El Reinado de Amadeo I de Saboya (1870-1873)
La elección de Amadeo de Saboya como rey de España en 1870 no fue por consenso, sino por exclusión del resto de candidatos, lo que supuso que el nuevo monarca apenas contara con apoyos. Su principal valedor, el general Prim, sufrió un atentado mortal el 27 de diciembre de 1870, el mismo día en que el nuevo rey partía para España.
En enero de 1871, las Cortes proclamaron a Amadeo Rey de España. Su situación fue inestable desde el primer momento, pues, aunque contó con el respaldo de progresistas, unionistas y constitucionalistas, estos se habían dividido tras el asesinato de Prim entre los constitucionalistas de Mateo Sagasta y los radicales, de planteamientos más izquierdistas, liderados por Manuel Ruiz Zorrilla.
Además, el rey encontró una fuerte oposición entre republicanos y carlistas, que provocaron una nueva sublevación, y monárquicos borbónicos. El rasgo más característico de este reinado fue la inestabilidad política permanente, pues se realizaron tres elecciones generales y se constituyeron hasta seis gobiernos en dos años.
En ultramar, aún no se había resuelto la Guerra de Independencia cubana, mientras en la península se iniciaba la Tercera Guerra Carlista y la agitación social ligada al movimiento obrero provocaba numerosas huelgas en las ciudades.
Ante esta situación de inestabilidad y tras sufrir un intento de asesinato el 18 de julio de 1872, Amadeo I decidió abandonar el trono. Su autoridad se había erosionado, y el 11 de febrero de 1873, abdicó y partió en barco rumbo a Italia.
La Primera República Española (1873-1874)
Tras la abdicación del rey, el mismo 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamaron la República por amplia mayoría. El período fue breve y agitado, ya que en menos de dos años se sucedieron cuatro presidentes y las revueltas fueron constantes.
La República Federal (Febrero-Julio de 1873)
El primer gobierno de la República fue nombrado de inmediato. El elegido como presidente del Ejecutivo fue el federalista Estanislao Figueras, quien ocupó el cargo entre febrero y junio de 1873. Este gobierno tuvo que afrontar una situación social, política y económica muy difícil:
- La continuación de la Tercera Guerra Carlista y de la Guerra de Independencia cubana.
- El descontento social en las áreas industriales y en el medio rural.
- El déficit presupuestario y el pago de la deuda originada por la crisis económica mundial de 1873.
Figueras decretó la supresión del sistema de quintas y la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes. Como consecuencia, cuando a principios de junio se abrieron las Cortes Constituyentes, el nuevo régimen fue definido como una República Federal.
El 12 de junio se constituyó un nuevo gobierno al frente del federalista Francisco Pi y Margall. El propósito del nuevo Ejecutivo era establecer la República Federal, impulsando activamente un proyecto de Constitución que no llegó a entrar en vigor.
La Constitución de 1873 (Proyecto)
La Constitución definía a la nación española como una República Federal. España quedaba organizada en 17 estados, cada uno contaría con una constitución propia siempre que no contraviniese la Constitución de la República. La Constitución establecía que la soberanía residía en todos los ciudadanos y que sus órganos políticos serían elegidos por sufragio universal. Además, el texto recogía la Declaración de Derechos de la Constitución de 1869.
La estructura de poderes se planteaba de la siguiente manera:
- El Poder Ejecutivo sería ejercido por el Consejo de Ministros.
- El Poder Legislativo lo ejercerían las Cortes bicamerales.
- El Poder Judicial residiría en el Tribunal Supremo.
Al Presidente de la República se le otorgaba un cuarto poder, llamado “poder de relación”, cuyo objetivo sería mantener el equilibrio entre los estados de la federación. En relación con la cuestión religiosa, se declaró la separación entre Iglesia y Estado.
La República Moderada
La aplicación de la propuesta federalista era más lenta de lo esperado, por lo tanto, algunos territorios se declararon independientes, redactando sus propias leyes y aplicando su propia política. La rebelión cantonal se desarrolló en áreas de Andalucía y el Levante, con especial incidencia en Cartagena, Málaga y Valencia.
Ante estos acontecimientos, Pi y Margall dimitió y fue sustituido por el federalista moderado Nicolás Salmerón. Este sometió por las armas a las partidas carlistas y a los grupos cantonalistas, mientras hacía frente al levantamiento obrero que había estallado en la ciudad alicantina de Alcoy. Salmerón dimitió al no querer firmar una pena de muerte impuesta por la autoridad militar.
Tras la dimisión de Salmerón, Emilio Castelar fue elegido presidente del Ejecutivo; este era partidario de la República Unitaria.
La República Unitaria (1874) y el Fin de la Primera República
Al reanudarse las sesiones de las Cortes el 2 de enero de 1874, el gobierno de Castelar no superó la moción de confianza planteada por un sector de diputados que pretendía retomar los postulados iniciales del federalismo progresista. Cuando los diputados se disponían a elegir a un nuevo presidente del Ejecutivo, un golpe de Estado del general Manuel Pavía disolvió las Cortes.
En enero, se eligió como presidente al general Serrano, quien días después difundió el “Manifiesto a la Nación”, por lo que se disolvieron las Cortes Constituyentes republicanas y volvió a restituirse la Constitución de 1869.
El 1 de diciembre de 1874, Antonio Cánovas del Castillo, en el Manifiesto de Sandhurst, dejaba explícitos los puntos básicos para la Restauración borbónica.
Finalmente, el 31 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos se pronunció a favor de la Restauración monárquica borbónica en la figura del príncipe Alfonso, quien pasaría a reinar con el nombre de Alfonso XII, poniendo fin a la Primera República.