El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis del Sistema (1902-1923)
Tras la muerte de Alfonso XII, su esposa, María Cristina de Habsburgo, quedó como regente de un rey todavía no nacido. Cánovas y Sagasta, los principales políticos del periodo, se comprometieron a mantener el turnismo mediante el Pacto del Pardo. Con el desastre del 98 comenzó un periodo de inestabilidad con pérdidas humanas, de ingresos y de mercado, y una crisis política en los partidos turnistas (sobre todo en el Liberal de Sagasta). Alfonso XIII accedió al trono en 1902, iniciando un periodo de continua crisis política.
El Regeneracionismo y el Desastre del 98
El Desastre del 98, como se llamó a la pérdida de las colonias y que supuso el fin del imperio colonial español, provocó un movimiento intelectual conocido como Regeneracionismo. Este movimiento criticaba el funcionamiento del sistema político. Los regeneracionistas comparaban a España con el resto de países europeos y buscaban soluciones con propuestas como la reorganización política, la reforma educativa y la limpieza del sistema electoral, aludiendo a la figura de un “cirujano de hierro”. Nunca llegaron a elaborar ningún partido político.
Causas de la Crisis Política
Las causas de la continua crisis política del reinado de Alfonso XIII fueron múltiples. Entre ellas se pueden destacar:
- La participación excesiva del rey en los asuntos del gobierno.
- La división de los partidos turnistas tras la muerte de sus líderes (Cánovas y Sagasta).
- La pérdida de influencia del caciquismo.
- La aparición de partidos ajenos al sistema de turnos.
- El aumento de luchas sociales.
- La reaparición de los problemas clerical y militar.
Etapas del Reinado de Alfonso XIII
Se pueden distinguir tres etapas en el reinado de Alfonso XIII:
- Desde el inicio del reinado hasta la Semana Trágica (1902-1909).
- Desde este momento hasta la crisis de 1917 (1909-1917).
- Desde la crisis hasta la dictadura de Primo de Rivera (1917-1923).
Primera Etapa (1902-1909): Inestabilidad y Leyes Militares
La primera etapa se caracterizó por continuas crisis. Hasta 1905, el poder se estableció entre gobiernos conservadores poco eficaces debido a la lucha interna por el poder. Desde 1905 a 1907, hubo un gobierno liberal, pero partidos ajenos al turnismo, como el PSOE y la Lliga Regionalista, tuvieron éxito en las elecciones municipales, tanto a nivel nacional como en Cataluña. La victoria del nacionalismo catalán provocó malestar en sectores del ejército.
El gobierno dictó una Ley de Suspensión de las Garantías Constitucionales y la Ley de Jurisdicciones, que identificaba los delitos contra el ejército como delitos contra la Patria. En 1907, volvieron al poder los conservadores con Maura como líder, partidario del regeneracionismo conservador. Se formó el Instituto Nacional de Previsión. Maura intentó acercarse a Francesc Cambó y a la Lliga mediante el Proyecto de Ley de Mancomunidades. La situación política en Cataluña se hizo más compleja con la aparición del Partido Republicano Radical.
La Semana Trágica y sus Consecuencias
En 1906, la Conferencia de Algeciras obligó a España a ocupar el norte de Marruecos, donde se instalaron compañías españolas para explotar las minas. En 1909, se produjo un ataque contra los trabajadores españoles y el gobierno trasladó soldados de reserva a la zona. Esto tuvo como consecuencia disturbios en Barcelona que coincidieron con una huelga general. Se declaró el estado de guerra, y se produjeron numerosos asaltos y quema de conventos, lo que provocó una reacción internacional en contra. Todos estos sucesos se conocen como la Semana Trágica.
Las consecuencias políticas de la Semana Trágica se manifestaron a partir de 1910. Se formó el gobierno liberal de Canalejas, se creó el sindicato anarquista (CNT) y el PSOE logró su primer diputado en el Congreso, Pablo Iglesias. El gobierno de Canalejas estableció el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra y el sistema de quintas en tiempos de paz, aprobó la Ley del Candado, que prohibía la instalación de nuevas órdenes religiosas, y la Ley de Mancomunidades.
La Crisis de 1917
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. España no participó debido a su aislamiento internacional, pero esto ayudó a desarrollar su propia economía. No obstante, en 1917, se desencadenó una crisis motivada por un desigual reparto de la riqueza, la recuperación económica de los países en guerra y un aumento de los precios por encima de los salarios. Fue una triple crisis: militar, política y obrera.
- Crisis Militar: Se crearon las Juntas Militares de Defensa para pedir aumentos salariales y luchar contra el favoritismo hacia los militares que estaban en Marruecos.
- Crisis Política: Se fundó la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona por los partidos marginados en el turnismo, que pedían una mayor democratización política y autonomía para Cataluña.
- Crisis Obrera: La CNT y la UGT se unieron para convocar una huelga general, que fue reprimida por el ejército.
Última Etapa (1917-1923): Colapso del Turnismo
En la última etapa del reinado de Alfonso XIII, el sistema turnista entró en una crisis definitiva. Los conflictos obreros se dieron en toda España mediante huelgas, como “La Canadiense” en Barcelona, y los patronos respondieron con el lock out (cierre de fábricas) y crearon el Sindicato Libre. Además, se aplicó la Ley de Fugas contra los dirigentes sindicalistas. En la guerra de Marruecos se produjo el Desastre de Annual en 1921 con más de 13.000 muertos.
Tras este suceso se exigieron responsabilidades por la derrota (Expediente Picasso), pero Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado antes de que los resultados salieran a la luz, iniciando una dictadura que terminaría con el fin del reinado de Alfonso XIII. El hecho de que Alfonso XIII permitiera la oposición militar y la suspensión de la Constitución selló el destino de la monarquía.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El General Miguel Primo de Rivera, influenciado por las consecuencias de la crisis colonial de 1898 y bajo la influencia de una familia de ilustres militares, protagonizó una meteórica carrera castrense. Su paso a la historia tuvo lugar en 1923, al abanderar el golpe de Estado que implantaría un régimen dictatorial en la España de Alfonso XIII.
Causas del Golpe de Estado
La teoría del “cirujano de hierro” atrajo al militar como instrumento para solucionar los problemas de España. Sentía la necesidad de “salvar” el país del desbarajuste social, económico y político en el que se hallaba. Este golpe contó con el apoyo de Alfonso XIII, aunque el rey estaba más resignado que entusiasmado.
Las principales causas del golpe fueron:
- El Desastre de Annual, cuyo informe (Expediente Picasso) afectaba a los altos mandos del ejército y al rey.
- El nacionalismo catalán, visto como un intento separatista.
- El crecimiento de los partidos republicanos y obreros.
- El Regeneracionismo, que exigía un “cirujano de hierro”.
- La influencia del fascismo en Europa.
El Directorio Militar (1923-1925)
El golpe de Estado fue dirigido por Miguel Primo de Rivera, que destacaba entre la burguesía y la patronal catalana. Formó un Directorio Militar compuesto solo por militares y con un proyecto de regeneración del país. Primo de Rivera declaró el Estado de Guerra y tomó una serie de medidas:
- Sustituir a los gobernadores civiles por militares y a los altos cargos de la administración.
- Suspender la Constitución y disolver las Cortes.
- Establecer una fuerte censura de prensa.
Primo de Rivera contó con bastante apoyo popular. Dio un Estatuto Municipal a los municipios que les otorgaba mayor autonomía, eliminando el caciquismo al no haber elecciones. Extendió la fuerza policial catalana a todo el país. Fundó la Unión Patriótica (partido) y La Nación (periódico monárquico independiente). Reprimió duramente el nacionalismo catalán, prohibió los hechos diferenciales catalanes (himno, bandera, idioma, etc.) y reprimió los movimientos anarquistas. También intervino en la economía a través del Consejo de Economía Nacional. Con el desembarco de Alhucemas puso fin a la guerra de Marruecos, un éxito que favoreció a la dictadura y que propició el cambio de un directorio militar a uno civil.
El Directorio Civil (1925-1930)
En diciembre de 1925, Primo de Rivera sustituyó a los militares por civiles para un nuevo gobierno, el Directorio Civil. Sin embargo, la Constitución siguió suspendida y las libertades restringidas. En 1927, por medio de la Asamblea Nacional Consultiva, se intentó hacer una nueva Constitución, pero no gustó al dictador ni al resto de la gente. Se creó el Consejo Nacional de Trabajo para legislar las relaciones laborales, y en 1926, se fundó la Organización Corporativa del Trabajo para regular los problemas laborales.
Prosperidad Económica y Oposición
La dictadura de Primo de Rivera coincidió con los prósperos años veinte, época de prosperidad económica, en gran parte gracias a José Calvo Sotelo, Ministro de Hacienda. Muchas de sus iniciativas son reconocidas hoy:
- La deuda pública se estabilizó y creció la recaudación.
- Se revalorizó la peseta y eclosionó la banca oficial.
- Aparecieron los monopolios (Telefónica).
- Se crearon infraestructuras como carreteras y se celebraron las exposiciones de Sevilla y de Barcelona en 1929.
No obstante, el régimen tuvo varios movimientos en la oposición: dentro del ejército por el favoritismo con los africanistas, entre los intelectuales (Unamuno) y universidades, y el movimiento obrero. El desplome de la Bolsa en Wall Street llevó a una crisis económica. Ante todos estos problemas, Primo de Rivera buscó apoyo en el rey, quien se lo negó. Primo de Rivera presentó su dimisión a Alfonso XIII en 1930 y fue sustituido por el general Berenguer.
La Caída de la Monarquía y la Proclamación de la II República (1930-1931)
La Dictablanda y el Auge Republicano
Con el general Berenguer se inició la llamada “Dictablanda” y Alfonso XIII pretendió volver a la constitucionalidad. Sin embargo, la figura del rey estaba en entredicho y se produjo un auge del movimiento republicano. Así, en 1930, los republicanos se reunieron y firmaron el Pacto de San Sebastián, creando un Comité Revolucionario para provocar un levantamiento. Los levantamientos fueron fallidos y se produjo la detención del Comité Revolucionario. Esto provocó la dimisión de Berenguer, que fue sustituido por Aznar.
Se convocaron elecciones municipales el 12 de abril de 1931, en las cuales los republicanos ganaron en la mayoría de las capitales de provincia. Con estos resultados, el rey decidió abdicar y abandonar España, proclamándose así la II República el 14 de abril de 1931.
La Segunda República Española (1931-1936)
El fracaso de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), que contó con el apoyo de Alfonso XIII, supuso a corto plazo también el hundimiento de la monarquía. Tras la victoria de los candidatos republicanos y de izquierdas en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, el rey marchó al exilio el día 14 del mismo mes, proclamándose de inmediato la II República entre el entusiasmo popular. El nuevo régimen intentó cambiar las bases políticas, sociales y económicas del país con una amplia labor reformista. Su fracaso, debido a la oposición de las clases dominantes y a un contexto internacional desfavorable, explica una degradación de la convivencia política y social cuya consecuencia fue el estallido de la Guerra Civil en 1936.
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931
Tras la proclamación de la II República, se formó un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora, un republicano de derechas que debía actuar como garantía en el poder de la burguesía, y formado por radicales, socialistas republicanos y regionalistas, que redactaron la Constitución de 1931. Fuera del gobierno quedaron la extrema izquierda (comunistas, anarquistas) y la derecha (monárquicos, tradicionalistas) y los partidos regionalistas conservadores (PNV y Lliga).
La Constitución de 1931 fue de carácter muy progresista. Definía a España como “una República democrática de trabajadores de toda clase”. Algunas de sus características fueron:
- Soberanía nacional.
- Unicameralidad.
- Declaración de derechos sociales, económicos y laborales.
- Separación de Iglesia y Estado.
- Sufragio universal masculino y femenino.
El Bienio Reformista (1931-1933)
En las elecciones generales de junio de 1931, triunfaron las candidaturas de izquierda. Se formó un gobierno de coalición entre republicanos y socialistas presidido por Manuel Azaña. A este periodo se lo conoce como el Bienio Reformista (1931-1933). Se ejerció una política de reforma para eliminar los obstáculos tradicionales que impedían la modernización de España:
- Reforma Agraria: Buscaba redistribuir la tierra.
- Reforma Educativa: Creación de escuelas laicas.
- Reformas Sociales: Ley de Términos Municipales y establecimiento de Jurados Mixtos.
- Reforma Territorial: Aprobación del estatuto de autonomía de Cataluña.
- Reforma Religiosa: Establecimiento de un Estado Laico, expulsión de los jesuitas y prohibición a las órdenes religiosas de dedicarse a la enseñanza.
- Reforma del Ejército: Reducción del número de mandos y unidades operativas, sometimiento al poder civil.
Las reformas fracasaron por su lentitud, por la influencia de la crisis económica de 1929, la oposición de los terratenientes, grupos privilegiados que se vieron amenazados y de la Iglesia, la conflictividad social y la oposición de los militares africanistas. El gobierno cayó en 1933 como consecuencia de los sucesos de Casas Viejas (asesinato por las fuerzas de orden público de unos anarquistas sublevados) y de la división entre republicanos y socialistas, convocándose elecciones para el 1 de noviembre de 1933.
El Bienio Radical-Cedista (1934-1936)
El Bienio Radical-Cedista se formó primero como un gobierno de centro con Lerroux y el apoyo parlamentario de la CEDA. Este gobierno se opuso a toda la labor del bienio anterior. Con la Ley de Reforma de 1935 (“Contrarreforma”) se suprimía el inventario de fincas y se anulaban las expropiaciones, provocando la oposición de los sindicatos agrarios.
En 1934 ocurrió una revolución, que se dio con la entrada en el gobierno de la CEDA, considerada de carácter fascista por la izquierda. La revolución, que fracasó en Madrid y Barcelona, triunfó en Asturias por la alianza de la UGT y la CNT bajo las siglas de UHP. Pero el fracaso en el resto de España provocó que no tuviera apoyo y un ejército de legionarios y regulares dirigidos por Franco acabó con la revolución, iniciándose una dura represión.
Durante 1935 se gestaron las dos grandes coaliciones que se enfrentarían en las elecciones del año siguiente: el Bloque Nacional y el Frente Popular. El escándalo del “estraperlo” acabó con el gobierno de Lerroux. Gil Robles vio la oportunidad de formar gobierno, pero Alcalá Zamora encargó formar gobierno a Portela Valladares para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones en febrero de 1936.
El Frente Popular y el Estallido de la Guerra Civil
En las elecciones de 1936, triunfó el Frente Popular, con el apoyo de los anarquistas, y se formó un gobierno dirigido por Azaña. Este triunfo impulsó la Reforma Agraria, incluso legalizando la ocupación efectiva de fincas. Los oficiales del ejército (General Mola) y los falangistas prepararon el Alzamiento, buscando apoyo en Mussolini y Hitler.
El asesinato de Calvo Sotelo (parlamentario de la extrema derecha) por la guardia de asalto, como respuesta al atentado de José de Castillo cometido por Falange, provocó que se adelantara el golpe de Estado con la entrada de las tropas de Marruecos. Sin embargo, no triunfó en toda España, que quedó dividida en dos, lo que provocó el estallido de la Guerra Civil (1936-1939).
Conclusiones
En los años dorados del régimen de Primo de Rivera, que coincidieron con los “locos años veinte”, se alcanzó una gran estabilidad social y económica en el país que podrían haber dejado al dictador en un buen lugar. Sin embargo, su tozudez por mantenerse en el poder y su torpeza con algunos estamentos hizo que se ganara varios enemigos. El gran éxito económico trajo una posterior crisis derivada de la Gran Depresión.
Las esperanzas depositadas en la II República se vieron frustradas primero por la incapacidad de los gobiernos para completar su ambicioso programa de reformas y luego por la anulación de dichas reformas, provocando una fuerte reacción contraria de obreros y nacionalistas. La vuelta de las izquierdas al poder no pudo frenar la agitación y el desorden social, ni evitar la reacción de las fuerzas conservadoras que auspiciaron un frustrado golpe de Estado que desembocó en una larga y cruenta guerra civil entre españoles.
Bibliografía Destacada
- García Queipo de Llano, G. con Primo de Rivera.
- David Suárez con Primo de Rivera, el primer dictador del siglo XX español.
- M. Tuñón de Lara con La Segunda República.
