España en Transición: Guerra, Cortes de Cádiz y el Reinado de Fernando VII (1808-1833)

La Guerra de Independencia Española (1808-1814)

El periodo entre 1808 y 1833 se caracteriza en España por una profunda crisis que desmantela la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Este proceso se inicia con la lucha del pueblo contra la invasión francesa.

Antecedentes de la Guerra de Independencia

En 1804, mientras reinaba en España Carlos IV, Napoleón fue proclamado emperador, reforzando su poder sobre Europa y los países conquistados. En España, Manuel Godoy (valido del rey), tras años de lucha contra la Francia revolucionaria, retornó a la política de alianza con Francia y guerra contra Inglaterra (Tratado de San Ildefonso). La monarquía española se convirtió en un satélite de Francia, interrumpiéndose el comercio con América, y la armada hispano-francesa fue aniquilada en Trafalgar.

Mediante el Tratado de Fontainebleau, Godoy consintió que las tropas francesas entraran en España para invadir Portugal; sin embargo, algunas guarniciones francesas se quedaron en ciudades y plazas importantes, lo que provocó preocupación y descontento popular. El príncipe Fernando formó un partido de oposición que conspiró contra esta política (la Conjura de El Escorial) y que promovió el Motín de Aranjuez. La ira popular estalló violentamente y forzó a Carlos IV a destituir a Godoy y abdicar en favor de su hijo Fernando (el Deseado). Napoleón vino a España e hizo que Carlos IV y Fernando VII renunciaran al trono, el cual entregó a su hermano José Bonaparte (José I).

Desarrollo de la Guerra de Independencia

El 2 de mayo de 1808 se produjo un levantamiento popular en Madrid, que fue reprimido por las tropas francesas al mando del general Murat. El levantamiento se extendió por toda España y se crearon juntas populares que organizaron la defensa. Los funcionarios reales y los cargos de la administración rechazaron colaborar con José I.

Este nuevo monarca llegó a España para modernizar el país e impulsar reformas basadas en la Constitución de Bayona (que abolía las estructuras señoriales del Antiguo Régimen). Hubo un sector de españoles ilustrados que lo aceptaron (los afrancesados), pero la mayoría del pueblo obedeció a las juntas provinciales. En Sevilla se consiguió organizar un ejército poco preparado dirigido por el general Castaños, que venció a los franceses (Dupont) en Bailén. José I abandonó Madrid y huyó a Valencia para embarcarse luego hacia Francia.

Esto determinó a Napoleón a venir a España con un ejército de 250.000 hombres; tras duras batallas (como la de Somosierra), entró en Madrid y repuso a José I. En 1810, Napoleón llegó a dominar casi toda la península (excepto Cádiz), pero nunca logró controlar todas las áreas rurales debido a las partidas de guerrilleros, quienes conocían muy bien el terreno y contaban con la protección del campesinado.

En 1812, cuando Napoleón emprendió la campaña de Rusia, se llevó parte de las tropas que tenía en España. Los ingleses, con un ejército anglo-portugués dirigido por Wellington, atacaron desde Portugal, mientras que los españoles avanzaron por la franja mediterránea. Finalmente, Napoleón firmó el Tratado de Valençay y devolvió el trono.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Tras el levantamiento popular del 2 de mayo en Madrid, la rebelión se extendió por todo el país. Se formaron juntas provinciales con personas de prestigio (clases acomodadas) que debían organizar la defensa. Se constituyó la Junta Suprema Central en Aranjuez, que debería dirigir la lucha de los patriotas. Pero tuvo que trasladarse a Sevilla debido al dominio de las tropas napoleónicas, por lo que se transformó en una Regencia que, a su vez, tuvo que trasladarse a Cádiz, donde sería protegida por la escuadra británica. El Consejo de Regencia estaba integrado por cinco miembros (entre ellos, Jovellanos).

Se planteó la necesidad de convocar unas Cortes para llevar a cabo reformas en el gobierno, siempre en nombre de Fernando VII.

Convocatoria y Tendencias Políticas en las Cortes

Debido a la ocupación francesa, no se pudo hacer una convocatoria formal de representantes por estamentos, sino que se tuvieron que cubrir puestos vacantes con ciudadanos refugiados en Cádiz (burgueses, nobles y eclesiásticos). Finalmente, las sesiones se iniciaron en septiembre de 1810 y duraron dos años. Como resultado, se generaron tres tendencias políticas:

  1. Los absolutistas: querían mantener el Antiguo Régimen.
  2. Los reformistas (como Jovellanos): querían un sistema más representativo y liberal, pero donde el rey conservara bastante poder a través de la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
  3. Los liberales: defendían la soberanía nacional y un sistema liberal basado en una monarquía limitada por la Constitución y Cortes unicamerales.

La Constitución de 1812: «La Pepa»

Se creó la Constitución de 1812 (inspirada en la francesa), la primera que tuvo España, y que además influyó en muchos países del Mediterráneo y Hispanoamérica. Sus principios políticos fueron:

  1. Declaración de los Derechos del Hombre.
  2. Soberanía nacional.
  3. Libertades individuales (como la de expresión).
  4. Derecho a la propiedad.
  5. Monarquía parlamentaria.
  6. Separación de poderes.
  7. Igualdad ante la ley.
  8. Sufragio universal masculino indirecto.
  9. Catolicismo como religión oficial del Estado (confesionalidad).

También se aprobaron decretos que reformaron aspectos económicos y sociales:

Reformas Económicas

  • Libertad de producción agrícola e industrial, aboliendo los gremios.
  • Libertad de comercio con abolición de las aduanas interiores y libertad de precios.

Reformas Sociales

  • Eliminación de las jurisdicciones señoriales.
  • Desamortización de algunos bienes de la Iglesia para financiar la guerra.
  • Abolición de la Inquisición.

A pesar de estas reformas, la mayor parte del pueblo permaneció ajeno a estos acontecimientos, que apenas conocía y comprendía. Por ello, al terminar la guerra, Fernando VII pudo restablecer el absolutismo sin gran resistencia, ya que el liberalismo estaba ligado a una minoría.

El Reinado de Fernando VII: Absolutismo vs. Liberalismo y la Emancipación Americana (1814-1833)

En el reinado de Fernando VII, hay que distinguir tres etapas:

  1. El Sexenio Absolutista (1814-1820)

    Fernando VII regresa a España tras el Tratado de Valençay y recibe el apoyo de algunos sectores absolutistas dispuestos a restaurar el viejo sistema. El general Elío y un grupo de diputados absolutistas presentaron un escrito llamado Manifiesto de los Persas, en el cual pedían que se restableciera el orden anterior. Fernando VII decidió suprimir la Constitución, aunque se comprometía a convocar unas Cortes ordinarias. Entró en Madrid como rey absoluto e inició la persecución de los liberales.

    Al mismo tiempo, en Europa triunfaba la Restauración (Congreso de Viena) y se organizaba la Santa Alianza (Austria, Rusia, Prusia, Francia) para defender el tradicionalismo monárquico. El país estaba deshecho por la guerra y se inició la emancipación americana, lo que perjudicó al comercio. El descontento se extendió entre los liberales; algunos se exiliaron y otros, a través de sociedades secretas como la Masonería, conspiraron contra el gobierno. Algunos antiguos guerrilleros (como Espoz y Mina) realizaron pronunciamientos militares, pero fueron descubiertos y sus cabecillas, ajusticiados. Finalmente, en 1820, triunfó el levantamiento del comandante Rafael del Riego y se consiguió que el rey jurara la Constitución de 1812.

  2. El Trienio Liberal (1820-1823)

    Con el restablecimiento de la Constitución y la formación de un gobierno liberal, pudieron regresar muchos liberales que se habían exiliado y que ahora formaban clubes y sociedades patrióticas donde se debatía en las tertulias políticas. Pero entre los liberales, se distinguían:

    • Los liberales moderados: partidarios de una monarquía compartida entre el rey y las Cortes.
    • Los liberales progresistas: partidarios de la soberanía nacional y el sufragio universal.

    Los moderados fueron los que consiguieron imponer casi siempre sus principios. La agitación de los jóvenes progresistas en manifestaciones desestabilizó el nuevo régimen, y esta debilidad fue aprovechada por los absolutistas, quienes conspiraron para liquidarlos, consiguiendo crear una regencia en Lérida. Finalmente, la Santa Alianza decidió intervenir en el Congreso de Verona y envió un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, que atravesó España sin encontrar apenas resistencia, por lo que Fernando VII pudo restablecer de nuevo el absolutismo.

  3. La Década Ominosa (1823-1833)

    Se inició una dura persecución de los liberales, quienes se exiliaron masivamente a Francia e Inglaterra. El rey eligió algunos ministros moderados, como Cea Bermúdez, para que llevaran a cabo algunas reformas que estimularan la economía, hundida por la guerra. Las conspiraciones liberales continuaron y algunos de sus dirigentes fueron ejecutados (como Mariana Pineda). Los absolutistas se fueron agrupando en torno al hermano del rey, Carlos María Isidro, quien esperaba heredar el trono, ya que Fernando VII era viudo y no tenía descendencia. Las perspectivas cambiaron cuando contrajo matrimonio con María Cristina de Nápoles, con quien tuvo una hija, lo cual provocó un problema sucesorio.

La Emancipación de la América Hispana

Al iniciarse la Guerra de Independencia, se formaron juntas y audiencias en los virreinatos de América para ejercer un gobierno en nombre de Fernando VII. Cuando Napoleón invadió casi toda la península, estas juntas empezaron a proclamar su independencia. Estaban formadas por criollos, descendientes de españoles, quienes constituían una élite local y aspiraban a ocupar los cargos, establecer sus propias leyes y acabar con el monopolio comercial con España.

El general José de San Martín logró la independencia de Argentina y Chile y se dirigió a Perú, estableciendo un gobierno en Cuzco. Simón Bolívar liberó Venezuela, Colombia y Ecuador. En la Batalla de Ayacucho, se derrotó al último ejército español en América. Tras esto, se formaron diversas repúblicas, ya que, por múltiples factores, no se pudo realizar el sueño bolivariano de formar una única gran nación.

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