Estructura y Transformación del Antiguo Régimen: Sociedad, Economía y Pensamiento Ilustrado

1. La Pervivencia de la Sociedad Estamental y la Economía Señorial

1.1. La Pervivencia de la Sociedad Estamental

El Antiguo Régimen estaba dividido en tres estamentos: el clero, la nobleza y los plebeyos o Tercer Estado.

Esta organización social estaba basada en la desigualdad legal, social y económica.

Clero y nobleza eran los estamentos privilegiados: gozaban de derechos y privilegios y estaban exentos de impuestos. Su enorme poder provenía de la acumulación durante siglos de tierras, empleos, títulos y cargos.

El Tercer Estado, el pueblo llano, no tenía privilegios y debía soportar todas las cargas fiscales (impuestos).

Los estamentos eran grupos cerrados a los que se pertenecía por nacimiento o por formar parte de la Iglesia.

1.2. Una Economía Agraria y Señorial

La mayor parte de la tierra estaba vinculada, es decir, ligada a un título nobiliario, a la Iglesia, a un municipio o a la Corona. Sus titulares podían sacar provecho económico, pero no venderla.

Los campesinos no solo pagaban prestaciones (en productos y en trabajo) y rentas (el censo) a su señor, sino que estaban también obligados a entregar a la Iglesia la décima parte de las cosechas (el diezmo), y al Estado otros tributos.

2. El Absolutismo Monárquico y el Equilibrio de Poderes

2.1. El Absolutismo Monárquico

El monarca poseía un poder absoluto al concentrar todos los poderes en su persona. Gobernaba el reino y dirigía la política exterior, dictaba las leyes y administraba justicia o nombraba a los magistrados que la ejercían en su nombre.

Era la encarnación del Estado y todos sus habitantes, sus súbditos, estaban sometidos a él. Para poder ejercer su autoridad, los monarcas eran asistidos y asesorados por Consejos, ministros y secretarios. Si bien concentraba todo el poder, el monarca debía respetar los privilegios tradicionales de la nobleza y el clero que poseían derechos de jurisdicción en una parte importante del reino, donde cobraban impuestos y administraban justicia.

2.3. El Tratado de Utrecht

Los Tratados de Utrecht y Rastatt pusieron fin a la Guerra de Sucesión a la Corona española (1700-1713) y otorgaron una serie de beneficios territoriales a Rusia, Prusia, el Ducado de Saboya y las Provincias Unidas (Holanda). Asimismo, confirmaron como gran beneficiario a Gran Bretaña, que consiguió el monopolio del tráfico de esclavos con América y se consolidó, junto a Holanda, como la gran potencia marítima y comercial. Francia, Austria y Rusia también se afirmaron como grandes potencias, pero el dominio continental les fue disputado por Prusia.

3. El Parlamentarismo Inglés

En Inglaterra, dos revoluciones en el siglo XVII acabaron con la monarquía absoluta de la dinastía Estuardo. El monarca Carlos I había pretendido imponer su autoridad y gobernar sin respetar los derechos tradicionales y sin el control del Parlamento. En 1649, el descontento provocó una primera revolución, dirigida por Oliver Cromwell, que derrocó y ejecutó al rey. Después de un breve periodo republicano, el nuevo monarca Carlos II aceptó el hábeas corpus (1679), la ley que garantizaba a todo detenido comparecer ante un juez y poder defenderse.

La nueva monarquía parlamentaria inglesa no favorecía a todos: solo una minoría (grandes propietarios, nobles, burgueses, etc.) tenía derecho a voto, los habitantes de las colonias no estaban representados en el Parlamento y se aceptaba la esclavitud.

4. Cambios Económicos y el Ascenso de la Burguesía

4.2. El Aumento de la Producción: Las Manufacturas

Se extendieron nuevos modelos de producción preindustrial:

  • Se empezó a extender el trabajo doméstico: una familia campesina recibía de un artesano-comerciante la materia prima y los instrumentos de trabajo para elaborar productos en su propio domicilio. Después, el comerciante se encargaba de comercializar el producto en los mercados urbanos o coloniales.
  • Se difundió un modelo de producción preindustrial: las denominadas manufacturas. Eran establecimientos subvencionados, impulsados por las monarquías absolutas con el fin de producir objetos de lujo y frenar sus importaciones.

4.4. El Ascenso de la Burguesía

El crecimiento de la economía convirtió a la burguesía en el grupo social más dinámico. Los burgueses poseían los negocios, las manufacturas y las compañías comerciales, controlaban los grandes capitales y las instituciones financieras y actuaban como prestamistas de la nobleza y de la monarquía.

6. La Ilustración y la Crítica al Antiguo Régimen

6.1. Las Bases del Pensamiento Ilustrado

Los ilustrados defendían la libertad de conciencia y pensamiento y rechazaban la superioridad de cualquier religión sobre las demás. De acuerdo con estas ideas, propusieron un nuevo modelo de organización política y social basado en los principios de libertad e igualdad.

6.2. La Crítica al Antiguo Régimen

Los filósofos ilustrados criticaron el absolutismo y configuraron la base de una nueva doctrina con el nombre de liberalismo.

Sus principales aportaciones fueron:

  • Montesquieu propugnó la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial).
  • Rousseau defendió la necesidad de un contrato social entre gobernados y gobernantes, y para ello formuló el principio de soberanía nacional.
  • Voltaire se proclamó defensor de la libertad de conciencia (tolerancia religiosa).

Los ilustrados también se opusieron a la sociedad estamental. Defendieron la movilidad social, la igualdad de origen, y el mérito y la valía según la inteligencia y el esfuerzo de cada uno. Proclamaron que nadie podía heredar el honor, el prestigio o los privilegios en nombre de sus antepasados.

6.3. El Despotismo Ilustrado

La influencia del pensamiento ilustrado alcanzó las cortes europeas. Algunos soberanos, sin dejar de ser monarcas absolutos, llevaron a cabo experiencias reformistas que pretendían unir la autoridad real con las ideas de progreso de la Ilustración.

Hubo monarcas ilustrados en buena parte de Europa: Federico II en Prusia, María Teresa I en Austria, la zarina Catalina II en Rusia, Gustavo en Suecia y Carlos III en España.

Los rasgos comunes de la actuación de estos monarcas son la racionalización de la administración, el fomento de la educación y la búsqueda de la modernización económica. Todos ellos promovieron programas de desarrollo agrícola e industrial y facilitaron la libertad de comercio. Tuvieron un alcance muy limitado. No se podían impulsar reformas económicas y a la vez mantener intacta la sociedad estamental y el poder absoluto.

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