Zona republicana Guerra Civil

El 17 de Julio de 1936 comenzó la sublevación militar por la parte del Ejército de África, y al día siguiente, el 18 de Julio, guarniciones de toda España se levantan en alzamiento, aunque algunas pocas permanecían fieles a los republicanos de izquierda, dando inicio de esta forma a la Guerra Civil Española. La sublevación había triunfado en algunas áreas rurales con una fuerte influencia de la Iglesia Católica y donde todas las propiedades eran de terratenientes. El golpe también tiene éxito en el norte de África, Islas Canarias y Baleares (excepto Menorca), y también en ciudades como Sevilla, Córdoba y Zaragoza, en cambio, en ciudades industrializadas con alta presencia del proletariado se mantuvieron fieles a la República, casos como Madrid, Barcelona y la vertiente industrial (Bilbao, Santander y Gijón). En cada una de estas ciudades se llevó a cabo una sublevación, pero sin mucho éxito. En las primeras semanas de enfrentamiento muere el General San Jurjo, en un accidente de avión, quedando al mando, sobre todo, Francisco Franco, y uno poco menos Emilio Mola.

Sinopsis de la Guerra Civil Española

Batalla de Guadarrama:
Primera gran operación bélica dirigida por Emilio Mola a Madrid, donde 2 columnas de milicianos pararon el avance a las afueras de Madrid, cabe señalar que las fuerzas bélicas eran igualitarias, unas apoyadas por el ejército de leales y los sublevados contaban con el buen Ejercito de África. La guerra civil española. Habían tenido su participación en los primeros meses de la Guerra Civil, tomaron la península ibérica con la ayuda del transporte alemán. En Agosto de 1936 integrantes del Ejército de África avanzan con dirección a Madrid, procedentes de Andalucía, ocupando a su paso una gran parte de Badajoz, Extremadura y Mérida.

• Nuevo fracaso en la toma de Madrid:

Los sublevados intentan el 8 de Noviembre de 1936 atacar Madrid, pero luego de cruzar el Río Manzanares fueron derrotados por las recién creadas Brigadas de Internacionales, que eran grupos armados formados por voluntarios de distintos países. Debido a esto la toma de Madrid fue pospuesta por algunos meses.

• Batalla de Guadalajara

En Febrero de 1937 los sublevados tomaron Málaga, bastión que estaba bajo mando Republicano; Mola planeó con sus tropas acabar con todo el “cinturón de Hierro”, y a partir de ahí tomar toda la zona norte Republicana, misión que tuvo éxito en la primavera y verano de 1937.  

• Batalla de Brumete:

Ataque del bando Republicano que acabó el día 26 de Junio de 1937, esta batalla se considera que terminó en un empate, sin ningún bando triunfador. Luego de ella se reanudó el avance sobre la ciudad de Santander, logrando apoderarse de todo el Norte Peninsular, lo que fue consumado el día 20 de Octubre de 1937 con la toma de Gijón, hecho que hace perder uno de los principales bastiones industriales a la República.

• Batalla de Ebro

El 25 de Julio de 1938 la batalla fue ganada por el ejército anarquista de Francisco Franco, y la República finalmente se ve desmoralizada y vencida cuando Franco lleva a cabo la ofensiva de Cataluña, entrando las tropas nacionales en Barcelona, sin resistencia, el 26 de Enero de 1939, cruzando a Francia cientos de miles de militares y civiles, que fueron recluidos muchos de ellos en campos de concentración franceses. El 28 de Marzo de 1939, casi sin resistencia, las tropas victoriosas de Franco entraron en Madrid.

• Toma de Alicante

El primero de Abril de 1939 el último bastión Republicano hacía el anuncio en Radio que el General Francisco Franco y el Ejército Nacional tomaron la ciudad, venciendo así al ejército rojo Republicano.

La zona republicana


El fracaso del golpe militar desencadenó en la zona republicana una verdadera revolución social. Los comités de los partidos y sindicatos obreros pasaron a controlar los elementos esenciales de la economía: transportes, suministros militares, centros de producción. Mientras el gobierno se limitaba a ratificar legalmente lo que los comités hacían de hecho. En el campo, tuvo lugar una ocupación masiva de fincas. Las grandes propiedades y, en algún caso, las medianas y pequeñas. En las zonas donde predominaban los socialistas se llevó a cabo la socialización de la tierra y su producción. En las zonas de hegemonía anarquista tuvo lugar una colectivización total de la propiedad. En algunos casos, se llegó incluso a abolir el dinero. En Septiembre de 1936 se establecíó un gobierno de unidad, presidido por el socialista Largo Caballero y con ministros del PSOE, PCE, Izquierda Republicana y grupos nacionalistas vascos y catalanes. En Noviembre se incorporaron cuatro dirigentes anarquistas, entre ellos Federica Montseny, la primera mujer ministro en España. El gran desafío del nuevo gobierno era recuperar el control de la situación y crear una estructura de poder centralizada que pudiera dirigir de forma eficiente el esfuerzo de guerra. La tarea era enorme difícil. El poder estaba en manos de miles de comités obreros y milicias que a menudo se enfrentaban entre sí, especialmente los anarquistas con socialistas y comunistas. Los gobiernos autónomos eran otro factor de disgregación. No sin dudas, el nacionalismo vasco había optado por apoyar la República y en Octubre se aprobó el Estatuto vasco. José Antonio Aguirre se convirtió en el primer lehendakari o presidente del gobierno autónomo. En la zona republicana se enfrentaron básicamente dos modelos. Por un lado, la CNT-FAI y POUM que emprendieron la inmediata colectivización de tierras y fábricas. Su lema era «Revolución y guerra al mismo tiempo». Su zona de hegemonía fue Cataluña, Aragón y Valencia. Por otro lado, el PSOE y el PCE intentaron restaurar el orden y centralizar la toma de decisiones en el gobierno, respetando la pequeña y mediana propiedad. Su lema era «Primero la guerra y después la revolución». Las disensiones internas fueron continuas y llegaron a su momento clave en Barcelona en Mayo de 1937. El gobierno de la Generalitat, siguiendo instrucciones del gobierno central, trató de tomar el control de la Telefónica de Barcelona, en manos de un comité de la CNT desde el inicio de la guerra. El intento desencadenó una insurrección y los combates callejeros se extendieron por Barcelona. La crisis de Mayo de 1937, provocó la dimisión del gobierno de Largo Caballero. El nuevo gobierno presidido por el socialista Negrín, tenía una mayoría de ministros del PSOE, pero se inclinaba cada vez más hacia las posturas defendidas por el PCE. La ayuda soviética había hecho que los comunistas pasaran de ser un grupo minoritario a una fuerza muy influyente. Los enfrentamientos entre stalinistas y trostkistas se re reprodujeron en suelo español. El POUM fue ilegalizado y su dirigente, Andreu Nin, «desaparecíó» estando en manos de agentes soviéticos. Aunque ya era tarde para cambiar el signo de la guerra, a partir de ese momento se impuso una mayor centralización en la dirección de la economía y se terminó de construir el Ejército Popular, acabando con la indisciplina de las milicias. A partir de Marzo de 1938, momento en el que las tropas de Franco llegaron al Mediterráneo y dividieron en dos la zona republicana, surgieron de nuevo dos posturas enfrentadas. Mientras la postura oficial, representada por Negrín y apoyada por el PCE y parte del PSOE, seguía defendiendo la «resistencia a ultranza», algunos dirigentes, anarquistas y socialistas, empiezan a hablar de la necesidad de negociar ante la perspectiva de la segura derrota. Los acontecimientos internacionales: el Pacto de Múnich en Septiembre de 1938, la retirada de las Brigadas Internacionales, la disminución de la ayuda soviética; y los internos: la caída de Cataluña, reforzaron la idea de que la guerra estaba perdida. Así, en Marzo de 1939 el golpe del coronel Casado desalojó del poder a Negrín. La esperanza de negociar con Franco se disipó inmediatamente, cuando el dictador exigíó la rendición incondicional.

La zona nacional


La muerte del general Sanjurjo, el 20 de Julio de 1936 cuando volaba desde Portugal hacia España, dejó a la insurrección sin un líder claro. El 24 Julio tuvo lugar una reuníón de los generales insurrectos en Burgos. Allí se acordó crear la Junta de Defensa Nacional, que se configuró como órgano provisional de gobierno de la zona nacional.
Las medidas que adoptó fueron drásticas: se establecíó el estado de guerra en todo el territorio, se suprimieron todas las libertades y se disolvieron todos los partidos políticos, excepto la Falange y los requetés carlistas. En esos momentos la propaganda nacionalista acaba de configurar la justificación del golpe militar contra un gobierno democráticamente elegido. La insurrección militar ha sido en realidad un Alzamiento Nacional contra una República «marxista» y «antiespañola». La Iglesia Católica, duramente perseguida en la zona republicana, termina de configurar la teoría que justifica la matanza que está asolando el país: la guerra es una Cruzada para liberar a España del ateísmo. Las medidas que se tomaron en el terreno económico fueron encaminadas en una doble dirección: cancelación de todas las reformas republicanas, el mejor ejemplo es la devolución a sus propietarios de las tierras repartidas en la reforma agraria, e intervención del Estado en la economía siguiendo los principios de la ideología fascista. Así, en 1937, se creó el Servicio Nacional del Trigo que pasó a controlar el abastecimiento de pan de la población. La necesidad de contar con una dirección única era evidente para unos militares educados en la disciplina y la jerarquía. Así el 1 de Octubre 1936 Franco fue designado Jefe del Gobierno del Estado español. Sus éxitos militares, el estar al frente del poderoso Ejercito de África y el apoyo de Alemania con la que manténía contactos directos explican el ascenso al poder de Franco. En adelante, el Caudillo, como le empieza a denominar la maquinaria propagandística del bando nacional, establece una dictadura personal basada en un régimen militar. Una Junta Técnica del Estado, formada por militares, se conforma como órgano consultivo del dictador. En Abril de 1937, se aprobó el Decreto de Unificación. Falangistas y carlistas quedaron unificados en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, conocida como el Movimiento Nacional. El modelo de partido único del fascismo italiano y del nacional-socialismo alemán se impónía en la España franquista. La Ley de la Administración Central del Estado concentró en la figura de Franco los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. La Ley de Prensa establecíó la censura en todo tipo de publicaciones y el Fuero del Trabajo puso fin a la libertad sindical y establecíó el control del estado nacional sobre las organizaciones patronales y obreras. El nuevo régimen establecíó un estado confesional. Volvíó la subvención estatal de la Iglesia, se abolíó el divorcio y el matrimonio civil, gran parte de la educación volvíó a manos del clero. Se establecía así lo que se vino a denominar el Nacional-catolicismo. Por último, se creó una legislación que institucionalizó la represión contra los vencidos. En Febrero de 1939 se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, por la que se designaba «rebeldes» a todos los que se hubieran enfrentado al Movimiento Nacional.

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