Expansión Cristiana en la Península Ibérica: Etapas y Consecuencias

León de Castilla y Portugal) y al concepto patrimonialista del reino (reparto del reino de Navarra por Sancho III). Este proceso comenzó a revertirse en el siglo XII mediante matrimonios que dieron origen a dos poderosos estados: la Corona de Aragón (unión de Cataluña con Aragón en la que cada reino conserva leyes e instituciones propias) y la Corona de Castilla (unión de Castilla y León bajo unas leyes e instituciones comunes).

1. Etapas de la expansión cristiana

1.1. Los primeros núcleos de resistencia (s. VIII-X)

Los primeros núcleos de resistencia se formaron en zonas montañosas, escasamente pobladas y romanizadas del norte peninsular:

  • a) Cordillera Cantábrica: Reino astur-leonés. Nace con Pelayo en la Batalla de Covadonga, 722. A principios del s. X se extiende hasta el Duero. A mediados del s. X se independizaba el condado de Castilla con Fernán González.
  • b) Pirineos:
    • Reino de Navarra, fundado a principios del s. IX por la familia de los Arista.
    • Condados Pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, fundados a finales del s. VIII. En 1036 se unen con el nombre de Reino de Aragón.
    • Condados catalanes. Wifredo el Belloso los unifica a mediados del siglo IX tras la desintegración de la marca hispánica carolingia.

Entre los s. VIII al X, los reinos cristianos aprovecharon los momentos de debilidad de Al-Ándalus para iniciar una lenta y difícil expansión por los territorios semidesérticos o del norte del valle del Duero, curso alto del Ebro o la Plana de Vich.

1.2. El gran avance reconquistador: s. XI-XIII

En el s. X se paralizó la conquista de los reinos cristianos por la fortaleza del califato de Córdoba. Pero a partir del s. XI, la fragmentación de Al-Ándalus en los reinos de Taifas impulsó de nuevo el avance cristiano hasta el curso del Tajo (conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085) y del Ebro (conquista de Zaragoza por Alfonso I). A finales del s. XI, el avance cristiano se frenó de nuevo con la llegada de los almorávides, pero tras su marcha a mediados del s. XII y la constitución de los Segundos Reinos de Taifas, el proceso de expansión se reactivó.

León conquistó el norte de Extremadura; Castilla, el curso medio del Guadiana (La Mancha); Aragón, la desembocadura del Ebro (Tortosa); y Portugal, la del Tajo (Lisboa). Tras estos avances, Castilla y Aragón firmaron el Tratado de Cazorla (1179) en el que se repartieron las zonas peninsulares que quedaban por conquistar. A finales del s. XII, la expansión cristiana se frenó de nuevo con la llegada de los almohades (Batalla de Alarcos, 1195).

1.3. Principales acontecimientos políticos del s. XII

  • La unión de Cataluña con Aragón en 1137 (Corona de Aragón).
  • La independencia de Portugal de León en 1143.

1.4. La gran expansión del s. XIII

A principios de siglo, una alianza de fuerzas militares cristianas derrotó a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa, 1212. Tras esta victoria, se acelera la ocupación cristiana del sur y el este peninsular:

  • Castilla, con Fernando III, conquista el valle del Guadalquivir (Jaén, Córdoba y Sevilla) y su hijo Alfonso X, Cádiz, Huelva y Murcia.
  • Aragón, con Jaime I, ocupa Valencia y Baleares.
  • Portugal conquista el Algarve.

El acontecimiento político más importante del s. XIII fue la unión definitiva de Castilla y León en 1230 bajo el reinado de Fernando III (ya antes se habían dado varias uniones pasajeras).

2. La repoblación

La repoblación fue el proceso de ocupación, organización y reparto de tierras que siguió a la conquista cristiana de Al-Ándalus. Se hacía mediante las Cartas Pueblas, documentos reales que fijaban las condiciones de poblamiento.

En el norte del valle del Duero (s. IX-X), el sistema fue la presura, ocupación de tierras sin dueño. Nobles y monjes crearon señoríos en las zonas seguras, mientras que en la frontera se entregaron pequeñas propiedades a campesinos libres, a cambio de su defensa.

Al sur del Duero y norte del Tajo (s. XI), se fundaron concejos, que comprendían la población y el término municipal o alfoz. Para atraer pobladores, los reyes concedían fueros (privilegios y libertades). A cambio, los habitantes del concejo se comprometían a fortificar las ciudades y defender la frontera.

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