Anarquismo vs. Socialismo en España
Anarquismo | Socialismo | |
---|---|---|
Cronología | 1881 (la FRE se convierte en FTRE) | 1879, fundación del PSOE |
Principal Impulso | Inspiración anarco-comunista y anarco-colectivista | Inspiración marxista |
Objetivos Básicos | Llevar a cabo la revolución social, bien mediante la acción directa, bien a través de una acción de masas (organizaciones obreras) | Alcanzar el poder para realizar la revolución social y conseguir derecho de asociación y reunión, sufragio universal, reducción de horas de trabajo |
Estructura Organizativa |
|
|
Hechos Relevantes | Atentados contra Cánovas, contra la procesión del Corpus, bombas en el Liceo de Barcelona | Celebración del trabajador 1-5-1890, huelgas en Vizcaya, obtención de su 1º diputado en las Cortes (1910) |
Organización Sindical |
| Unión General de Trabajadores (1888) |
1820/30 ludismo, 1835 Bonaplata, 1855 1ª huelga general en España, 1864 AIT, 1868 Anarquismo (Bakunin), 1871 Marxismo (Lafargue)
1893 Violencia social, 1897 Procesos de Montjuïc, 1889 2ª AIT, 1895 Sublevación cubana, 1897 Muerte de Cánovas / Weyler -> Blanco, 1898 Explosión del Maine / Paz de París
La Guerra de Ultramar
En 1895 estalló en Cuba una nueva insurrección, a la que se sumó más adelante la rebelión de Filipinas. Después de una corta guerra con EEUU (1898), España perdió sus últimos territorios coloniales y quedó en un estado de crisis política y moral.
Cuba, la perla de las Antillas
Tras la Paz de Zanjón, los cubanos esperaban de la Administración española una serie de reformas que les otorgara los mismos derechos de representación política en las Cortes que los españoles de la Península (participación en el gobierno de la isla, libertad de comercio y la abolición de la esclavitud); pero ninguna de estas peticiones fue tomada en consideración por la administración colonial.
Se crearon en Cuba dos partidos: el Partido Autonomista (cubanos), que pedía la autonomía para la isla, propugnaba un programa de reformas políticas y económicas, y había conseguido una amplia representación en el parlamento español; y la Unión Constitucional (españoles), que contaba con los peninsulares instalados en la isla. El partido liberal de Sagasta se inclinó a concretar la abolición formal de la esclavitud. Más tarde propuso a las Cortes la aprobación de un proyecto de reforma del estatuto colonial de Cuba, pero no se llevó a cabo.
La ineficacia de la administración estimuló los deseos de los cubanos y el independentismo fue ganando posiciones. En 1893 se fundó el Partido Revolucionario Cubano (José Martí), que quería conseguir la independencia y que consiguió mucho apoyo exterior, principalmente de EEUU. El independentismo aumentó y contó con el respaldo de caudillos revolucionarios.
En 1891, el gobierno español elevó las tarifas arancelarias para los productos importados a la isla que no procediesen de la Península. El principal cliente económico de Cuba era EEUU, por lo que McKinley amenazó con cerrar las puertas del mercado estadounidense al azúcar y al tabaco cubanos si el gobierno español no modificaba su política arancelaria en la isla.
La gran insurrección
En 1879 se produjo otra insurrección contra la presencia de los españoles en la isla (Guerra Chiquita). La sublevación de los mambises (insurrectos cubanos) fue derrotada por la falta de apoyos y la superioridad del ejército español. Años después, el Grito de Baire dio inicio a un levantamiento generalizado que se extendió por toda la isla. Cánovas envió un ejército al mando de Martínez Campos, quien sabía que la pacificación de la isla requería una fuerte acción militar. Pero éste no consiguió el control y fue sustituido por Weyler, que cambió los métodos de lucha e inició una férrea represión. Organizó las concentraciones de campesinos, a los que obligaba a cambiar de asentamiento.
En el plano militar, la guerra no era favorable para los españoles, pues se desarrollaba en plena selva, y los soldados no estaban entrenados para luchar en esas condiciones ni el ejército contaba con los medios adecuados. El mal abastecimiento, la falta de munición y las enfermedades tropicales provocaron una gran mortandad, haciendo la victoria final más difícil de alcanzar.
En 1897, tras la muerte de Cánovas, el gobierno liberal sustituyó a Weyler por el general Blanco. Además, inició una estrategia de conciliación con el objetivo de mantener la soberanía española en la isla y evitar el conflicto con EEUU. Decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de derechos entre peninsulares e insulares y la autonomía arancelaria. Pero las reformas llegaron demasiado tarde porque los independentistas, que tenían el apoyo de EEUU, se negaron a aceptarlas.
Paralelamente al conflicto cubano, se produjo una rebelión en las islas Filipinas, colonia que había recibido una escasa inmigración española y que contaba con débil presencia militar. Los intereses económicos españoles eran menores que en Cuba, pero se mantenían por su producción de tabaco y por ser una puerta de intercambio comercial con Asia.
El independentismo ideó la formación de la Liga Filipina (Rizal) y de la organización clandestina Katipunan. La insurrección se extendió por Manila y el capitán Polavieja llevó a cabo una política represiva, condenando a muerte a Rizal. El nuevo gobierno liberal de 1897 nombró capitán general a Primo de Rivera, que promovió una negociación indirecta con los jefes de la insurrección, consiguiendo una pacificación momentánea del archipiélago.
La intervención de EEUU
Los americanos habían fijado su área de expansión en Cuba y, en menor medida, en Filipinas; su influencia se había dejado sentir en Hawái y Japón. El interés había llevado a realizar proposiciones de compra de la isla, que España siempre había rechazado. El compromiso americano con la causa cubana se evidenció cuando McKinley mostró abiertamente su apoyo a los insurrectos, mandándoles armas por vía marítima.
Nacionalismo Catalán
Cataluña fue la primera región en desarrollar un movimiento regionalista, debido al crecimiento económico que había tenido lugar en Cataluña y que era superior al de cualquier otra región. La industrialización había hecho de Barcelona la zona industrial de España y había propiciado el nacimiento de una burguesía de empresarios industriales, que sentían que sus intereses económicos estaban poco representados en las formas de gobierno.
El desarrollo coincidió con un notable renacimiento de la cultura catalana y del catalán. En el siglo XIX, nació un movimiento conocido como la Renaixença, cuyo objetivo era la recuperación de la lengua y de las señas de identidad catalana.
En 1880 se desarrolló el catalanismo político; varias corrientes: una basada en el tradicionalismo (Torras y Bages), otra progresista, de base popular y principios federalistas (Valentí Almirall).
Un paso muy importante fue la elaboración de las Bases de Manresa, que proponían la consecución de un poder catalán como resultado de un pacto con la corona y la consideración de Cataluña como una entidad autónoma dentro de España. El regionalismo pasó entonces a convertirse en verdadero nacionalismo.
La crisis del sistema político de la Restauración acrecentó el interés de la burguesía catalana por tener su propia representación política; se creó la Lliga Regionalista, fundada por Prat de la Riba y Francesc Cambó. El nuevo partido aspiraba a participar activamente en la política y a tener representantes en las instituciones que defendiesen los intereses del catalanismo. El éxito electoral convertiría a la Lliga en el principal partido de Cataluña durante el primer tercio del siglo XX.
El Nacionalismo Vasco
Surgió en 1890. Sus orígenes: la reacción ante la pérdida de una parte sustancial de los fueros tras la derrota del carlismo, el desarrollo que dio lugar a la creación del movimiento de los euskaros, con un importante componente religioso y de defensa de las tradiciones. Su gran propulsor fue Sabino de Arana. Arana creyó ver un gran peligro para la subsistencia de la cultura vasca en la llegada de inmigrantes procedentes de otras regiones de España a la zona minera e industrial de Bilbao, como resultado del auge de la minería y la siderurgia vascas. Pensaba que esta población de maketos ponía en peligro el euskera.
En 1895 se creó el Partido Nacionalista Vasco en Bilbao. Arana popularizó un nuevo nombre para su patria, Euskadi, una bandera propia y propuso un lema para el partido: «Dios y ley antigua». El movimiento, de sentimiento católico y de defensa de la tradición, pretendía impulsar la lengua y las costumbres vascas y defendía la pureza racial del pueblo vasco.
El PNV se declaró independentista con respecto a España, pero fue evolucionando hacia el autonomismo. Su progreso electoral fue constante en las primeras décadas del siglo XX.