Eje cronológico de las islas Canarias

Ubicamos la Uníón Dinástica entre los reinos de la Península Ibérica en el último tercio del Siglo XV, período en el que finalizaría la reconquista.

Tras la boda en secreto de Isabel y Fernando en 1469, se dio una guerra de sucesión entre el bando de Juana la Beltraneja, a quien Enrique IV nombró heredera al enterarse de esta uníón, apoyada por el Reino de Portugal; y el bando de Isabel, apoyada por Aragón. Esta guerra consolidó a Isabel como reina, y supuso la uníón de los dos reinos más importantes de la Península.

Con la Concordia de Segovia, se acordó que cada reino mantendría sus leyes, instituciones y fronteras, y tampoco hubo una integración económica. Castilla, al tener mayor tamaño, población y poder económico, era hegemónica en la Monarquía hispánica. El Reino de Aragón tendría un sistema polisinodial, que como indica el mapa, se unificó en 1479.Además, se dio una expansión territorial. Como muestra el mapa, se concluyó la conquista de Granada con la firma de las capitulaciones, y se conquistarían las Canarias


en dos ámbitos jurisdiccionales: islas de señorío (Lanzarote, Fuerteventura, el Hierro y la Gomera), e islas de realejo (Gran Canaria 1493, La Palma 1493 y Tenerife 1496). Además, el mapa también advierte la anexión de Navarra de 1512, gracias primero a los agramonteses y posteriormente beamonteses.

En el nuevo Estado, se tomaron medidas con el fin de disminuir el poder político de nobleza, Iglesia y las ciudades. Disminuye el poder de las Cortes, aumentando el de los consejos. Estos eran el instrumento esencial de gobierno, que eran puramente consultivos. Todo ello conformó una monarquía autoritaria, sobre todo en Castilla. Por otro lado, se fortalecíó la Haciendasaneando la economía, gracias al comercio de metales, recuperando la economía colonialista.

Se crearon nuevos cargos, tales como los secretarios reales, los virreyes o los corregidores, y se crearon nuevas instituciones: Audiencias o chancillerías, para administrar la justicia (aunque esta emanaba y era impuesta por el Rey)


Se denomina Decretos de Nueva Planta a una serie de normas promulgadas por Felipe V entre 1707 y 1716 que, en represalia al apoyo prestado al archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión, suprimen los fueros e instituciones particulares de Valencia y Aragón (1707), Mallorca (1715) y Cataluña (1716), es decir, de los territorios de la Corona de Aragón.
Esto significaba, que en esos territorios regirán las mismas leyes e instituciones que en el resto de España, siguiendo el modelo castellano. Los Decretos, en concreto, dispónían la sustitución de la figura del virrey por un capitán general al frente de una Audiencia en cada territorio;
La supresión de las Cortes particulares de Aragón, Valencia y Cataluña, existiendo, a partir de entonces, sólo unas Cortes Generales del Reino (de España) en las que también estuvieron representados aragoneses, catalanes, valencianos y mallorquines; la supresión de las instituciones forales como las Diputaciones; la desaparición del Consejo de Aragón; la posibilidad de que los castellanos pudiesen ocupar cargos en aquellos territorios, y viceversa, y el uso de una sola lengua administrativa, el castellano.
En definitiva, los Decretos tuvieron como consecuencia la unificación jurídica e institucional de España según el modelo castellano, configurándose, en gran medida, una monarquía unitaria y centralizada (todo el territorio de la monarquía se regiría por las mismas leyes e instituciones según el modelo castellano y el rey no vería sus atribuciones limitadas por los derechos particulares -forales- de algunos territorios), aunque se mantuvieron los fueros e instituciones vascos y navarros, por la fidelidad de estos territorios al bando borbónico durante la Guerra de Sucesión.


Con la llegada al trono de Felipe IV, cambia la política de neutralidad de España, que vuelve a las guerras europeas, en el contexto de la Guerra de los Treinta Años, intentando restablecer el poder de la monarquía hispánica en Europa. El resultado será ruinoso para la Corona española pues termina por perder los territorios que le quedaban en Europa y entregar a Francia el dominio continental, en las paces de Westfalia (1648) y de Los Pirineos (1659).
Esta nueva política será diseñada por el Conde Duque de Olivares y se logra gracias a las peticiones de dinero y soldados a los diferentes reinos de la monarquía hispánica, y lo hará con la aprobación de la Uníón de Armas, que planteaba la creación de un gran ejército con la aportación de hombres y de financiación por parte de todos los territorios de la Corona, rompiendo así los fueros tradicionales de la Corona de Aragón, pues tradicionalmente era Castilla la que más aportaba.
Este cambio en la concepción de la monarquía de los Austria, que se acercaba más hacia el absolutismo, significó rápidamente el levantamiento de algunos territorios contra el gobierno del Conde Duque de Olivares, y que se materializó en la crisis de 1640, con las sublevaciones de Cataluña y Portugal, con lo que a la guerra en Europa se uníó una Guerra Civil en la Península.
En Cataluña, tras comenzar la guerra con Francia, llegaron muchos soldados reales que provocaron el malestar entre la población, estallando la situación en Junio de 1640 en el llamado Corpus de Sangre, donde fue asesinado el virrey y perseguidos los funcionarios reales. Ante esto, el Conde Duque de Olivares envía al ejército real y los catalanes piden ayuda 


Francia, con lo que crean un estado independiente pero protegido por la corona francesa. Al final, las autoridades catalanas ven que el centralismo francés de los Borbones es aún más fuerte que el de los Austrias, por lo que se rompen poco a poco los lazos con Francia y Barcelona es tomada por las tropas reales españolas en 1652, terminando la rebelión.
Esta inestabilidad en Cataluña será aprovechada por el reino de Portugal para separarse de la monarquía española. La nobleza y la burguésía portuguesa ya habían mostrado su rechazo a las medidas unificadoras del Conde Duque de Olivares, y además veían preocupados el declive español para la protección de sus colonias de ultramar. Por esto, aprovechan los problemas en las guerras en Europa y en Cataluña para declarar la independencia, nombrar rey al Duque de Braganza como Juan IV y buscar el apoyo de los enemigos de España, sobre todo Francia e Inglaterra para consolidar la revuelta. Al final, se produjo la independencia sin apenas oposición y todos los intentos militares y diplomáticos de España por evitarlo fracasaron.


representa la unificación territorial de la Península Ibérica iniciada por los Reyes Católicos. Como podemos observar, la primera uníón se produce en 1479 cuando sube al trono Isabel I de Castilla y por medio del matrimonio con Fernando de Aragón, se produce la Uníón Dinástica. Sin embargo, esta uníón no debe entenderse como la formación de un nuevo estado, sino que cada reino siguió manteniendo sus leyes e instituciones, apareciendo un estado plural formado por cuatro grandes territorios (Castilla, Aragón, Cataluña y Valencia), donde se mantuvieron sus leyes, monedas e instituciones, se mantuvieron las diferentes Cortes, las fronteras entre los territorios y el pago de impuestos y aranceles. Sin embargo, lo que sí se producirá es una paulatina castellanización de los territorios aragoneses, por el mayor peso político, demográfico y económico de Castilla sobre la Corona de Aragón.
Tras esa uníón se van unificando los demás territorios peninsulares, con la conquista de Granada en 1492, la ocupación de Navarra en 1512 y su anexión definitiva en 1515, y la política matrimonial con Portugal para unirlo a la monarquía hispánica. Además, el mapa también refleja la continuación del ideal de Cruzada fuera del territorio peninsular con la ocupación de ciudades del norte de África como Tánger, Ceuta, Melilla u Orán, y la expansión atlańtica con la ocupación entre 1483 y 1496 de las islas de Realengo en Canarias.

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