Características y Evolución del Régimen Franquista en España

Bases Ideológicas del Franquismo

Franco era un militar con una visión tradicionalista, centrada en la unidad, la autoridad y la jerarquía, defendiendo un orden social rígido basado en la familia y la propiedad privada. Su régimen, autoritario y opuesto a la democracia liberal y al comunismo, se sustentaba en el Nacionalcatolicismo, adoptando los principios de la Iglesia Católica. Franco promovió un fuerte nacionalismo, con el lema «Una, Grande y Libre», y valoraba un glorioso pasado histórico. Organizó las relaciones laborales a través del Nacionalsindicalismo, un sindicato único controlado por Falange. Eliminó el pluralismo político, creando el partido único, FET de las JONS, al que todos los funcionarios debían afiliarse. Dentro del régimen existían diversas sensibilidades de derecha, como los carlistas, los falangistas, y asociaciones católicas como la ACNP. Franco repartía el poder entre estas «familias» según las circunstancias, con los carlistas defendiendo la monarquía católica y los falangistas promoviendo un Estado totalitario.

Bases Sociales del Régimen Franquista

El Ejército fue la columna vertebral del régimen, respaldado por terratenientes, empresarios industriales, clases medias, obreros apolíticos, y campesinado de las regiones centrales. Estos grupos defendían la familia, la propiedad, la religión y el orden público. El catolicismo fue el fundamento del régimen, con la Iglesia Católica alineada con el Franquismo, recibiendo numerosos privilegios. Sin embargo, a partir del Concilio Vaticano II (1962-65), se produjo un distanciamiento de la Iglesia.

Bases Jurídicas del Franquismo: Las Leyes Fundamentales

El régimen no tuvo una constitución, pero trató de legitimarse con las Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional. Estas incluyeron:

  • Fuero del Trabajo (1938): Regulaba los derechos de los trabajadores en el sindicato único.
  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Implantaba un sistema corporativista.
  • Fuero de los Españoles (1945): Otorgaba derechos limitados.
  • Ley de Sucesión (1947): Establecía la monarquía y otorgaba a Franco el poder de elegir al Rey.
  • Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958)
  • Ley Orgánica del Estado (1966): Organizaba el Estado.

Etapas de las Relaciones Exteriores del Franquismo

Las relaciones exteriores del régimen franquista pasaron por diversas fases:

Durante la II Guerra Mundial: La «etapa azul» (1939-1945)

España pasó de la neutralidad (1939) a la no beligerancia (1940) y luego a la neutralidad nuevamente (1943). Franco mantuvo relaciones con Hitler y Mussolini y envió la División Azul a luchar en el frente ruso bajo mando alemán.

Etapa de aislamiento internacional (1945-1953)

Tras la II Guerra Mundial, España fue excluida de la ONU y aislada internacionalmente, con el cierre de fronteras con Francia y la retirada de embajadores. Sin embargo, contó con el apoyo oculto de EE. UU. y Gran Bretaña.

Fin del aislamiento y apertura a Occidente (Desde 1953)

Con el contexto de la Guerra Fría, Franco aprovechó su anticomunismo y la posición estratégica de España. Firmó el Concordato con la Santa Sede y un acuerdo defensivo con EE. UU. en 1953, lo que permitió el fin de las sanciones, la entrada de España en la ONU y la visita de Eisenhower en 1959. En los años 60, Franco solicitó el ingreso en la CEE, aunque no tuvo éxito, y enfrentó el rechazo de Gibraltar a unirse a España en 1967. También reconoció la independencia de Marruecos (1957), Guinea (1968) e Ifni (1969).

La crisis del régimen (Años 70)

España fue la última dictadura en Europa occidental tras la Revolución de los Claveles en Portugal (1974). El terrorismo de ETA y el FRAP resultó en ejecuciones en 1975 y un aumento de las protestas internacionales contra la dictadura. En los últimos meses de Franco, se aprobó un referéndum de autodeterminación en el Sáhara, pero la Marcha Verde organizada por Marruecos ocupó el territorio.

Evolución Política y Económica del Franquismo

Autarquía y Aislamiento Internacional (1939-1959)

Durante estos años, España vivió hambre, miseria, represión y aislamiento internacional. Se aprobaron leyes que permitieron perseguir delitos de manera retroactiva, como la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería. Aproximadamente 200.000 personas fueron encarceladas y unas 40.000 ejecutadas. Muchos funcionarios y maestros fueron separados de sus cargos. La oposición al régimen fue desarticulada, con sus líderes encarcelados o exiliados. Surgió el maquis, un movimiento guerrillero que intentó invadir desde Francia en 1944, pero fracasó por falta de apoyo. En los años 50, aparecieron las primeras huelgas y protestas en diversas regiones, incluyendo Barcelona, el País Vasco y Asturias.

La economía se recuperó lentamente, alcanzando los niveles de 1935 recién en 1950. Se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 para fomentar la industrialización, con empresas como Iberia, Endesa y SEAT. Sin embargo, la autarquía y las políticas económicas fracasaron, resultando en racionamiento, un mercado negro, inflación y una gran caída del nivel de vida.

La Tecnocracia y el Desarrollismo Económico (1959-1973)

En 1957, un nuevo gobierno tecnocrático del Opus Dei intentó modernizar la economía. Se emprendieron reformas, como la Ley de Prensa, que eliminaba la censura previa, y una Ley de Libertad Religiosa. En 1969, Franco designó a Juan Carlos como su sucesor, pero no como restaurador de la monarquía legítima. La oposición siguió activa, y la Iglesia, los sindicatos como CC. OO. y ETA se sumaron a la resistencia. En 1962, algunos políticos del exilio y del interior se reunieron en el Congreso del Movimiento Europeo, rechazando la integración de España en Europa por su carácter dictatorial.

En 1959, se aprobó el Plan de Estabilización para estabilizar los precios, flexibilizar la economía y liberalizar el comercio exterior, lo que redujo el gasto público, restringió el crédito y devaluó la peseta. Aunque los efectos fueron inmediatos, también provocaron un descenso del nivel de vida y emigración. A pesar de sus limitaciones, España experimentó un alto crecimiento económico durante los años 60, alcanzando un 10% anual. Los sectores industriales como la química, el metal y el automóvil se modernizaron, y el turismo creció. Sin embargo, el desarrollismo trajo una balanza comercial deficitaria y una dependencia de capitales extranjeros, remesas de emigrantes y turismo. En los años 60, más de un millón y medio de españoles emigraron a Europa, y la sociedad se hizo más tolerante y permisiva gracias a la influencia del turismo y la emigración.

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