener el orden social establecido. Está dirigida a las masas, salvo algunas manifestaciones literarias, ya que pretende captar la voluntad del pueblo, que al tener escasa cultura tiene un contenido aparatoso y emocional buscando impactar y conmover. Aunque hay que destacar que en España se súperó en la producción literaria y artística, el alto nivel alcanzado en la centuria anterior lo que ha justificado la denominación de Siglo de Oro a  la mayor parte de este periodo. En el arte, la religión tuvo una gran difusión a través de la imaginería a nivel popular. Los grandes pintores de la época también produjeron obras de carácter religioso, pero igual que en otras partes de Europa las alternaron con otras de carácter secular. Como hicieron Ribera, Zurbarán, Murillo y Diego De Velázquez, pintor de Felipe IV. En literatura destacan autores como Miguel de Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope de Vega o Calderón de la Barca.  En general en la literatura barroca fue frecuente el tema del desengaño, de la caducidad de la vida y de la vanidad de las ilusiones terrenas.

Suces


Existe una expansión territorial de la monarquía hispana a nivel europeo. Se constituye la Gran Alianza, por culpa de la posible uníón con la Corona francesa que no podía permitir Inglaterra y Austria. La Guerra de Sucesión se transformó en Guerra Civil cuando Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia apoyaron al candidato austriaco. Existieron victorias internas al igual que derrotas en Europa, donde los franceses no aguantaban junto a las derrotas en Italia y Países Bajos. Fallece el emperador de Austria, y fue sucedido por el archiduque Carlos,, el peligro proviene de un posible eje Madrid-Viena. Se firma la Paz en Utrecht, Felipe V renuncia a la Corona de Francia y pierde Italia y los Países Bajos. Gran Bretaña retiene Gibraltar y penetras en Imperio español a través de l navío del permiso y asiento de negros. Carlos VI de Austria firma con Francia el Tratado de Rastadt, por el que renuncia a la Corona de España.

C.D.Borb

Felipe de Anjou como heredero, ya que Carlos II muere sin descendencia, pero Carlos de Habsburgo tenía los mismos derechos que Felipe. Felipe recibíó una distinta bienvenida: En Castilla, fue bien recibido. El cambio dinástico se veía bien. Además, se relacionaba con el absolutismo borbónico con un centralismo que repartiría los esfuerzos fiscales de la Corona. En Aragón un fuerte estado de opinión anti-francés. Se temía que el modelo absolutista debilitara los derechos forales.

CarlosIII

Fue rey de Nápoles  ocupó el reino español tras la muerte de su hermano. En su etapa italiana había llevado a cabo una importante política reformista e ilustrada que llevó a España. Las reformas de Carlos III eran necesarias para robustecer el poder del Estado, la modernización de la política y la conservación del Imperio transoceánico. Hizo varias reformas: Economía: liberal el grano y promulga el Reglamento de Libre Comercio; Administración: Acelera la tendencia centralista y crea la Junta Suprema del Estado; Infraestructuras: crea una red vial con formato radial y centro en Madrid. También hizo una reforma de Correos, que lo transforma en un servicio público. Estas reformas cuestionaban los privilegios del Antiguo Régimen, la aristocracia se opone a los ministros de Carlos III; un ejemplo es el motín de Esquilache que estalla en Madrid y se extiende a otras ciudades, por lo que se provocó un retroceso del impulso reformista. La cuestión se saldó con el despido del ministro Esquilache y el abaratamiento del pan. Los jesuitas, fueron expulsados de España.

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