Desamortización de Mendizábal y Convenio de Vergara: Pilares del Liberalismo Español

Desamortización de Mendizábal

Naturaleza y Contexto del Texto

Naturaleza del texto: Jurídico. Fuente: Primaria.

Fecha: Febrero de 1836.

Análisis del Texto

El texto es una exposición de los beneficios que la venta de los bienes rústicos y urbanos, propiedad del clero regular (que previamente habían pasado a ser propiedad del Estado), tendría para España. Estos beneficios son, según el texto, fundamentalmente dos: disminuir la elevada deuda pública y crear una amplia base de propietarios cuya existencia se apoyara en el régimen liberal y en el bando cristino.

Comentario del Texto

Definición de la Desamortización

La desamortización supone la incautación por el Estado de bienes raíces (fincas rústicas y urbanas) de propiedad colectiva (eclesiástica o civil) que, tras la correspondiente nacionalización, son vendidos en subasta pública y convertidos en un nuevo tipo de propiedad privada, con plena libertad de uso y disposición.

Precedentes Históricos

  • Reinado de Carlos III: Los ilustrados consideraban la amortización de los bienes raíces del clero, la nobleza y los ayuntamientos como la principal causa del estancamiento agrario, y propusieron detenerla o suprimirla (a ello se opusieron la nobleza, el clero y la Corona).
  • Godoy (1795-1805): Desde 1795, los gastos en guerras y la enorme deuda pública obligaron a Godoy a iniciar la desamortización. Entre 1798 y 1805 se vendieron bienes de institutos eclesiásticos (obras pías, beneficencia), recaudándose 1600 millones de reales destinados a amortizar la deuda e indemnizar a la Iglesia.
  • Guerra de la Independencia: Tanto José I como las Cortes de Cádiz suprimieron conventos y órdenes religiosas, poniendo en venta sus bienes.
  • Trienio Liberal (1820-1823): Se volvieron a vender bienes de conventos, adquiridos por inversores burgueses. Al retornar el régimen absolutista, el rey restituyó los bienes vendidos.

Causas y Objetivos

El proceso se precipitó a partir de 1833 por tres causas principales:

  1. La Primera Guerra Carlista obligó al Estado a obtener recursos.
  2. Se difundió por el país un clima anticlerical (dado que el clero apoyaba a los carlistas), manifestado en incendios y asaltos a conventos.
  3. Los compradores de bienes desamortizados durante el Trienio Liberal (ricos e influyentes, y necesarios para el bando cristino) presionaron al gobierno para recuperar los bienes.

Desarrollo de la Desamortización de Mendizábal

En febrero de 1836 se publicó la primera gran ley desamortizadora, conocida como Desamortización de Mendizábal. Se declararon en venta todos los bienes del clero regular, y los fondos obtenidos se destinaron a la amortización de la deuda pública. Además, Mendizábal exponía en el preámbulo otros objetivos, como sanear la Hacienda reduciendo la deuda, facilitar el acceso a la propiedad a sectores burgueses que mejorarían la producción, y crear un sector social de nuevos propietarios vinculados al régimen liberal y al bando cristino.

Consecuencias de la Desamortización

  1. Supuso el desmantelamiento de la propiedad de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza. La Iglesia dejó de ser un estamento privilegiado, aunque conservó su influencia en las mentalidades y la educación.
  2. No resolvió completamente el problema de la deuda, pero lo suavizó.
  3. No produjo un aumento significativo de la producción agraria.
  4. Provocó un proceso de deforestación.

Convenio de Vergara

Naturaleza y Contexto del Texto

Naturaleza del texto: Jurídico-político. Fuente: Primaria.

Circunstancias Espaciotemporales: Tras una dura guerra civil, la Primera Guerra Carlista (1833-1840), los generales Maroto (carlista) y Espartero (liberal) firmaron el Convenio de Vergara en agosto de 1839, poniendo fin a la guerra y reconociendo la victoria del Liberalismo.

Fecha: 29 de agosto de 1839.

Análisis del Convenio

El Convenio de Vergara recoge las condiciones de la rendición del ejército carlista ante el ejército isabelino (liberal), dirigidos por los generales Maroto y Espartero, respectivamente. La primera condición fue el mantenimiento de los Fueros de Navarra y País Vasco (art. 1). Se ofreció, además, como solución profesional para los miembros del ejército carlista su ingreso en el ejército nacional, reconociéndose la graduación de los oficiales, con la condición de jurar fidelidad a la Constitución de 1837 y al reinado de Isabel II (art. 2). Se estableció la entrega del armamento al ejército liberal (art. 8). Se acordó que los carlistas prisioneros quedarían libres si cumplían lo anterior (art. 9). Estas condiciones no fueron aceptadas por todos los carlistas, ya que en Aragón y Cataluña la guerra continuó hasta 1840.

Comentario Histórico

Causas de la Primera Guerra Carlista

Tras la muerte de Fernando VII, comenzó en España la Primera Guerra Carlista, que abarca desde 1833 hasta 1840, aunque el conflicto carlista en su conjunto se articula en tres periodos bélicos diferentes (las tres guerras carlistas, hasta 1876). Los partidarios de Don Carlos no aceptaron a Isabel II como reina, ni a María Cristina como Regente. La Primera Guerra Carlista comenzó siendo un asunto dinástico, pero enseguida se convirtió en una lucha entre el absolutismo y el liberalismo, una cuestión que se debatía desde las Cortes de Cádiz. Los carlistas defendían que, según la Ley Sálica (de origen divino), Isabel no podía gobernar, mientras que los isabelinos defendían la Pragmática Sanción, que abolía la Ley Sálica, por lo que consideraban a Isabel la heredera legítima del trono.

Consecuencias del Conflicto

La guerra supuso el triunfo definitivo del Liberalismo en España, su aceptación y consolidación. También provocó pérdidas demográficas, destrucción de edificios, ciudades y pueblos, entre otros daños. La guerra influyó en el hecho de que Espartero se convirtiera en Regente. Por último, el Convenio de Vergara supuso el mantenimiento de los Fueros de Navarra y País Vasco.

Más tarde se producirían en España dos nuevas Guerras Carlistas: la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), en pleno reinado de Isabel II, que tuvo lugar fundamentalmente en Cataluña; y la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), que se desarrolló entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, y los gobiernos de Amadeo I, la Primera República y Alfonso XII. Esta última guerra se desarrolló sobre todo en el País Vasco y Navarra.

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